En las aventuras de Harry Potter son muy importantes los encantamientos y hechizos, que no son un invento de los escritores actuales, sino que forman parte de una tradición muy antigua.
En el
imperio romano, al igual que en el mundo helenístico, siguió
desarrollándose la magia. Muchas personas pensaban que, por medio de
encantamientos, podían alcanzar sus deseos, conseguir hacer daño a sus
enemigos o ganarse el amor de quien les gustase. Han quedado muchos
hechizos y fórmulas mágicas del mundo antiguo como el de este texto que,
según cuentan, sirve para hacerse invisible:
«Experimento
para hacerse invisible. Importante: toma el ojo de un mono y una planta
de peonía y mézclalo todo con aceite de lilas; luego, amásalo de
derecha a izquierda. Si quieres hacerte invisible, unge tu frente solo
con esta mixtura y te volverás invisible durante el tiempo que quieras. Y
si quieres volver a ser visible, camina desde la puesta del sol hasta
su salida de nuevo y pronuncia la fórmula siguiente, y te harás
claramente visible y te verán todos los hombres. Esta es la fórmula:
"Marmariaotb marmaripbengue, hacedme a mí, fulano, visible para todos
los hombres en el día de hoy, ya, ya, pronto, pronto". Es un medio
excelente.»
LA INFLUENCIA DE LA MAGIA.
El aquelarre, aguafuerte de Francisco de Goya. Madrid, Mueso del Prado. La palabra "aquelarre" designa una reunión nocturna de brujos y brujas, con la supuesta intervención del demonio en figura de macho cabrío, para practicas de magia negra y superstición.
En
época de los romanos fue muy frecuente la creencia en ritos mágicos con
los que algunos pretendían hacer daño a los enemigos. A esto es a lo que
se llama magia negra:
«Toma
una lámina de plomo y escribe en ella con un estilo de bronce los
siguientes nombres y la figura, y úngete con sangre de murciélago;
enrolla enteramente la lámina como es costumbre; abre en canal un sapo,
mete la lámina en su vientre y cosiéndolo con hilo de Anubis y una aguja
de bronce, cuélgalo en una caña silvestre de los pelos del rabo de una
vaca negra, los del extremo. En el este del lugar, cerca de la salida
del sol, pronuncia estas palabras: "Señores ángeles, lo mismo que este
sapo se rompe y se seca, así también el cuerpo de fulano, hijo de
fulana; porque yo os conjuro a vosotros, los que estáis por encima del
fuego Masceli Mascelo", y lo demás que se desee.»
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