viernes, 30 de agosto de 2013

INTOLERANCIA Y EXPULSIÓN.

Expulsión de los judíos en 1492, grabado coloreado del siglo XIX. Madrid, Biblioteca Nacional. Expulsión de los judíos en 1492, grabado coloreado del siglo XIX. Madrid, Biblioteca Nacional.
La caída del reino nazarí de Granada fue la consecuencia de un acuerdo firmado entre el rey Boabdil y los Reyes Católicos en el que se garantizaba a los musulmanes una serie de seguridades. Las condiciones del acuerdo entre Boabdil y los Reyes Católicos eran la libertad de culto islámico, la seguridad de sus bienes y de sus personas, el respeto a sus mezquitas y a la ley coránica, junto con la palabra de que no se tomarían represalias contra ellos.
Estas cláusulas nunca se cumplieron, sino que se impusieron las conversiones forzosas que llevaban a muchos moriscos a mantener en secreto las prácticas islámicas. La violencia que se ejerció contra ellos condujo a la insurrección de las Alpujarras (1568-1571), que fue reprimida de forma sangrienta. En 1609 se decretó la definitiva expulsión de los moriscos de España.
Con anterioridad a los musulmanes, los judíos habían sufrido una suerte semejante. A partir del siglo XIII, aumentaron las persecuciones contra ellos en toda Europa y esta política de intolerancia llegó a los reinos hispanos algo más tarde.
Ya en 1391 se desataron terribles persecuciones antijudías que llevaron a muchos a la conversión. Pero a finales del siglo XV se optó en toda la Península por una solución radical: la expulsión de todos los judíos.
En 1492 se les obligó a convertirse al catolicismo o marcharse de los reinos de Castilla y Aragón. En 1497 se les impuso la conversión forzosa en el reino de Portugal y en 1498 fueron expulsados del reino de Navarra.

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