Eminente humanista italiano, nació de padres pobres y humildes en
Arezzo, lugar natal de Petrarca, en 1369; murió en Florencia, el 9 de
Marzo de 1444. Es también llamado Aretino por su ciudad natal. Empezando
al principio a estudiar derecho, más tarde, bajo el patrocinio de
Salutato y la influencia del erudito griego Chrysoloras, volvió su
atención al estudio de los clásicos. En 1405 obtuvo por medio de su
amigo Poggio el puesto de secretario apostólico con el Papa Inocencio
VII. Permaneció en Roma varios años, continuando como secretario con los
Papas Gregorio XII y Alejandro V. En 1410 fue elegido canciller de la
República de Florencia, pero dimitió el cargo tras unos meses, volviendo
a la corte papal como secretario con Juan XXIII, al que después
acompañó al Concilio de Constanza. Cuando la deposición de ese Papa en
1415, Bruni volvió a Florencia, donde pasó los años restantes de su
vida.
Aquí escribió su obra principal, una historia de Florencia en latín, “Historiarum Florentinarum Libri XII” (Estrasburgo, 1610). En reconocimiento de esta gran obra el Estado le concedió el derecho de ciudadanía y eximió al autor y a sus hijos de impuestos. En 1427 por el favor de los Medici fue nombrado de nuevo canciller del Estado, puesto que ocupó hasta su muerte. Durante estos diecisiete años realizó muchos valiosos servicios para el Estado. Bruni contribuyó en gran manera al renacimiento de la enseñanza del latín y el griego en Italia en el siglo XV, y fue un adelantado entre los eruditos del Renacimiento cristiano. Más que ningún otro hombre, hizo accesibles los tesoros del mundo helénico a los estudiosos latinos mediante sus traducciones al latín de las obras de autores griegos. Entre ellas pueden mencionarse sus traducciones de Aristóteles, Platón, Plutarco, Demóstenes y Esquines. Fueron consideradas modelos de pura latinidad.
Sus obras originales incluyen: “Commentarius Rerum Suo Tempore Gestarum”, “De Romae Origine”, “De Bello Italico adversus Gothos”, y diez volúmenes de cartas, “Epistolae Familiares”, que, escritas en latín elegante, son muy valiosas para la historia literaria del Siglo XV. Fue también autor de biografías en italiano de Dante y Petrarca y escribió en latín las vidas de Cicerón y Aristóteles. Tan extendida estaba la admiración por el talento de Bruni que los extranjeros venían de todas partes a verle. La gran estima en que fue tenido por los florentinos se demostró en los honores públicos extraordinarios que le fueron concedidos a su muerte. Su cadáver fue vestido de seda oscura, y en su regazo se puso un ejemplar de su “Historia de Florencia”. En presencia de muchos embajadores extranjeros y de la corte del Papa Eugenio, Manetti pronunció la oración fúnebre y colocó sobre su cabeza la corona de laurel. Luego fue enterrado a expensas del Estado en la iglesia de Santa Croce, donde su última morada está señalada por un monumento ejecutado por Rossellino.
Symonds, Renaissance in Italy (Nueva York, 1900), II; The Revival of Learning; Voight, Die Wiederbelebung des classischen Altherthums (Berlín, 1893); la edición más completa de las obras de Bruni es la de Mehus (Florencia, 1731).
EDMUND BURKE Transcrito por Katherine M. Wrightson En gratitud a Nuestra Señora de Guadalupe Traducido por Francisco Vázquez
Aquí escribió su obra principal, una historia de Florencia en latín, “Historiarum Florentinarum Libri XII” (Estrasburgo, 1610). En reconocimiento de esta gran obra el Estado le concedió el derecho de ciudadanía y eximió al autor y a sus hijos de impuestos. En 1427 por el favor de los Medici fue nombrado de nuevo canciller del Estado, puesto que ocupó hasta su muerte. Durante estos diecisiete años realizó muchos valiosos servicios para el Estado. Bruni contribuyó en gran manera al renacimiento de la enseñanza del latín y el griego en Italia en el siglo XV, y fue un adelantado entre los eruditos del Renacimiento cristiano. Más que ningún otro hombre, hizo accesibles los tesoros del mundo helénico a los estudiosos latinos mediante sus traducciones al latín de las obras de autores griegos. Entre ellas pueden mencionarse sus traducciones de Aristóteles, Platón, Plutarco, Demóstenes y Esquines. Fueron consideradas modelos de pura latinidad.
Sus obras originales incluyen: “Commentarius Rerum Suo Tempore Gestarum”, “De Romae Origine”, “De Bello Italico adversus Gothos”, y diez volúmenes de cartas, “Epistolae Familiares”, que, escritas en latín elegante, son muy valiosas para la historia literaria del Siglo XV. Fue también autor de biografías en italiano de Dante y Petrarca y escribió en latín las vidas de Cicerón y Aristóteles. Tan extendida estaba la admiración por el talento de Bruni que los extranjeros venían de todas partes a verle. La gran estima en que fue tenido por los florentinos se demostró en los honores públicos extraordinarios que le fueron concedidos a su muerte. Su cadáver fue vestido de seda oscura, y en su regazo se puso un ejemplar de su “Historia de Florencia”. En presencia de muchos embajadores extranjeros y de la corte del Papa Eugenio, Manetti pronunció la oración fúnebre y colocó sobre su cabeza la corona de laurel. Luego fue enterrado a expensas del Estado en la iglesia de Santa Croce, donde su última morada está señalada por un monumento ejecutado por Rossellino.
Symonds, Renaissance in Italy (Nueva York, 1900), II; The Revival of Learning; Voight, Die Wiederbelebung des classischen Altherthums (Berlín, 1893); la edición más completa de las obras de Bruni es la de Mehus (Florencia, 1731).
EDMUND BURKE Transcrito por Katherine M. Wrightson En gratitud a Nuestra Señora de Guadalupe Traducido por Francisco Vázquez
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