La diestra es la mano derecha, símbolo de poder, o el puesto a la derecha, símbolo del favor.
1. La mano derecha.
No sólo es la más hábil de las dos, sino también la más fuerte, la mano que empuña la espada. Es, por tanto, símbolo del poder de Dios, que se ilustra con las hazañas de su diestra, hiere con ella al enemigo y libera a su pueblo (Éx 15,6; Sal 20,7; 21,9). Así Jesús, después de su muerte, fue “elevado por la diestra de Dios” (Hech 2,33), según el anuncio del salmista (Sal 118,16).
2. El puesto a la derecha.
La mano derecha protege a los que se hallan en este puesto; la diestra de Dios es el lugar donde sus amigos gustarán de las delicias eternas (Sal 16,11), el lugar donde el Mesías se sentará como Señor junto a él (Sal 110,1). Según otra traducción de Hech 2,33, Jesús fue “elevado a la diestra de Dios”. Viene a ser el instrumento de la mano poderosa de Dios, el “hijo de la diestra” (Sal 80,16.18), como el rey de Israel, al que Dios confirmaba con su fuerza (cf. Gén 3. 18: Benjamín = hijo de la diestra). Jesús confirma y realiza estas promesas de la antigua alianza. Cuando venga a juzgar como rey a todo el universo, el Hijo del hombre pondrá a su diestra a los benditos de su Padre (Mt 25,31-34). Él mismo afirma que se le verá sentado a la diestra del Poder, según el anuncio del Sal 110 (Mt 26,64); y antes del momento en que sus enemigos le vean aparecer en este puesto como juez, Esteban lo ve allí de pie como testigo (Hech 7,55).
JEAN-BAPTISTE BRUNON
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