viernes, 23 de octubre de 2015

Santo Domingo de Silos.


 
 
Religioso benedictino español del s. IX, abad del monasterio de Silos y redentor de cautivos cristianos entre los mahometanos.
      En la Rioja. Sostiene la tradición que n. el año 1000 en el pueblo de Cañas, cerca de Nájera, en el reino de Navarra. Sus padres, con títulos de nobleza, habían venido a menos cuando nació D., por lo que ya desde niño tuvo que emplearse en el oficio de pastor. El cuidado del rebaño no le impidió estudiar las buenas letras y aprendió a leer, cantar y rezar en los libros de la Iglesia. Ya sacerdote, hizo vida eremítica en la sierra de Cameros, hasta que ingresó en el monasterio de S. Millán de la Cogolla (v.), vistiendo el hábito benedictino. En 1030 fue nombrado maestro de niños educandos y aspirantes y prior mayor o segundo abad; pero su celo por la observancia regular halló fuerte oposición entre los monjes, por lo que tuvo que aceptar el gobierno de un priorato en Cañas, que en poco tiempo restauró y pobló de monjes. De nuevo la obediencia le restituyó a S. Millán y en el mismo cargo que antes tenía. Allí hubo de oponerse a las demasías del rey D. GARCÍA de Navarra, belicoso monarca que, siempre en guerra con los moros, acometió también a su hermano Fernando I de Castilla y, falto de dinero y soldados, gravó con duros impuestos a sus súbditos y a los monasterios e iglesias. De S. Millán exigió los bienes y alhajas para dedicarlos a sostener sus continuas guerras. D. se opuso valientemente, por lo que le desterró a Castilla.
      Abad de Silos. Fernando I recibió en Burgos al monje desterrado; primero le dio una ermita en las afueras de la ciudad y luego le encomendó la restauración de la abadía de S. Sebastián de Silos, en las montañas de Carazo y Cervera, tierra fronteriza de moros, donde éstos habían destruido el monasterio que reedificó algo antes Fernán González (v.) y entre cuyas ruinas vivían unos pocos monjes ancianos: «omes santos; ellos eran bien pobres de sayas e de mantos; quando avien comido, fincaban no muy fartos», como escribiera de ellos Gonzalo de Berceo (v.) en la Vida de S. Domingo de Silos (estrofa 190). Instalado como abad, D. desplegó una gran actividad: abrió un escritorio de copistas y miniaturistas, agrandó la iglesia e inició el claustro románico que ha llegado hasta nuestros días y que, junto con las colecciones de manuscritos miniados, son maravillas del arte y de las letras en la España medieval.
      Influencia política y social de S. Domingo en Castilla. Grande fue también la actividad de D. fuera de su abadía: incesante predicación, ayuda a los pobres, tanto material, socorriendo sus necesidades, como, a través de la intervención divina, sanando las enfermedades físicas y morales de las gentes. De modo especial trabajó por la redención de cautivos, logrando tanto en vida, como después de muerto, a través de la cofradía de S. Domingo, gran cantidad de libertos.
      Culto. Como él mismo predijo, la fecha de su muerte acaeció el 20 dic. 1073. Desde ese momento creció de día en día la incesante afluencia de peregrinaciones a su sepulcro. Se levantó su cuerpo en 1088, con una afluencia grande de obispos, el rey y nobles, hecho que en aquellos tiempos equivalía a una canonización. Esta, sin embargo, no se llevó a cabo oficialmente hasta 1732 por el papa Clemente XII. Los monjes de Silos solemnizan litúrgicamente al santo con dos fiestas: el tránsito al cielo (20 diciembre) y la traslación de sus reliquias (11 septiembre).
     
      V. t.: SILOS, MONASTERIO DE; DOMINGO DE LA CALZADA, SANTO.
     
BIBL.: D. tuvo pronto un biógrafo, su discípulo GRIMALDO, que el mismo año de su muerte y antes de 1109 acabó su Vita beati Dominici, en tres libros. A fines del s. XIII, MARÍN, otro monje del monasterio, compuso los Miracolos romanzados. Narración de más de 200 milagros y liberaciones de cautivos obrados por el Santo. También del s. XIII es la Vida de S. Domingo, de GONZALO DE BERCEO, en versos alejandrinos de cuaderna vía. En 1915 se halló un ms. del s. XIII con las obras del poeta y de MARÍN, que reprodujo el monje fray SEBASTIÁN VERGARA en su obra Vida y milagros de el taumaturgo español, Moysés segundo, redentor de cautivos, abogado de los felices partos, Santo Domingo de Silos, abad benedictino, reparador del Real Monasterio de Silos, un vol. in 8°, de VII+460 pág. Madrid 1736; M. FÉROTIN, Histoire de l'Abbaye de Silos, París 1789; B. CIGNITTI, Domenico di Silos, en Bibl. Sanct. 4,736-737.

AGUSTÍN RUIZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991

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