domingo, 6 de marzo de 2016

Rito de la extremaunción


Contenido

Extremaunción

La Unción de los enfermos es sacramento de vivos y no debe darse a semimuertos, siquiera para que no pueda decir Lutero que los católicos “engrasan cadáveres”. A nadie daña, antes bien puede aliviar la misma dolencia corporal, y desde luego, perdona los pecados; con él ,además, basta la atrición para salvarse, siempre que el enfermo no se pueda confesar. ¡Cuánto trabaja Satanás con la familia, con el médico y con el enfermo en estas horas decisivas!
Al entrar el sacerdote adonde está el enfermo dice v/. “La paz sea a esta casa”. R/ Y a todos los que habitan en ella.
Puesto el Santo Óleo sobre una mesa y revestido con el sobrepelliz y estola morada, presenta la cruz al enfermo para que la bese; luego rocía con agua bendita el aposento y los circunstantes, diciendo “Aperges me…” con los versillos y la oración “Exaudi nos…”
Oremos: Señor Jesucristo, introduce en esta casa, con la entrada de tu humilde ministro, la felicidad eterna, la divina prosperidad, la serena alegría, la caridad provechosa, la salud inalterable; no tengan entrada en este lugar los demonios; vengan los ángeles de paz, y abandone esta casa toda discordia malévola. Engrandece, Señor, sobre nosotros tu santo nombre y bendice + nuestro ministerio; haz santa nuestra entrada en este lugar, Tú que eres santo y misericordioso y permaneces con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. R. Amén
Oremos y supliquemos a nuestro Señor para que bendiga plenamente esta morada y a todos los que habitan en ella; les de el buen Ángel custodio y haga que le sirvan, para que consideren las maravillas de su ley; aparte de ellos todas las potestades enemifas; les quite todo temor y toda perturbación; y se digne guardarlos sanos en esta casa. Quien con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina Dios por los siglos de los siglos. R. Amén.
Oremos. Escúchanos, Señor Santo, Padre omnipotente, Eterno Dios; y dígnate enviar tu Santo Ángel que custodie, ampare, proteja, visite y defienda a todos los que moran en esta casa. Por Cristo nuestro señor. R/. Amén .
Si no tiene que confesarse dirá el enfermo el “Yo Pecador” y si no pudiere lo hará otro por él. Al “Confíteor”, sigue el “Misereátur” y el “Indulgéntiam”. Luego invita el sacerdote a los asistentes a que oren por el paciente mientras se le administra el sacramento, y en seguida dice:
“En el nombre del Padre +, y del Hijo y del Espíritu Santo, quede extinguido en ti todo poder del diablo por la imposición de nuestras manos y por la invocación de todos los Santos Ángeles, arcángeles, patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, Vírgenes y de todos los Santos juntos”. R. Amén.
Ahora, moja el dedo pulgar de la mano derecha en el Óleo de enfermos. Unge, formando una cruz, al enfermo, en los ojos (cerrados), orejas, narices, boca (cerrada), manos y pies, pronunciando en cada unción las palabras de la forma con el solo cambio del nombre de la parte ungida de este modo.
“Por esta santa Unción + y su benignísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con la vista… (con el oído… con el olfato… con el gusto y la palabra.. con el tacto… con el andar)”. R. Amén
Kyrye eléison; Christe eléison, Kyrye, eléison.
Padfre nuestro (en secreto)
v/. Y no nos dejes caer en la tentación. r/. Mas líbranos de todo mal. v. Salva a tu siervo. r. Dios mío, que espera en Ti. v/. Envíale, Señor, tu auxilio desde tu santuario. r/. Y defiéndele desde Sión. v/. Sé para él, Señor, una torre fortificada. r/. Frente al enemigo. v/. Nada adelante el enemigo en él. r/. Y el hijo de la iniquidad no pueda dañarle. v/. Escucha, Señor, mi oración. r/. Y llegue hasta Ti mi clamor. v/. El Señor sea con vosotros. r/. Y con tu espíritu.
Oremos. Señor Dios, que por tu Apóstol Santiago has dicho: “Enferma alguno entre vosotros? llame a los presbíteros de la Iglesia y oren por él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor; y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le aliviará; y se halla con pecados se le perdonarán”; te rogamos, Redentor nuestro, sanes la dolencia de este enfermo, con la gracia del Espíritu Santo. Cúrale sus heridas, perdónales los pecados, quítale los dolores del alma y del cuerpo y devuélvele por tu misericordia la salud espiritual y corporal; para que restablecido con el auxilio de tu misericordia, pueda dedicarse a sus obligaciones anteriores: Tú que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas, Dios. R/. Amén.
Oremos. Te rogamos, Señor, mires con benignidad a tu siervo (sierva) N… que desfallece con la enfermedad del cuerpo, y fortalece al alma que creaste; para que enmendada por los castigos, reconozca que ha sido curada por tu gracia. Por Cristo nuestro Señor. R/. Amén.
Oremos. Señor Santo, Padre omnipotente, eterno Dios, que infundiendo en los cuerpos enfermos la gracia de tu bendición. Conservas tu criatura con gran piedad; atiende benigno a la invocación de tu Nombre, para que a tu siervo, libre de la enfermedad y recobrada la salud, le levantes con tu diestra, le confirmes con tu fortaleza, le defiendas con tu poder y le restituyas a tu santa Iglesia, con toda la prosperidad que desea. Por Cristo nuestro Señor. R/. Amén.
Le da a besar la estola diciendo: el céntuplo recibas y alcances la vida eterna. r/ Amén.
Da la cruz al enfermo y le bendice con la mano derecha, diciendo:
La bendición de Dios omnipotente, Padre, +e Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y permanezca siempre. R/ Amén.

Recomendación del alma

Al agonizar el enfermo, el sacerdote o alguno de los presentes lee la Recomendación del alma, teniendo mientras tanto encendida una vela bendita (esta vela simbólica recuerda la que se nos entregó encendida al fin de nuestro bautismo. Recuerda la parábola de las Diez Vírgenes, y significa la luz de la fe y el fuego de caridad con los que los queremos presentarnos a las bodas del Cordero)
Señor, ten misericordia.
Cristo, ten misericordia.
Señor, ten misericordia.
Santa María, ruega por él (ella).
Todos los Santos Ángeles y Arcángeles, rogad por él (ella).
San Abel (ruega)
Todo el coro de los justos
San Abraham
San Juan Bautista
San José
Todos los Santos Patriarcas y Profetas (rogad)
San Pedro (ruega)
San Pablo
San Andrés
San Juan
Todos los Santos Apóstoles y Evangelistas (rogad)
Todos los Santos discípulos del Señor
Todos los Santos Inocentes
San Esteban (ruega)
San Lorenzo
Todos los Santos Mártires (rogad)
San Silvestre (ruega)
San Gregorio
San Agustín
Todos los Santos Pontífices y Confesores (rogad)
San Benito (ruega)
San Francisco
San Camilo
Todos los Santos Monjes y Ermitaños (rogad)
Santa María Magdalena
Santa Lucía
Todas las Santas Vírgenes y Viudas (interceded por él)
Séle propicio, perdónale, Señor.
Séle propicio, líbrale, Señor.
Séle propicio, líbrale, Señor.
De tu ira, líbrale, Señor.
Del peligro de la muerte, líbrale Señor.
De mala muerte, líbrale Señor.
De las penas del infierno, líbrale, Señor.
De todo mal, líbrale, Señor.
Del poder del demonio, líbrale, Señor.
Por tu nacimiento, líbrale, Señor.
Por tu cruz y Pasión, líbrale, Señor.
Por tu muerte y sepultura, líbrale, Señor.
Por tu gloriosa Resurrección, líbrale Señor.
Por tu admirable Ascensión, líbrale Señor.
Por la gracia del Espíritu Santo Paráclito, líbrale Señor.
En el día del juicio, líbrale, Señor.
Pecadores, te rogamos óyenos.
Para que le perdones, te rogamos óyenos,
Señor tened, misericordia.
Señor, tened misericordia.
Oración- Egrédere ánima christiana. Sal, alma cristiana de este mundo en el nombre de Dios Padre omnipotente, que te creó; en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por ti padeció; en el nombre del Espíritu Santo, que te fue dado; en el nombre de la gloriosa y Santa Virgen María, Madre de Dios; en el nombre de San José, ínclito Esposo de la Virgen; en el nombre de los Tronos y de las Dominaciones; en nombre de las Potestades; en el nombre de los Querubines y Serafines; en el nombre de los Patriarcas y Profetas; en el nombre de los Apóstoles y Evangelistas; en el nombre de los Santos Mártires y Confesores; en el nombre de los Monjes y Ermitaños; en el nombre de las Santas Vírgenes, y de todos los Santos y Santas de Dios: hoy tu lugar sea en la paz, y tu morada en la Santa Sión. Por el mismo Cristo nuestro Señor. R/. Amén.
Oración.- Oh Dios misericordiso, Oh Dios clemente, oh Dios que según la multitud de tus misericordias, borras los pecados de los arrepentidos, y con el perdón haces desaparecer las culpas de los pasados extravíos: dirige propicio tu mirada sobre este tu siervo (sierva) N…. y escucha sus ruegos con que de todo corazón te pide el perdón de todos sus pecados. Renueva en él (ella), Padre Piadosísimo todo cuanto la fragilidad de la carne ha corrompido, y el engaño del demonio ha violado y destruido; y une al cuerpo de la Iglesia este miembro de la redención. Compadécete, Señor, de sus gemidos, compadécete de sus lágrimas; y admite al sacramento de tu reconciliación a que sólo confía en tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor.- R/. Amén.

Yo te encomiendo

Yo te encomiendo, carísimo hermano (carísima hermana), al Dios Tododeroso, y te encargo a Aquél que te crió; para que al pagar con la muerte la deuda de la humanidad, vuelvas a tu Autor que te ha formado del lodo de la tierra. Cuando tu alma salga de cuerpo, venga a recibirte la espléndida asamblea de los Ángeles; el Senado de los Apóstoles, que ha juzgar al mundo, venga a ti; el triunfante ejército de los Mártires salga a tu encuentro; recíbate el coro de las Vírgenes con alegres cánticos y tengas feliz descanso en el seno de los Patriarcas; San José Patrono de los moribundos, te anime con gran esperanza; la Santa Madre de Dios, María, vuelva benigna a ti sus ojos; Jesucristo se te muestre dulce y afable, y mande colocarte entre los que eternamente le asisten.
Ignores la horribilidad de las tinieblas, el chisporroteo de las llamas infernales, la tortura de los tormentos, Muéstrese vencido ante ti el pésimo Satanás con sus secuaces; tiemble y huye a la cruel confusión de la noche eterna, cuando llegues acompañado de los Ángeles. Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos; y huyan de su faz los que le odian. Desvanézcanse como se desvanece el humo; perezcan los pecadores a la vista de Dios, como se derrite la cera al calor del fuego; y alégrense los justos, y se regocijen en la presencia del Señor. Que todas las legiones infernales sean confundidas y se avergüencen y los ministros de Satanás no se atrevan a impedir tu viaje. Líbrete de la muerte eterna Jesucristo, que se dignó morir por ti. Cristo Hijo de Dios vivo, te coloque entre los amenos vergeles de su Paraíso, y aquel verdadero Pastor te coloque entre sus ovejas. Él te absuelva de todos tus pecados; y te ponga a su diestra en la suerte de sus elegidos. Veas cara a cara tu Redentor; y estando siempre en su presencia, tus ojos beatificados vean clarísimamente la verdad. Y así, colocado entre los ejércitos de los bienaventurados, goces la dulzura de la contemplación divina en los siglos de los siglos. Amén. (Esta sentidísima despedida es parte de una carta que San Pedro Damián O.S.B. [siglo XI], escribió a cierto amigo suyo gravemente enfermo)

Invocaciones

Recibe, Señor, a tu siervo (sierva) en el lugar que debe esperar de tu misericordia. R/ Amén.
Libra, Señor el alma de tu siervo de todos los peligros del infierno, de los lazos de las penas y de todas las tribulaciones. R/Amén-
Libra, Señor, el alma de tu siervo, como libraste a Henoc y a Elías de la muerte común a los hombres. R/. Amén
Libra, Señor, como libraste a Noé del Diluvio. R/.Amén.
Libra Señor, el alma de tu siervo, como libraste a Isaac de ser inmolado, y de la mano de su padre Abraham. R/. Amén.
Libra, Señor, el alma de tu siervo, como libraste a Lot de Sodoma y de las llamas del fuego. R/. Amén.
Libra, Señor, el alma de tu siervo, como libraste a Moisés de la mano del Faraón, rey de los egipcios. R/. Amén.
Libra, Señor, el alma de tu siervo, como libraste a Daniel en el foso de los leones. R/. Amén.
Libra, Señor, el alma a tu siervo, como libraste a los tres jóvenes del horno de fuego ardiente, y de las manos de un rey cuel. R/. Amén.
Libra, Señor, el alma de tu siervo, como libraste a David de las manos del rey Saúl, y de las manos de Goliat. R/. Amén
Libra, Señor, el alma de tu siervo, como libraste a Pedro y Pablo de las cárceles. R/. Amén
Y así como libraste de atrocísimos tormentos a tu dichosísima virgen y mártir Tecla, así también dígnate librar el alma de tu siervo, y concédele que contigo pueda gozar de los bienes del cielo.
Oremos: Encomendámoste, Señor, el alma de tu siervo, y te rogamos, Señor Jesucristo, Salvador del mundo, que no dejes de colocar en el seno de tus patriarcas a esta alma, por la cual misericordiosamente bajaste a la tierra. Reconoce Señor, a tu hechura, criada, no por dioses extraños, sino por Ti, único Dios vivo y verdadero. En efecto, no hay Dios fuera de Ti, ni comparable en tus obras. Alegra, Señor, esta alma en tu presencia, y no te acuerdes de sus antiguas iniquidades excesos que suscito la violencia y ardor de sus pasiones. Pues aunque haya pecado, no ha negado al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, sino que creyó, y tuvo amor y celo del Dios que hizo todas las cosas.
Señor, te suplicamos que olvides los delitos e ignorancias de su juventud; pero acuérdate de él en la gloria de tu caridad, según tu gran misericordia. Ábranse los cielos y alégrense con él los ángeles. Recibe a tu siervo, en su Reino. Recíbale San Miguel Arcángel de Dios, que mereció ser príncipe de la milicia celeste. Salgan a su encuentro los santos Ángeles de Dios, y condúzcanle a la ciudad celestial, Jerusalén. Recíbale el bienaventurado Pedro Apóstol a quien se dieron las llaves del Reino de los Cielos.
Ayúdele el Apóstol San Pablo que digno vaso de elección. Interceda por él San Juan, Apóstol de Dios a quien fueron revelados los secretos del cielo. Rueguen por él todos los Santos Apóstoles, a quienes el señor dio el poder de atar y desatar.
Intercedan por él todos los Santos y escogidos de Dios, que en este mundo sufrieron grandes tormentos por el nombre del Cristo; para que desligado de las cadenas de la carne merezca llegar al glorioso reino de los cielos, por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, quien con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén
Oración: La clementísima Virgen María, Madre de Dios, piadosísimo consuelo de los tristes, encomiende a su Hijo el alma del siervo(a) N para que con esta intervención maternal, no tema los horrores de la muerte; sino que con su compañía llegue alegre a la deseada patria celestial. R/. Amén.
A ti acudo San José, Patrono de los moribundos, a ti en cuyo dichoso tránsito estuvieron solícitos Jesús y María; por estas dos carísimas prendas te encomiendo con empeño el alma de este tu siervo(a) N que lucha en la extrema agonía; para que por tu protección sea libre de las asechanzas del diablo y de la muerte perpetua, y merezca ir a los gozos eternos.

La indulgencia plenaria en el artículo de muerte

El sacerdote concede la bendición apostólica, con la cual se gana indulgencia plenaria de todas las penas debidas a los pecados.
Oremos.- Oh Dios Clemente, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que no quieres que perezcan ningunos de cuantos en ti creen y esperan: por tu gran conmiseración, mira a tu siervo N… (sierva N) que a ti se encomienda con sincera fe y cristiana esperanza. Por el Salvador que a este mundo enviaste, visita esta alma; y por los méritos de la Pasión y Muerte de tu único Hijo, concédele la remisión y plenaria indulgencia de todas sus culpas, para que en el momento en que el alma deje la tierra, encuentre en Ti un juez lleno de indulgencia; y lavada de toda mancha en la sangre de tu Hijo, merezca pasar de este mundo a la vida del cielo que nunca tendrá fin.- R/. Amén.
El enfermo, y si él no pudiere, uno de los presentes dirá el “Confíteor” o el “Yo Pecador”, y el sacerdote prosigue con el “Misereátur” y el “Indulgéntiam”, a quien se responde: Amén.
Luego añade el Sacerdote esta absolución:
Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo que otorgó a su bienaventurado Apóstol San Pedro el poder de atar y desatar, reciba por su piadosísima misericordia la confesión de vuestras culpas y os devuelva vestido de inocencia que por primera vez recibisteis el día de vuestro bautismo; - y yo, su ministro, en virtud del poder alcanzado de la Sede Apostólica, os concedo la indulgencia plenaria y la entera remisión de vuestros pecados.
En el nombre del Padre +, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R/. Amén.
Por los frutos del misterio de nuestra santísima redención, Dios todopoderoso os remita las penas que debierais sufrir en esta vida y en la otra, y os franquee las puertas del cielo, y os lleve a los gozos sempiternos.- R/.Amén.

Oración indulgenciada

Con esta oración rezada por el enfermo cuando ya no pueda orar y se halle en el trance mismo de la muerte (Pío X).
¡Oh Jesús! Adorando vuestro último suspiro, ruegos recibáis el mío. No sabiendo actualemnete si tendré libre uso de mi inteligencia cuando deje este mundo, desde ahora os ofrezco mi agonía y los dolores todos de mi muerte, y que el último latido de mi corazón sea un acto de puro amor a Vos.
¡Señor y Dios mío! Desde hoy acepto gustoso y como venido de vuestra mano el género de muerte que quisieres enviarme, con todos sus dolores, sus angustias y penas.- Amén.

Invocaciones

Los que rodean al enfermo deberán ayudarle con a bien morir con piadosas jaculatorias y con edificantes lecturas, sobre todo la Pasión del Señor según los Santos Evangelios. Procúrese también que el enfermo tenga el Crucifijo a su cabecera, para que pueda besarlo. Puede sugerírsele jaculatorias como éstas, inspiradas en los Salmos, para provocar actos de paciencia, de penitencia, de amor de Dios y de conformidad con la voluntad divina, de esperanza y de fe, de deseo de los bienes celestiales y desapego de los mundanos. Todo esto es caridad, que Dios ha de premiar mucho.
1.¡Señor! Ten piedad de mí, que soy un pecador!
2.¡Señor! No mires mis pecados, sino mi fe en ti
3.¡En Ti, señor, espero; no me confundas para siempre!
4.¡Acuérdate, Señor, de que eres todo misericordioso!
5.¡Oh Dios mío! Te amo con todas veras.
6.Tú mismo, Señor, eres mi premio eterno.
7.En el cielo me esperan los Justos para recibirme.
8.¡Ay Señor, que mi destierro se prolonga!
9.Mi patria es la tierra de los vivos
10.Mira Señor que mis enemigos se multiplican. Líbrame de ellos por la gloria de tu nombre; no sea que digan: “Hemos podido más que él”.
11.En tus manos, señor, entrego mi alma. Tú me redimiste, Oh Dios, fiel a tus promesas.
12.Deseo morir para estar con Cristo.
13.Mi vida es Cristo, y el morir una ganancia.
14.¡Ven Señor Jesús! ¡Ven y no tardes!
15.Pronto me llenarás de alegría al ver tu rostro; y tus delicias no tendrán fin para mí.
16.¡Oh Jesús! Tus llagas benditísimas son mi refugio y mi asilo.
17.Creo que mi Redentor vive, y que en el último día he de resucitar, y que con mis propios ojos veré a mi Dios y mi Salvador.
18.¡Oh Buen Jesús! Óyeme – En la hora de la muerte llámame – Y mándame venir a Ti – Para que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos.
19.María, Madre de Dios y Madre mía, asístanme en mi última agonía.
20.Jesús José Y María! Expire yo en paz en su compañía
21.Ángel Santo de mi guarda, mira por mí.
22.San Miguel y todos los ángeles, rueguen por mí
23.Santo Patrono mío, ruega por mí.
24. San Benito, abogado de la buena muerte; ruega al Señor por mí.
25.Santos y Santas del Paraíso, pidan gracia para mí al Juez Soberano
Transcrito por José Gálvez Krüger para la Enciclopedia Católica de Aci Prensa
Tomado de :DOM Gaspar Lefebvre O.S.B. Misal diario. Traducción castellana del Rvdo. Padre Germán Prado, Monje Benedictino de Silos (España). Desclée de Brouwer y Cia. Brujas-Bélgica.



Enlaces internos
[1] Simbolismo de la Sepultura Cristiana.
[2] Punto de Vista de Alejandro Bermúdez. Cremación de difuntos.
[3] Agonía de Cristo.
[4] Piadoso ejercicio para alcanzar una buena muerte.
[5] Purgatorio.
[6] Indulgencias.
[7] Altar de Tumba

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