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Se desconoce la fecha de su nacimiento; murió el año 274. A principios de 269 sucedió al
Papa San Dionisio como cabeza de la
Iglesia Romana. Alrededor de esta época llegó a Roma, dirigido al Papa Dionisio, el informe del
Sínodo de
Antioquía, el cual ese mismo año había depuesto al
obispo local,
Pablo de Samosata, por sus enseñanzas
heréticas referentes a la
doctrina de la Trinidad (ver
Antioquia).
Una carta, probablemente enviada por Félix a Oriente en respuesta al
informe sinodal, que contenía la exposición de la doctrina de la
Trinidad, fue, más tarde interpolada a favor de su
secta por un seguidor de Apolinario (ver
apolinarianismo). Este documento
apócrifo fue enviado al
Concilio de Éfeso en 431 (
Mansi,
"Coll. conc.", IV, 1188; cf. Harnack, "Geschichte der altchristlichen
Literatur", I, 659 sqq.; Bardenhewer, "Geschichte der altchristlichen
Literatur", II, 582 sq.). El fragmento conservado en las Actas del
Concilio hace especial énfasis en la unidad e identidad del
Hijo de Dios y el
Hijo del Hombre en
Jesucristo. El mismo fragmento presenta al Papa Félix como
mártir;
pero este detalle, el cual está presente también en la biografía del
Papa en el “[[Liber Pontificalis]” (Ed. Duchesne, I, 58), no está
apoyado por ninguna evidencia
auténtica
anterior y se debe evidentemente a una confusión de nombres. De
acuerdo con la nota en el “Liber Pontificalis”, Félix construyó una
basílica en la Vía Aurelia; la misma fuente también añade que él fue
enterrado allí ("Hic fecit basilicam in Via Aurelia, ubi et sepultus est"). Este último detalle es un
error evidente, ya que el
calendario romano de
fiestas del siglo IV dice que el Papa Félix fue enterrado en la
Catacumba
de San Calixto en la Vía Apia ("III Kal. Januarii, Felicis in
Callisti", se lee en el "Depositio episcoporum"). La declaración del
“Liber Pontificalis” relacionada al martirio del Papa resulta,
evidentemente, de una confusión con el mártir romano del mismo nombre
enterrado en la Vía Aurelia, y sobre cuya tumba se construyó una
iglesia. En el antedicho “Feriale” romano o calendario de fiestas, el
nombre de Félix aparece en la lista de obispos romanos (Depositio
episcoporum), y no en la de los mártires.
La observación en el “Liber Pontificalis” le adjudica a este Papa un
decreto por el cual las
Misas debían celebrarse sobre las
tumbas
de los mártires ("Hic constituit supra memorias martyrum missas
celebrare"). El autor de esta entrada estaba aludiendo evidentemente a
la costumbre de celebrar el Santo Sacrificio en privado, en los altares
cerca o sobre las tumbas de los mártires en las
criptas
de las catacumbas (missa ad corpus), mientras que la celebración
solemne de los Sagrados Misterios siempre se realizó en las basílicas
construidas sobre las catacumbas. Esta práctica, todavía en uso al final
del siglo IV (Prudentius, "Peristephanon", XI, vv. 171 sqq),
aparentemente data del período cuando se construyeron en Roma las
grandes basílicas sacramentales, y debe su origen a los solemnes
servicios conmemorativos de los mártires, realizados en sus
tumbas en el aniversario de su entierro, tan temprano como en el siglo III. Probablemente Félix no proclamó tal
decreto,
pero el compilador del “Liber Pontificalis” se lo atribuyó a él porque
él no hizo ningún cambio en las costumbres de su época. De acuerdo con
el detalle antes mencionado del “Depositio episcoporum”, Félix fue
sepultado en la
catacumba de san Calixto el 30 de diciembre. En el
martirologio romano actual su
fiesta se celebra el 30 de mayo, la fecha dada en el “Liber Pontificalis” como la de su muerte (III Kal. Jun); probablemente es un
error, el cual pudo ocurrir fácilmente a través de un copista que escribió Jun. Por Jan.
Bibliografía: Liber Pontificalis, ed. Duchesne, I, introd. cxxv;
text, 158, with the notes; De Rossi, Roma sotterranea, II, 98-104; Acta
SS., May, VII, 236-37; Langen, Geschichte der römischen Kirche (Bonn,
1881), I, 365-69; Allard, Histoire des persécutions, III, 243 sqq.
Traducido por: Mauricio Acosta Rojas. Revisado y corregido por Luz
María Hernández Medina.
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