Merkaba esotérica moderna.
En hebreo la palabra merkabah significa "carro" y éste no es otro sino el carro sobre el cual descansa el trono de Dios, según la visión del profeta veterotestamentario Ezequiel. Durante los primeros siglos d.C se desarrolló en Palestina una escuela mística meditativa que intentaba suscitar visiones del casrro y el trono divinos, y esa tradición fue una de las primeras fuentes del camino esotérico judío conocido como la Kabbalah.
Las raíces del misticismo merkabah se encuentran en la antigua literatura judía de los Pseudoepigrapha así como en las ideas del gnosticismo. Los autores de los textos seudoepigráficos habían descrito complicadas visiones celestiales y algunos lectores se sintieron estimulados a intentar tales experiencias ellos mismos. Por su parte, los gnósticos se decían poseedores de conocimiento que les proporcionaban contacto directo con lo divino. Algunos grupos como él gnosticismo basilidiano practicaban meditaciones con cánticos y visualizaciones que prometían el acceso progresivo a los dominios del Padre.
Para la mayoría de los judíos ortodoxos las prácticas merkabah no eran heréticas, pero si demasiado potentes y por ello sólo un reducido número de elegidos debía ser admitido a conocerlas. Cualquier error durante la meditación podía causar la locura. Los postulantes debían ser varoes de más de cuarenta años, bien versados en la doctrina judía, virtuosos en su conducta habitual y provistos de ciertas señas características en manos y cuerpo.
El adepto iniciaba el viaje interior apoyando la cabeza entre las rodillas para excluir las imágenes y los sonidos del mundo exterior. Entonces visualizaba el descenso hacia su alma a través de siete palacios celestiales guardados por ángeles. Para que le dejaran pasar estos guardianes pronunciaría unos nombre mágicos que funcionaban como contraseñas. Por último el visionario llegaría a presencia de Dios, quien se le aparecía bajo una forma humana sentado en el trono de la gloria.
Los textos de los místicos merkabah fueron conservados y estudiados por círculos secretos de Palestina, Babilonia y Europa. De acuerdo con una tradición tardía, la meditación sólo tendría éxito si el candidato se purificaba previamente con las cenizas de una novilla roja sacrificada en el Gran Templo judío de Jerusalén. Cuando dicho Templo fue destruido en el año 70 se logró salvar una pequeña cantidad de estas cenizas esenciales, y se usaron con mucha parsimonia; pero hacia el s.V la reseva quedó agotada y desde entonces las prácticas merkabah, según esta tradición no daban resultados. Pero los escritos de los visionarios siguieron circulando e inspiraron a los mismos judíos del s. XII. en Francia, que buscaron otras vías de aproximación a Dios, y así se establecieron las prácticas de la Kabbalah.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.