Pocos detalles se conocen sobre la vida de este reformador religioso. Era oriundo de Frigia, región interior de Asia Menor, en lo que hoy es Turquía. En la Antigüedad fue cuna de extrañas prácticas religiosas donde intervenían danzas extáticas, orgías y automutilaciones cuando la divinidad objeto del culto se apoderaba de los participantes, según ellos creían. De origen frigio fue la diosa Cibeles, que exigía la castración de sus sacerdotes. Aunque no hay ningún indicio que relacione directamente a Montano con estos ritos paganos, algunos estudiosos han especulado sobre si el origen cultural frigio explica lo que fue el rasgo principal del montanismo, la posesión por el Espíritu Santo.
En algún momento Montano llegó a creerse profeta elegido, y que hablaba por su boca el Espíritu Santo. Dos discípulas suyas, Priscila y Maximila, compartieron esa facultad. Aunque algunas de sus manifestaciones durante el trance suenan a pretensiones de divinidad, parece que se consideraban en realidad meros instrumentos, más o menos como el médium actual que practica la "canalización". Una de las frases atribuidas al Espíritu Santo por mediación de Montano reza "mira que el hombre es como una lira, y yo paso por él como un plectro".
De los mensajes que hizo llegar el Espíritu dedujeron la inminencia del Advenimiento. La preparación debía consistir en una vida ascética, no en crear instituciones eclesiásticas para que durasen siglos. Que los matrimonios se disolviesen, que se practicase el ayuno con asiduidad y en caso de persecución, que se alegrasen porque ésta purificaría la Iglesia y las víctimas irían a reunirse inmediatamente con Jesús.
Montano incluso se atrevió a anunciar una fecha para la Venida y los montanistas se reunieron cerca de Pepuza de Frigia en espera del acontecimiento. La decepción, como ha ocurrido tantas otras veces, no desengañó a los seguidores; únicamente sirvió para aplazar la Parusía a fecha no precisada.
La combinación del rigor ético y los fenómenos de posesión y trance espiritual no dejaba de tener su atractivo; el movimiento llegó a ser bastante fuerte y duró varias generaciones en las provincias romanas del norte de África.
En algún momento Montano llegó a creerse profeta elegido, y que hablaba por su boca el Espíritu Santo. Dos discípulas suyas, Priscila y Maximila, compartieron esa facultad. Aunque algunas de sus manifestaciones durante el trance suenan a pretensiones de divinidad, parece que se consideraban en realidad meros instrumentos, más o menos como el médium actual que practica la "canalización". Una de las frases atribuidas al Espíritu Santo por mediación de Montano reza "mira que el hombre es como una lira, y yo paso por él como un plectro".
De los mensajes que hizo llegar el Espíritu dedujeron la inminencia del Advenimiento. La preparación debía consistir en una vida ascética, no en crear instituciones eclesiásticas para que durasen siglos. Que los matrimonios se disolviesen, que se practicase el ayuno con asiduidad y en caso de persecución, que se alegrasen porque ésta purificaría la Iglesia y las víctimas irían a reunirse inmediatamente con Jesús.
Montano incluso se atrevió a anunciar una fecha para la Venida y los montanistas se reunieron cerca de Pepuza de Frigia en espera del acontecimiento. La decepción, como ha ocurrido tantas otras veces, no desengañó a los seguidores; únicamente sirvió para aplazar la Parusía a fecha no precisada.
La combinación del rigor ético y los fenómenos de posesión y trance espiritual no dejaba de tener su atractivo; el movimiento llegó a ser bastante fuerte y duró varias generaciones en las provincias romanas del norte de África.
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