(A veces conocido como Sanders y como Robertson)
Misionero jesuita en Escocia en el tiempo de la persecución; nació en 1532; murió en Braunsberg, Prusia, el 27 de abril de 1613. Se volvió famoso principalmente por el hecho de que convirtió a la reina de Jaime I de Inglaterra, cuando el monarca era todavía Jaime IV de Escocia. La reina era Ana de Dinamarca, y su padre, un ardiente luterano, había estipulado que ella debía tener el derecho de practicar su propia religión en Escocia, y para ese propósito envió con ella un capellán llamado John Lering quien, sin embargo, poco después de su llegada se volvió calvinista. La reina, quien detestaba el calvinismo, le pidió consejo a algunos nobles católicos, y le sugirieron que llamara al padre Abercromby, quien junto con otros jesuitas, estaba trabajando secretamente entre los escoceses católicos y ganando muchos conversos ilustres para la Iglesia. A pesar de que había crecido como una luterana, la reina Ana había vivido en su infancia con una sobrina del emperador Carlos V, y no solamente conocía algo acerca de la fe, sino que había estado en Misa varias veces con su antigua amiga. Abercromby fue introducido en el palacio, instruyó a la reina en la religión católica y la recibió a la Igleisa. Esto fue alrededor del año 1600. Existe cierta controversia sobre la fecha. Andrew Lang, quien meramente cita a Mac Quhirrie sobre el hecho de la conversión, sin mencionar a Abercromby, la sitúa como ocurrida en 1598. Esto finalmente llegó a oídos del rey, quien en vez de ponerse furioso, le advirtió que lo mantuviera en secreto, ya que su conversión podía poner en peligro su corona. Incluso él fue tan lejos como nombrar a Abercromy superintendente de la cetrería real, para que pudiera permanecer cerca de la reina.
Cuando James accedió a la corona de Inglaterra, el padre Abercromby permaneció en al corte escocesa, celebrando Misa en secreto, y dando la Sagrada Comunión nueve o diez veces a su neófita. Cuando el rey y la reina fueron coronados como soberanos de Gran Bretaña, Ana dio prueba de su sinceridad rechazando absolutamente el sacramento protestante, declarando que ella prefería perder su reinado que tomar parte en lo que consideraba una profanación sacrílega. Lang no dice nada sobre esto en su “Historia de Escocia”, no dice nada. Ella hizo numerosos intentos infructuosos para lograr la conversión del rey. Abercromby permaneció en Escocia por algún tiempo, pero como pusieron el precio de 10,000 coronas por su cabeza, fue a Inglaterra sólo para encontrar que las amables disposiciones del rey hacia él habían cambiado. El alegado descubrimiento del Complot de la Pólvora en 1605, y los intentos hechos para implicar a los jesuitas en la conspiración habían excitado en la mente del rey una hostilidad amarga contra la Sociedad. Ordenó una búsqueda minuciosa de Abercromby, quien, en consecuencia, dejó el país y se fue a Braunsberg, en el este de Prusia, donde murió a sus ochenta y un años.
Bibliografía: Bellesheim, Historia de la Iglesia Católica en Escocia, VIII, 346; Rostowski, Lituanic, S. J., Hist., 236; Narrativa de Abercromby en la Biblioteca Nacional, París, Fonds latins, 6051, fol. 50.
Fuente: Campbell, Thomas. "Robert Abercromby." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01041b.htm>.
Traducido por Alonso Teullet. L H M
Misionero jesuita en Escocia en el tiempo de la persecución; nació en 1532; murió en Braunsberg, Prusia, el 27 de abril de 1613. Se volvió famoso principalmente por el hecho de que convirtió a la reina de Jaime I de Inglaterra, cuando el monarca era todavía Jaime IV de Escocia. La reina era Ana de Dinamarca, y su padre, un ardiente luterano, había estipulado que ella debía tener el derecho de practicar su propia religión en Escocia, y para ese propósito envió con ella un capellán llamado John Lering quien, sin embargo, poco después de su llegada se volvió calvinista. La reina, quien detestaba el calvinismo, le pidió consejo a algunos nobles católicos, y le sugirieron que llamara al padre Abercromby, quien junto con otros jesuitas, estaba trabajando secretamente entre los escoceses católicos y ganando muchos conversos ilustres para la Iglesia. A pesar de que había crecido como una luterana, la reina Ana había vivido en su infancia con una sobrina del emperador Carlos V, y no solamente conocía algo acerca de la fe, sino que había estado en Misa varias veces con su antigua amiga. Abercromby fue introducido en el palacio, instruyó a la reina en la religión católica y la recibió a la Igleisa. Esto fue alrededor del año 1600. Existe cierta controversia sobre la fecha. Andrew Lang, quien meramente cita a Mac Quhirrie sobre el hecho de la conversión, sin mencionar a Abercromby, la sitúa como ocurrida en 1598. Esto finalmente llegó a oídos del rey, quien en vez de ponerse furioso, le advirtió que lo mantuviera en secreto, ya que su conversión podía poner en peligro su corona. Incluso él fue tan lejos como nombrar a Abercromy superintendente de la cetrería real, para que pudiera permanecer cerca de la reina.
Cuando James accedió a la corona de Inglaterra, el padre Abercromby permaneció en al corte escocesa, celebrando Misa en secreto, y dando la Sagrada Comunión nueve o diez veces a su neófita. Cuando el rey y la reina fueron coronados como soberanos de Gran Bretaña, Ana dio prueba de su sinceridad rechazando absolutamente el sacramento protestante, declarando que ella prefería perder su reinado que tomar parte en lo que consideraba una profanación sacrílega. Lang no dice nada sobre esto en su “Historia de Escocia”, no dice nada. Ella hizo numerosos intentos infructuosos para lograr la conversión del rey. Abercromby permaneció en Escocia por algún tiempo, pero como pusieron el precio de 10,000 coronas por su cabeza, fue a Inglaterra sólo para encontrar que las amables disposiciones del rey hacia él habían cambiado. El alegado descubrimiento del Complot de la Pólvora en 1605, y los intentos hechos para implicar a los jesuitas en la conspiración habían excitado en la mente del rey una hostilidad amarga contra la Sociedad. Ordenó una búsqueda minuciosa de Abercromby, quien, en consecuencia, dejó el país y se fue a Braunsberg, en el este de Prusia, donde murió a sus ochenta y un años.
Bibliografía: Bellesheim, Historia de la Iglesia Católica en Escocia, VIII, 346; Rostowski, Lituanic, S. J., Hist., 236; Narrativa de Abercromby en la Biblioteca Nacional, París, Fonds latins, 6051, fol. 50.
Fuente: Campbell, Thomas. "Robert Abercromby." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01041b.htm>.
Traducido por Alonso Teullet. L H M
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