Los
judíos han conseguido prosperar en la tierra de Palestina cuando no han
tenido vecinos poderosos. Palestina está situada en el punto estratégico
de paso entre África, Asia y Europa. Ha sido un territorio muy
disputado desde hace más de cuatro milenios. Primero fueron los
mesopotámicos y los egipcios; luego, los persas y los reinos griegos;
después, los romanos, y más tarde, cruzados y musulmanes.
En
épocas más recientes llegaron turcos e ingleses, y en la actualidad, las
rivalidades continúan. Los judíos consiguieron ser independientes
cuando sus vecinos eran débiles. Por ejemplo, en torno al año 1000
a.e.c., ni en Egipto ni en Mesopotamia había un poder fuerte, y con
David y Salomón el reino judío alcanzó un gran esplendor.
Más
tarde, las rivalidades entre reyes griegos y el gobierno romano
permitieron la independencia judía en los siglos II y I a.e.c.
En
1948 se pudo crear el Estado de Israel porque, tras la desaparición del
imperio otomano, que controló todo el oriente del Mediterráneo durante
cuatro siglos, no había ningún país fuerte en la zona.
De
todos modos, para los judíos que siguen las interpretaciones religiosas,
estas constantes históricas no tienen mucha importancia, ya que creen
que es Dios el que les castiga o les otorga su independencia.
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