sábado, 31 de mayo de 2014

DE CÓMO MAHOMA SE SALTÓ SUS PROPIOS PRECEPTOS: EL HARÉN DEL PROFETA.



En el año 610 de la era cristiana Mahoma sintió la llamada de Dios. Tenía cuarenta años cuando se le apareció el arcángel San Gabriel que le mostró el texto completo del Corán y le dijo: "lee" ordenándole anunciar la nueva doctrina en nombre del Dios único, clemente y misericordioso. 

Mahoma, profeta de Dios, creó una nueva religión que desde el corazón de Arabia, en apenas un siglo, se había extendido por un territorio inmenso. El credo islamista tenía elementos tomados de las grandes religiones monoteístas: cristiana y judía, y se regía por el libro santo, el Corán, que regula todos los aspectos de la vida de los creyentes. 

El Islam, que adoctrina sobre los más diversos temas de la condición humana, no podía obviar el de las relaciones hombre-mujer y permitió, y permite, la poligamia, hasta un máximo de cuatro esposas por cada varón. iPero como la carne es débil Mahoma fue el primero de los musulmanes en contravenir sus propias reglas! La diversidad de esposas le aportó, sin duda, muchas satisfacciones pero también una cantidad ingente de problemas entre los celos y las rivalidades femeninas de su harén. 

El profeta contrajo matrimonio por primera vez con veinticinco años y a esta esposa le fue fiel hasta que enviudó de ella. Cuando a los cuarenta años Mahoma comenzó su andadura como hombre de Dios ya había estado casado en dos ocasiones, y aceptó de buen grado la propuesta matrimonial de una viuda rica, Jadicha, mucho mayor que él. No obstante, parece que el matrimonio fue por amor porque Mahoma siempre habló de ella en medio de grandes alabanzas y la consideró la mejor de sus esposas. Jadicha le correspondió con una entrega total, brindándole todo su respaldo económico y siendo la primera conversa del nuevo credo predicado por su esposo. Aunque era muy normal entre las sociedades contemporáneas de Mahoma tomar una segunda esposa, no lo hizo en vida de Jadicha. Pero a su muerte fue acumulando esposas hasta superar con creces el tope de cuatro que él mismo había fijado en sus preceptos coránicos. Lógicamente esta actuación de Mahoma provocó una dura controversia entre sus adeptos, pero la cosa se resolvió mediante una oportuna revelación de los cielos, recogida en la sura 33, en la que se decía que el profeta podía tener cuantas mujeres desease. 

Viudo de Jadicha, se casó con Sauda Bint Zamq, viuda también y, por lo visto, poco agraciada y con Aisha, hija del que sería el califa Abu Bark. Mahoma consumó este matrimonio cuando esta esposa era apenas una niña de nueve años, algunos sostienen que apenas tenía siete años y él cincuenta, lo que nos hace aparecer al profeta como un rijoso. Esta pasión fue muy criticada tanto por los amigos como los enemigos de Mahoma. 

A estas dos mujeres pronto se unió Hafsa, cuyo padre se convertiría el califa Omar. Era hermosa y con talento, pero muy pronto llegó una quinta esposa: Zainab bint Juzaima, viuda de un musulmán que había muerto en combate. Muchos interpretaron esta nueva boda como un acto de caridad hacia esa mujer, apocada y tímida, que se había quedado desprotegida e indefensa. Al mes, Umm Salma se convertía en su sexta esposa. Esta viuda había sido pretendida por Abu Sark y Omar, y Mahoma fue rechazado como los otros dos futuros califas, pero al final fue él quien se llevó a la cotizada prenda. El harén de Mahoma comenzó a agitarse tras la llegada de Umm Salma. Aisha y Hafsa se rebelaron contra la abundancia de esposas que comenzaban a monopolizar a su hombre. Pero esta sexta esposa tuvo la habilidad de aliarse con la hija de Mahoma, Fátima, y esta alianza tendría unas enormes repercusiones en la sucesión del profeta. 

Por si las cosas no estaban bastante agitadas entre las féminas de Mahoma, éste se casó con una prima suya: Zainab Bint Yahsh. Era la esposa de un hijo adoptivo de Mahoma, pero su belleza despertó el deseo de éste. Zaid la repudió para que pudieran contraer matrimonio aun tratándose de una unión consanguínea. De nuevo, las críticas se volvieron muy serias contra el creador de Islam, pero la solución llegó de una nueva revelación divina, en la que se le daba la autorización expresa para desposar a la esposa de un hijo adoptivo. Los ánimos se apaciguaron, pero no para todos y Aisha, bastante escamada ante tantas y tan oportunas revelaciones le dijo al Profeta: "Ya veo que tu Dios viene corriendo a ayudarte en tus aventuras amorosas" 

Pero no paró aquí Mahoma en cuanto a esposas, sino que casose de nuevo con una mujer copta, Marya, que fue la única que le dio un hijo varón. Las envidias se desataron y hubo de ser llevada a otro barrio de Medina para que no sucumbiera al ataque de las demás esposas rivales. 

Tantas mujeres debieron proporcionar muchos goces al profeta, pero también amarguras sin cuento. En un intento de evitar problemas estableció la costumbre de pasar una noche con cada una de ellas, pero no sabemos si esto satisfizo a sus celosas esposas que se valieron de cuantos medios tenían a su alcance para hacer la vida imposible a las futuras integrantes del harén. Cuando Asma Sint an-Numan se convirtió en otra de las esposas, la astuta Aisha le comentó que en su noche de bodas debía decirle a su marido: "Me refugio en Dios huyendo de ti" La infeliz creyó que esto le agradaría al profeta, pero esta fórmula apartaba a Mahoma de las mujeres y mediante esta argucia logró Aisha que fracasarán tres nuevos matrimonios. Asma, después del fiasco, se vengó diciendo a todo aquel que quisiera escucharla que la capacidad sexual de Mahoma dejaba mucho que desear. 

Pero la treta de Aisha no siempre le funcionó y no pudo impedir el matrimonio de su esposo con la bellísima Yowairriya Sint al-Harit. Además, se vio envuelta en un asunto muy doloroso, cuando fue acusada de ser infiel al profeta manteniendo relaciones adúlteras con otro musulmán. Este asunto conocido como "el del collar" se debió a que, durante un viaje, Aisha se
quedó atrás buscando las cuentas de un collar que se le había roto. Una vez más, y en esta ocasión quizás Aisha no le hiciera ascos, otra revelación puso de manifiesto que era inocente del cargo de adulterio y se convirtió en la esposa predilecta de Mahoma. 

A la muerte de Mahoma, todas sus esposas corrieron la misma suerte que en modo alguno fue envidiable. Se les prohibió volverse a casar y los recelos y envidias que durante años se habían desarrollado entre ellas se saldaron con enfrentamientos y guerras civiles lo que supuso un caro tributo a la poligamia del profeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.