En enero del año 1975 comenzó el derribo de la segunda iglesia del Buen Sucesoen la calle de la Princesa. Al año siguiente el enorme y valioso solar salió a subasta pública y, a pesar de las protestas, en 1977 la Gerencia de Urbanismo concedió las licencias de construcción.
La calle de la Princesa se iba transformando, poblando de centros comerciales, grandes hoteles y modernos altos edificios, poco quedaba de los palacetes y jardines que ocupaban la calle y sus alrededores a principios del siglo XX.
iglesia
El antiguo templo estaba situado aproximadamente donde hoy se encuentra la pasarela de acceso al centro comercial.
Sobre el solar se construyó el edificio actual, conjunto de viviendas y oficinas que incluye la pequeña iglesia. De los muchos pisos y locales construidos una parte quedó en poder del Patronato del Buen Suceso, perteneciente a Patrimonio.
Conjunto construido en 1982
Calle de la Princesa 43
La actual iglesia de Nuestra Señora del Buen Suceso, construida en 1982 por el arquitecto de Patrimonio Nacional Manuel del Río, no es valorada e incluso es denostada desde el punto de vista histórico-arquitectónico, durante un tiempo fue conocida irónica y despectivamente como “Nuestra Señora de Magefesa”.
Como curiosidad, aunque tiene su relevancia, podemos recordar que en la misma década este arquitecto participó también en la construcción del famoso edificio Windsor, en AZCA, desaparecido hace pocos años en un incendio. Este edificio formó parte de una renovación arquitectónica que tuvo lugar en esa época, sobre todo novedosa en cuanto a los materiales empleados.
El exterior de la nueva iglesia es muy simple, únicamente rematado con un cubo oscuro en la parte superior con una cruz. Su interior, auque también es muy sencillo, esconde más tesoros. La planta octogonal, de diez metros cada lado, está iluminada con vidrieras modernas. Destaca el techo artesonado de madera, con decoración en el centro de cada casetón.
A la izquierda una tribuna alberga el órgano, el tercer órgano del Buen Suceso. La iglesia anterior, de Ortiz de Villajos, heredó el de la Puerta del Sol, que no fue sustituido por otro hasta el reinado de Alfonso XII, quedando instalado en 1879. Pero éste nuevo fue destruido en la guerra civil, de forma que en los años 40 se creó uno nuevo, a su vez heredado por la nueva y moderna parroquia.
Tercer órgano del Buen Suceso
Tercer Órgano del Buen Suceso. Años 40 del siglo XX.
A la derecha se encuentra la capilla del Sacramento, en forma de trapecio, junto a otro espacio circular iluminado por una luz cenital sobre la pila bautismal de piedra.
Pila bautismal
Pila bautismal
De la época anterior también se conserva el ambón o atril para leer o cantar en las funciones litúrgicas, construido a finales del siglo XIX. Es de alabastro, con fuste dorado procedente del antiguo altar, y pie de mármol rosa pulimentado.
ambon
Ambón
La imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, venerada por los vecinos del barrio de Argüelles en la calle de la Princesa, es la misma que fue encontrada por los hermanos obregones en una cueva a principios del siglo XVII, y que estuvo en la Puerta del Sol hasta que la primera iglesia fue demolida en el siglo XIX.
Imagen de la Virgen del Buen Suceso en el altar construido
Imagen de la Virgen en el tabernáculo de bronce construido para el Altar Mayor de la anterior iglesia por el tallista de la Real Casa, Juan Rosado, según dibujo del propio Ortiz de Villajos.
El pasado año 2006 los feligreses celebraron su cuarto centenario.
virgen
Imagen de la Virgen del Buen Suceso.
Se trata de una imagen de vestir, tallada en madera de ciprés. Mide 53 centímetros, los brazos están articulados, y las manos pintadas de color carne, en la izquierda sostiene al Niño, que mide unos once centímetros, y en la derecha un cetro. El camarín en el que se encuentra desde los años 60 es el retablo de bronce construido a finales del siglo XIX para el altar mayor del anterior templo.
Aparte cuestiones religiosas, hay muchos motivos para animamos a visitar esta iglesia en pleno barrio de Arguelles. Este verano, una mañana de sábado, sobre las diez, hora en que la luz se filtra cálida a través de las vidrieras, hemos podido comprobar que tras esa fachada fría a la que los vecinos ya se han acostumbrado, se esconden cosas valiosas y sobre todo se esconden varios siglos de historia.
Texto y fotografías por Mercedes Gómez