En el
siguiente texto de Zósimo, un escritor no cristiano del siglo V e.c.,
vemos cómo el emperador Graciano rechazó el cargo de pontífice máximo en
el año 375, porque era cristiano:
El Emperador Trajano. Roma. Italia.
«Cuando
los pontífices, según la tradición, le pidieron al emperador Graciano
que ocupara el cargo de pontífice máximo, este rechazó la proposición
diciendo que a un cristiano no le era lícito ocupar ese cargo. Y cuentan
que, al serles negada la propuesta a los sacerdotes, dijeron: si el
emperador no quiere recibir el título de pontífice, pronto llegará otro
máximo pontífice.»
En
época imperial y antes de la llegada del cristianismo a Roma, el
pontífice máximo era un miembro del colegio de pontífices. Más adelante,
a partir de Augusto, ocupó este lugar el propio emperador y,
finalmente, tras la conversión de los emperadores al cristianismo, sería
el obispo de Roma el que ostentara el cargo de pontífice máximo. El
Papa, obispo de Roma, utiliza todavía hoy el nombre de Sumo Pontífice
(en latín, Pontifex Maximus).
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