Judíos celebrando el reconocimiento del Estado de Israel en 1947.
La
fundación del Estado de Israel en 1948, y su consolidación tras las
guerras de 1948, la de los Seis Días en 1967 y la del Yom Kippur en
1973, ha resultado un hito histórico para los judíos.
El
judaísmo actual queda configurado como bicéfalo: por un lado, el
judaísmo de Israel, donde se otorga la nacionalidad a toda persona
judía, venga de donde venga, y, por otro lado, el que vive fuera de los
límites del estado nacional judío.
Entre
los judíos que viven fuera de Israel hay dos grandes colectividades
diferenciadas. Por una parte están las comunidades de las diásporas
antigua y medieval, originarios del Viejo Mundo, y por otra las de la
segunda diáspora, los judíos procedentes de los desplazamientos que se
produjeron desde Europa hacia Estados Unidos, especialmente, desde
mediados del siglo XIX a mediados del XX.
El
judaísmo europeo es notable en Francia: París con más de 300.000 judíos
es la única ciudad europea que se contabiliza entre las diez con más
judíos en el mundo.
La población judía es notable en Rusia a pesar de la
fuerte emigración reciente, ya que en la antigua Unión
Soviética llegó a haber cerca de dos millones de judíos.
También
destaca otro fenómeno de emigración a gran escala que se produjo como
resultado de las guerras árabe-israelíes, y que comprende el territorio
de la diáspora antigua y que, además, afectó de modo particular a
poblaciones sefarditas: la emigración desde países musulmanes,
especialmente del arco sur del Mediterráneo.
Egipto,
que en el cambio de era llegó a contar con una población judía estimada
en un millón de personas, la más numerosa fuera de Palestina, y que
tenía en 1948 unos 80.000 judíos, en la actualidad no cuenta más que con
un centenar.
En
Libia se pasó de 38.000 en 1948 a una cantidad inferior al centenar en
la actualidad. En Túnez, de 105.000 en 1955, a 1.500 hoy.
En
Argelia, de 140.000 en la fase final de la colonia francesa, a 1.000 en
la actualidad, ya que muchos colaboraron con la metrópoli y se
repatriaron.
En
Marruecos, de 200.000 en 1950, a unos 7.000 actuales. En ciertas zonas
de Oriente Medio, como Turquía o Irán, donde la diversidad religiosa ha
sido históricamente más común y que no han tenido fuertes procesos
coloniales ni guerras directas con Israel, siguen manteniéndose
poblaciones judías, aunque menguadas, por ejemplo en Turquía de los
75.000 judíos de 1937 se ha pasado a 25.000.
En
otros territorios la emigración judía ha sido completa, en particular en
los que han tenido fuertes enfrentamientos con el estado judío.
El judaísmo de la segunda diáspora es todavía en la actualidad el más numeroso.
El
país del mundo con mayor número de judíos es Estados Unidos con más de
5,6 millones. Nueva York es la ciudad en la que vive un mayor número de
judíos en el mundo, con 2 millones, seguida de Tel Aviv con 1,9
millones.
Se
trata de un movimiento de población que en un siglo trasladó a más de un
tercio de los judíos de todo el mundo, en su gran mayoría
centroeuropeos.
Otros
países con una población judía numerosa son Canadá (360.000), Argentina
(en torno a un cuarto de millón), Brasil (85.000), México (40.000),
Uruguay (25.000), Chile (25.000), Venezuela (20.000); y fuera de
América, Australia (95.000) y Sudáfrica (100.000).
Pero
el país en el que el dinamismo estadístico resulta más notable es
Israel. Aglutina en la actualidad a 4,8 millones de judíos en una
progresión extraordinaria y que explica los problemas territoriales que
caracterizan el conflicto en Palestina.
Lo
específico de Israel es que los judíos no son una minoría, como en el
resto del mundo, sino que computan el 81% de la población. Si desde el
punto de vista estadístico algo caracteriza a la población judía en el
último siglo y medio ha sido su notable movilidad. No tiene comparación
con ninguna otra religión.
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