Adán y Eva. Óleo de Rubens. Madrid.
Una
creación en la que la criatura recibe lo que es propio de Dios -el ser-
en la medida en que ella puede participar del mismo es una creación
buena, tanto más cuanto por medio de las razones seminales reproduce en
la materia los modelos presentes en el intelecto divino. La deficiencia
patente en la participación del ser divino, el límite de la bondad de la
criatura, proviene de la materia misma que la constituye y del límite
inherente a todo ser natural, finito. De este modo, el mal no proviene
de Dios, no siendo otra cosa que el no-ser, el límite de la criatura.
El
mal no es, por consiguiente, sino privación de ser, no-ser, y en
propiedad no existe. San Agustín se desembaraza así del mal físico o
natural, sin conceder mayor valor a enfermedades, epidemias o
catástrofes naturales.
Por
lo que se refiere al mal moral, esto es, el causado por el hombre en su
comportamiento injusto y depravado con sus semejantes o con otras
criaturas, no es sino una consecuencia de la falta de Adán, por la cual
entró el pecado en el mundo y la naturaleza humana cayó de su estado
originario. El mal moral se remonta así, en última instancia, a la
libertad de elección humana (liberum arbitrium), a la voluntad
libre, en el sentido de «capaz de pecar y de no pecar», con que Dios
creó al hombre. Es consecuencia del mal uso por el hombre de un bien, de
una participación en el ser o de una semejanza a Dios.
No
cabe, por tanto, hacer responsable a Dios de ese mal moral, aunque Él
haya creado libre al hombre, puesto que esa capacidad de pecar y de no
pecar es un bien. El mal uso por el primer hombre de su libertad al
haber elegido pecar y apartarse de Dios es la causa de la entrada del
mal moral en el mundo.
Dios sabía de antemano que el hombre iba a caer y que de ese mal podía extraer un gran bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.