San Agustín y el Ángel.
Quizás
alguien de mente peregrina pueda divagar a través de las imágenes de
los tiempos anteriores a la creación y preguntarse -lleno de admiración
por ti, Dios omnipotente y Creador de todo- cómo dejaste pasar
innumerables siglos antes de decidirte a obra tan grande. Yo le diré
sencillamente que despierte y advierta que está admirando cosas falsas.
Pues, ¿cómo habían de transcurrir innumerables siglos, si todavía no
habían sido hechos por ti, autor y creador de los siglos? ¿Podía existir
tiempo que no fuese creado por ti? Y si no había existido, ¿cómo podía
pasar? Ahora bien, tú eres el creador del tiempo [...]. Y si antes del
cielo y de la tierra no había tiempo, ¿a qué viene preguntar qué hacías
entonces? Pues no había entonces, donde no existía el tiempo.
Además, aunque tú eras antes del tiempo, no le precedes en el tiempo. De lo contrario no serías anterior a todo el tiempo. Precedes a todos los tiempos pasados con la excelencia de tu eternidad siempre presente. Y eres superior a todos los tiempos futuros porque todavía están por venir y cuando lleguen ya habrán pasado. Tú, en cambio, eres el mismo y tus años no pasarán [Salmo 102, 27]. Tus años no van ni vienen. Los nuestros vienen y se van, para que todos se sucedan. Tus años están todos juntos, porque permanecen [...]. Tus años son un día. Y tu día no es un día cotidiano, sino un hoy. Porque tu hoy no cede al mañana ni sucede al día de ayer. Tu hoy es la eternidad.
Además, aunque tú eras antes del tiempo, no le precedes en el tiempo. De lo contrario no serías anterior a todo el tiempo. Precedes a todos los tiempos pasados con la excelencia de tu eternidad siempre presente. Y eres superior a todos los tiempos futuros porque todavía están por venir y cuando lleguen ya habrán pasado. Tú, en cambio, eres el mismo y tus años no pasarán [Salmo 102, 27]. Tus años no van ni vienen. Los nuestros vienen y se van, para que todos se sucedan. Tus años están todos juntos, porque permanecen [...]. Tus años son un día. Y tu día no es un día cotidiano, sino un hoy. Porque tu hoy no cede al mañana ni sucede al día de ayer. Tu hoy es la eternidad.
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