Antiguo castillo de Matilde, Condesa de Toscana, situado en las
estribaciones de los Apeninos, aproximadamente a dieciocho millas de
Parma, y donde tuvo lugar la dramática penitencia del rey Enrique IV de
Alemania ante el Papa Gregorio VII. El monarca, excomulgado el 22 de
febrero de 1076, había sido completamente abandonado por los príncipes
alemanes hostiles si en el plazo de un año no restablecía la paz con el
Papa. Este último se enteró de que Enrique había cruzado el Monte Cenis,
a principios de enero de 1077, mientras se dirigía a la Dieta convocada
en Ausburgo para el 2 de febrero. Temiendo por su integridad, buscó
refugio en el inexpugnable y casi inaccesible burgo de Canosa, la
fortaleza herencia de su amiga y protectora Matilde. Sin embargo, el
monarca realmente estaba intentando llevar a cabo la penitencia
necesaria para que se le levantase la excomunión como un paso
diplomático para que los planes de sus enemigos en Alemania quedaran
anulados. Se mantuvo durante tres días (25-27 de enero) constantemente
delante de la puerta de la fortaleza, vestido con el traje de penitente,
implorando con lágrimas el perdón del Papa. Gregorio al fin accedió,
movido por la compunción del rey y por la importunidad de su propio
séquito, entre ellas Matilde. Admitió a Enrique de nuevo a la comunión
de la Iglesia y prometió promover su reconciliación con los príncipes
alemanes. Pero el rey violó en seguida su solemne juramento de cumplir
las condiciones del Papa, y reanudó las hostilidades. La historia tal y
como ha sido contada anteriormente, fue narrada por el propio Gregorio
(Reg. Ep., IV, 12), en una carta explicativa dirigida a los príncipes
germanos sobre los acontecimientos de Canosa. El cronista contemporáneo,
Lamberto de Hersfeld, afirma que en la Misa de reconciliación el Papa,
en el momento de dar la comunión a Enrique, tomó el mismo la mitad de la
Sagrada Forma y retó al rey a coger la otra parte como ordalía (juicio
de Dios, n. del t.). Historiadores modernos niegan la verdad de esta
afirmación.
La penitencia de Enrique fue, en realidad, solamente una humillación personal y no una degradación de su cargo de rey; tampoco se produjo en la forma establecida por el Papa, ni tampoco pasó el rey tres días y tres noches vestido solo con una camisa, sin comida y sin resguardo (Hergenrother, “Kinchengeschichte”, ed. Kirsch, II, 361). Las ruinas de Canosa se encuentran en la actualidad dentro del término municipal de Ciano d´Enza; no quedan más que algunos restos informes de la muralla derrumbada, que se elevan sobre un peñasco que sobresale por encima de un extensa superficie de barro endurecido, “doblado, sacudido y retorcido en la más horrible grieta que pueda imaginarse” (Hare). Sólo se conservan las cisternas y la “puerta del perdón”.
Hare, Cities of Northern Italy (Londres, 1896), II, 245-49; Buchberger, Kirchliches Handlexikon (Munich, 1906), I, 830; Knöpfler, Die Tage von Tribur und Canossa, in Hist. Polit. Blatter (1884), XCIV, 209, 381; Gosselin, Temporal Power in the Middles Ages (Baltimore, 1853), II; Church and state (tr., Londres, 1872)
Thomas J. Shahan Transcrito por William D. Neville Traducido por Daniel Gutiérrez Carreras
La penitencia de Enrique fue, en realidad, solamente una humillación personal y no una degradación de su cargo de rey; tampoco se produjo en la forma establecida por el Papa, ni tampoco pasó el rey tres días y tres noches vestido solo con una camisa, sin comida y sin resguardo (Hergenrother, “Kinchengeschichte”, ed. Kirsch, II, 361). Las ruinas de Canosa se encuentran en la actualidad dentro del término municipal de Ciano d´Enza; no quedan más que algunos restos informes de la muralla derrumbada, que se elevan sobre un peñasco que sobresale por encima de un extensa superficie de barro endurecido, “doblado, sacudido y retorcido en la más horrible grieta que pueda imaginarse” (Hare). Sólo se conservan las cisternas y la “puerta del perdón”.
Hare, Cities of Northern Italy (Londres, 1896), II, 245-49; Buchberger, Kirchliches Handlexikon (Munich, 1906), I, 830; Knöpfler, Die Tage von Tribur und Canossa, in Hist. Polit. Blatter (1884), XCIV, 209, 381; Gosselin, Temporal Power in the Middles Ages (Baltimore, 1853), II; Church and state (tr., Londres, 1872)
Thomas J. Shahan Transcrito por William D. Neville Traducido por Daniel Gutiérrez Carreras
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