Tras el pecado, Adán y Eva se dieron cuenta de que estaban desnudos (Gn 3,7). Hasta ese momento la desnudez simbolizaba la inocencia. En adelante parece inconveniente y provoca la vergüenza. Cam, el hijo de Noé, será maldecido por éste, y castigado en su descendencia, por haber sorprendido la desnudez de su padre cuando dormía ebrio bajo la tienda; desnudez que sus hermanos, por el contrario, púdicamente cubrieron (Gn 9,22-23). David escandaliza a su esposa Mical porque, al bailar delante del Arca para rendir homenaje a Yahvé, "se ha descubierto como un cualquiera (2S 6,20-22)".
Según la ley de Moisés, los sacerdotes no deben subir las grada del altar para no "descubrir su desnudez (Ex 20,26)"; le será prescrito, por otra parte, llevar "calzones de lino (Ex 28,42)".
La desnudez era un trato infamante infligido a los prisioneros. Janún, rey de los hijos de Amón, devuelve a su señor a los servidores de David, que habían ido a mostrarle sus condolencias por la muerte de su padre, habiéndoles rapado la mitad de la barba y con sus vestidos cortados "hasta la mitad de las nalgas (2S 10,4)". Como presagio de los deportados de Egipto y de Cus que el rey de Asur llevará cautivos, el profeta Isaías, mediante un acto simbólico que le propone Yahvé, manifiesta "la desnudez de Egipto" yendo por las calles de Jerusalén "desnudo y descalzo (Is 20,2-4)".
En época helenística, los judíos que participaban en los juegos gimnásticos iban desnudos, a la manera griega, por lo que se reconstruían los prepucios, como deplora el autor del libro de los Macabeos, para ocultar las marcas de su circuncisión (1M 1,15-16 según vers.).
En el NT el vestido aparece a veces como símbolo de obras buenas: "Tú eres miserable, pobre y desnudo", dice el vidente del Apocalipsis al ángel de la Iglesia de Laodicea (Ap 3,17), y declara dichoso a "quien conseva sus vestidos, para no ir desnudo dejando ver sus vergüenzas (Ap 16,15)".
La desnudez puede expresar la extrema indigencia que tan a menudo ha sufrido el Apostol (2 Co 11,27) y resulta inseparable del amor de Cristo (Rm 8,35).
Cuando venga la resurrección "no nos encontraremos desnudos", dice también Pablo. Quizá con ello exprese que entonces nos habremos revestido de ese "cuerpo espiritual" que debe ocupar el lugar de nuestro cuerpo perecedero (2 Co 5,3 cf. 1 Co 15,44).
DICCIONARIO DE LA BIBLIA.
ANDRÉ-MARIE GERARD.
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