Los nahuas, un grupo de pueblos nativos de
Mesoamérica cuyos ancestros fueron los aztecas, tenían varios mitos de
la creación, resultado de la integración de distintas culturas.
El monstruo de la tierra
En uno de ellos,
Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se dan cuenta de que los dioses se sienten
vacíos y necesitan compañía. Por ello necesitan crear la tierra. Existía
solo un inmenso mar, donde vivía el monstruo de la tierra. Para
atraerlo, Tezcatlipoca ofrece su pie como carnada y el monstruo sale y
se lo come. Antes de que se pueda sumergir, los dos dioses lo toman, lo
estiran para dar a la tierra su forma. Sus ojos se convierten en
lagunas, sus lágrimas en ríos, sus orificios en cuevas. Después de eso,
le dan el don de la vegetación para confortar su dolor. Y posteriormente
se da a la tarea de crear a los primeros hombres.
La leyenda del quinto sol
Según otro mito
conocido como "La leyenda del quinto sol", en el principio, todo era
negro, sin vida, muerto. Los Dioses se reunieron en Teotihuacan
planteándose la cuestión de quién tendría la carga de crear al mundo,
para lo cual uno de ellos se tendría que arrojar a una hoguera. Dos de
ellos fueron seleccionados como víctimas para tal fin.
Sin embargo el más
fuerte y vigoroso, al momento de lanzarse a la hoguera, retrocede ante
el fuego; por lo que el segundo, un pequeño dios, humilde, se lanza sin
vacilar al fuego, convirtiéndose en el Sol. Al ver esto, el primer dios,
sintiendo coraje, decide arrojarse a la hoguera, convirtiéndose en la
Luna.
Aun así, los dos
astros siguen siendo inertes en el cielo y es indispensable alimentarlos
para que se muevan. Entonces otros dioses deciden sacrificarse y dar el
"agua preciosa" que es necesaria para crear la sangre. Por lo tanto, se
obliga a los hombres a recrear eternamente el sacrificio divino
original.
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