martes, 26 de marzo de 2013

EL ORIGEN RELIGIOSO DE LAS PROHIBICIONES.

En lo referente a las razones religiosas de estas prácticas tan peculiares, basadas en tabúes e interdictos muy arcaicos, algunas tienen una explicación clara, como la prohibición de nudos en la túnica, que guarda relación con la idea de que nada debe atar a Júpiter en su soberanía.
Los flámines mayores (los de Júpiter, Marte y Quirino, los tres dioses de la tríada anterior a la influencia etrusca en Roma) eran lo más parecido a encarnaciones de los dioses.
Se piensa que corresponden a un nivel muy arcaico de la religión romana, que no tenía imágenes y que, por tanto, representaba a los dioses por medio de sus flámines. De tal modo que se exigía a los flámines un comportamiento de acuerdo a la naturaleza de los dioses que encarnaban, aunque les resultase muy incómodo.
Con el tiempo fue cada vez más difícil encontrar flámines escrupulosos, en particular a partir de finales de la República romana, entre otras cosas porque se les exigía que se casaran por un ritual que dificultaba mucho el divorcio, lo que cuadraba mal con las costumbres de la época.
Antes de la restauración de la religión romana que hizo Augusto (en tanto que pontífice máximo y, por ello, sacerdote supremo de Roma), el flaminado de Júpiter estuvo vacante más de ochenta años, por no encontrar a nadie que cumpliese las condiciones y estuviese dispuesto a aceptarlo. Pero, a pesar de todo, los romanos, al ser tan conservadores en sus rituales, intentaron mantener estos flaminados tan antiguos según las usanzas del pasado, aunque, al ser eminentemente prácticos, también fueron adaptando los interdictos y tabúes a los nuevos tiempos, así que lo que cuenta Aulo Gelio es lo que debían cumplir en las épocas más antiguas.

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