El dios Jano. Siempre se le representaba con barba y dos caras. En la fotografía solo se ve una de ellas, pero esta escultura presenta otra cara en su parte posterior. Museo de Murcia.
Los
dioses romanos mostraban su estado de ánimo a través de presagios y se
les ganaba por medio de ofrendas. Había dioses de todos los romanos, los
dioses públicos, cuyo culto era controlado por el Estado. Pero también
había dioses privados, y cada familia tenía los suyos. A estos se
sumaban los dioses extranjeros provenientes de diversas influencias, por
lo que los romanos tuvieron una enorme cantidad de dioses.
Júpiter era el principal símbolo de Roma. Se le llamaba optimo (el mejor) y maximo (el más grande).
También
Marte, dios de la guerra, se encontraba entre los dioses públicos más
respetados. Era invocado para que ayudase al ejército en las batallas y
también se le consideraba un dios de los campesinos.
Juno
era la diosa protectora de la mujer y de las esposas, y Minerva era
diosa de las actividades artesanales, intelectuales y de la medicina.
Vesta,
diosa del hogar, tenía un templo en Roma, que era circular, en el que,
en lugar de una imagen de la diosa, existía un fuego que unas
sacerdotisas, las vestales, debían mantener encendido para que la ciudad
estuviera protegida.
Por último, Jano era un dios muy antiguo, con dos caras. Cuando su templo se cerraba era porque la paz reinaba en Roma.
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