El género dramático nació a finales del siglo VI a.C. y
alcanzó su máximo esplendor durante la democracia ateniense. El teatro
tenía una clara función social y cívica y las representaciones estaban
vinculadas a festividades religiosas. Las obras conservadas atestiguan
la profundidad del pensamiento griego sobre el ser humano.
LA RELIGIÓN EN EL TEATRO.
LA RELIGIÓN EN EL TEATRO.
Teatro griego de Epidauro. Teatro de Epidauro, en Grecia:
1. Grada. 2. Orquesta. 3. Escena.
Las
primeras representaciones teatrales fueron tragedias y en ellas se
escenificaba el momento más dramático de la vida de un héroe. La comedia
apareció posteriormente y sus argumentos manifestaban una dura crítica a
la sociedad griega de esos momentos. La tragedia conducía al espectador
a tomar conciencia de los grandes problemas de la existencia a través
del miedo; la comedia lo hacía por medio de la risa.
Todo
el mundo, excepto los esclavos, podía asistir a las representaciones
teatrales y la entrada era gratuita para las personas sin recursos. Las
representaciones tenían lugar en teatros de forma semicircular, en los
que se distinguían tres partes principales: la grada, la escena y la
orquesta. El público podía ver la escena y la orquesta desde cualquier
emplazamiento y la sonoridad era excelente.
La
civilización griega dio tal importancia al teatro que crearon edificios
para su representación. Eran construcciones semicirculares con gradas
para los espectadores en cuyo centro estaba la escena, en la que los
actores representaban tragedias y comedias. El teatro actual no suele
tener implicaciones religiosas notables, pero el teatro, es decir, las
representaciones públicas de narraciones extensas, en otras sociedades
sí tiene esos valores. Incluso las representaciones populares de
pasiones y otros temas de raigambre medieval en nuestras sociedades
cristianas tienen claramente esos valores religiosos.
El
caso griego tiene el interés de que la palabra empleada para nombrarlo
es la misma que la nuestra (teatro), las obras eran de escritores cuyos
nombres conocemos, es decir, los autores están identificados, como en el
teatro actual, y se desarrollaban en lugares especialmente
acondicionados al efecto, lo que resulta diferente de las
manifestaciones de teatro esporádico que se realizan en plazas públicas o
lugares provisionales.
Parece
que los orígenes del teatro y los valores religiosos del mismo en
Grecia están relacionados con ritos de fertilidad o con el culto a los
muertos.
LA TRAGEDIA.
Representación de la trilogía Orestíada, de Esquilo, dirigida por Mario Gas.
LA TRAGEDIA.
Representación de la trilogía Orestíada, de Esquilo, dirigida por Mario Gas.
El
teatro griego tenía como principal finalidad hacer reflexionar al
espectador sobre los problemas que atañen al ser humano, de manera que
la representación de la obra sirviese de enseñanza. El espectador, al
ver los trágicos sucesos que acontecen a los protagonistas, experimenta
un sentimiento llamado catarsis (término acuñado por
Aristóteles), que le purifica, sosiega sus pasiones negativas y le hace
ser mejor persona y mejor ciudadano. Con ello, el teatro en Grecia no es
solo una diversión o entretenimiento, sino que cumple una función de
educación social.
Los
argumentos de la tragedia, extraídos siempre de leyendas mitológicas,
tratan sobre temas serios. Se centran en las dramáticas consecuencias de
la lucha del hombre contra su destino. La muerte y el dolor están muy
presentes y suelen funcionar como consecuencia y castigo para quien
intenta cambiar su destino. Los protagonistas de la tragedia son héroes o
personajes de origen noble, por lo cual el lenguaje que emplean es
elevado, solemne y grandilocuente, propio de la altura y categoría de
los personajes.
La
representación de tragedias tuvo su esplendor durante la democracia
ateniense, en el siglo V a.C. Las obras se representaban en festivales
dramáticos, costeados por la ciudad, en los que el público asistía a
múltiples representaciones y un jurado popular concedía premios a las
mejores tragedias.
La
tragedia clásica estaba escrita en verso. Hay partes dialogadas y partes
cantadas, y en ellas cumple una función esencial el coro, que comenta
las peripecias de los protagonistas, les da la réplica, repite las ideas
fundamentales y representa el sentir colectivo.
Los tres autores de tragedias más conocidos son:
- Esquilo (525-456 a.C.). El primero de los tres grandes trágicos es quien dio grandeza y esplendor a este género teatral. Aumentó de uno a dos el número de actores, redujo la importancia del coro, y dio prioridad a los diálogos. De él se conservan siete obras: la trilogía Orestíada (compuesta por Agamenón, Coéforas y Euménides), Los persas, Los siete contra Tebas, Las suplicantes y Prometeo encadenado.
- Sófocles (495-406 a.C.). Es el más clásico de los tres y el que eleva la tragedia a la perfección artística. También lleva a cabo cambios en el género, ya que aumenta de dos a tres el número de personajes, añade más acción a las tramas, y potencia la decoración y la indumentaria de los actores. Sus personajes, aun siendo idealizados, son algo más humanos que los de Esquilo. Se conservan siete obras completas de Sófocles: Áyax, Antígona, Edipo rey, Las traquinianas, Electra, Filoctetes y Edipo en Colona.
- Eurípides (480-406 a.C.). Aunque en vida fue menos valorado que Esquilo y Sófocles, fue el trágico más popular en época helenística. No tiene la grandiosidad de Sófocles, pero sus personajes son mucho más humanos; introdujo -sin apartar del todo la mitología- nuevos temas más modernos (la mujer, la psicología, la crítica a los dioses), y desarrolla al máximo las pasiones más oscuras y truculentas, especialmente en personajes femeninos. Se conservan diecisiete tragedias suyas, entre ellas Alcestes, Medea, Andrómaca, Las troyanas, Ifigenia en Táuride, Electra, Orestes y Las bacantes. También se conserva un drama satírico, El cíclope.
La
comedia difiere bastante de la tragedia. Sus temas no son elevados, sus
personajes no son héroes, reyes ni dioses, y su intención es divertir y
criticar ciertos aspectos de su sociedad contemporánea, en muchos casos
de cierta importancia: los militares, los políticos, la justicia...
La comedia no suele tomar un episodio mítico, sino una aventura fantástica protagonizada por un héroe ingenioso.
Solo conservamos comedias de época clásica de un autor: Aristófanes
(445-386 a.C.). En sus once comedias lo que domina es la fantasía
carnavalesca, el humor disparatado, la parodia, la bufonada. En sus
obras hay fantasía, bullicio, sátira, chistes, cánticos y mucha burla.
En
algunas de sus comedias el coro no se compone de seres humanos y sale a
escena convenientemente disfrazado; este es el caso de Las avispas, Las aves, Las nubes, o Las ranas. Otras comedias importantes de Aristófanes son Lisístrata, La asamblea de mujeres, o La paz.
Al estadio de comedia que representa Aristófanes se le denomina Comedia antigua. Más tarde surge una nueva modalidad, la Comedia nueva,
que presenta obras de tipo costumbrista: obras de enredo en ambientes
familiares, en un marco ciudadano casi burgués, con tramas amorosas y
personajes estereotipados (el soldado fanfarrón, los jóvenes enamorados,
el viejo, el avaro, el esclavo gracioso...), y presenta un humor menos
disparatado que el de Aristófanes. Este tipo de comedias, representado
por el autor Menandro (342-292 a.C.), tuvo gran éxito en su tiempo y fue muy imitado por los comediógrafos romanos.
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