Poeta Inglés, nacido en Londres entre 1340 y 1345, fallecido allí el 25 de octubre de 1400.
John Chaucer, vinatero y ciudadano de Londres, casó con Agnes, heredera de un tal Hamo de Copton, encargado de la moneda de la ciudad, poseía la casa en Upper Thames Street, Dowgate Hill (lugar cubierto más tarde por la plataforma de llegada la estación de Cannon Street Station), donde nació su hijo Geoffrey. Está completamente demostrado que no nació en 1328, fecha aceptada hasta este momento (Furnivall en The Academy, 8 diciembre, 1888, 12 dic., 1887). John Chaucer tenía relación con la corte, proveedor de vinos, y una vez estuvo en Flandes con el séquito real.
Geoffrey recibió una buena educación pero no se sabe si entró a la universidad. Figura por su nombre desde el año 1357, presumiblemente como paje, en el servicio de Lady Elizabeth de Burgh, esposa del príncipe Lionel, tercer hijo de Eduardo III (ver Bond en la Fornightly Review, VI, 28 agosto 1873). El muchacho siguió a su príncipe a Francia sirviendo durante la final e inútil invasión de Eduardo que terminó en la Paz de Bretigny (1360), siendo hecho prisionero en "Retters", lugar a veces identificado como Retiers cerca de Rennes, aunque Skeat cree que es Rethel cerca de Reims, un lugar mencionado por Froissart en su relato de esta campaña. De ahí que Chaucer fuera rescatado por el rey que, al morir Lady Elizabeth, se encargó de su paje y más tarde (1367) le pagó una pensión vitalicia.
Chaucer estaba casado antes de 1374; probablemente la Philippa Chaucer nombrada en la concesión de la reina de 1366 era entonces la esposa de Geoffrey Chaucer (Lounsbury, Studies in Chaucer, I, 95-7). Parece claro que no fue un matrimonio feliz (Hales en Dict. Nat. Biog., X, 157). Tuvo dos hijos y una hija y quizás otros hijos. Gascoigne nos dice que su contemporáneo Thomas Chaucer, era hijo del poeta. Esta afirmación, durante tiempo desacreditada, está avalada por los expertos (Hales en Athenaeum, 31 marzo, 1888; Skeat, ibid., 27 enero.1900). La madre de Thomas Chaucer era Philippa Roet, hija de Sir Paon o Payne de Roet Guienne, rey de armas. Roet tenía otra hija, Catalina, viuda de Sir Hugh Swynford, amante de Juan de Gante, duque de Lancaster y finalmente su tercera esposa. Así Chaucer se convirtió en cuñado del gran duque quien desde 1368 en adelante había sido su más poderoso protector.
Thomas Chaucer (n. ca. 1367; m. 1434), más tarde de Woodstock y Ewelme, se convirtió en el mayordomo principal del rey, así como portavoz de los Comunes del Parlamento (in 1414). Su hermana Isabel (n. 1365) entró en la abadía de Barking como novicia a los 16 años. Juan de Gante proporcionó dieciséis libras para su dote religiosa. Lewis Chaucer, el "litel sonne Lowys", para el que escribió el "Astrolale", parece que murió siendo niño.
Chaucer fue empleado frecuentemente desde los 26 años en importantes misiones diplomáticas. 1372-3 marca el punto de ruptura de su vida literaria, porque entonces fue enviado a Italia. Las circunstancias hacen altamente probable que conociera a Petrarca en Florencia o en Padua (Lounsbury, Studies, I, 67-68).
El joven rey Ricardo II concedió a Chaucer una segunda pensión vitalicia. Es chocante encontrarle en 1380 en un asunto de un secuestro (Athenaeum, 29 nov., 1873; del Close Roll de 3 de Richard II). En su obra “La casa de la Fama” se queja de las cargas de la vida oficial (líneas 652-60) en el trabajo en las aduanas del puerto de Londres; da la impresión, por el prólogo de “La leyenda de las buenas mujeres” y por la influencia de la nueva reina, Ana de Bohemia, que consiguió, en 1385 una diputación permanente. En este momento dejó el servicio doméstico en Aldgate y se estableció en el campo, seguramente en Greenwich, donde tenía un jardín con cenador.
Las intrigas de los partidarios del tío del rey, Tomás duque de Gloucester, le llevaron a una ruina parcial. Las donaciones a Filipa, su mujer, cesaron en 1387, por lo que se puede suponer que ella había muerto... Durante al primavera de 1388 se vio obligado a vender dos de sus pensiones, en 1390 le robaron dos veces en un mismo día el dinero real, pero no tuvo que reponerlo. Hasta que el rey Ricardo recuperó el poder, Chaucer pasó unos años difíciles. Durante un tiempo fue empleado en la administración de las obras de Windsor, Westminster y de la Torre, pero no consiguió ni satisfacción ni éxito en el los negocios. Las oportunidades que surgían del servicio a los sucesivos soberanos no le evitaron la sensación de ansiedad y la penuria final. Lo notable es que en su último periodo y el más lleno de preocupaciones fue cuando produjo los Cuentos de Canterbury (Canterbury Tales). Durante los cuatro días siguientes a su acceso, el rey Enrique IV, hijo del primer benefactor de Chaucer, incrementó los ingresos de Chaucer en cuarenta marcos por año, con lo que el poeta alquiló una agradable casa en el jardín del monasterio de Westminster, donde murió y fue enterrado junto a la Capilla de Nuestra Señora, que ha sido remplazada por la más amplia de Enrique VIII).
Durante siglo y medio la único que le recordaba en la abadía de Westminster era un epitafio en latín escrito por fue Surigonius de Milán, grabado sobre una plancha de plomo y colgado, probablemente por sugerencia de Claxton, sobre un pilar cerca de la tumba. Actualmente yace en un sarcófago-altar de mármol gris cubierto por un baldaquino, en la parte sur, que arregló Nicholas Brigham, en 1556; todo rastro del retrato votivo del venerado maestro ha desaparecido hace tiempo.
La primera impresión de los Cuentos de Canterbury ("Canterbury Tales") La hizo Caxton, utilizando un manuscrito defectuoso, alrededor de 1476 – 7; más tarde los imprimió Wynkyn de Worde. Se reunieron otras obras y entre 1526 – 1602 se publicaron con frecuencia los “Cuentos”. Muchas de las obras que se atribuían a Chaucer, ya desde su primer gran editor Tyrwhitt, se sabe que no son suyas. (Skeat, "Chaucer's Minor Poems", Oxford, 1896; o, Idem "Chaucerian Pieces" en las "Complete Works", Oxford, 1897, suppl. vol.). Las obras mayores genuinas de Chaucer se se ordenan cronológicamente de la siguiente manera: El "Romaunt of the Rose", es decir las primeras 1705 líneas — el resto no se considera obra de Chaucer (ver Chaucer Society Publications, 2nd Series, No 19, 1884) — data de alrededor de 1366. y el A.B.C.", del mismo periodo; el "Book of the Duchess" de 1369, el "Complaint of Pity" de 1372; "Anelida and False Arcite" de 1372-4; "Troilus and Cressid" de 1379-83,el "Parliament of Fowls" de 1382; el "House of Fame" de 1383-4; la "Legend of Good Women" de alrededor de 1385-6; y los "Canterbury Tales" como un todo , de 1386en adelante hasta después de 1390.
Curiosamente la primera redacción de los encantadores cuentos de la segunda monja, el Hombre de la Ley. El Clérigo, el Caballero y parte de El Monje, fueron escritos pronto y los cuentos del Molinero, el Juez, el Marinero y el Mercader así como el prólogo a La Esposa de Bath, debieron ser escritos después de 1387. Por consiguiente la obra de Chaucer a la que no se ponen objeciones no es una obra de juventud.
Al mucho afecto que le tenía Hoccleve debemos el primer y mejor retrato de Chaucer, conocido por las muchas reproducciones. Aparece en el margen de aparece "The Governail of Princes" (“De Regimine Principum") (Harl. manuscrito 4866, en el British Museum). En él se ve a Chaucer, dibujado para la posteridad, con una capucha familiar y bata, rosario en la mano, rollizo, con los ojos muy abiertos y barba hendida. ( para ver detalles: Spielman, "The Portraits of Geoffrey Chaucer", Londres, 1900, publicadopor primera vez en "Chaucer Memorial Lectures", 111-41.) Como Dryden, era silencioso, y tenía una mirada hacia abajo, característica que se debía a su muy genuina modestia o al hábito de lectura constante. Chaucer ciertamente leía todo, transformándolo con su propio vocabulario, todo lleno de plasticidad y poder. Es un cosmopolita con influencias de Ovidio, por su Italia contemporánea, y deudor al espíritu de su tiempo; tiene su ardor, su descaro, y es ampliamente licencioso; posee su verdadera pasión cordial, su exquisita frescura y brillantez, su sentido de eternidad. El llamado "Counsel of Chaucer" resume, en un momento sereno y sagrado, su perspectiva filosófica. Tenía un poder de observación sin igual y lo describía de forma muy irónica pero muy humana. Es un artista verdadero, que ha sido soldado, diplomático, de ahí su genio que hasta en momentos extremos de regocijo mantiene un saludable equilibrio, alejamiento y neutralidad – nunca es amargo ni jactancioso. Matthew Arnold (Introduction to Ward's "English Poets" 1885, I, pp. 34-35) le acusa de falta de lo que Aristóteles llama “alta y excelente seriedad”. Pero la “alta seriedad” no es precisamente la nota del siglo catorce. Chaucer es la nota-maestra de la alegría (sumergida en toda Europa desde la Reforma).
Lo que nos lleva al asunto de su religión personal. Foxe (Acts and Monuments of the Church, 1583, II, 839) inició a absurda teoría de que Chaucer era seguidor de Wycliff. La forma de ser un tanto abstraída, su asociación con le príncipe que (probablemente no por motivos elevados) que retiró su favor al reformador cuando la solicitud de una práctica más pura se convirtió en herejía y amenazó con una revuelta, su intima amistad con Strode, un dominico de Oxford y claramente anti-lolardo – estas cosas tienden por si mismas a denotar la postura de Chaucer en este asunto. Inferir lo contrario se debe “a una errónea concepción de su lenguaje, basada en una falta de intelección de su carácter” (Lounsbury Studies, II, 469). Como Wyclif, Chaucer amaba el ideal sacerdotal y lo dibuja de forma incomparable en su "Poor Parson of Town". Pero, como se ha dicho, ese “Cuento del Párroco” , en la forma en que nos ha llegado , llega lejar para demostrar que su autor , aunque sea por su simpatía, no es seguidor de Wycliff (A.W. Ward, "Chaucer", London, 1879, p. 134, en "English Men of Letters Series").
El fundamento de la mente de Chaucer era la justicia desapasionada. Pinta el mundo Plantagenet tal cual era, sin interferir ni mejorarlo, ni siquiera deseando que sea mejor. Allí donde el tipo eclesiástico era grosero, lo representa groseramente. Y sería bueno recordar que el famoso episodio “golpear a un fraile en Fleet Street” ("beating a Friar in Fleet street") es una invención de Speght, adornado por Chatterton; y que el tratado en prosa la prosa "Jack Upland", lleno de invectivas contra las órdenes religiosas, se ha demostrado que no es de Chaucer. Su actitud hacia las mujeres tiene dos aspectos. En muchos casos muestra respeto hacia ellas probablemente alimentada por su "hy devocioun" a Nuestra Señora bellamente aparente en sus páginas y que Hoccleve menciona en sus recuerdos; pero las exigencias dramáticas, siguiendo el ejemplo de Bocaccio, y presumiblemente debido a una dura experiencia doméstica, una psicología que usaba el ridículo sin misericordia y su cortante franqueza expresiva, parece invitar , como los lectores con frecuencia lamentan, a luchar en contra.
Se le ha caracterizado como racionalista basándose en unos pocos pasajes y a pesar de la gran cantidad de testimonios que proporciona sobra la tristeza de su “ethos católico. De él o de su ausencia, los mejores jueces serán los católicos. La “Monjas del Cuento del Cura” (edición de Skeat, líneas 4424-40) plantean la cuestión de la predestinación, para enseguida abandonar el tema. El contexto muestra que el poeta el poeta no lo abandona porque lo considere trivial o tedioso, sino todo lo contario, porque no puede "boult it to the bren", es decir, desmenuzarlo, analizarlo satisfactoriamente. De nuevo en “El Cuento del Caballero“(edición de Skeat, líneas 2890-14) da a entender que el autor no tiene deseos de dramatizar ensobre el destino final del pobre Arcite, que acaba de morir. Ambos ejemplos se han citado en el magnífico capítulo de "Chaucer as a Literary Artist" (Lounsbury, Studies, II, 512-15, 520), en un caso para demostrar de una vez el fácil abandono de un dilema meramente escolástico; y en el otro la falta de fe de Chaucer, y la fe a medias en la inmortalidad. Y más bien prueban una falta de dogmatización sobre el destino del los individuos, una contención que practicaba la misma Iglesia.
La “Leyenda de las Buenas Mujeres” comienza con quince líneas cuyo significado nunca se ha cuestionado. No quieren decir absolutamente nada si no significan que el conocimiento por las pruebas es una cosa y la garantía por la fe es otra cosa; y que la falta de una prueba sensible nunca puede desacreditar a la Revelación. Una confesión jocosa de creencia se ha convertido aquí en una seria profesión de agnosticismo, debido a la pura carencia de entendimiento espiritual. Esta “hostilidad hacia la Iglesia”, como la llama el profesor Lounsbury no queda confirmada porque Chaucer se salga de su camino, como hace, para defenderla de calumnias antiguas; oír ejemplo en el “Cuento de Franklin", y en la sección "De Ira" del Cuento del Párroco", da testimonio del horror de la Iglesia de supersticiones y falsas ciencias. Chaucer, por terminar, aunque no era una persona demasiado “sobrenatural” había entendido de forma ortodoxa los conceptos del catecismo.
Las "Preces", o retractaciones en prosa se ponen al final de los Cuentos de Canterbury datan de los últimos años de su vida. Para Tyrwhitt, Hales, Ward y Lounsbury, quien sospecha indebida influencia sacerdotal, las Preces son, en sus propias palabras, enfermizas (morbid) “reacción y debilidad”, “traición a su genio político”, “insoportables para aceptarlas como genuinas”. A lo largo de ellas Chaucer se retracta de” todo lo que lleva al pecado”, es decir todo aquello que esta en consonancia o simpatiza con el pecado. Skeat es el único editor que entienda a Chaucer en este estado de contrición (Notas a "Canterbury Tales", en la edición completa de las Presas de Oxford, 475). Gascoigne (Theological Dictionary, Pt. II, 377, el manuscrito la biblioteca del Lincoln College, Oxford) parodia involuntariamente parodia la situación y representa al viejo pecador "Chawserus" muriendo mientras se lamenta de las páginas que quæ male scripsi de malo et turpissimo amore. Desde un ponto de vista seglar todo parece un lamentable error, pero nada es más varonil y más conmovedor y entrañable que su humilde sumisión a su conciencia a y a la ley moral. "Except ye become as little children" (te conviertes en un niño pequeño ) es el dicho más duro que se ha dado al mundo intelectual. Estos son grandes genios, y Chaucer no es el menor de ellos, a quien no se le dio en vano. Las ediciones posteriores estándar de Chaucer son: (1) "Chaucer's Canterbury Tales Annotated and Accented, with Illustrations of English Life in Chaucer's Time. New and revised edition, with illustrations from the Ellesmere manuscript" (Saunder's ed., London, 1894); (2) "The Student's Chaucer; edición completa de sus obras (Skeat ed., Oxford, 1895); (3) "The Complete Works of Geoffrey Chaucer, editada de numerosos manuscritos , 7 vols., Oxford, 1894-7); (4) "The Canterbury Tales” en inglés moderno por le Rev. Walter W. Skeat" (The King's Classics Series, Gollancz ed., 1904).
Guiney, Louise Imogen (1908)
Transcrito por Joseph P. Thomas.
Traducido por Pedro Royo
John Chaucer, vinatero y ciudadano de Londres, casó con Agnes, heredera de un tal Hamo de Copton, encargado de la moneda de la ciudad, poseía la casa en Upper Thames Street, Dowgate Hill (lugar cubierto más tarde por la plataforma de llegada la estación de Cannon Street Station), donde nació su hijo Geoffrey. Está completamente demostrado que no nació en 1328, fecha aceptada hasta este momento (Furnivall en The Academy, 8 diciembre, 1888, 12 dic., 1887). John Chaucer tenía relación con la corte, proveedor de vinos, y una vez estuvo en Flandes con el séquito real.
Geoffrey recibió una buena educación pero no se sabe si entró a la universidad. Figura por su nombre desde el año 1357, presumiblemente como paje, en el servicio de Lady Elizabeth de Burgh, esposa del príncipe Lionel, tercer hijo de Eduardo III (ver Bond en la Fornightly Review, VI, 28 agosto 1873). El muchacho siguió a su príncipe a Francia sirviendo durante la final e inútil invasión de Eduardo que terminó en la Paz de Bretigny (1360), siendo hecho prisionero en "Retters", lugar a veces identificado como Retiers cerca de Rennes, aunque Skeat cree que es Rethel cerca de Reims, un lugar mencionado por Froissart en su relato de esta campaña. De ahí que Chaucer fuera rescatado por el rey que, al morir Lady Elizabeth, se encargó de su paje y más tarde (1367) le pagó una pensión vitalicia.
Chaucer estaba casado antes de 1374; probablemente la Philippa Chaucer nombrada en la concesión de la reina de 1366 era entonces la esposa de Geoffrey Chaucer (Lounsbury, Studies in Chaucer, I, 95-7). Parece claro que no fue un matrimonio feliz (Hales en Dict. Nat. Biog., X, 157). Tuvo dos hijos y una hija y quizás otros hijos. Gascoigne nos dice que su contemporáneo Thomas Chaucer, era hijo del poeta. Esta afirmación, durante tiempo desacreditada, está avalada por los expertos (Hales en Athenaeum, 31 marzo, 1888; Skeat, ibid., 27 enero.1900). La madre de Thomas Chaucer era Philippa Roet, hija de Sir Paon o Payne de Roet Guienne, rey de armas. Roet tenía otra hija, Catalina, viuda de Sir Hugh Swynford, amante de Juan de Gante, duque de Lancaster y finalmente su tercera esposa. Así Chaucer se convirtió en cuñado del gran duque quien desde 1368 en adelante había sido su más poderoso protector.
Thomas Chaucer (n. ca. 1367; m. 1434), más tarde de Woodstock y Ewelme, se convirtió en el mayordomo principal del rey, así como portavoz de los Comunes del Parlamento (in 1414). Su hermana Isabel (n. 1365) entró en la abadía de Barking como novicia a los 16 años. Juan de Gante proporcionó dieciséis libras para su dote religiosa. Lewis Chaucer, el "litel sonne Lowys", para el que escribió el "Astrolale", parece que murió siendo niño.
Chaucer fue empleado frecuentemente desde los 26 años en importantes misiones diplomáticas. 1372-3 marca el punto de ruptura de su vida literaria, porque entonces fue enviado a Italia. Las circunstancias hacen altamente probable que conociera a Petrarca en Florencia o en Padua (Lounsbury, Studies, I, 67-68).
El joven rey Ricardo II concedió a Chaucer una segunda pensión vitalicia. Es chocante encontrarle en 1380 en un asunto de un secuestro (Athenaeum, 29 nov., 1873; del Close Roll de 3 de Richard II). En su obra “La casa de la Fama” se queja de las cargas de la vida oficial (líneas 652-60) en el trabajo en las aduanas del puerto de Londres; da la impresión, por el prólogo de “La leyenda de las buenas mujeres” y por la influencia de la nueva reina, Ana de Bohemia, que consiguió, en 1385 una diputación permanente. En este momento dejó el servicio doméstico en Aldgate y se estableció en el campo, seguramente en Greenwich, donde tenía un jardín con cenador.
Las intrigas de los partidarios del tío del rey, Tomás duque de Gloucester, le llevaron a una ruina parcial. Las donaciones a Filipa, su mujer, cesaron en 1387, por lo que se puede suponer que ella había muerto... Durante al primavera de 1388 se vio obligado a vender dos de sus pensiones, en 1390 le robaron dos veces en un mismo día el dinero real, pero no tuvo que reponerlo. Hasta que el rey Ricardo recuperó el poder, Chaucer pasó unos años difíciles. Durante un tiempo fue empleado en la administración de las obras de Windsor, Westminster y de la Torre, pero no consiguió ni satisfacción ni éxito en el los negocios. Las oportunidades que surgían del servicio a los sucesivos soberanos no le evitaron la sensación de ansiedad y la penuria final. Lo notable es que en su último periodo y el más lleno de preocupaciones fue cuando produjo los Cuentos de Canterbury (Canterbury Tales). Durante los cuatro días siguientes a su acceso, el rey Enrique IV, hijo del primer benefactor de Chaucer, incrementó los ingresos de Chaucer en cuarenta marcos por año, con lo que el poeta alquiló una agradable casa en el jardín del monasterio de Westminster, donde murió y fue enterrado junto a la Capilla de Nuestra Señora, que ha sido remplazada por la más amplia de Enrique VIII).
Durante siglo y medio la único que le recordaba en la abadía de Westminster era un epitafio en latín escrito por fue Surigonius de Milán, grabado sobre una plancha de plomo y colgado, probablemente por sugerencia de Claxton, sobre un pilar cerca de la tumba. Actualmente yace en un sarcófago-altar de mármol gris cubierto por un baldaquino, en la parte sur, que arregló Nicholas Brigham, en 1556; todo rastro del retrato votivo del venerado maestro ha desaparecido hace tiempo.
La primera impresión de los Cuentos de Canterbury ("Canterbury Tales") La hizo Caxton, utilizando un manuscrito defectuoso, alrededor de 1476 – 7; más tarde los imprimió Wynkyn de Worde. Se reunieron otras obras y entre 1526 – 1602 se publicaron con frecuencia los “Cuentos”. Muchas de las obras que se atribuían a Chaucer, ya desde su primer gran editor Tyrwhitt, se sabe que no son suyas. (Skeat, "Chaucer's Minor Poems", Oxford, 1896; o, Idem "Chaucerian Pieces" en las "Complete Works", Oxford, 1897, suppl. vol.). Las obras mayores genuinas de Chaucer se se ordenan cronológicamente de la siguiente manera: El "Romaunt of the Rose", es decir las primeras 1705 líneas — el resto no se considera obra de Chaucer (ver Chaucer Society Publications, 2nd Series, No 19, 1884) — data de alrededor de 1366. y el A.B.C.", del mismo periodo; el "Book of the Duchess" de 1369, el "Complaint of Pity" de 1372; "Anelida and False Arcite" de 1372-4; "Troilus and Cressid" de 1379-83,el "Parliament of Fowls" de 1382; el "House of Fame" de 1383-4; la "Legend of Good Women" de alrededor de 1385-6; y los "Canterbury Tales" como un todo , de 1386en adelante hasta después de 1390.
Curiosamente la primera redacción de los encantadores cuentos de la segunda monja, el Hombre de la Ley. El Clérigo, el Caballero y parte de El Monje, fueron escritos pronto y los cuentos del Molinero, el Juez, el Marinero y el Mercader así como el prólogo a La Esposa de Bath, debieron ser escritos después de 1387. Por consiguiente la obra de Chaucer a la que no se ponen objeciones no es una obra de juventud.
Al mucho afecto que le tenía Hoccleve debemos el primer y mejor retrato de Chaucer, conocido por las muchas reproducciones. Aparece en el margen de aparece "The Governail of Princes" (“De Regimine Principum") (Harl. manuscrito 4866, en el British Museum). En él se ve a Chaucer, dibujado para la posteridad, con una capucha familiar y bata, rosario en la mano, rollizo, con los ojos muy abiertos y barba hendida. ( para ver detalles: Spielman, "The Portraits of Geoffrey Chaucer", Londres, 1900, publicadopor primera vez en "Chaucer Memorial Lectures", 111-41.) Como Dryden, era silencioso, y tenía una mirada hacia abajo, característica que se debía a su muy genuina modestia o al hábito de lectura constante. Chaucer ciertamente leía todo, transformándolo con su propio vocabulario, todo lleno de plasticidad y poder. Es un cosmopolita con influencias de Ovidio, por su Italia contemporánea, y deudor al espíritu de su tiempo; tiene su ardor, su descaro, y es ampliamente licencioso; posee su verdadera pasión cordial, su exquisita frescura y brillantez, su sentido de eternidad. El llamado "Counsel of Chaucer" resume, en un momento sereno y sagrado, su perspectiva filosófica. Tenía un poder de observación sin igual y lo describía de forma muy irónica pero muy humana. Es un artista verdadero, que ha sido soldado, diplomático, de ahí su genio que hasta en momentos extremos de regocijo mantiene un saludable equilibrio, alejamiento y neutralidad – nunca es amargo ni jactancioso. Matthew Arnold (Introduction to Ward's "English Poets" 1885, I, pp. 34-35) le acusa de falta de lo que Aristóteles llama “alta y excelente seriedad”. Pero la “alta seriedad” no es precisamente la nota del siglo catorce. Chaucer es la nota-maestra de la alegría (sumergida en toda Europa desde la Reforma).
Lo que nos lleva al asunto de su religión personal. Foxe (Acts and Monuments of the Church, 1583, II, 839) inició a absurda teoría de que Chaucer era seguidor de Wycliff. La forma de ser un tanto abstraída, su asociación con le príncipe que (probablemente no por motivos elevados) que retiró su favor al reformador cuando la solicitud de una práctica más pura se convirtió en herejía y amenazó con una revuelta, su intima amistad con Strode, un dominico de Oxford y claramente anti-lolardo – estas cosas tienden por si mismas a denotar la postura de Chaucer en este asunto. Inferir lo contrario se debe “a una errónea concepción de su lenguaje, basada en una falta de intelección de su carácter” (Lounsbury Studies, II, 469). Como Wyclif, Chaucer amaba el ideal sacerdotal y lo dibuja de forma incomparable en su "Poor Parson of Town". Pero, como se ha dicho, ese “Cuento del Párroco” , en la forma en que nos ha llegado , llega lejar para demostrar que su autor , aunque sea por su simpatía, no es seguidor de Wycliff (A.W. Ward, "Chaucer", London, 1879, p. 134, en "English Men of Letters Series").
El fundamento de la mente de Chaucer era la justicia desapasionada. Pinta el mundo Plantagenet tal cual era, sin interferir ni mejorarlo, ni siquiera deseando que sea mejor. Allí donde el tipo eclesiástico era grosero, lo representa groseramente. Y sería bueno recordar que el famoso episodio “golpear a un fraile en Fleet Street” ("beating a Friar in Fleet street") es una invención de Speght, adornado por Chatterton; y que el tratado en prosa la prosa "Jack Upland", lleno de invectivas contra las órdenes religiosas, se ha demostrado que no es de Chaucer. Su actitud hacia las mujeres tiene dos aspectos. En muchos casos muestra respeto hacia ellas probablemente alimentada por su "hy devocioun" a Nuestra Señora bellamente aparente en sus páginas y que Hoccleve menciona en sus recuerdos; pero las exigencias dramáticas, siguiendo el ejemplo de Bocaccio, y presumiblemente debido a una dura experiencia doméstica, una psicología que usaba el ridículo sin misericordia y su cortante franqueza expresiva, parece invitar , como los lectores con frecuencia lamentan, a luchar en contra.
Se le ha caracterizado como racionalista basándose en unos pocos pasajes y a pesar de la gran cantidad de testimonios que proporciona sobra la tristeza de su “ethos católico. De él o de su ausencia, los mejores jueces serán los católicos. La “Monjas del Cuento del Cura” (edición de Skeat, líneas 4424-40) plantean la cuestión de la predestinación, para enseguida abandonar el tema. El contexto muestra que el poeta el poeta no lo abandona porque lo considere trivial o tedioso, sino todo lo contario, porque no puede "boult it to the bren", es decir, desmenuzarlo, analizarlo satisfactoriamente. De nuevo en “El Cuento del Caballero“(edición de Skeat, líneas 2890-14) da a entender que el autor no tiene deseos de dramatizar ensobre el destino final del pobre Arcite, que acaba de morir. Ambos ejemplos se han citado en el magnífico capítulo de "Chaucer as a Literary Artist" (Lounsbury, Studies, II, 512-15, 520), en un caso para demostrar de una vez el fácil abandono de un dilema meramente escolástico; y en el otro la falta de fe de Chaucer, y la fe a medias en la inmortalidad. Y más bien prueban una falta de dogmatización sobre el destino del los individuos, una contención que practicaba la misma Iglesia.
La “Leyenda de las Buenas Mujeres” comienza con quince líneas cuyo significado nunca se ha cuestionado. No quieren decir absolutamente nada si no significan que el conocimiento por las pruebas es una cosa y la garantía por la fe es otra cosa; y que la falta de una prueba sensible nunca puede desacreditar a la Revelación. Una confesión jocosa de creencia se ha convertido aquí en una seria profesión de agnosticismo, debido a la pura carencia de entendimiento espiritual. Esta “hostilidad hacia la Iglesia”, como la llama el profesor Lounsbury no queda confirmada porque Chaucer se salga de su camino, como hace, para defenderla de calumnias antiguas; oír ejemplo en el “Cuento de Franklin", y en la sección "De Ira" del Cuento del Párroco", da testimonio del horror de la Iglesia de supersticiones y falsas ciencias. Chaucer, por terminar, aunque no era una persona demasiado “sobrenatural” había entendido de forma ortodoxa los conceptos del catecismo.
Las "Preces", o retractaciones en prosa se ponen al final de los Cuentos de Canterbury datan de los últimos años de su vida. Para Tyrwhitt, Hales, Ward y Lounsbury, quien sospecha indebida influencia sacerdotal, las Preces son, en sus propias palabras, enfermizas (morbid) “reacción y debilidad”, “traición a su genio político”, “insoportables para aceptarlas como genuinas”. A lo largo de ellas Chaucer se retracta de” todo lo que lleva al pecado”, es decir todo aquello que esta en consonancia o simpatiza con el pecado. Skeat es el único editor que entienda a Chaucer en este estado de contrición (Notas a "Canterbury Tales", en la edición completa de las Presas de Oxford, 475). Gascoigne (Theological Dictionary, Pt. II, 377, el manuscrito la biblioteca del Lincoln College, Oxford) parodia involuntariamente parodia la situación y representa al viejo pecador "Chawserus" muriendo mientras se lamenta de las páginas que quæ male scripsi de malo et turpissimo amore. Desde un ponto de vista seglar todo parece un lamentable error, pero nada es más varonil y más conmovedor y entrañable que su humilde sumisión a su conciencia a y a la ley moral. "Except ye become as little children" (te conviertes en un niño pequeño ) es el dicho más duro que se ha dado al mundo intelectual. Estos son grandes genios, y Chaucer no es el menor de ellos, a quien no se le dio en vano. Las ediciones posteriores estándar de Chaucer son: (1) "Chaucer's Canterbury Tales Annotated and Accented, with Illustrations of English Life in Chaucer's Time. New and revised edition, with illustrations from the Ellesmere manuscript" (Saunder's ed., London, 1894); (2) "The Student's Chaucer; edición completa de sus obras (Skeat ed., Oxford, 1895); (3) "The Complete Works of Geoffrey Chaucer, editada de numerosos manuscritos , 7 vols., Oxford, 1894-7); (4) "The Canterbury Tales” en inglés moderno por le Rev. Walter W. Skeat" (The King's Classics Series, Gollancz ed., 1904).
Guiney, Louise Imogen (1908)
Transcrito por Joseph P. Thomas.
Traducido por Pedro Royo
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