Cuando hablamos de la toma de Bizancio
por los otomanos, vimos también la importancia capital que en la misma tuvieron
los jenízaros. Eran unos soldados considerados como el cuerpo de elite de la infantería turca, que no retrocedían ante nada ni ante
nadie.
Esta tropa había sido creada por el
sultán Murat I, en el siglo XIV, y desde entonces se convirtieron en una fuerza que estaba considerada como invencible. Curiosamente
todos tenían un origen cristiano, pues provenían del secuestro de niños que los
otomanos realizaban en los territorios que conquistaban. Estos niños,
arrancados en la infancia de sus padres y sus lugares de origen, eran sometidos
a un durísimo entrenamiento militar que incluía un adoctrinamiento fanático
hacia la guerra y el combate. Recibían también las enseñanzas del Islam y una consagración
religiosa que los convertía en los "escogidos".
Sólo dependían y debían obediencia
al sultán al que consideraban como su padre adoptivo y por el que estaban
dispuestos a darlo todo.
Con el paso de los años cobraron
una gran fuerza, actuando como una tropa independiente que llegó a tener tanto
poder como la antigua guardia pretoriana romana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.