Diácono de Lyon, escritor eclesiástico en la primera mitad del siglo IX. No tenemos información sobre el lugar de nacimiento, los padres o la juventud de este distinguido teólogo; pero es probable que provenía de los alrededores de Lyon, sin embargo, no de España, como algunos estudiosos han afirmado. Una carta al obispo Bartolomé de Narbona, escrita entre 827 y 830 y firmada por Floro así como por el arzobispo Agobardo y el sacerdote
Hildigiso, nos proporciona la primera información positiva que poseemos
de su historia ("Mon. Germ. Hist.: Epp . ", V, 206 ss.). En ese
entonces era un diácono de la Iglesia de Lyon, cargo que continuó
ejerciendo durante toda su vida. Del hecho de que en este momento
gozaba ya de una reputación como teólogo, podemos concluir que nació sin
duda antes
de finales del siglo VIII. El hecho de que entonces (827) era conocido
incluso fuera de las fronteras de la iglesia de Lyon es atestiguado por
la epístola poética escrita por la misma época por el joven Walafrido
Estrabón al arzobispo Agobardo, en la que habla de Floro, con una
alusión a su nombre como una flor cuya fragancia se había extendido
incluso a las orillas del Rin ("Versus Strabi Walahfridi, VIII, V,
17-24, ed. Dümmler," Poetae Carol. Aevi”, II, 357, en “Mon. Germ.
Hist.”).
Hasta mediados del siglo IX, el diácono de Lyon siguió una carrera literaria activa; era teólogo, canonista, liturgista y poeta. Era considerado una de las máximas autoridades en cuestiones teológicas entre el clero del reino franco; y, en consecuencia, a menudo se buscaba su opinión en asuntos eclesiásticos importantes. Cuando, después que el Sínodo de Diedenhofen (835) depuso al arzobispo Agobardo de Lyon, el obispo Modoin de Autun citó a comparecer ante la autoridad civil a ciertos eclesiásticos de la iglesia de Lyon, Floro, en su obra "De iniusta vexatione ecclesiae Lugdunensis", se opuso a Modoin y defendió la libertad eclesiástica. Otros escritos canónicos de Floro son sus "Capitula ex lege et canone collecta” y su tratado sobre la elección de los obispos, "De electionibus episcoporum". Otra de sus obras, "Querela de divisione Imperii", un lamento sobre las disensiones del reino, fue escrito por Floro cuando el reino estaba sufriendo graves perturbaciones políticas ocasionadas por la lucha entre Luis el Piadoso y Lotario. Sus escritos litúrgicos son: "De expositione Missae", y tres tratados contra Amalario ("Opuscula contra Amalarium"). En estas últimas obras el autor arremete contra el famoso Amalario de Metz, quien llegó a Lyon en 835, y deseaba introducir cambios en la liturgia que fueron desaprobados por Floro.
Más tarde, Floro tomó parte en el conflicto sobre la predestinación, que había sido provocado por el monje Gottschalk. Poco después del Sínodo de Quiersy (año 849), escribió sobre este tema "," De prædestinatione, y estableció la doctrina de la doble predestinación, a la salvación y a la condenación, afirmando al mismo tiempo la doctrina del libre albedrío del hombre. Cuando Juan Escoto Eriúgena atacó esta opinión, Floro, autorizado por la iglesia de Lyon, escribió en 852 su obra “Liber adversus Johannem Scotum". Él es también el autor de comentarios sobre las Epístolas de San Pablo. Su siguiente trabajo fue la compleción del Martirologio de Beda, al que hizo adiciones para los diferentes días. Las principales fuentes en que se basó en la ampliación de la obra son un manuscrito de Saint-Pierre, en Macon, y dos manuscritos de Echternach y Toul, que pueden hallarse en la Biblioteca Nacional de París (manuscritos en latín 5254, 10018 y 10158). Se ha hecho uso de estas adiciones en revisiones posteriores del martirologio. Por último, el diácono de Lyon ha dejado una serie de poemas. Después del año 852, no nos ha llegado información adicional, definida en el tiempo, respecto a Floro; de modo que se puede decir con exactitud probable que su muerte sucedió alrededor del año 860.
Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Florus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/06121b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.
Hasta mediados del siglo IX, el diácono de Lyon siguió una carrera literaria activa; era teólogo, canonista, liturgista y poeta. Era considerado una de las máximas autoridades en cuestiones teológicas entre el clero del reino franco; y, en consecuencia, a menudo se buscaba su opinión en asuntos eclesiásticos importantes. Cuando, después que el Sínodo de Diedenhofen (835) depuso al arzobispo Agobardo de Lyon, el obispo Modoin de Autun citó a comparecer ante la autoridad civil a ciertos eclesiásticos de la iglesia de Lyon, Floro, en su obra "De iniusta vexatione ecclesiae Lugdunensis", se opuso a Modoin y defendió la libertad eclesiástica. Otros escritos canónicos de Floro son sus "Capitula ex lege et canone collecta” y su tratado sobre la elección de los obispos, "De electionibus episcoporum". Otra de sus obras, "Querela de divisione Imperii", un lamento sobre las disensiones del reino, fue escrito por Floro cuando el reino estaba sufriendo graves perturbaciones políticas ocasionadas por la lucha entre Luis el Piadoso y Lotario. Sus escritos litúrgicos son: "De expositione Missae", y tres tratados contra Amalario ("Opuscula contra Amalarium"). En estas últimas obras el autor arremete contra el famoso Amalario de Metz, quien llegó a Lyon en 835, y deseaba introducir cambios en la liturgia que fueron desaprobados por Floro.
Más tarde, Floro tomó parte en el conflicto sobre la predestinación, que había sido provocado por el monje Gottschalk. Poco después del Sínodo de Quiersy (año 849), escribió sobre este tema "," De prædestinatione, y estableció la doctrina de la doble predestinación, a la salvación y a la condenación, afirmando al mismo tiempo la doctrina del libre albedrío del hombre. Cuando Juan Escoto Eriúgena atacó esta opinión, Floro, autorizado por la iglesia de Lyon, escribió en 852 su obra “Liber adversus Johannem Scotum". Él es también el autor de comentarios sobre las Epístolas de San Pablo. Su siguiente trabajo fue la compleción del Martirologio de Beda, al que hizo adiciones para los diferentes días. Las principales fuentes en que se basó en la ampliación de la obra son un manuscrito de Saint-Pierre, en Macon, y dos manuscritos de Echternach y Toul, que pueden hallarse en la Biblioteca Nacional de París (manuscritos en latín 5254, 10018 y 10158). Se ha hecho uso de estas adiciones en revisiones posteriores del martirologio. Por último, el diácono de Lyon ha dejado una serie de poemas. Después del año 852, no nos ha llegado información adicional, definida en el tiempo, respecto a Floro; de modo que se puede decir con exactitud probable que su muerte sucedió alrededor del año 860.
Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Florus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/06121b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.
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