El equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología (EDICES), en colaboración con la Universidad Católica de Murcia (UCAM), han confirmado que el Sudario de Oviedo, el pañuelo de lino que envolvió la cabeza de Jesucristo después de su Pasión, contiene el mismo tipo de polen que el Sudario de Turín, la sábana que cubrió el cuerpo del Señor.
El polen ha llegado hasta nuestros días fijado a un coágulo de sangre y proviene de la especie Helicrysum, utilizada en los ungüentos para amortajar a los cadáveres de los sepulcros judíos durante el siglo I de la era cristiana.
En declaraciones a ACI Prensa, Alfonso Sánchez Hermosillo, director de EDICES, explicó que “este tipo de polen tenía un precio más alto que el oro y demuestra que el cadáver recibió el trato que habría recibido una persona muy influyente y poderosa. Según los Evangelios, para amortajar a Jesús, se utilizó una cantidad importante y costosa de mirra y óleos para amortajar el cuerpo de Jesucristo”.
El también jefe de Sección de Histopatología Forense del Instituto de Medicina Legal Murcia, considera que el hallazgo es otra correlación más de primer orden, a unir junto a la lista puesta de manifiesto por el estudio científico de estas reliquias de la Pasión de Jesús.
Manchado de sangre y con alguna quemadura de velas, este paño de forma rectangular encarna una de las prendas funerarias que envolvieron al Señor descritas por San Juan en el Evangelio. Esta prenda, junto a la Sábana Santa, habrían sido recogidas por el apóstol junto a San Pedro al descubrir la tumba vacía de Jesucristo.
El Santo Sudario de Oviedo representa así una de las reliquias más importantes de la Iglesia Católica que hoy descansan en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo (España).
La investigación se ha llevado a cabo a través de un microscopio de barrido electrónico de última generación de la UCAM. Marzia Boi, la palinóloga del EDICES, el Centro Español de Sindonología, ha explicado que el polen tiene la misma morfología que el de la sábana de Turín.
Asimismo, la experta descarta que el polen proceda de una contaminación posterior a la época de Cristo, ya que se encuentra adherido a la sangre; es decir, llegó a la reliquia, a la misma vez que la sangre, no de forma aleatoria en algún momento a lo largo de su historia. Este dato, además, reconoce la autenticidad del Sudario de Oviedo y desmiente que se trate de una falsificación.
Investigaciones anteriores demostraron varios aspectos que relacionan ambas reliquias. El Sudario de Oviedo y la Sábana Santa presentan manchas de sangre humana del grupo AB, y además las manchas de sangre encajan matemáticamente con las de la cara presente en ambos tejidos, explicando que habrían cubierto el mismo rostro.
La Sábana Santa tiene impreso el rostro y el cuerpo maltratados de un hombre que coincide con la descripción del Señor. Según la historia de la Iglesia, los primeros cristianos llevaron consigo la Sábana para preservarla de la persecución.
Desde Jerusalén y a lo largo de los siglos, atravesaron Edesa, Constantinopla, Atenas, Lirey, Chambery y finalmente, llegó a Turín, donde ha sido objeto de numerosas investigaciones y donde han encontrado que este recorrido descrito por la historia de la Iglesia, coincide con la procedencia de los 57 tipos de polen que aparecen incrustados en el tejido.
Durante su permanencia en Francia, en el año 1632, la Sábana fue rescatada de ser consumida durante un incendio. Esto no permite a los científicos de hoy día datar con seguridad su origen, ya que los cambios químicos que se producen en una reacción química como la combustión, falsean los resultados de la prueba de datación con Radio C-14.
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