miércoles, 24 de octubre de 2012

APOCALÍPSIS. 19,9-10.

9Entonces me dijo: "Escribe: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero". Y añadió: "Estas palabras verídicas son de Dios".
10Caí a sus pies para rendirle homenaje, pero él me dijo: "No, cuidado, soy tu compañero de servicio, tuyo y de esos hermanos tuyos que mantienen el testimonio de Jesús; rinde homenaje a Dios". Es que dar testimonio de Jesús equivale a la inspiración profética.

Explicación.

El ángel dice a Juan que escriba, para consuelo y ánimo de los cristianos, notificándole el origen divino de sus palabras (9). La eucaristía de las comunidades (cf. 3,20), que expresaba su compromiso por el Reino, era anticipo del banquete definitivo de la humanidad liberada. Se les asegura que su empeño y su esperanza no son vanos.

No hay que apreciar más el carisma profético que el testimonio de la vida. No hay distinción real. El ángel mismo, portador de palabras divinas, no es superior a Juan (profeta) ni a los cristianos que viven su adhesión a Jesús. Los cristianos, profetas en la acción (10).