viernes, 29 de enero de 2016

Epístolas de San Juan.

Epístola a los Romanos.

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      1-17., Carta a los Romanos 8http://primeracartadesanpabloalosromanos.blogspot.com.es/2012/02/carta-los-romanos-liberacion-vida-por.html
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33. 1-7. Carta a los Romanos.  13.  http://primeracartadesanpabloalosromanos.blogspot.com.es/2012/02/carta-los-romanos-deberes-con-la.html
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Epistolografía

Carta de Joan Miró a Josep Tremoleda, 1965.
La epistolografía (del griego ἐπιστολή, «carta» y γραφία, «escritura») es una actividad literaria que consiste en escribir cartas. Generalmente, se consideran de interés general, y por tanto publicables, las cartas que el propio autor juzga apropiado publicar o que, sin cumplir esa condición, sirven sin embargo para conocer mejor la biografía y la obra de algún artista o algún acontecimiento o período histórico.

Índice

Encuadre

Por su temática y su uso del 'yo', la epístola se encuadra dentro de la escritura subjetiva, junto con la autobiografía, las confesiones, el diario, las memorias y el monólogo.1 2

Clasificación

La carta o epístola es un género muy flexible, que se presta a múltiples usos y clasificaciones. Desde el punto de vista del emisor, cabe distinguir cartas reales, apócrifas y ficticias.3 Por su interés literario, histórico o antropológico, algunos de los tipos más notables son los siguientes:
  • Carta a los Reyes Magos: en los países en los que está extendida la creencia de que los Reyes Magos traen regalos a los niños el día 6 de enero, es común que los padres animen a sus hijos a escribir a los monarcas una carta explicando qué regalos desean. La mayoría de los servicios postales aceptan estas cartas.4 5 Actualmente, los Reyes Magos reciben también correos electrónicos6 y mensajes dirigidos a su página web.7 8
  • Carta abierta: aunque tiene un destinatario concreto, el autor la envía a un medio de comunicación. Suele contener críticas o peticiones, y su publicación funciona como una forma de presión. Un ejemplo célebre es Yo acuso, de Émile Zola, carta abierta dirigida al presidente de Francia sobre el Caso Dreyfus. El escritor español Fernando Arrabal ha publicado varias cartas de este tipo (Carta al general Franco, Carta a Fidel Castro, Carta a Stalin).
  • Carta al director: mensaje que el lector de una publicación periódica dirige al director de la misma, generalmente aportando puntualizaciones o críticas a alguna noticia o artículo de opinión aparecidos en la misma. Las publicaciones recogen una selección de estas cartas en una sección específica, reservándose generalmente el derecho a acortar el texto y negándose a aceptar misivas anónimas o pseudónimas.9
  • Carta apócrifa: es aquella que se atribuye, falsamente, a un autor célebre. Algunas cartas apócrifas, consideradas auténticas por muchas personas, han ejercido una influencia notable: tal es el caso de la presunta correspondencia entre Jesucristo y el rey sirio Abgaro V de Edesa que Eusebio de Cesarea incluye en su Historia eclesiástica. En los siglos XX y XXI, algunos autores recurren a la carta apócrifa como recurso literario: así, C. S. Lewis escribe Cartas del diablo a su sobrino (1942) y Fernando Sánchez Dragó publica en 2001 Carta de Jesús al Papa.
  • Carta de amor: aunque se trata en principio de un documento privado, trasciende esta categoría para convertirse en un género literario específico, de lo que da fe la convocatoria de concursos de este tipo de cartas.10 La correspondencia entre Pedro Abelardo y su amante Eloísa puede considerarse un clásico del género.11 Desde 1937, en que llega la primera misiva, la ciudad de Verona recibe innumerables cartas de amor dirigidas a Julieta.12
  • Carta ficticia: es aquella que se atribuye a un personaje de ficción. El sofista griego Alcifrón es el autor clásico de este tipo de cartas, puestas en boca de personajes típicos o pintorescos, como parásitos y cortesanas.
  • Carta filosófica: Epicuro, Séneca y otros autores grecolatinos utilizan la carta para divulgar sus ideas filosóficas. Voltaire retoma esta práctica en sus famosas Cartas filosóficas.
  • Carta oficial: tiene como objetivo establecer o mantener una relación oficial entre personas o instituciones. Las Cartas de Amarna son un ejemplo célebre de este tipo de correspondencia.
  • Carta privada: el epistolario de muchos personajes públicos consta de cartas privadas, dirigidas en principio a amigos o familiares. Sin embargo, posteriormente, generalmente de forma póstuma, estas cartas se han considerado de interés general y se han publicado. Tal es el caso, por ejemplo, de la Carta al padre de Franz Kafka y de las cartas escritas por el poeta español Antonio Machado a la poetisa Pilar de Valderrama ("Guiomar").13
  • Carta proemio: es aquella que sirve de prólogo a un libro. Así, las Geórgicas del poeta latino Virgilio se abren con una dedicatoria a su protector, Mecenas. Un ejemplo clásico de la literatura española es la carta de «El autor a un su amigo» que abre La Celestina, de Fernando de Rojas.
  • Epístola en verso: su referente clásico son las Epístolas del poeta latino Horacio y las cartas en verso que Ovidio escribe desde el exilio (Pónticas). En el siglo XX, el poeta vasco Gabriel Celaya recupera esta tradición en su libro Las cartas boca arriba (1951).
  • Novela epistolar: numerosas novelas incluyen cartas de alguno de los personajes. En la antigüedad tardía, Heliodoro y Aquiles Tacio usan ya el recurso. Cuando toda la novela (o al menos parte importante de ella) consta de una o varias cartas, hablamos de novela epistolar. Son ejemplos célebres Las amistades peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos y Los idus de marzo de Thornton Wilder.

Historia

La Antigüedad

Tablilla que contiene una de las cartas de Amarna, escrita en caracteres cuneiformes.
La historia de la epistolografía comienza en la antigua Mesopotamia y Egipto. Para entender las cartas que se conservan de esta época hay que tener en cuenta que la escritura es entonces una técnica especializada al alcance de muy pocas personas. De ahí que se trate, sobre todo, de correspondencia oficial o mercantil. En Egipto, tienen especial importancia las cartas de Amarna, que recogen la correspondencia diplomática de los faraones Amenofis III y Akenatón y arrojan luz sobre las relaciones del Egipto de la época con las naciones vecinas.14
La epistolografía goza de gran consideración como género literario en el mundo grecolatino.15 Se concibe la carta como una "conversación por escrito", de estilo austero y claro.16 La composición de epístolas apócrifas y ficticias es uno de los ejercicios favoritos de rétores y sofistas.17 Así, el sofista griego Alcifrón debe su fama a sus cartas ficticias (ordenadas en cuatro series: cartas de pescadores, de labradores, de parásitos y de cortesanas). Uno de los desarrollos más interesantes del género es la epístola en verso, cultivada por Horacio y otros poetas. En sus Heroidas, Ovidio ofrece 21 cartas de amor, puestas en boca de personajes femeninos célebres, como Safo, Penélope y Dido. Las cartas de Cicerón, sin ser la parte más importante de su obra, se consideran un testimonio de gran valor sobre la vida del autor y la cultura y manejos políticos de la Roma de su época. Destacan también, entre otras, las cartas del filósofo Séneca, de Plinio el Joven y de los sofistas Luciano, Claudio Eliano y Filóstrato. Las cartas o epístolas de Pablo de Tarso y otros autores cumplen una función muy especial en el Nuevo Testamento, permitiéndonos conocer algunos de los conflictos y puntos de vista de los primeros núcleos cristianos. Algunas de ellas se consideran hoy apócrifas.18 Lo mismo sucede con el epistolario de los primeros padres de la Iglesia, como Ignacio de Antioquía y Clemente de Roma.18
De la antigüedad tardía se conservan epistolarios de gran interés, tanto de autores paganos (Libanio, Juliano el Apóstata) como de padres de la Iglesia (Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa, Juan Crisóstomo, Sinesio de Cirene, Teodoreto de Ciro).19
El estudio de los epistológrafos grecolatinos ha generado una bibliografía voluminosa, volcada en un primer momento hacia las cartas como material auxiliar para el estudio de otros géneros y materias. En los últimos años, la epistolografía ha comenzado a despertar interés por sí misma, como un género literario con valor propio.20

Edad Media

En la Edad Media, hay intercambios epistolares de justa fama, como los del filósofo Pedro Abelardo y su amante Eloísa.21 La cultura bizantina produce también epistolarios de gran riqueza, como los de Eustacio de Tesalónica,22 Juan Tzetzes y Miguel Psello.

Siglos XVI y XVII

Ya en el Renacimiento, Petrarca y Erasmo de Rotterdam, entre otros, siguen cultivando con acierto el género. La correspondencia de Erasmo con Martín Lutero se considera un documento esencial para entender la Reforma Protestante. Erasmo y Juan Luis Vives escriben sendos manuales sobre el arte de escribir cartas, con el mismo título (De conscribendis epistolis, de 1522 y 1536, respectivamente).23
Del año 1519 es la Carta de Rafael Sanzio al papa Leon X, cuando éste le encargó un trabajo arquitectónico en el Vaticano, en la que manifiesta la tesis de la estética clásica del Renacimiento, y recalca la importancia de la conservación de las ruinas de la Antigüedad que se excavaban en Roma, por su valor para la Historia.24
En España, la epístola poética conoce un momento de esplendor en el Siglo de Oro, con creaciones como la Epístola a Boscán de Garcilaso de la Vega y la Epístola moral a Fabio de Andrés Fernández de Andrada.

Siglos XVIII y XIX

Los autores ilustrados del siglo XVIII retoman con interés el género, utilizado por ejemplo por Voltaire (Cartas filosóficas, Cartas de Memmius), Montesquieu (Cartas persas), José Cadalso (Cartas marruecas) y el Padre Feijoo (Cartas eruditas y curiosas) A finales de siglo, Pierre Choderlos de Laclos publica Las amistades peligrosas, novela epistolar de enorme éxito.
La epistolografía sigue viva en el romanticismo, con creaciones como Cartas desde mi celda y Cartas literarias a una mujer, del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer. Se publican también en este período novelas epistolares célebres, como Las cuitas del joven Werther de Goethe, Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley y Drácula de Bram Stoker.
Los autores realistas recurren también a la novela epistolar, que les permite ahondar en la psicología de los personajes. Un ejemplo notable es la primera parte de Pepita Jiménez, de Juan Valera.
En las cartas de Van Gogh se encuentra el juicio del pintor sobre la pintura, sobre el papel del artista en el mundo moderno, sobre los cuadros que estudia y sobre sus dificultades e intenciones. Su epistolario supone una fuente histórico-artística privilegiada para el conocimiento de su obra y biografía.25

Siglos XX y XXI

En el siglo XX, las cartas de Howard Phillips Lovecraft y J. R. R. Tolkien se consideran parte esencial de la obra de estos autores, pues iluminan muchos aspectos de su obra de ficción.26 27 Algo similar puede decirse de poetas como los españoles Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre y el nicaragüense Rubén Darío. En su libro Las cartas boca arriba (1951), el poeta vasco Gabriel Celaya recupera la tradición de la carta en verso, de estirpe horaciana, relativamente abandonada en los tiempos modernos.

Véase también

Referencias


  • Beltrán Almería, Luis (1996). «Las estéticas de los géneros epistolares». 1616: Anuario de la Sociedad Española de Literatura General y Comparada (10). ISSN 0210-7287, págs. 239-246 (cita en pág. 241)..

  • Pulido Tirado,Genara (2001). «La escritura epistolar en la actual encrucijada genérica». Signa (10). ISSN 1133-3634, págs. 435-447 (cita en pág. 437)..

  • Ruiz García, Elisa (1994). «Introducción». Teofrasto, Caracteres y Alcifrón, Cartas de parásitos. Cartas de cortesanas. Barcelona: Planeta DeAgostini. ISBN 978-84-473-5303-3.

  • «Correos pone buzones especiales para las cartas a los Reyes Magos». 15 de diciembre de 2006. Archivado desde el original el 22 de septiembre de 2008. Consultado el 29 de julio de 2008.

  • «Correos comienza a enviar las cartas a los Reyes Magos». 16 de diciembre de 2004. Consultado el 29 de julio de 2008.

  • «Los Reyes Magos contestarán este año vía e-mail». 16 de diciembre de 2004. Consultado el 29 de julio de 2008.

  • «Los Reyes Magos ya tienen página web». 14 de diciembre de 2007. Consultado el 29 de julio de 2008.

  • «El buzón de los Reyes Magos». Consultado el 29 de julio de 2008.

  • «Sección de cartas al director en el diario español El País». Consultado el 29 de julio de 2008.

  • «Concursos de cartas de amor en Google». Consultado el 29 de julio de 2008.

  • Usunáriz, Jesús M (2003). «Cartas de amor en la España del Siglo de Oro». Pliegos Volanderos del GRISO (5). pág. 2..

  • «Cartas a Julieta». Consultado el 29 de julio de 2008.

  • Baamonde, Miguel Ángel (noviembre de 2006). «¿Pilar de Valderrama, falsa Guiomar?». Consultado el 29 de julio de 2008.

  • Serrano Delgado, José Miguel (1993). Textos para la historia antigua de Egipto. Madrid: Cátedra. pp. 125–129. ISBN 978-84-376-1219-5.

  • En la Ilíada (VI, 155-205) encontramos la primera referencia griega a la escritura de cartas. Estenebea, esposa del rey Preto, convence a éste de que Belerofonte, huésped en su corte, ha intentado violarla. Como venganza, Preto envía a Belerofonte al reino de Licia para que haga entrega de una carta al rey Yóbates, padre de Estenebea. La carta indica a Yóbates que debe matar al portador.

  • Suárez de la Torre, Emilio (1988). «Literatura imperial. Prosa: epistolografía». Historia de la literatura griega. Madrid: Cátedra. ISBN 978-84-376-0770-2, pág. 1148..

  • Suárez de la Torre, obra citada, págs. 1145-1146.

  • Suárez de la Torre, obra citada, pág. 1147.

  • Suárez de la Torre, obra citada, págs. 1147-1148.

  • Prieto Domínguez, Óscar (2008). «Los acercamientos científicos a la epistolografía griega y sus enfoques teóricos». Estudios Clásicos (133). ISSN 0014-1453, págs. 111-132..

  • Froldi, Rinaldo. «El tema literario de Eloísa y Abelardo y las Heroidas de José Marchena». Consultado el 29 de julio de 2008.

  • Bourbouhakis, Emmanuel C. «Las cartas de Eustacio de Tesalónica» (en inglés). Consultado el 29 de julio de 2008.

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  • Tatarkiewitcz, Wladyslaw (1991). Historia de la estética III: La estética moderna, 1400-1700. Akal. p. 144. ISBN 84-7600-669-1.

  • Van Gogh, Vincent (2007). «Prólogo». Las cartas. Akal. p. 6. ISBN 978-84-460-2199-5.

  • «Las cartas de Lovecraft». Archivado desde el original el 27 de noviembre de 2015. Consultado el 29 de julio de 2008.

    1. Helios de Rosario. «Las cartas de J.R.R. Tolkien». Archivado desde el original el 27 de noviembre de 2015. Consultado el 29 de julio de 2008.

    Enlaces externos

    Epístola.

    Epístola (del griego: ἐπιστολή, epistolē) es un sinónimo de carta:1 un texto cuya función principal es la comunicación entre el remitente o emisor (el escritor que la redacta y envía) y el destinatario o receptor que la debe recibir. El uso del término suele implicar un registro culto o un contexto literario (el género epistolar).
    En la actualidad es un término arcaico, por lo general restringido en su uso a las cartas didáctica sobre ética o religión; y particularmente para referirse a los libros del Nuevo Testamento que reciben el nombre de "epístolas", y donde se recogen las escritas por algunos apóstoles destinadas a las comunidades cristianas primitivas. Las tradicionalmente atribuidas a Pablo de Tarso se conocen como "epístolas paulinas" y el resto con el nombre genérico de "epístolas católicas" (es decir, "universales" o "generales").
    El género epistolar fue común en el Antiguo Egipto como parte del trabajo de los escribas, y están recogidas bajo el nombre de Sebayt (instrucciones), estando datadas las más antiguas en el siglo XXV a. C.
    También nos han llegado de la Antigüedad las Epístolas de Horacio, del siglo I  a. C. Una de ellas, Epistula ad Pisones, recibe el nombre de Arte poética, y ha sido durante siglos considerada como la normativa de principios literarios.

    Índice

    Epístolas bíblicas

    Las Epístolas bíblicas son la parte del Nuevo Testamento que consiste en cartas enviadas a las primeras comunidades cristianas por los apóstoles Santiago, Judas, Pedro y Juan, y también por San Pablo (las Epístolas paulinas).
    En la liturgia de la misa, "la Epístola" o lectura de la Epístola es una de sus partes, en la que se procede a la lectura de un fragmento de alguna de las Epístolas bíblicas. El libro litúrgico que recoge estas lecturas se denomina "epistolario". En la disposición física de las partes de la iglesia, "la Epístola" o el "lado de la Epístola" es el lado derecho (desde el punto de vista de los fieles), por oposición al "lado del Evangelio".

    Epístolas literarias en prosa y verso

    En el Humanismo renacentista, la epístola se transformó en un género literario ensayístico, dignificado por un estilo exigente y formal, muy a menudo provisto de intención didáctica o moral, pero otras veces consagrado a una mera función distractiva.
    También recibe el nombre de "epístola" la composición poética en la que el autor se dirige a un receptor bien determinado, real o imaginario, que se considera ausente; la forma métrica habitual de este tipo de poemas es el terceto encadenado o el verso blanco.
    Se prodigaron las epístolas en prosa y en verso, en línea con el afán comunicativo y abierto que tenían ambos género y su afinidad con los ideales de la estética renacentista. No siempre tenían por qué tener un destinatario, pues podía ser ficticio, un mero pretexto para el desahogo personal.
    Petrarca, aislado en los siglos oscuros, escribió cartas a escritores paganos y cristianos de la Antigüedad para sentirse menos solo (a Cicerón y a San Agustín); Erasmo compuso cientos de epístolas; los humanistas españoles (Hernando del Pulgar, con sus Letras, o fray Antonio de Guevara, con sus Epístolas familiares) contribuyeron también al género.
    Tal forma tomaron también, ya en el siglo XVII, las Cartas filológicas de Francisco Cascales.
    En el siglo XVIII fue un género muy cultivado: Montesquieu lo utilizó como recurso literario para la crítica socio-política en sus Cartas persas, que José de Cadalso imitó en sus Cartas marruecas. Entre las de otros ilustrados españoles destacan las humorísticas (y un poco escabrosas y escatológicas) Cartas de Juan del Encina de José Francisco de Isla y el Epistolario de Leandro Fernández de Moratín.
    En el siglo XIX español, además de Galdós y Juan Valera, hay que reseñar la colección de Modelos para cartas (1899) de Rafael Díez de la Cortina. Ya en el siglo XX los ejemplos son numerosos; por su carácter oportunista y la polémica que despertó cabe recordar la Carta al General Franco de Fernando Arrabal escrita en 1971 a salvo en su exilio francés.2

    Estructura epistolar

    Una estructura habitual de las epístolas incluye las siguientes partes:
    • Conclusión
    • Introducción
    • Primera parte, de carácter teórico-doctrinal
    • Segunda parte, exhortación moral

    Novela epistolar

    También puede utilizarse la epístola como mecanismo narrativo o recurso literario que permite escribir novelas en forma de cartas o epístolas, ejemplo de las novelas epistolares son el Proceso de cartas de amores de Juan de Segura, Pamela, o La virtud recompensada de Samuel Richardson, Las amistades peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos o la primera parte de Pepita Jiménez de Juan Valera, así como el relato Novela en nueve cartas del escritor ruso Fiódor Dostoyevski.

    Correspondencias y epistolarios

    Correspondencia literaria

    La correspondencia literaria es el intercambio epistolar entre escritores, especialmente notable en algunos casos (Max Aub).

    Correspondencia científica

    La correspondencia científica, que se remonta a la ciencia griega (cartas de Arquímedes), fue trascendental para la fijación del concepto de publicación científica a partir del siglo XVII.

    Epistolarios

    Las cartas o epístolas que constituyen una correspondencia pueden reunirse en colecciones llamadas epistolarios; estos pueden ser de distintos tipos, según agrupen las cartas por autores, corresponsales, temas o fechas; los epistolarios más completos recogen también las epístolas que escriben los corresponsales, que a menudo son excluidos (bien porque no tienen tanta importancia, fama o calidad literaria como el autor a quien están consagradas estas colecciones, o bien porque no se ha conservado -es muy difícil que se haya conservado este tipo de literatura efímera-).

    Véase también

    Notas


    Epístola (en la Escritura)

    Latín, epistola; griego, ’epistolé; en hebreo al principio sólo se usaba el término general que significa “libro”, luego, ciertas expresiones de transición que significan “escribir”, y finalmente agrt, ’iggéréth (de origen persa o asirio), y nshtwn, nishtewan (de derivación persa), la cual la Versión de los Setenta siempre traduce como ’epistolé.
    En el estudio de las epístolas bíblicas, será conveniente distinguir entre el Antiguo Testamento y el Nuevo.

    El Antiguo Testamento

    El Antiguo Testamento exhibe dos períodos en su idea de una epístola: primero, presenta la epístola bajo el concepto general de un libro o un escrito; segundo; considera la epístola como una forma literaria definida. Puede resultar difícil señalar con precisión la línea divisoria entre estos dos periodos; en general, puede afirmarse que los hebreos desarrollaron su concepto de epístola como una forma específica de escritura durante la época del Cautiverio. El primer caso de un mensaje bíblico escrito se encuentra en 2 Sam. 11,14-15, donde se nos dice de la carta de David a Joab sobre Urías; en este caso había necesidad de secreto, así como en el de la orden de Jezabel a los ancianos y principales de la ciudad en el asunto de Nabot (1 Rey. 21,8-9), y en las órdenes que Jehú envió a Samaria ( 2 Rey. 10,1-6).
    Puede haber sido con el fin de evitar el peligro de una entrevista personal que el profeta Elías (¿Eliseo?) le escribió al rey Joram respecto a su castigo inminente (2 Crón. 21,12-15). El deseo de ser contundente y perentorio provocó la carta del rey de Siria al rey de Israel, pidiendo la curación de la lepra de Naamán (2 Ry. 5,5-7), y la carta abierta de Senaquerib a Ezequías (2 Rey. 19,14; Is. 37,14; 2 Crón. 32,17); el deseo de ser cortés parece haber inspirado la carta de Merodac Baladán a Ezequías después que éste se recuperó de su enfermedad (2 Rey. 20,12; Is. 39,1). Reyes, xx, 12; es, xxxix, 1). Similar a las anteriores cartas autoritativas es el mensaje dirigido por Jeremías a los exiliados en Babilonia (Jer. 29,1 ss); el profeta alude también a las cartas enviadas por un pseudo-profeta de Babilonia a Jerusalén con el propósito de socavar la autoridad de Jeremías (ibíd., 25,29).
    Hasta aquí, las cartas son de ocurrencia relativamente rara en la Biblia, y no son consideradas como constitutivas de una clase distinta de literatura. A partir de ahora se vuelven más frecuentes, y tanto su nombre como su forma las señala como una especie literaria peculiar. Su frecuencia posterior puede inferirse a partir de su repetida ocurrencia en los Libros de Ester, Esdras y Nehemías: Ester 1,22; 3,12; 8,5 ss.; 9,20.29; 13,1-7; 16,1-24; Esd. 4,7.11 ss.; 5,6; 7,11;. Neh. 2,7; 6,5.17.19. Su nombre general "libro" da paso, en primer lugar, al de “escrito” (2 Crón. 2,11; 21,12; Est. 3,13-14; 8,10.13), y luego al de “carta” (2 Crón. 30,1.6; Esd. 4,7 ss.; 5,5 ss.; Neh. 2,7-9; 6,5.17.19; Est. 9,26.29). Su forma comienza a ser marcada por una dirección formal y un final claramente epistolar. Ejemplos de tales direcciones explícitas se puede observar en Esdras 5,7: "Al rey Darío toda paz"; Est. 8,12: "El gran rey Asuero, a los sátrapas de las ciento veintisiete provincias comprendidas entre la India y Etiopía, y a todos nuestros fieles súbditos, salud”; 1 Mac. 11,30: “El rey Demetrio a su hermano Jonatán y a la nación de los judíos, saludo.” Un caso de una conclusión epistolar se produce en 2 Mac. 11,33: “Seguid bien. Año ciento cuarenta y ocho, día quince de Xántico.” Un ejemplo similar se puede observar en 11,38. Pero el Antiguo Testamento no proporciona ningún modelo de correspondencia privada entre los hebreos.

    El Nuevo Testamento

    El Nuevo Testamento nos presenta una forma de epístola altamente desarrollada. Escritores recientes sobre el tema han hallado conveniente seguir al profesor Deissmann en su distinción entre la carta y la epístola. La carta es una conversación privada y confidencial con el destinatario, donde sus respuestas anticipadas dan forma al curso de la escritura; la epístola es general en su objetivo, se dirige a todos los interesados y tiende a la publicación. La carta es un producto espontáneo del escritor; la epístola sigue las reglas del arte. Si se considera la publicación como condición esencial de la literatura, la carta puede ser descrita como un "formulario de expresión pre-literaria". Para aplicar más efectivamente esta distinción a los mensajes escritos contenidos en, o mencionados por, los libros del Nuevo Testamento, vamos a agrupar los datos pertinentes en pre-paulinos, paulinos y post-paulinos.
    Pre-paulinos
    El Libro de los Hechos (9,2; 22,5 y 28,21) muestra que los judíos de Jerusalén enviaban cartas ocasionales a las sinagogas de la Diáspora; Hch. 15,22-23 da un ejemplo paralelo de una carta escrita por los Apóstoles desde Jerusalén a las iglesias en Antioquía, Siria y Cilicia. También podemos inferir por el testimonio del Nuevo Testamento (1 Cor. 16,3; 2 Cor. 3,1; Rom. 16,1-2; Hch. 18,27) que las cartas de recomendación ocurrían a menudo. 1 Cor. 7,1 nos informa que los cristianos de Corinto habían apelado a San Pablo en sus dificultades por medio de una carta.
    Paulinos
    Las epístolas paulinas forman una colección que antes se llamaba ‘o ‘apóstolos. Se les llama “epístolas” aunque la dirigida a los hebreos apenas se merece ese nombre, pues es más bien una homilía teológica. No se han conservado para nosotros las epístolas mencionadas en 1 Cor. 5,9 y Col. 4,16; su pérdida accidental nos hace sospechar que otras epístolas pueden haberse perdido. La forma y el estilo peculiares de las epístolas paulinas se estudian en sus respectivas presentaciones y comentarios; pero podemos añadir aquí que a las dos Epístolas a Timoteo y Tito se les llama epístolas pastorales. Algunos escritores suponen que la Epístola a los Hebreos, debido a su peculiar estilo y forma, no fue dictada por el Apóstol, sino que sólo expresa su doctrina. Sólo las tres epístolas pastorales y Filemón se dirigen a individuos; todas las demás se dirigen a las iglesias, cuya mayoría, sin embargo, eran bien conocidos por el escritor. Exhiben más el carácter personal de su autor que lo que lo hacen la mayoría de las cartas profanas.
    Post-paulinos
    En términos generales, podemos describir las llamadas Epístolas Católicas como post-paulinas. No es necesario señalar que estas epístolas no llevan el nombre del destinatario, como sucede en el caso de las epístolas paulinas, sino por el autor inspirado. La Epístola de Santiago no tiene un saludo definido, sino que estaba destinada a una clase, no para personas conocidas por el escritor. En la 1 Juan tenemos un sermón en lugar de una carta, aunque su conocimiento de la lengua indica que los lectores eran conocidos por el escritor. Las siguientes dos epístolas de San Juan son cartas reales en el estilo y la forma. La primera Epístola de San Pedro supone cierta que el escritor tenía alguna familiaridad con sus lectores, lo que no se puede decir de 2 Pedro o de la Epístola de San Judas. Los que se ha dicho muestra suficientemente que la distinción del Profesor Deissmann entre la epístola artística y la carta pre-literaria no se puede aplicar con exactitud estricta. Un buen número de las epístolas del Nuevo Testamento contienen esos detalles de familiaridad íntima que se supone son las características esenciales de la carta.

    Bibliografía: JACQUIER en VIG., Dict. de la Bible (París, 1899), II, 1897; BARTLETT en HAST., Dict. of the Bible (Nueva York, 1900), s.v.; KNABENBAUER, Lexicon Biblicum (París, 1907), II, 202 ss.; PRAT, Théologie de Saint Paul (París, 1908), 33 ss.; DEISSMANN, Bibelstudien (1895), 189-252.
    Fuente: Maas, Anthony. "Epistle (in Scripture)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05509a.htm>.
    Traducido por Luz María Hernández Medina. rc