Un hombre y un niño, mencionados en el Antiguo Testamento, llevan este nombre que significa "el padre es muy alto":
1. Uno de los notables de la tribu de Rubén, hijo de Eliab y hermano de Datán (Nm 26,9), que junto con éste último se pone de parte de Coré, el levita, en una revuelta contra Moisés y Aarón durante la estancia del pueblo de Israel en el desierto (Nm 16). Como los levitas de la banda sublevada por Coré, Abirán y Datán son castigados por este intento de subversión: desaparecen ellos, sus familias, sus tiendas y todos sus bienes en el suelo, que se hunde para tragarlos (Nm 16,31-33; Dt 11,6).
2. Hijo primogénito de Jiel quien, bajo el impío rey de Israel Ajab, reconstruyó Jericó (1R 16,34), desafiando de este modo la maldición lanzada por Josué después de la toma de la ciudad por los hebreos: "Maldito sea el hombre que se disponga a reconstruir esta ciudad. A costa de su primogénito la cimentará y a costa de su hijo menor asentará sus puertas (Jos 6,26)". El niño Abirán es, en efecto, inmolado por su padre, según la costumbre pagana del sacrificio de cimentación, para atraer el favor de los dioses sobre la construcción y sus huéspedes; la misma suerte correrá Segub, su hermano menor, con la misma finalidad, a la terminación de los trabajos: cuando Jiel "asiente las puertas".
1. Uno de los notables de la tribu de Rubén, hijo de Eliab y hermano de Datán (Nm 26,9), que junto con éste último se pone de parte de Coré, el levita, en una revuelta contra Moisés y Aarón durante la estancia del pueblo de Israel en el desierto (Nm 16). Como los levitas de la banda sublevada por Coré, Abirán y Datán son castigados por este intento de subversión: desaparecen ellos, sus familias, sus tiendas y todos sus bienes en el suelo, que se hunde para tragarlos (Nm 16,31-33; Dt 11,6).
2. Hijo primogénito de Jiel quien, bajo el impío rey de Israel Ajab, reconstruyó Jericó (1R 16,34), desafiando de este modo la maldición lanzada por Josué después de la toma de la ciudad por los hebreos: "Maldito sea el hombre que se disponga a reconstruir esta ciudad. A costa de su primogénito la cimentará y a costa de su hijo menor asentará sus puertas (Jos 6,26)". El niño Abirán es, en efecto, inmolado por su padre, según la costumbre pagana del sacrificio de cimentación, para atraer el favor de los dioses sobre la construcción y sus huéspedes; la misma suerte correrá Segub, su hermano menor, con la misma finalidad, a la terminación de los trabajos: cuando Jiel "asiente las puertas".
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