Nombre de origen incierto que se relaciona con el de Acar o Acán ajusticiado y enterrado en el lugar que luego fue llamado "valle de Acor" (Jos 7,24-26). Un juego de palabras utiliza el término akar que significa "traer confusión o desgracia": el lugar se convirtió en el símbolo de lo uno y lo otro. Así, cuando los profetas quieren dar testimonio de la extraordinaria bendición que Yahvé reserva a su pueblo si es fiel, muestran este lugar desolado, transformado en "dehesa de reses vacunas", símbolo de prosperidad (Is 65,10), o en "puerta de esperanza", abierta al Israel renovado (Os 2,17 ó 15 según vers.).
El valle de Acor es también mencionado en un pasaje de JOSUÉ (Jos 15,7) que fija los límites del territorio atribuido a la tribu de Judá. Hay que buscarlo entre los numerosos talwegs del sur de Jericó, y más exactamente entre esta ciudad y el lugar denominado Nebi-Musa, "la tumba de Moisés".
El valle de Acor es también mencionado en un pasaje de JOSUÉ (Jos 15,7) que fija los límites del territorio atribuido a la tribu de Judá. Hay que buscarlo entre los numerosos talwegs del sur de Jericó, y más exactamente entre esta ciudad y el lugar denominado Nebi-Musa, "la tumba de Moisés".
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