Adoración de los Magos | ||
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Autor | El Bosco, 1485-1500 | |
Técnica | Óleo sobre tabla | |
Estilo | Gótico | |
Tamaño | 138 cm × 72 cm | |
Localización | Museo del Prado, Madrid, España | |
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Índice
Historia
Como en el resto de obras del Bosco, la datación no es concluyente. No ha sido posible realizar un análisis dendrocronológico. Actualmente se cree que data del periodo 1485-1500; Schoute y Verougstraete la dataron hacia 1500; otros consideraron que se trataba de una obra de los últimos años del autor (1506 en adelante).2Tradicionalmente se creía que fue pintado para una capilla de la catedral de Bolduque. No obstante, más recientemente se ha desestimado esa posibilidad, entendiendo que era propiedad de Jehan Kassembrood, de Bruselas, cuyas propiedades fueron confiscadas en 1567 por el Duque de Alba; estaba casado con Wilhelmina Bronchorst, cuyo escudo aparece en el tríptico. El duque lo envió al rey Felipe II; en 1574 el rey lo envió al Monasterio de El Escorial, ubicándose en el oratorio. Está identificado con una Epifanía que el padre José de Sigüenza describió en El Escorial. En 1839 pasó a formar parte de la colección del Museo del Prado de Madrid, donde se encuentra en la actualidad.
El cuadro se encuentra en buen estado de conservación, conservando incluso su marco original.2
Análisis
Es considerada como una de las obras más bellas y refinadas del pintor junto con El Jardín de Las Delicias. En este cuadro, el Bosco asocia lo divino a lo fantástico de una manera más serena que en obras anteriores.3Aunque el título no lo sugiere, se trata de un tríptico con un gran contenido simbólico, donde las intrusiones extrañas, frecuentes en las obras del pintor, se deslizan en esta apacible escena.
Existe un cuadro del mismo tema (La Adoración de los Reyes 1475-1485) que se conserva en el Museo de Arte de Filadelfia relacionado con El Bosco, aunque las últimas investigaciones lo asignan a un seguidor o imitador.
Tríptico cerrado
El tríptico cerrado mide 138 cm. de alto y 72 cm. de ancho.Aparece una grisalla con la Misa de san Gregorio, tema muy representado durante el todo el arte medieval, y alcanza el Renacimiento, como puede verse en un grabado sobre el mismo tema de Durero (1511).4 Relata el momento en el que al papa Gregorio, mientras celebra una misa en el Vaticano, se le aparece Jesucristo, con los atributos de la Pasión.
El papa Gregorio aparece arrodillado, delante de un altar; en él se encuentra el sarcófago de Cristo, que se muestra de medio cuerpo, siguiendo la iconografía tradicional de la Piedad. Alrededor de la figura de Jesucristo hay un marco con los episodios de la pasión.
Se muestran también los retratos de algunos de los donantes. Estas figuras secundarias fueron añadidas sobre la grisalla.2
Señala Marijnissen (1987) que «los elementos verticales del marco forman parte integrante de la escena pintada».2
Tríptico abierto
- El paisaje
- Ala izquierda
- Tabla central
El pintor representa a personajes extraños, que realizan movimientos inexplicables dentro del contexto sagrado que se presupone. Toda la escena principal se encuentra rodeada de símbolos del mal, como los dos pastores sobre la cabaña o los ejércitos que atraviesan la escena; incluso las construcciones sobre el fondo tienen un aspecto antropomorfo e inquietante. La actitud de los pastores, además, parece sobrepasar la mera curiosidad ante la presencia de los poderosos reyes, y se convierten de este modo en personajes grotescos que han trepado al tejado del pesebre para contemplar la escena; tras ellos, dos ejércitos se encuentran en un violento encontronazo, completamente desligado de la serenidad del tema principal. Se añade a la situación, un grupo de personajes siniestros que asoman en el umbral de la cabaña, tras la Virgen, en particular una especie de rey oriental semidesnudo que aparece con una sonrisa que más bien parece una mueca. Lleva un manto rojo, un turbante o una tiara y tiene en la pierna derecha una herida repugnante y purulenta. Se ha interpretado de diversas maneras: Herodes; el Anticristo que amenaza la llegada de Cristo y que padece lepra;6 una representación de la herejía espiando a los creyentes; una prefiguración de la Pasión de Cristo; incluso la representación de América, nuevo continente recién descubierto y que no estaría representado, a diferencia de los otros tres conocidos hasta entonces, en los tres reyes Magos tradicionales (Koldeweij, 2001).2
- Ala derecha
Referencias
- CVC. Museo del Prado. Citas en Claroscuro. Pintores del norte
- Eileen Romano (dir.), "Bosco", "Los grandes genios del arte", n.º 25, Unidad Editorial, S.A., 2005, ISBN 84-89780-69-2
- P. F. R. Carrassat, Maestros de la pintura, Spes Editorial, S.L., 2005. ISBN 84-8332-597-7, pág. 46
- [1]
- Juan Antonio Ramírez, «El Bosco: futurible divino y paraíso invertido», en "Bosco", Los grandes genios del arte, n.º 25, Eileen Romano (dir.), Unidad Editorial, S.A., 2005, ISBN 84-89780-69-2
- L. Cirlot (dir.), Museo del Prado I, Col. «Museos del Mundo», Tomo 6, Espasa, 2007. ISBN 978-84-674-3809-3, pág. 164-165
Véase también
- Hieronymus Bosch, El Bosco.
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