Los pobladores indoeuropeos de Italia celebraban una ceremonia llamada primavera sagrada (ver sacrum).
En ella, el grupo se comprometía a expulsar a todos los hijos nacidos
durante esa primavera cuando llegasen a la pubertad. Los consagraban a
Marte, dios de la guerra, y a cambio pedían a los dioses que les
ayudasen a superar algún peligro terrible como una peste, una hambruna o
una guerra. Estrabón narra un caso:
«Durante
una larga guerra [...] hicieron voto de consagrar todo lo que naciera
aquel año, tal y como suelen hacer a veces también los griegos. Tras
resultar victoriosos, sacrificaron una parte de la producción y
consagraron el resto, pero al producirse una hambruna alguien les dijo
que también había que consagrar a los niños, lo que hicieron. Dedicaron a
Marte los hijos que les habían nacido, y cuando estos alcanzaron la
edad de hombres, los enviaron a fundar una colonia. Los conducía un toro
que una vez llegó al lugar [...] se tumbó en el suelo; entonces, tras
expulsar a los habitantes de la comarca, se instalaron en la zona, y
siguiendo las indicaciones de los adivinos, sacrificaron a Marte el toro
que les había guiado.»
Las
causas de realizar un ver sacrum eran el hambre, la enfermedad o la
guerra. Estas desgracias se debían a la escasez, que se reflejaba
precisamente en el hambre, los enfrentamientos con los vecinos por
faltas de tierras o las enfermedades causadas por la desnutrición.
Mediante esta ceremonia, los jóvenes nacidos aquella primavera eran
expulsados, de forma que los nacidos en un año, y sus posibles
descendientes, no contribuían a una mayor presión sobre los recursos.
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