Compositor francés, único representante verdadero del romanticismo musical
de su país. Su vida es una novela, y su obra, a menudo autobiográfica. Es
el creador de la orquestación moderna.
N. el 11 dic. 1803 en La Cote Saint André (Isere) y m. en París el 8 mar. 1869. Su padre, aficionado a la música, era un médico de espíritu escéptico; su madre era bella, melancólica y muy devota. Sus primeras impresiones musicales son las canciones populares de su región alpina, los cánticos de la iglesia del pueblo y los cuartetos de Haydn, que su padre interpretaba en unión de unos amigos. Siendo niño empezó a tocar la guitarra y la flauta, realizando sus primeros ensayos de composición hacia los 12 años. Fue enviado a París a estudiar Medicina (1821), pero asqueado por la disección decidió consagrarse exclusivamente a la música. Ganándose pobremente la vida como corista, estudia en el Conservatorio con Lesueur y Reicha, donde no tarda en mostrar sus tendencias revolucionarias. No obstante, en 1830 logra imponerse con su Sinfonía fantástica. Un vehemente y primer amor le lleva al borde del suicidio; mantiene luego un borrascoso noviazgo, que al fin se rompe, con la pianista María Molke; por último, se enamora locamente de la actriz inglesa Harriet Smithson, con quien se casa en 1833, romántico casamiento que se vería ensombrecido por el desacuerdo y más tarde por la enfermedad y la temprana muerte de Harriet. En 1854 contrae matrimonio con María Recio, cantante, unión igualmente turbulenta y desgraciada. Se gana difícilmente la vida como bibliotecario del Conservatorio y crítico musical, yendo de cuando en cuando al extranjero para dirigir sus obras (Alemania, Hungría, Rusia, Inglaterra), donde se le estima infinitamente más que en su propio país. Sin embargo, Francia acabaría por concederle la Legión de Honor y una cátedra en el Instituto. m. a los 66 años, consumido por el trabajo, la pasión, el mal humor y la enfermedad.
Temperamento arrebatado y volcánico, admirador de Weber y de Beethoven, B. es el tipo de artista romántico para el que la vida y el arte son una sola cosa y que considera, sobre todo, a la música como un medio de confidencia personal y pública. Sus sentimientos son de una gran violencia, hecho éste que le llevó a expresarlos a través de medios orquestales excepcionalmente importantes para la época y a rechazar las limitadas formas clásicas, incapaces de contener su inspiración. Fueron, pues, sus sentimientos los que hicieron de él un innovador, tanto en el terreno de la orquesta, donde es el creador de la moderna instrumentación (su Tratado de orquestación, 1844, conserva hoy toda su validez), como en el de la armonía, donde emplea acordes de una audacia inconcebible entonces, o en el terreno de la forma, donde inventa cada vez la adecuada al tema que trata, todo lo cual le convierte, junto con Liszt, en uno de los creadores del poema sinfónico y de la música de programa, géneros a la sazón nuevos y esencialmente románticos. Genio muy literario, B. fue un apasionado admirador de Shakespeare, Goethe y Byron, en quienes se inspiró con frecuencia, reencarnando cada vez el músico en los héroes de estos escritores.
Obras. Aparte de su Misa de Requiem (1837), de su oratorio La infancia de Cristo (1854) y de sus óperas Benvenuto Cellini ( 1838), Los troyanos ( 1859) y Beatriz y Benedicto ( 1862), sus obras no pueden ser clasificadas según los géneros tradicionales; todas son grandes obras sinfónicas, con o sin voces: «episodios de la vida de un artista» de la Sinfonía fantástica ( 1830); sinfonía con viola y orquesta Haroldo en Italia (1834); sinfonía con coros y solistas Romeo y Julieta (1839); cantata dramática La condenación de Fausto (1846).
Sus obras literarias (artículos polémicos, cartas, memorias) están incluidas en una decena de volúmenes, siendo la más pintoresca sus Memorias, 2 vol. París 1870.
N. el 11 dic. 1803 en La Cote Saint André (Isere) y m. en París el 8 mar. 1869. Su padre, aficionado a la música, era un médico de espíritu escéptico; su madre era bella, melancólica y muy devota. Sus primeras impresiones musicales son las canciones populares de su región alpina, los cánticos de la iglesia del pueblo y los cuartetos de Haydn, que su padre interpretaba en unión de unos amigos. Siendo niño empezó a tocar la guitarra y la flauta, realizando sus primeros ensayos de composición hacia los 12 años. Fue enviado a París a estudiar Medicina (1821), pero asqueado por la disección decidió consagrarse exclusivamente a la música. Ganándose pobremente la vida como corista, estudia en el Conservatorio con Lesueur y Reicha, donde no tarda en mostrar sus tendencias revolucionarias. No obstante, en 1830 logra imponerse con su Sinfonía fantástica. Un vehemente y primer amor le lleva al borde del suicidio; mantiene luego un borrascoso noviazgo, que al fin se rompe, con la pianista María Molke; por último, se enamora locamente de la actriz inglesa Harriet Smithson, con quien se casa en 1833, romántico casamiento que se vería ensombrecido por el desacuerdo y más tarde por la enfermedad y la temprana muerte de Harriet. En 1854 contrae matrimonio con María Recio, cantante, unión igualmente turbulenta y desgraciada. Se gana difícilmente la vida como bibliotecario del Conservatorio y crítico musical, yendo de cuando en cuando al extranjero para dirigir sus obras (Alemania, Hungría, Rusia, Inglaterra), donde se le estima infinitamente más que en su propio país. Sin embargo, Francia acabaría por concederle la Legión de Honor y una cátedra en el Instituto. m. a los 66 años, consumido por el trabajo, la pasión, el mal humor y la enfermedad.
Temperamento arrebatado y volcánico, admirador de Weber y de Beethoven, B. es el tipo de artista romántico para el que la vida y el arte son una sola cosa y que considera, sobre todo, a la música como un medio de confidencia personal y pública. Sus sentimientos son de una gran violencia, hecho éste que le llevó a expresarlos a través de medios orquestales excepcionalmente importantes para la época y a rechazar las limitadas formas clásicas, incapaces de contener su inspiración. Fueron, pues, sus sentimientos los que hicieron de él un innovador, tanto en el terreno de la orquesta, donde es el creador de la moderna instrumentación (su Tratado de orquestación, 1844, conserva hoy toda su validez), como en el de la armonía, donde emplea acordes de una audacia inconcebible entonces, o en el terreno de la forma, donde inventa cada vez la adecuada al tema que trata, todo lo cual le convierte, junto con Liszt, en uno de los creadores del poema sinfónico y de la música de programa, géneros a la sazón nuevos y esencialmente románticos. Genio muy literario, B. fue un apasionado admirador de Shakespeare, Goethe y Byron, en quienes se inspiró con frecuencia, reencarnando cada vez el músico en los héroes de estos escritores.
Obras. Aparte de su Misa de Requiem (1837), de su oratorio La infancia de Cristo (1854) y de sus óperas Benvenuto Cellini ( 1838), Los troyanos ( 1859) y Beatriz y Benedicto ( 1862), sus obras no pueden ser clasificadas según los géneros tradicionales; todas son grandes obras sinfónicas, con o sin voces: «episodios de la vida de un artista» de la Sinfonía fantástica ( 1830); sinfonía con viola y orquesta Haroldo en Italia (1834); sinfonía con coros y solistas Romeo y Julieta (1839); cantata dramática La condenación de Fausto (1846).
Sus obras literarias (artículos polémicos, cartas, memorias) están incluidas en una decena de volúmenes, siendo la más pintoresca sus Memorias, 2 vol. París 1870.
BIBL. : Basta una sola mención:
la monumental obra de base de A. BOSCHOT, Hector Berlioz, 3 vol., París
1946-50.
CLAUDE ROSTAND.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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