A veces
la gente confunde los cuadros de la Asunción con los de la Inmaculada:
unos representan un ascender y otros, en cierto sentido, un descender.
En el arte cristiano occidental, la
Asunción de la Virgen es un tema tardío, que costó convertir en
dogma, porque parecía más un tema piadoso que doctrinal. Fue con
ocasión del Año Santo en 1950 cuando el Papa Pío XII definió el
dogma de la Asunción de María.
En el siglo VIII, la Iglesia no lo
consideraba un dogma, y en Oriente, se veneraba la Dormición de la
Virgen, de la que tenemos grandes obras también en Occidente hasta
la época del Barroco en el siglo XVII.
La Virgen tiene una actitud pasiva en la Asunción, no sube por sus propios medios sino que es subida, ascendida por las alas de los ángeles hacia el Paraíso. En algunas representaciones antiguas se reflejaba de dos maneras, la Asunción del alma y la Asunción del cuerpo.
Artísticamente, hubo bastantes confusiones en los temas a representar, porque la Asunción de la Virgen es la subida de la Virgen hacia los cielos, en cambio, la Inmaculada es su “descender” a la tierra. En diferentes representaciones, se la representa con rasgos comunes, la luna bajo sus pies, la frente coronada de doce estrellas como la mujer del Apocalipsis... Por eso, Asunción e Inmaculada, tienden a confundirse en el arte.
En ocasiones, la Asunción se transforma en Ascensión, porque la Virgen no será elevada a los cielos por manos de los ángeles sino que en muchas escenas es la Virgen la que sube a los cielos, rodeada, como si fuera un cortejo, un acompañamiento solemne, de los ángeles.
El ejemplo más contundente de esta
transformación iconográfica será la obra de Tiziano, un gran retablo
de altar, pintado en 1518 para un convento veneciano. Parece que en
el siglo XVII, se vuelve a la representación tradicional, por la que
la Virgen es elevada a los cielos por los ángeles que la rodean y
acompañan.
En esta iconografía de la Virgen elevada por ángeles encontramos bordados, relieves, miniaturas, tímpanos de portadas y varias obras de pintores célebres como Masolino, Fra Filippo Lippi, Mantenga.
En la representación de la Virgen ascendiendo sola, las representaciones son más abundantes: Perugino, Tiziano, correggio, Durero, Guido Reni, Annibale Carracci, Rubens, Rembtrandt, Poussin, Murillo, Piazzetta, para citar los más relevantes.
La Asunción de la Virgen de
El Greco
La Virgen ligeramente curvada, formando un triángulo con los ángeles que la acompañan, y los apóstoles dividios en dos grupos rectangulares a derecha e izquierda. Es una obra piramidal que remarca con contundencia la figura de la Virgen, centro del tema y de la composición.
El Greco no buscaba el movimiento, al contrario, parece que lo detienen, que fotografía la escena para hacerla permanente, eterna, y se expresa con el color y el gesto. La Virgen aparece triunfante, luminosa, porque el Greco detiene la escena, la convierte en un conjunto de elementos geométricos, un mosaico de tonalidades esplendoroso. El triunfo de la Virgen ante los apóstoles que observan admirados, está rodeado de colores y de vida. Una línea de nubes divide la escena en dos partes, dando más vida a la obra, con unos personajes que entremezclan el ocre con los verdes y azules intensos.
La Coronación de la Virgen
La Asunción, de El Greco, 1577 |
Esta obra es un óleo sobre tela, de grandes dimensiones, 401x229 cm. Fue pintada en el año 1577 y está en el Chicago Art Institute. La Virgen de la Asunción nos recuerda por su gesto y su semblante, la Asunción de Tiziano, en Santa María Gloriosa de Venecia, pintado entre 1516-18 porque también aquí, el Greco rompe estilos, divide la escena en dos planos, el celeste con la Virgen y los santos, que en la obra de Tiziano está protegido por el manto de Dios Padre y que tiene un sentido trinitario, y el plano terrestre con las figuras de los apóstoles, asustados, asombrados, pero serenos, rebosando paz. |
La Asunción, de Tiziano, 1516-1518 |
La Virgen de la Asunción nos recuerda
por su gesto y su semblante, la Asunción de Tiziano, en Santa
María Gloriosa de Venecia, pintado entre 1516-18 porque también
aquí, el Greco rompe estilos, divide la escena en dos planos, el
celeste con la Virgen y los santos, que en la obra de Tiziano está
protegido por el manto de Dios Padre y que tiene un sentido
trinitario, y el plano terrestre con las figuras de los
apóstoles, asustados, asombrados, pero serenos, rebosando paz.
La Virgen ligeramente curvada, formando un triángulo con los ángeles que la acompañan, y los apóstoles dividios en dos grupos rectangulares a derecha e izquierda. Es una obra piramidal que remarca con contundencia la figura de la Virgen, centro del tema y de la composición.
Fue la primera obra de El Greco en
Toledo, para el convento de Santo Domingo. Obra magnífica, de gran
riqueza cromática, con una ambientación misteriosa, etérea, una
obra serena en la que los apóstoles comentan en grupo el suceso y
los ángeles reciben en acto de adoración a la Virgen.
El Greco no buscaba el movimiento, al contrario, parece que lo detienen, que fotografía la escena para hacerla permanente, eterna, y se expresa con el color y el gesto. La Virgen aparece triunfante, luminosa, porque el Greco detiene la escena, la convierte en un conjunto de elementos geométricos, un mosaico de tonalidades esplendoroso. El triunfo de la Virgen ante los apóstoles que observan admirados, está rodeado de colores y de vida. Una línea de nubes divide la escena en dos partes, dando más vida a la obra, con unos personajes que entremezclan el ocre con los verdes y azules intensos.
La Coronación de la Virgen
La Coronación de la Virgen es un tema popular, tratado desde antiguo en el arte, pero sin ninguna base bíblica. Es un escrito apócrifo atribuido a Melitón, obispo de Sardes, una historia popularizada por San Gregorio de Tours en el siglo VI y explicada con detalle por Santiago de la Vorágine en su “Leyenda Dorada”, en el siglo XIII.
Recordemos que la "Leyenda Dorada",
soberbia como literatura, recoge las leyendas, tradiciones,
historias y doctrina sobre las principales fiestas del año litúrgico
y el santoral más extendido en su época. Es una obra cargada de
detalles y que demuestra grandes conocimientos bíblicos, litúrgicos
y populares, escrita con un estilo sencillo, narrativo, a modo de
cuentos para gente sencilla, pero un verdadero devocionario, una
obra de obligada referencia religiosa, por la importancia que tuvo
en su época y por los detalles que aportó a la representación
iconográfica de los misterios de la Salvación.
Detalle de la Coronación de la
Virgen, de Fra Angelico
En historia del Arte, no conviene confundir Coronación con Glorificación de la Virgen. En la Glorificación, suele representarse la Virgen sobre un trono, y en algunas obras, con el Niño en su regazo, pero en la Coronación, la Virgen es coronada por la Trinidad, con el Hijo, junto a Dios Padre, un Cristo adulto.
Parece que la Coronación de la Virgen fue una creación francesa del siglo XII, conventual, y no parece que tenga referencias de Oriente, lo que constituye un hecho excepcional en el arte, porque la relación e influencia de Oriente en el arte Occidental y en los temas religiosos tratados, es evidente.
El tema está representado con cinco escenas diferentes: la Virgen coronada por un ángel, la Virgen coronada, la Virgen coronada por Cristo, la Virgen coronada por Dios Padre, y la Virgen coronada por la Trinidad. Esta última representación será muy común en la Europa latina desde el siglo XV al siglo XVII. Vemos una evolución que sube de grado y de dignidad, hasta llegar a la coronación plena de Dios, Uno y Trino.
Giotto, Orcagna, Fra Angélico, Crivelli, Giovanni Bellini, Botticelli, Filippo Lippi, Veronés, el Greco, Rafael, Durero, Rubens y Velásquez, realizaron algunas de las obras más celebradas.
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