Vida. La literatura antigua le menciona con frecuencia. Lo recuerdan S.
Jerónimo (De viris illustribus, 65: PL 23,711), S. Basilio (De Spiritu
Sancto, 29,74: PG 32, 206-207; Epist. 28,1; 204,2; 210,3.5: PG 32) y
Rufino (Historia ecclesiastica, 7,25). N. ca. 213 en Neocesárea del Ponto
de distinguida familia pagana. Parece que su primer nombre fue Teodoro y
que al convertirse al cristianismo lo cambió por G. En Neocesárea estudió
Retórica y Derecho. Planeaba trasladarse a Beritos, en Fenicia, junto con
su hermano Atenodoro, para asistir a la célebre escuela de Derecho de esa
ciudad, pero a ruegos de una hermana suya, cuyo marido había sido nombrado
gobernador de Palestina, se trasladó a Cesárea de Palestina; su estancia
allí fue decisiva para la orientación de su vida. Durante los cinco años
que en ella permaneció (233238) siguió el curso que daba Orígenes (v.),
haciéndole olvidar la jurisprudencia para entregarse a la filosofía. Por
influjo del maestro ambos hermanos se convirtieron al cristianismo
(Discurso, 6). Antes de abandonar Cesárea pronunció un discurso de
agradecimiento a Orígenes.
Algunos años después, el obispo de Arnasca, Fedimo, le elige y consagra como primer obispo de Neocesárea, su ciudad de origen, a pesar de su juventud. Asistió al Concilio de Antioquía del 265 (Eusebio, Hist. eccl. 7,28) contra Pablo de Samosata (v.). Su actividad pastoral fue extraordinaria. Se dice que a raíz de su muerte pocos eran los paganos que quedaban en todo el Ponto, por lo que se le considera el apóstol de Capadocia (A. Harnack, Die Mission und Ausbtretung des Christentums, II, 4 ed. Leipzig 1924, 757 ss.); los Padres Capadocios (v.) del s. lv le consideran el fundador de la Iglesia en esta región. Durante la persecución de Decio (250-251) aconsejó a los fieles la huida. Murió entre 270-275. Muy pronto se formó en torno a él una gran leyenda que motivó el sobrenombre de Taumaturgo. Cuatro biografías, una de ellas escrita por Gregorio de Nisa (v.), son de carácter enteramente legendario. G. fue un obispo de acción más que de manejo de pluma y, por eso, su escasa actividad literaria tiene fines casi siempre específicamente pastorales. Celebra su fiesta el 17 nov.
Obras. 1) In Originem prosphonetica ac pane-gyrica oratio (PG 10,1051-1104); redactado con entusiasmo juvenil y forma académica en 238 como gratitud y despedida de su maestro Orígenes. Contiene datos muy valiosos para la biografía de Orígenes y sobre su método de enseñanza, y es un documento de valía primordial dentro de la historia de la educación cristiana. Contiene un testimonio sobre los ángeles custodios (4,401) (P. Koetschau, Des Gregorios Thaumaturgos Dankrede an Orígenes, Friburgo 1894; A. Brinkmann, Gregors des Thaumaturgen Paneryricus auf Orígenes. «Rheinisches Museum für Philologie» 56,1901,55-76).
2) Expositio fidei (PG 10,983-988); este breve símbolo, exclusivamente trinitario, pero apreciable por la precisión de su doctrina, muestra que G. conservó el gusto por la especulación. Menos influenciado por la Escritura que por la metafísica expresa con exactitud la distinción de personas, su igualdad y su eternidad (RJ 611). Fue escrito entre 260-270 (C. P. Caspari, Alte und neue Quellen zur Geschichte des Taufsymbols, Oslo 1879, 1-64). El texto griego se conserva en la biografía de Gregorio de Nisa; una versión latina en Rufino, Hist. eccl. 7,26; hay también una versión siriaca (L. Froidevaux, Le symbole de saint Grégoire le Thaumaturge, «Revue de sciences religieuses» 99, 1929, 193-247).
3) Epístola canonica (PG 10,1019-1048), célebre por haber sido incluida en la colección de cartas canónicas de la Iglesia griega; es uno de los más antiguos escritos de casuística que poseemos. Escrita en respuesta a la consulta hecha por un obispo, cuyo nombre desconocemos, ante problemas surgidos por la conducta de algunos cristianos durante el periodo de ocupación de Ponto y Bitinia por los godos. Los cristianos del Ponto sentían escrúpulos porque algunos de ellos habían indicado el camino a los godos y señalado las casas que debían saquear, y por haber comido manjares paganos y cooperado a ciertos actos de salvajismo. G. aconseja a su colega, desde una perspectiva de caridad y tolerancia, pero sin descuidar la disciplina. Es un documento de especial interés para la penitencia canónica. En el can. 11 se distingue ya en Asia Menor cuatro categorías de penitentes: a) el pecador que fuera de las puertas de la iglesia pide oraciones por él a los fieles; b) el que escucha en el vestíbulo la explicación de la S. E. y abandona la iglesia al mismo tiempo que los catecúmenos; c) el que se prosterna en la iglesia al igual que los catecúmenos; d) el que asiste a los oficios, pero sin poder tratar con los fieles hasta que plenamente reconciliado pueda participar en los misterios. Es casi el procedimiento análogo que siguió después S. Basilio, pero no adoptado ni en Siria ni en Egipto (J. Dráseke, Der kanonische Brief des Gregorios von Neocaesarea, «Jahrbuch für protestantische Theologie» 7,1881, 724-756).
4) Metaphrasis in Ecclesiastem Salomonis (PG 10,9871018). Aunque es una traducción de este libro inspirado, en realidad bien puede llamarse una paráfrasis por la libertad con que reproduce el texto sobre la base de la versión griega de los Setenta. S. Jerónimo la califica de breve, pero útil (De viris ill. 65). Por el hecho de que en los manuscritos sigue a las obras de Gregorio Nacianceno se ha dudado de su autenticidad. No obstante, S. Jerónimo (De viris ill. 65 y commentarium in Ecclesiastés, 4) y Rufino (Hist. eccl. 7,25) la enumera entre las obras auténticas del obispo de Neocesárea.
5) Sobre la pasibilidad e impasibilidad de Dios; tratado de carácter apologético filosófico, que se conserva únicamente en siriaco, y tal vez escrito antes de su episcopado. G. dialoga con Teopompo, destinatario del librito, sobre Dios, impasible en sí mismo, y que se preocupa por la vida de los hombres, pero que también este mismo Dios, hecho hombre, pudo sufrir; su triunfo sobre la muerte le ha hecho impasible. El valor del sufrimiento de Cristo está en relación con su libertad (P. Lagarde, Analecta Syriaca, Leipzig 1858, 46 ss.).
6) Una serie de cartas señaladas por S. Jerónimo (De viris ill. 65) se han perdido, así como el Diálogo con Eliano, del que habla S. Basilio en la carta 210,5 (PG 32, 775), y que utilizaron los sabelianos (v. SABELIO) pretendiendo encontrar en él sus doctrinas.
7) Son dudosas: el tratado Sobre el alma dirigido a Taciano y atribuido también a S. Máximo el Confesor (v.); seis homilías conservadas en armenio (M. Jugie, Les Homélies mariales attribuées á Saint Grégoire le Thaumaturge, «Analecta Bollandiana» 1925, 85-95); el escrito dirigido a Filagrio sobre la identidad de esencia o consustancialidad de las tres personas divinas, que en la versión siriaca se atribuye a G., mientras que en griego figura a nombre de G. Nacianceno y G. Niseno (es una versión del griego de la carta a Evagrio: PG 37, 383-86; P. Lagarde, o. c. 43 ss.).
Algunos años después, el obispo de Arnasca, Fedimo, le elige y consagra como primer obispo de Neocesárea, su ciudad de origen, a pesar de su juventud. Asistió al Concilio de Antioquía del 265 (Eusebio, Hist. eccl. 7,28) contra Pablo de Samosata (v.). Su actividad pastoral fue extraordinaria. Se dice que a raíz de su muerte pocos eran los paganos que quedaban en todo el Ponto, por lo que se le considera el apóstol de Capadocia (A. Harnack, Die Mission und Ausbtretung des Christentums, II, 4 ed. Leipzig 1924, 757 ss.); los Padres Capadocios (v.) del s. lv le consideran el fundador de la Iglesia en esta región. Durante la persecución de Decio (250-251) aconsejó a los fieles la huida. Murió entre 270-275. Muy pronto se formó en torno a él una gran leyenda que motivó el sobrenombre de Taumaturgo. Cuatro biografías, una de ellas escrita por Gregorio de Nisa (v.), son de carácter enteramente legendario. G. fue un obispo de acción más que de manejo de pluma y, por eso, su escasa actividad literaria tiene fines casi siempre específicamente pastorales. Celebra su fiesta el 17 nov.
Obras. 1) In Originem prosphonetica ac pane-gyrica oratio (PG 10,1051-1104); redactado con entusiasmo juvenil y forma académica en 238 como gratitud y despedida de su maestro Orígenes. Contiene datos muy valiosos para la biografía de Orígenes y sobre su método de enseñanza, y es un documento de valía primordial dentro de la historia de la educación cristiana. Contiene un testimonio sobre los ángeles custodios (4,401) (P. Koetschau, Des Gregorios Thaumaturgos Dankrede an Orígenes, Friburgo 1894; A. Brinkmann, Gregors des Thaumaturgen Paneryricus auf Orígenes. «Rheinisches Museum für Philologie» 56,1901,55-76).
2) Expositio fidei (PG 10,983-988); este breve símbolo, exclusivamente trinitario, pero apreciable por la precisión de su doctrina, muestra que G. conservó el gusto por la especulación. Menos influenciado por la Escritura que por la metafísica expresa con exactitud la distinción de personas, su igualdad y su eternidad (RJ 611). Fue escrito entre 260-270 (C. P. Caspari, Alte und neue Quellen zur Geschichte des Taufsymbols, Oslo 1879, 1-64). El texto griego se conserva en la biografía de Gregorio de Nisa; una versión latina en Rufino, Hist. eccl. 7,26; hay también una versión siriaca (L. Froidevaux, Le symbole de saint Grégoire le Thaumaturge, «Revue de sciences religieuses» 99, 1929, 193-247).
3) Epístola canonica (PG 10,1019-1048), célebre por haber sido incluida en la colección de cartas canónicas de la Iglesia griega; es uno de los más antiguos escritos de casuística que poseemos. Escrita en respuesta a la consulta hecha por un obispo, cuyo nombre desconocemos, ante problemas surgidos por la conducta de algunos cristianos durante el periodo de ocupación de Ponto y Bitinia por los godos. Los cristianos del Ponto sentían escrúpulos porque algunos de ellos habían indicado el camino a los godos y señalado las casas que debían saquear, y por haber comido manjares paganos y cooperado a ciertos actos de salvajismo. G. aconseja a su colega, desde una perspectiva de caridad y tolerancia, pero sin descuidar la disciplina. Es un documento de especial interés para la penitencia canónica. En el can. 11 se distingue ya en Asia Menor cuatro categorías de penitentes: a) el pecador que fuera de las puertas de la iglesia pide oraciones por él a los fieles; b) el que escucha en el vestíbulo la explicación de la S. E. y abandona la iglesia al mismo tiempo que los catecúmenos; c) el que se prosterna en la iglesia al igual que los catecúmenos; d) el que asiste a los oficios, pero sin poder tratar con los fieles hasta que plenamente reconciliado pueda participar en los misterios. Es casi el procedimiento análogo que siguió después S. Basilio, pero no adoptado ni en Siria ni en Egipto (J. Dráseke, Der kanonische Brief des Gregorios von Neocaesarea, «Jahrbuch für protestantische Theologie» 7,1881, 724-756).
4) Metaphrasis in Ecclesiastem Salomonis (PG 10,9871018). Aunque es una traducción de este libro inspirado, en realidad bien puede llamarse una paráfrasis por la libertad con que reproduce el texto sobre la base de la versión griega de los Setenta. S. Jerónimo la califica de breve, pero útil (De viris ill. 65). Por el hecho de que en los manuscritos sigue a las obras de Gregorio Nacianceno se ha dudado de su autenticidad. No obstante, S. Jerónimo (De viris ill. 65 y commentarium in Ecclesiastés, 4) y Rufino (Hist. eccl. 7,25) la enumera entre las obras auténticas del obispo de Neocesárea.
5) Sobre la pasibilidad e impasibilidad de Dios; tratado de carácter apologético filosófico, que se conserva únicamente en siriaco, y tal vez escrito antes de su episcopado. G. dialoga con Teopompo, destinatario del librito, sobre Dios, impasible en sí mismo, y que se preocupa por la vida de los hombres, pero que también este mismo Dios, hecho hombre, pudo sufrir; su triunfo sobre la muerte le ha hecho impasible. El valor del sufrimiento de Cristo está en relación con su libertad (P. Lagarde, Analecta Syriaca, Leipzig 1858, 46 ss.).
6) Una serie de cartas señaladas por S. Jerónimo (De viris ill. 65) se han perdido, así como el Diálogo con Eliano, del que habla S. Basilio en la carta 210,5 (PG 32, 775), y que utilizaron los sabelianos (v. SABELIO) pretendiendo encontrar en él sus doctrinas.
7) Son dudosas: el tratado Sobre el alma dirigido a Taciano y atribuido también a S. Máximo el Confesor (v.); seis homilías conservadas en armenio (M. Jugie, Les Homélies mariales attribuées á Saint Grégoire le Thaumaturge, «Analecta Bollandiana» 1925, 85-95); el escrito dirigido a Filagrio sobre la identidad de esencia o consustancialidad de las tres personas divinas, que en la versión siriaca se atribuye a G., mientras que en griego figura a nombre de G. Nacianceno y G. Niseno (es una versión del griego de la carta a Evagrio: PG 37, 383-86; P. Lagarde, o. c. 43 ss.).
BIBL.: J. QUASTEN, Patrología, I,
Madrid 1961, 417-421; B. ALTANER, Patrología, Madrid 1962, 208-209; R.
JANIN, Gregorio Taumaturgo, en Bibl. Sanct. 7,214-217; H. CROUZEL ha
editado recientemente sus obras en Sources Chrétiennes 148, París 1969; A.
PONCELET, La Vie Latine de St. Grégoire Thaumaturge, «Recherches des
sciences religieuses» 1 (1910) 132-160, 567-569; W. TELFER, The latín life
of St. Gregory Thaumaturgos, «Journal of Theologiae Studies» 31 (1930)
142-155, 354-363; íD, The Cultus of St. Gregory Thaumaturgos, «Harvard
Theological Review» 29 (1936) 225-344; A. SOLOVIEV, Saint Grégoire patron
de Bosnie, «Byzantion» 19 (1949) 263-279; V. RYSSEL, Gregorius
Thaumaturgos. Sein Leben und serne Schriften, Leipzig 1880; F. J. DOLGER,
Sonnensscheibe und Sonnenstrahl in der Logos und Geisttheologie des
Gregorios Thaumaturgos, «Antike und Christentum» 6 (1940) 74 ss.; M.
SIMONETTI, ¿Gregorio Nazianceno o Gregorio Taumaturgo? «Rendiconti Istit.
Lomb. Clas. Lett.» 86 (1953) 101-107.
U. DOMÍNGUEZ DEL VAL.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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