domingo, 5 de agosto de 2012

PROFETISMO.

 Es la tendencia o inclinación, que tienen muchas personas a profetizar, anunciando o prediciendo cosas futuras, utilizando la profecía. En el mismo están envueltos, tanto el profeta como la profecía, los cuales forman un solo equipo. Son inseparables.

Es sumamente discutido el origen del profetismo. Varios pasajes hablan de “videntes”, y se sugiere que así se llamaban originalmente: “(Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.) (1 Samuel 9:9). “Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David” (2 Samuel 24:11). Ver también 1 Crónicas 26:28.

Además, había un profetismo extático (en trance o posesión) en las religiones cananeas, como en el caso de Elías y los profetas de Baal (1 Reyes 18:20-29), y es posible que hubiera alguna relación entre éste fenómeno y algunas manifestaciones en Israel, con Samuel y la compañía de profetas, presidida por él (1 Samuel 19:18-24).

Por otra parte, grandes profetas de Dios como: Isaías, Amós, Jeremías y Daniel, tuvieron experiencias extáticas extraordinarias (tanto para su tiempo como para nosotros), en las que hallaban un acceso especial a la “palabra de Jehová”, y éstas llevaban en sí mismas una singular señal de autenticidad divina. Indudablemente, no se trataba de un trance de absorción, sino de una concentración próxima a la oración, en la que la “palabra” recibida era meditada y articulada por el profeta en un mensaje como éste: “Oh Asiria, vara y báculo de mi furor” (Isaías 10:5ss). 

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