viernes, 24 de agosto de 2012

SERPIENTE DE BRONCE.


Moisés, por orden de Dios, hizo fabricar una serpiente de bronce cuya contemplación curaba las mordeduras hechas por serpientes venenosas: “De la misma manera, es necesario que el Hijo del Hombre sea elevado, para que cualquiera que crea en el no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn III, 14, 15). Con excepción del veneno, la serpiente de bronce se asemejaba a las otras serpientes; el Hijo de Dios fue enviado en una carne semejante a la del pecado. Con excepción del pecado, experimentó, como nosotros, todas las tentaciones.
La serpiente erigida por Moisés fue elevada en el aire; Jesús mismo fue elevado en el aire y suspendido sobre una cruz.
La serpiente de bronce fue elevada como un signo de curación; Jesús de acuerdo a la profecía del anciano Simeón, fue enviado para ser un “signo de contradicción”.

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