Nació en el año 923, probablemente
en el castillo Menthon, cerca de Annecy, en Savoya; murió en Novara, en 1008.
Fue descendiente de una rica familia aristocrática, y recibió una esmerada
educación. Rechazó contraer un matrimonio honorífico propuesto por su padre y
de-cidió consagrarse al servicio de la Iglesia. Poniéndose bajo la dirección de
Pedro, Archidiácono de Aosta, bajo cuya dirección progresó rápidamente, Bernardo
fue ordenado sacerdote y considerando su sabiduría y virtud fue ordenado
Archidiácono de Aosta (en 966), haciéndose cargo del gobierno de la diócesis,
secundando al obispo. Viendo la ignorancia e idolatría que todavía imperaban
entre los pueblos de los Alpes, resolvió consagrarse a su convertirlo. Por
cuarenta y dos años se dedicó a predicar el Evangelio a esos pueblos y llevó la
luz de la fe incluso a algunos cantones de Lombardía, ocasionando numerosas
conversiones y obrando varios milagros.
Por otra razón, sin embargo, el
nombre de Bernardo será célebre por siempre. Desde los mas antiguos tiempos hubo
un camino a través de los Alpes Peninos, desde el valle de Aosta hasta el cantón
suizo de Valais, en el que está ahora el paso del Gran San Bernardo. Este paso
está cubierto por nieves permanentes de siete a ocho pies (de 2 a 2,4 metros, N.
del T.) de profundidad, y sus movimientos a veces acumula hasta cuarenta pies
(un metro) de altura. Aunque el paso era en extremo peligroso, especialmente en
primavera a raíz de las avalanchas, no obstante era utilizado por peregrinos
franceses y germanos camino a Roma. Para comodidad y protección de los viajeros
San Bernardo fundó un monasterio y hospedaje en el punto más alto del paso, a
8.000 pies (2.400 metros, aproximadamente, N. del T.) sobre el nivel del mar, en
el año 962.
Algunos años más tarde estableció
otro hospedaje en el Pequeño San Bernardo, un monte de los Grandes Alpes, de
7.076 pies (2.160 metros, N. del T.) sobre el nivel del mar. Ambos fueron
puestos a cargo de monjes agustinos, luego de conseguir la aprobación pontificia
en una visita a Roma.
Estos hospedajes son famosos por su
generosa hospitalidad extendida a todos los viajeros que pasan por el Gran y el
Pequeño San Bernardo, así llamados en honor al fundador de estas instituciones
de caridad. En todas las estaciones del año, pero especialmente durante las
duras tormentas de nieve, los heroicos monjes acompañados por sus bien
entrenados perros, salen en busca de víctimas que podrían sucumbir a la dureza
del clima. Les ofrecen comida, ropa, y refugio a los desafortunados viajeros que
corren peligro de muerte.
Los monjes dependen de donaciones y
colectas para sustentarse. Actualmente, la Orden cons-ta de unos cuarenta
miembros, la mayoría de lo cuales vive en los hospedajes mientras algunos viven
con vecinos del lugar.
La última obra en la vida de San Bernardo fue la reconciliación de dos nobles cuyo antagonismo amenazó en convertirse en una situación fatal. San Bernardo fue sepultado en el convento de Saint Lawrence. Venerado como santo desde el S. XII en varios lugares del Piemonte (Aosta, Novara, Brescia), no fue canonizado sino hasta 1681, por Inocencio XI. Su fiesta es celebrada el 15 de junio.
La última obra en la vida de San Bernardo fue la reconciliación de dos nobles cuyo antagonismo amenazó en convertirse en una situación fatal. San Bernardo fue sepultado en el convento de Saint Lawrence. Venerado como santo desde el S. XII en varios lugares del Piemonte (Aosta, Novara, Brescia), no fue canonizado sino hasta 1681, por Inocencio XI. Su fiesta es celebrada el 15 de junio.
SURIUS, Vl, 358;
DORSAZ, Vie d. S. Bernard de Menthon (Paris, 1862); BUTLER, Lives of the Saints,
VI, 577; Miscell. Stor. Ital. (1894) xxxi, 341 sqq.; ALDEGUIER, Vie de St. Ber-nard,
Apotre des Alpes (Toulouse, 1858).
BARNABAS DIERINGER
Transcribed by Joseph E. O'Connor
Traducido por Ricardo Pablo Salvador
Transcribed by Joseph E. O'Connor
Traducido por Ricardo Pablo Salvador
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