
Por
aquellos días, se promulgó un edicto de Cesar Augusto que ordenaba un
censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era
gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia
ciudad; así que también José, perteneciente a la casa y familia de
David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de
David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su
esposa, que estaba encinta.

San
José fue padre verdaderamente de Cristo por su corazón, ya que, según
el principio de San Anselmo, “no es mas vehemente, en el amor, la
naturaleza que la gracia ”; al contrario, la gracia, mucho más poderosa
que la naturaleza, encendió en su alma un amor ardentísimo hacia el Hijo
de su esposa no menos que si fuera su propio hijo por naturaleza, sino
incomparablemente mayor en intensidad y pureza.

Después
de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José
en Egipto y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a
la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la
vida al niño”.Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a
tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en
Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá y, advertido
en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada
Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará
nazareno.

Iban
sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua; Y
cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de
la fiesta. Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús
en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre. Y pensando que estaba
entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los
parientes y los conocidos pero como no le hallaron, volvieron a
Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en
el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y
preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su
inteligencia y de sus respuestas. Cuando le vieron, se sorprendieron; y
le dijo su madre: Hijo ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y
yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me
buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario
estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. Y descendió
con ellos., y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre
guardaba todas estas cosas en su corazón.
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