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Si el altar es fijo o inmóvil, las reliquias se colocan en un relicario de plomo, plata, u oro, que debe ser lo suficientemente grande para contener, además de las reliquias, tres granos de incienso y un pequeño trozo de pergamino en el que está escrita una atestación de la consagración. Este pergamino es generalmente encerrado en un recipiente de cristal o pequeño vial, para evitar su descomposición. El tamaño de la cavidad varía en función del tamaño del relicario. Si se trata de un altar portátil, las reliquias y los granos de incienso se colocan inmediatamente en la cavidad, es decir, sin un relicario. Esta cavidad debe ser labrada en la piedra natural del altar. Por lo tanto, a menos que el altar sea un solo bloque de piedra, se inserta un bloque de piedra natural con la finalidad de apoyo.
La localización de la cavidad en un altar fijo es:
- (1), ya sea en la parte delantera o trasera del altar, a medio camino entre la mesa y el pie,
- (2) en la mesa (mensa), en su centro, cerca del borde frontal,
- (3 ) en el centro, en la parte superior de la base o soporte si este último es una masa sólida.
Fuente: Schulte, Augustin Joseph. "Altar Cavity." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 28 Feb. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/01351d.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina
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