viernes, 23 de octubre de 2015

Dominum et Vivificantem DPE

El Papa Juan Pablo II ha escrito tres grandes encíclicas sobre las tres Personas de la Trinidad: sobre el Hijo (Redemptor Hominis), sobre el Padre (Dives in misericordia) y sobre el Espíritu Santo (Dominum et Vivificantem).
Esta última encíclica sobre el Espíritu Santo, data del 18 de Mayo de 1986 y se divide en tras partes.
En la primera, titulada "El Espíritu del Padre y del Hijo dado a la Iglesia", hace un recorrido sobre la importancia del Espíritu Santo en la vida y misterio de Jesucristo y en la vida misma de la Iglesia.
En la segunda parte, "El Espíritu que convence al mundo del pecado", nos descubre cómo sin el Espíritu Santo es fácil perder la conciencia y noción de pecado y, por lo mismo, la necesidad de salvación, purificación y limpieza.
La tercera parte, "El Espíritu que da la vida" nos habla de la alegría del Jubileo 2000, que ya se anuncia, y de la importancia de la Tercera Persona de la Trinidad para hacer posible la unión de cada hombre con Dios y la unión de la propia Iglesia (Esposa) con Jesucristo (Esposo).
Gracias al Espíritu, cada bautizado, y la Iglesia, pueden esperar y vivir a Dios "en intimidad y en relación personal", como Esposo.
BIBL. – JUAN PABLO II, Encíclicas, Edibesa, Madrid 1995.
Raúl Berzosa Martínez

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