Entretanto, seguía dando ejemplos heroicos de vida cristiana. Se la veía sirviendo a los enfermos en los hospitales, y después de haber dado a los pobres cuanto tenía, iba de casa en casa implorando para ellos la caridad de las gentes. Dios recompensaba este anhelo de perfección con toda suerte de prodigios. Uno de ellos era la presencia visible de su ángel de la guarda, que la amonestaba o desaparecía a su vista siempre que hacía alguna cosa menos perfecta. Desde 1425, F. empieza a formar una asociación secular con otras señoras romanas, que compartían sus sentimientos y la acompañaban en sus obras, en torno a la iglesia de S. Maria Nuova de los benedictinos olivetanos. Siete años más tarde, a fines de 1432, la asociación se convirtió en una comunidad que se estableció en Tor de Spechi, cerca de S. Maria Nuova. Así nació la Congregación de las Oblatas de S. Benito, existente todavía. F. redactó las reglas aconsejada sobrenaturalmente en sus visiones continuas, y cuando murió su marido (1437), dejó su palacio para encerrarse en Tor de Spechi. Allí m. el 9 mar. 1440. Su obra fue aprobada por Eugenio IV en 1444, y su canonización, iniciada poco después de su muerte, no fue proclamada hasta 1608. Para evocar la presencia continua de su ángel custodio se la representa con él en la iconografía.
BIBL.: Acta Sanct. 9 de marzo (contiene la vida que escribió en latín el confesor de la santa, G. MATTIOTTI); BERTHEM BONTOUSE, Vie de Sainte Franj:oise Romaine, París 1933; F. FULLERTON, The lile of St. Frances of Rome, Londres 1855; J. PÉREZ DE URBEL, Semblanzas benedictinas, Madrid 1928; Año Cristiano, Madrid 1959, I, 349 ss.; E. VACCARO-M. L. CASANOVA, Francesca Romana, en Bibl. Sanct. 5,1011-1028.
J. PÉREZ DE URBEL.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991
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