
Escritor fecundo, comenzó sus obras con intención de promover la reforma entre los monjes. Toda su abundante producción literaria, desde 1538 al 1562, está marcada con el marchamo de lo práctico. A su primera obra, Speculum monachorum, siguieron Canon seu Regula vitae spiritualis, Enchiridion parvulorum y otros tratados y colecciones de oraciones extractadas de los Santos Padres. En 1551 publicó lnstitutio spiritualis, que inaugura su segunda etapa de escritor; enseña al lector el camino ascendente a la santidad. Otros opúsculos devocionales o de enseñanza religiosa y espiritual constelan los últimos años de su actividad literaria. Después de su muerte se publicaron estos opúsculos reunidos en un volumen (Lovaina 1568); el monasterio de Liessies publicó una nueva edición (Amberes 1632), más ordenada. Las obras de B. se tradujeron al francés, flamenco, italiano, alemán, inglés. En España fueron pronto conocidas (traducidas por Gregorio de Alfaro, monje de Oña) como lo demuestra el hecho de que Luis de Granada las aprovechó en sus primeras obras. De 1596 a 1625 se hicieron 15 ediciones, siendo la última la que se realizó en Madrid en 1770 (4 vol.). Modernamente se han hecho ediciones de algunas de sus obras.
B., como maestro de vida espiritual, propone «un método de vida interior adaptado a todos» (Mancone). No es su fuerte la investigación teológica ni sistemática. Sobresale por su equilibrio, su claridad expositiva, su adherencia a la práctica, su unción sobrenatural. Es escritor de vastas lecturas. Sus fuentes son la Escritura, S. Benito, los Santos Padres, especialmente S. Agustín y S. Gregorio. Puntos centrales de su enseñanza son: 1) El cristocentrismo concretado en el culto a la Humanidad de Cristo; meditación asidua de Su Pasión y Muerte; la unión con Cristo es el camino para la unión con Dios. 2) Meditar en Dios presente en el centro del alma constituye el auténtico recogimiento. La multiforme actividad interior y exterior se reduce a la unidad. 3) Insensiblemente el alma vive atenta a la presencia y acción de Dios. La contemplación de Dios y sus perfecciones va ganando progresivamente al alma. 4) Ese trabajo interior desemboca en la unión del alma con Dios. El ejercicio de la presencia de Dios, la comunión, el sacrificio y la renuncia de todo hasta de sí mismo y el desprendimiento son los medios que conducen al alma a la unión transformante. 5) El alma, peregrina en este mundo, debe tener siempre la mirada puesta en los bienes eternos, que le esperan. B. no puede ser inscrito en escuela alguna determinada; en todo caso, en la tradición benedictina. En B. se fusionan «Ios dos géneros de espiritualidad, el afectivo y el especulativo» (Pourrat).
BIBL. : Trad. y ed. españolas de
las Obras de B. en A. PALAU y DULCET, Manual del librero hispanoamericano,
II, 2 ed. Barcelona 1948, 286 ss.; P. DE PUNIET, Blois (E. L. de), en DSAM
1, 1730-1738; A. MANCONE, Blosio, en Enciclopedia Cattolica, II, Ciudad
del Vaticano 1949, 1721-23; FIDEL DE Ros, Los místicos del Norte y Fr.
Luis de Granada, «Archivo Ibero-Americano» 7 (1947) 5-30.
J. MESEGUER FERNÁNDEZ.
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