
A partir de 1906 hay que fechar la relación entre B. y los Maritain, así como entre aquél y la hermana de Raissa, Vera Oumansof. En 1910 entabla amistad con el escritor holandés Peter Van der Meer, convertido al catolicismo con toda su familia. Van der Meer narra su conversión en un apasionante libro publicado en 1917 y prologado por B. Influye también en Termier, Martineau (autor de una biografía de B.) y Levaux. La personalidad de B. es objeto de discordia: aceptado o rechazado, hace difícil la neutralidad. Su influjo, a través de relevantes figuras, se extiende por el catolicismo francés. Sus colaboraciones en Le Chat noir se publican en 1894 y 1905, reunidas en dos volúmenes. En 1892 aparece Le salut par les juifs, una de sus obras principales; en 1897, su segunda novela, La femme pauvre. Si en Le désespéré evoca todo el periodo de su vida de conversión y el destino de Anne Marie Roulé, haciendo un cruel retrato del mundo literario de moda donde, como en Proust, es fácil reconocer contemporáneos, en La femme pauvre los personajes reales son disfrazados con nombres clave, y el novelista ve en la mujer (Clotilde, inspirada en una amiga real: Berthe Dumont) el paraíso terrestre. Es una obra simbólica: la pobreza tiene un valor espiritual (B. fue siempre pobre). En 1908, decide comenzar un libro de exégesis al estilo de Le salut par les juifs sobre los acontecimientos de La Salette, que se titula Celle qui pleure. El libro está consagrado prácticamente al secreto de Melania, y en él narra la historia de las apariciones marianas que conmovieron y dividieron a los católicos franceses de la época. Sus últimas obras son, en 1909, L 'invendable (diario) y Le sang du pauvre; 1910, Le vieux de la Montagne (diario); 1912, un prólogo a la Vie de Mélanie; 1916, Méditations d'un solitaire (diario). Póstumos: Le pélerin de l'absolu (diario); Au seuil de l'Apocalipse (diario) y Le symbolisme de l'Apparition, sobre La Salette.
B. pertenece a la generación que sucede al romanticismo. El mismo es un romántico preocupado por la constante búsqueda de las imágenes. Su poesía, no obstante, es exclusivamente interior, de un lirismo penetrante y profundo. La religiosidad es el eje de su obra, por otro lado ampliamente autobiográfica. Aunque no pretende ser teólogo, arriesga excesivamente sus afirmaciones llevado de un temperamento exigente, activo, sutil para detectar los problemas coyunturales del cristianismo. Es un militante que utiliza la pluma como máximo instrumento. Brusquedad, tono tajante que le llevaron a inmiscuirse en materias para las que no estaba preparado. Su estilo literario es un reflejo casi textual de su temperamento: violento, poco dado a la ambigüedad, inconmovible en su fe, piedra de escándalo para un catolicismo más blandengue y político, nunca aclimatado a los compromisos del mundo. Rechazado por aquellos católicos que no perdonan su entusiasmo, B. tampoco es aceptado por los no católicos. Sentido profético: vidente del futuro político; señaló el peligro alemán y la eclosión del materialismo comunista. No fue un pensador estricto. No especula sobre el dogma, y cuando se aventura a hacerlo usa una teología bastante caprichosa. Tampoco va muy lejos en filosofía. Pero lo que se le pide y se le valora es distinto: sus iluminaciones, su ser patético, su sutileza crítica, sus intuiciones y sentimientos. No es un católico pintoresco o un artista bohemio a lo Baudelaire: es un «profeta poseído de la cólera divina» (Clouard). También es «un iluminado» (Adam). Su «conversión no fue sólo sincera sino absoluta y agresiva» (Gonzague Truc). Le désespéré fue la primera obra de éxito que rebasó el estrecho círculo de sus allegados. El tono violento despertó la curiosidad de un público que en general no supo ir más allá de la apariencia panfletaria del libro; desde este momento será para muchos, un panfletario, enardecido y apasionado.
BIBL. : A, ADAM, Litterature
fran,aise, París 1968; G. CATTUI, Léon Bloy, París 1951; R. MARTINEAU,
Léon Bloy, París 1921; La pensée religieuse de Léon Bloy, París 1951; R.
MARITAIN, Pages de Léon Bloy, París 1951; GONZAGUE TRUC, Literatura
católica francesa, Madrid 1962.
L. NÚÑEZ LADEVÉZE
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