una santa del mundo de hoy
Sí a la vida.Esta es la
opción fundamental de Gianna,mujer de su tiempo,miembro de la Acción
Católica,esposa,madre
y pediatra de Milán.
Falleció hace 30 años,el
28 de abril de 1962, a los 39 años de edad,en el Hospital de Monza, llegará
a los altares, junto a Don
Orione entre otros.

Gianna Beretta nació en
Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Desde su tierna
infancia, acoge el don de la fe y la educación cristiana que recibe de sus
padres. Considera la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose
plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la
oración.
Durante los años de Liceo y
de Universidad, en los que se dedica con diligencia a los estudios, traduce su
fe en fruto generoso de apostolado en la Acción católica y en la Sociedad de San
Vicente de Paul, dedicándose a los jóvenes y al servicio caritativo con los
ancianos y necesitados. Habiendo obtenido el título de Doctor en Medicina y
Cirugía en 1949 en la Universidad de Pavía, abre en 1950 un ambulatorio de
consulta en Mésero, municipio vecino a Magenta. En 1952 se especializa en
Pediatría en la Universidad de Milán. En la práctica de la medicina, presta una
atención particular a las madres, a los niños, a los ancianos y a los pobres.
Su trabajo profesional, que
considera como una «misión», no le impide el dedicarse más y más a la Acción
católica, intensificando su apostolado entre las jovencitas.
Se dedica también a sus
deportes favoritos, el esquí y el alpinismo, encontrando en ellos una ocasión
para expresar su alegría de vivir, recreándose ante el encanto de la creación.
Se interroga sobre su
porvenir, reza y pide oraciones, para conocer la voluntad de Dios. Llega a la
conclusión de que Dios la llama al matrimonio. Llena de entusiasmo, se entrega a
esta vocación, con voluntad firme y decidida de formar una familia
verdaderamente cristiana.
Conoce al ingeniero Pietro
Molla. Comienza el período de noviazgo, tiempo de gozo y alegría, de
profundización en la vida espiritual, de oración y de acción de gracias al
Señor. El día 24 de septiembre de 1955, Gianna y Pietro contraen matrimonio en
Magenta, en la Basílica de S. Martín. Los nuevos esposos se sienten felices. En
noviembre de 1956, Gianna da a luz a su primer hijo, Pierluigi. En diciembre de
1957 viene al mundo Mariolina y en julio de 1959, Laura. Gianna armoniza, con
simplicidad y equilibrio, los deberes de madre, de esposa, de médico y la
alegría de vivir.
En septiembre de 1961, al
cumplirse el segundo mes de embarazo, es presa del sufrimiento. El diagnóstico:
un tumor en el útero. Se hace necesaria una intervención quirúrgica. Antes de
ser intervenida, suplica al cirujano que salve, a toda costa, la vida que lleva
en su seno, y se confía a la oración y a la Providencia. Se salva la vida de la
criatura. Ella da gracias al Señor y pasa los siete meses antes del parto con
incomparable fuerza de ánimo y con plena dedicación a sus deberes de madre y de
médico. Se estremece al pensar que la criatura pueda nacer enferma, y pide al
Señor que no suceda tal cosa.
Algunos días antes del
parto, confiando siempre en la Providencia, está dispuesta a dar su vida para
salvar la de la criatura: «Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no
dudéis; elegid -lo exijo- la suya. Salvadlo».
La mañana del 21 de abril de
1962 da a luz a Gianna Emanuela. El día 28 de abril, también por la mañana,
entre indecibles dolores y repitiendo la jaculatoria «Jesús, te amo; Jesús, te
amo», muere santamente. Tenía 39 años.
«Meditada inmolación», Pablo
VI definió con esta frase el gesto de la beata Gianna recordando, en el Ángelus
del domingo 23 de septiembre de 1973: «una joven madre de la diócesis de Milán
que, por dar la vida a su hija, sacrificaba, con meditada inmolación, la
propia». Es evidente, en las palabras del Santo Padre, la referencia
cristológica al Calvario y a la Eucaristía.
Fue beatificada por Juan
Pablo II el 24 de abril de 1994, Año Internacional de la Familia.
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