Traductor: Manuel A. Marcos Casquero
¿Quién ignora que en las Sagradas Escrituras (es
decir, las acordes con la ley, proféticas evangélicas, apostólicas y sancionadas
por la autoridad canónica) existen pasajes expresados de modo que se conozcan y
se crea en ellos - por ejemplo, "en el principio creó Dios el cielo y la
tierra" 1
y "en el principio era el Verbo" 2-;
otro que narran los hechos divinos y los humanos con la única finalidad de que
sean conocidos; y otros, en fin, que se recogen como mandamientos para que sean
observados y cumplidos, o como prohibiciones para no realizar determinados actos
-por ejemplo, "honra al padre y a la madre" 3;
y "no cometerás adulterio" 4?
Pues bien: de aquellos pasajes que fueron escritos
para ordenar o prohibir, hay algunos que se presentan envueltos en el velo del
misterio. Así, muchos de los mandatos del Antiguo Testamento formulados para que
aquel pueblo los cumpliera, pero que hoy día no son observados por el pueblo
cristiano, sino que únicamente se examinan y se analizan para ser comprendidos;
por ejemplo, que el sábado sea día de descanso que hay que observar 5;
o la prescripción de los ázimos en el pan sin levadura 6;
o la pascua, en que se sacrifica un cordero 7;
en fin, tantos tipos de sacrificios y de alimentos que hay que evitar; las
celebraciones de la luna nueva y las festividades anuales, que todavía hoy
observan los judíos; aquellas "justificaciones" que no pertenecen propiamente a
obras de justicia, pero que se las considera portadoras de algún significado. En
efecto, ¿qué cristiano se siente obligado a conceder la libertad a un siervo al
cabo de siete años, y en el caso de que éste no quiera ser libre lo arrima a la
jamba de su puerta y le perfora la oreja con un punzón 8,
y demás prescripciones de este tipo?
En cambio, hay otras prescripciones que también hoy
día deben observarse, cumpliéndolas, si se trata de mandamientos que hay que
realizar, o absteniéndose de algo, si se trata de prohibiciones; por ejemplo,
los que antes he mencionado: "honra al padre y a la madre" y "no cometerás
adulterio".
Pues bien: acerca de esos pasajes que se encuentran
en las Sagradas Escrituras y que ordenan, prohíben o permiten algo. que atañen
al ejercicio de la vida piadosa y de las buenas costumbres, y que deben
observarse también hoy día, en tiempos del Nuevo Testamento, es por lo que he
comenzado a componer esta obra que tengo entre manos, para reunir, con la ayuda
de Dios, todos esos preceptos entresacándolos de los libros canónicos y
agrupándolos para que puedan fácilmente ser observados, como en un espejo. En
efecto, es conveniente que se expongan de la forma que han sido expuestos por
nuestros autores, para que en las exposiciones o en las controversias los
preceptos figurados se mezclen con los auténticos y los auténticos con los
figurados, mientras se observa el orden narrativo de los hechos, o se responde a
los adversarios, o se instruye a quienes hay que enseñar, o con el
descubrimiento de lo encubierto en cierto modo se renueva la atención de quienes
sienten aversión hacia lo sencillo y evidente.
Nosotros en esta obra ni intentamos llevar hasta la
fe o infundírsela a quien no la tiene, ni pretendemos ejercitar, mediante
algunas dificultades provechosas, el ingenio y la atención de los instruidos,
sino que aconsejamos que aquí se mire aquel que, creyendo ya, no quiere obedecer
a Dios, y que se dé cuenta de cuánto le aprovecha mantenerse en las buenas
costumbres y en las buenas obras, y cuánto le hace falta. Así puede dar las
gracias por lo que tiene y actuar convenientemente para poseer lo que no tiene,
y, por conservarlo o por alcanzarlo, mostrar la preocupación y elevar las
plegarias propias de una piedad sincera.
Entre todos estos preceptos que he decidido reunir
aquí para tenerlos a la vista, aquellos que parezcan mostrarse contrarios entre
sí deberán ser expuestos y desentrañados más adelante, tras plantear las
cuestiones.
Realmente, ¿quién ignora que en el Nuevo Testamento
los castigos por las malas acciones y los premios por las buenas obras (si bien
he considerado oportuno no hacerme eco de ninguno) son muy distintos a los
castigos y premios antiguos?
Partiendo de la Ley misma dictada por medio de
Moisés, vamos a comenzar el exordio de los preceptos divinos qué hemos prometido
registrar.
I. Del libro de la Ley
titulado Éxodo
"No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás
escultura ni imagen alguna de cuanto hay arriba, en el cielo, ni de lo que hay
abajo, en la tierra, ni de lo que existe en las aguas, bajo la tierra. No las
adorarás ni rendirás culto 9.
Y asimismo: "No emplearás en falso el nombre de tu Dios, porque el Señor
no dejará sin castigo a aquel que emplee en falso el nombre del Señor, su Dios" 10.
Y un poco más adelante: "Honra a tu padre y a tu madre para que
llegues a ser viejo sobre la tierra que te entregará el Señor, tu Dios. No
matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No prestarás falso testimonio
contra tu prójimo. No desearás la casa de tu prójimo, ni codiciarás a su mujer,
ni a su siervo, ni a su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto le
pertenece" 11.
Asimismo, después del Decálogo, en otros pasajes
de este mismo libro se encuentran las siguientes normas de conducta: "no os
hagáis conmigo dioses de plata, ni os hagáis dioses de oro" 12.
Y un poco más adelante: "El que hiera a un hombre con la intención de
matarlo, pénesele con la muerte. Pero el que no le tendió asechanzas, sino que
Dios se lo puso a mano para herido, yo le indicaré un lugar en el que pueda
refugiarse. Si alguien intencionadamente matara a su prójimo tendiéndole
asechanzas, lo arrancarás de mi mismo altar para matarlo. Al que hiera a su
padre o a su madre, pénesele con la muerte. Al que secuestrare a un hombre o lo
vendiere, convicto de su delito, pénesele con la muerte. Al que maldijere a su
padre o a su madre, pénesele con la muerte. Si dos hombres se pelean y uno de
ellos hiere al otro con una piedra o con el puño, y no muere, pero debe guardar
cama, si se levantara y pudiera salir a la calle apoyado en un bastón, el que lo
golpeó será inocente, pero deberá abonarle los días que no pudo trabajar y lo
que se gastó en médicos. Quien azotara a su siervo o a su esclava con una vara y
muriera bajo sus manos, será reo de delito; pero si sobreviviere uno o dos días,
estará libre de culpa, porque la víctima pertenecía a su hacienda. Si pelearan
dos hombres y alguno de ellos golpeara a una mujer preñada y le provocara un
aborto, pero no se produjera muerte, será sancionado con una indemnización que
determine el marido de la mujer y establezcan los jueces; pero si se produjera
su muerte, pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano,
pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal.
Si alguien golpeare en un ojo a su siervo o a su esclava y los dejara tuertos,
les concederá la libertad en compensación por el ojo que les ha saltado.
Asimismo, si provoca la caída de un diente a su siervo o a su esclava, los
dejará igualmente libres. Si un buey corneara a un hombre o a una mujer y
murieran, lapídese al animal; no se comerá su carne, y el dueño del buey será
inocente. Pero si el buey tiraba cornadas desde ayer o antesdeayer, y
advirtieron a su dueño, pero éste no lo mantuvo encerrado: si matara a un hombre
o a una mujer, el buey será lapidado y matarán también a su dueño. Si se le
impusiera un rescate pagará por su vida lo que se le reclame. Si el buey cornea
a un niño o a una niña, se aplicará idéntico criterio. Si atacara a un siervo o
a una esclava, pagará al amo de éstos treinta siclos de plata, y el buey será
lapidado. Si uno descubriera un pozo o lo cavara y no lo tapase, y un buey o un
asno cayera en él, el dueño del pozo abonará el precio de los animales; pero el
animal muerto pasará a pertenecerle. Si el buey de una persona hiriese y
provocase la muerte al buey de otro propietario, venderán el buey vivo y
repartirán lo obtenido; asimismo, se repartirán el animal muerto. Ahora bien: si
se sabía que el buey tiraba cornadas desde ayer o antesdeayer, y su dueño no lo
tuvo vigilado, entregará su buey por el otro buey, y el animal muerto será
entero de su propiedad. Si alguien robare un buey o una oveja, y lo matare o
vendiere, restituirá cinco bueyes por buey y cuatro ovejas por oveja" 13.
"Si un ladrón fuera descubierto forzando una casa o
perforando una pared, y, después de herírsele, muriera, su homicida no será reo
de sangre. Pero si ello sucediese después de amanecer, el causante del homicidio
será penado también con la muerte. Si un ladrón no tuviera con qué restituir lo
robado, será vendido. Si en su poder se hallase aún vivo lo que robó -trátese de
un buey, un asno o una oveja-, restituirá el doble. Si alguien causara daño en
un campo o en una viña por dejar suelto su ganado para que paste en propiedad
ajena, restituirá, por el daño estimado, lo mejor que tuviera en su campo o en
su viña. Si al prender fuego éste se extiende a zarzales y alcanza la mies
amontonada o aún sin cosechar en los campos, el que encendió el fuego abonará
los daños. Si uno confiara a un amigo dinero o enseres para que se los guarde, y
son sustraídos por robo de la casa del receptor, si el ladrón fuera descubierto,
restituirá el doble; si no apareciera, el dueño de la casa se presentará ante
los dioses (sic) y jurará que no ha puesto su mano sobre las pertenencias
de su prójimo para perpetrar un fraude, ya se trate de un buey, como de un asno,
una oveja o un vestido, o de algo a lo que pueda causarse daño; los afectados
acudirán ante los dioses (sic), y si éstos emiten su veredicto, el
culpable restituirá el doble a su prójimo. Si uno encomienda a su prójimo la
custodia de un asno, un buey, una oveja o cualquier otro animal, y dicho animal
muriera, resultara inválido o fuera robado por cuatreros sin que nadie se diera
cuenta de ello se interpondrá juramento de que no ha puesto su mano sobre las
pertenencias de su prójimo; el dueño aceptará el juramento, y el otro no se verá
obligado a restituir. Pero si se le sustrajeran por hurto, pagaría una
indemnización al dueño. Si el animal es devorado por una fiera, preséntele los
restos y no deberá restituir. Quien pidiere prestado a su prójimo una cualquiera
de aquellos animales, y resultare inválido o muerte sin estar presente su dueño,
se verá obligado a restituir. Ahora bien: si el dueño estuviere presente, no
deberá restituir excepto el precio del alquiler, si es que se había alquilado el
animal. Si alguien sedujera a una doncella aún no desposada y yaciera con ella,
le entregará una dote y la tomará por esposa. Si el padre de la doncella se
negará a entregársela, el seductor pagará la cantidad que se acostumbra a pagar
por las doncellas. No consentirás que las hechiceras sigan con vida. Pénese con
la muerte a quienquiera que tuviere ayuntamiento carnal con animales. Quien
realice sacrificios en honor de los dioses -salvo sólo el Señor-, mátesele. No
entristecerás ni afligirás a ningún extranjero, pues también vosotros fuisteis
extranjeros en la tierra de Egipto. No causaréis daño a la viuda ni al huérfano:
si llegarais a dañarlos, clamarán ante mí y yo escucharé su clamor, se inflamará
mi cólera y os golpearé con la espada; vuestras mujeres se quedarán viudas, y
vuestros hijos, huérfanos. Si le prestaras dinero a uno de mi pueblo, a un pobre
que vive junto a ti, no se lo reclamarás como un acreedor ni lo exprimirás con
usuras. Si a tu prójimo le tomaras en prenda el vestido, devuélveselo antes de
la puesta del sol, pues es el único vestido con que cubre su cuerpo y no tiene
otra cosa con que dormir. Si clamara ante mí, lo escucharía, porque soy
misericordioso. No blasfemarás contra los dioses (sic) ni maldecirás al
dirigente de tu pueblo. No retrasarás el ofrecimiento de tus diezmos y de tus
primicias. Me entregarás al primogénito de tus hijos" 14.
Y un poco más adelante: "No escuches falsos
rumores, no ofrecerás tu colaboración para prestar falso testimonio en favor de
un impío. No seguirás a la chusma para hacer el mal, ni en un juicio te plegarás
al parecer de la mayoría apartándote de la verdad. Tampoco en los pleitos te
compadecerás de los pobres. Si encuentras perdidos el buey o el asno de un
enemigo tuyo, devuélveselos. Si vieras que el asno de una persona a la que odias
se encuentra caído bajo su carga, no pasarás de largo, sino que le ayudarás a
levantarlo. En un juicio, no desatenderás los derechos del pobre. Rehúye la
mentira. No matarás al inocente y al justo, porque yo desprecio al impío. No
recibas regalos, que ciegan incluso a los prudentes y pervierten las opiniones
de los justos. No mostrarás animosidad hacia el extranjero, pues vosotros
conocéis bien los sentimientos de un forastero, porque también vosotros fuisteis
extranjeros en la tierra de Egipto" 15.
Y unas líneas más abajo, cuando se refiere a los
extranjeros: "No adorarás a sus dioses ni les rendirás culto. No imitarás
sus obras, sino que las destruirás, y demolerás sus estatuas. Serviréis a Dios,
vuestro Señor" 16.
Mucho después, en el mismo libro, hablando de los
dioses de los gentiles: "Y destruye sus altares, demuele sus estatuas y tala
sus bosques sagrados. No adores a un dios ajeno. El Señor, cuyo nombre es
Zelotes ("celoso"), Dios celoso es. No establezcas pactos con hombres de
otros países, no sea que, cuando se prostituyan ante sus dioses y adoren sus
estatuas, alguien te invite a comer de lo que han sacrificado. Tampoco elijas de
entre sus hijas esposa para tus hijos, no sea que, cuando ellas se prostituyan
ante sus dioses, te hagan prostituir a ti y a tus hijos ante los mismos. No te
fabricarás dioses de metal" 17.
Y un poco más adelante: "Ofrecerás a la casa
del Señor, tu Dios, las primicias de los frutos de tu tierra" 18.
He considerado oportuno reunir estas sentencias del
libro de la Ley que se titula Éxodo. Examinemos ahora del mismo modo lo que
tenemos en el siguiente, el Levítico.
II. Del Levítico
"Ningún varón -dice- se acercara a una mujer próxima
en parentesco para descubrir su desnudez. Yo, el Señor. No descubrirás la
desnudez de tu padre ni la de tu madre; es tu madre: no descubrirás su desnudez.
No descubrirás la desnudez de la esposa de tu padre, pues es la desnudez de tu
padre. No descubrirás la desnudez de una hermana tuya, por línea paterna o
materna, nacida en casa o fuera de ella: no descubrirás su desnudez. No
descubrirás la desnudez de una hija de tu hijo o de una nieta tuya, hija de tu
hija, porque es tu propia desnudez. No descubrirás la desnudez de la hija de la
esposa de tu padre, por tu padre engendrada: es tu hermana, y no descubrirás su
desnudez. No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre, porque es carne
de tu padre. No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre, porque es
carne de tu madre. No descubrirás la desnudez de tu tío paterno, ni te acercarás
a tu esposa, relacionada contigo por su parentesco. No descubrirás la desnudez
de tu nuera, porque es la esposa de tu hijo; no descubrirás su desnudez. No
descubrirás la desnudez de la esposa de tu hermano, porque es la desnudez de tu
hermano. No descubrirás la desnudez de tu esposa ni la de su hija. No tomarás a
la hija de su hijo, ni a la hija de su hija para descubrir su desnudez, porque
son su carne, y tal coito es un incesto. No tomarás a la hermana de tu mujer
para convertida en rival suya, ni descubrirás su desnudez mientras tu esposa aún
vive. No te acercarás a una mujer que esté con el período menstrual, ni
descubrirás su desnudez. No tendrás comercio carnal con la esposa de tu prójimo,
ni la mancillarás con la emulsión de tu semen. No entregarás a ninguno de tus
descendientes para ser ofrendado al ídolo Moloch , ni profanarás el nombre de tu
Dios. Yo, el Señor. No te ayuntarás con hombre como si de coito con mujer se
tratara: es una abominación. No te ayuntarás con bestia alguna, ni te
mancillarás con ella. La mujer no se prostituirá con ninguna bestia, ni se
ayuntará con ella, porque es una depravación. No os mancilléis con ninguno de
estos actos" 19.
Y un poco más adelante: "Respete cada uno a
su padre y a su madre" 20.
Y un versículo después: "No os volváis hacia los ídolos ni os fabriquéis
dioses forjados en metal. Yo soy el Señor, vuestro Dios" 21.
Y un poco más abajo: "(Cuando recolectes tus
cosechas) no rebuscarás -dice- las espigas que han quedado, ni recogerás los
racimos que se te hayan olvidado en tu viña, ni la fruta caída de tus árboles,
sino que lo dejarás a los pobres y extranjeros para que los recojan. Yo soy el
Señor, vuestro Dios. No cometeréis hurto. No mentiréis, ni ninguno de vosotros
engañará a su prójimo. No cometerás perjurio utilizando mi nombre: no
mancillarás el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. No calumniarás a tu prójimo,
ni le causarás violencia. No retengas hasta el día siguiente el salario de tu
jornalero. No maldigas al sordo, ni pongas ante el ciego tropiezo alguno.
Temerás al Señor, tu Dios, porque yo soy el Señor. No cometerás injusticia, ni
juzgarás de manera injusta. No muestres consideración hacia la persona del
pobre, ni rindas homenaje a la figura del poderoso: juzga con justicia a tu
prójimo. No siembres la maledicencia y la murmuración entre tu gente. No te
pondrás en contra de la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No guardes en tu
corazón odio hacia tu hermano, sino recrimínalo públicamente, para que, por su
causa, no te hagas merecedor de pecado. No busques la venganza, ni guardes el
recuerdo de las afrentas que te hayan causado tus conciudadanos. Ama a tu amigo
como a ti mismo. Yo soy el Señor. Cumple mis mandamientos" 22.
Un poco después: "No comáis carne con sangre.
No practiquéis el arte augural ni interpretéis los sueños. No os rapéis en
redondo vuestra cabellera ni eliminéis el borde de vuestra barba. No arañéis
vuestra carne a causa de una defunción, ni imprimáis en ella tatuajes ni señales
de ningún tipo. Yo soy el Señor. No empujes a tu hija a la prostitución, para
que no se contamine la tierra y se llene de maldad" 23.
Un versículo más adelante: "Yo soy el Señor.
No consultéis a los adivinos, ni preguntéis nada a los videntes, para no
mancillaros por ellos. Yo soy el Señor, vuestro Dios. Ponte en pie ante una
cabeza cana y honra la persona del anciano. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. Si
un extranjero habitara en vuestra tierra y morara entre vosotros, no se lo
echéis encara, sino portaos con él como si de un paisano se tratara. Y amadlo
como a vosotros mismos, porque también vosotros fuisteis extranjeros en tierra
de Egipto. Yo soy el Señor, vuestro Dios. No cometáis injusticia alguna en los
juicios, ni en las medidas de longitud, ni en los pesos, ni en las medidas de
capacidad. Que vuestras balanzas estén equilibradas y vuestras pesas sean
correctas; equilibrado el modio, correcto el sextario. Yo soy el Señor, vuestro
Dios, que os sacó de la tierra de Egipto. Guardad todos mis preceptos y todos
mis mandamientos, y ponedlos en práctica. Yo soy el Señor" 24.
"Habló el Señor a Moisés diciéndole: "Les
comunicarás a los hijos de Israel lo siguiente: a cualquier varón de los hijos
de Israel o de los extranjeros que en Israel habitan que ofrendare al
ídolo Moloch algún miembro de su descendencia, pénesele con la muerte: la gente
de esta tierra lo lapidará, yo me enfrentaré a él y lo extirparé de entre su
pueblo por haber ofrendado a Moloch un miembro de su descendencia, por haber
profanado mi santuario y por haber mancillado mi santo nombre. Porque si la
gente de esta tierra, despreocupándose y como despreciando mi mandato, dejara
libre a la persona que ofrendó a Moloch un miembro de su descendencia, y no
quisiera matarlo, yo me enfrentaré a él y a su familia, y extirparé de entre su
pueblo a él y a todos cuantos estuvieron de acuerdo con él para prostituirse
delante de Moloch. La persona que se confiare a magos y adivinos, y se
prostituyese en su compañía, yo me enfrentaré a ella y la exterminaré de entre
su pueblo. Santificaos y sed santos, porque yo soy el Señor, vuestro Dios.
Salvaguardad mis mandamientos y cumplidlos. Yo, el Señor, soy el que os
santifico. A quien maldijere a su padre o a su madre, pénesele con la muerte.
Caiga su sangre sobre quien maldijere a su padre o a su madre. Si un hombre se
amancebase con la esposa de otro y cometiera adulterio con la mujer de su
prójimo, pénese con la muerte tanto al adúltero como a la adúltera. Si uno
yaciera con su madrastra y descubriera así la desnudez de su padre, los dos
serán penados con la muerte: que la sangre de ambos caiga sobre ellos. Si uno se
acostara con su nuera, que mueran los dos, porque han cometido delito: que la
sangre de ambos caiga sobre ellos. Quien se ayuntara con un hombre como si de
coito con mujer se tratara, uno y otro han cometido una abominación: péneseles
con la muerte; que la sangre de ambos caiga sobre ellos. Quien tomare por mujer
a madre e hija ha cometido delito: será quemado vivo junto con ellas, para que
entre vosotros no se dé abominación semejante. A quien se ayuntase con bestia,
con animal, pénesele con la muerte: matad también al animal. La mujer que se
prostituyere con cualquier tipo de bestia sea matada junto con ésta: que la
sangre de ambos caiga sobre ellos. Si uno poseyere a una hermana suya -hija de
su padre o hija de su madre- y descubriera su desnudez, y ella descubriera la
desnudez de su hermano, ambos han cometido un hecho abominable: máteselos en
presencia del pueblo por haberse descubierto mutuamente su desnudez; pagarán su
iniquidad. Si uno copulase con mujer en período menstrual y descubriera su
desnudez, y ella le enseñara el flujo de su sangre, que ambos sean exterminados
de entre su pueblo. No descubrirás la desnudez de tu tía materna ni de tu tía
paterna. Quien tal hiciera, descubriría la desnudez de su propia carne: ambos
portarán sobre sí su iniquidad. Si uno copulara con la esposa de su tío paterno
o de su tío materno, y descubriera la desnudez de su parentesco, ambos se harán
acreedores de su pecado: morirán sin hijos. Si uno tomare a la esposa de su
hermano, está cometiendo un acto ilícito, pues ha descubierto la desnudez de su
hermano: no tendrán hijos" 25.
Y en otro pasaje: "El hombre o la mujer
dotados de espíritu oracular o adivinador sean penados con la muerte:
lapídeselos, y que la sangre de ambos caiga sobre ellos" 26.
Asimismo, en otro pasaje, cuando se está hablando
del sumo sacerdote, dice: "Tomará por esposa a una doncella; no tomará a una
viuda, o repudiada, o desflorada, o ramera, sino a una doncella de su pueblo. Y
no deshonrará su linaje con gente de baja extracción. Porque yo, el Señor, soy
quien le santifico" 27.
Y bastante después: "El hombre que maldijere
a su Dios se hará reo de su pecado. Quien blasfemare el nombre del Señor, sea
penado con la muerte: el pueblo entero lo abatirá a pedradas, trátese de un
ciudadano o de un extranjero. Quien blasfemare el nombre del Señor, sea penado
con la muerte. A quien hiriere a otro hombre o lo matare, pénesele con la
muerte. Quien hiriere mortalmente a un animal, entregue otro a cambio: es decir,
vida por vida. A quien causare a cualquiera de sus conciudadanos una lesión,
hágasele lo mismo que él hizo: restituirá fractura por fractura, ojo por ojo,
diente por diente. La misma lesión que causare será la que él deba sufrir. Quien
hiriere mortalmente a una bestia, entregue otra a cambio; pero a quien hiriere
mortalmente a un hombre, mátesele. Haya entre vosotros un único criterio, tanto
si quien ha delinquido es un extranjero como si es un ciudadano. Porque yo soy
el Señor, vuestro Dios" 28.
Y un poco después: "No os fabriquéis ídolos,
ni imágenes, ni erijáis cipos, ni pongáis en vuestra tierra piedra pintada para
adorarla. Pues yo soy el Señor, vuestro Dios" 29.
Esto, sobre el Levítico. Ahora recogeremos lo que
parece digno de recordarse del libro titulado Números.
III. De los Números
"Cuando un hombre muera sin dejar descendencia
masculina, que la herencia pase a su hija. Si no tuviera tampoco hija, los
sucesores serán sus hermanos. Y si tampoco tuviera hermanos, entregaréis la
herencia a los hermanos de su padre. Ahora bien, si tampoco tuviera tíos
paternos, la herencia se les dará a los parientes más próximos. Para los hijos
de Israel esto será un principio sagrado por ley inalterable, según el Señor
prescribió a Moisés" 30.
Bastante más adelante: "A nadie se le
condenará por el testimonio de una sola persona. No aceptaréis el rescate de una
persona que es reo de muerte" 31.
Esto es lo que hemos encontrado en los Números
considerado digno de registrar. Pasemos ahora al Deuteronomio.
IV. Del Deuteronomio
"No establezcáis discriminaciones entre las
personas: escucharéis lo mismo al humilde que al poderoso; no os acobardéis ante
la personalidad de nadie, porque el juicio es de Dios" 32.
Y después de múltiples pasajes, en donde aparece
repetido el Decálogo: "Guardad, pues, solícitamente vuestras almas. El día
en que el Señor os habló en Horeb en medio del fuego no visteis figura ninguna.
Por ello, no vayáis, sumidos en el error, a fabricaros esculturas o imágenes de
hombre o de mujer, o representaciones de cualquier clase de animal existente
sobre la tierra, o de ave que vuele bajo el cielo, o de reptil que se desliza
por tierra, o de pez que mora en las aguas bajo la tierra. Guárdate, asimismo,
de que, al elevar los ojos hacia el cielo, contemples el Sol, la Luna y todos
los astros celestes, e, inducido por el error, los adores, y rindas culto a lo
que creó el Señor, tu Dios, para servicio de todos los pueblos que se hallan
bajo el cielo" 33.
Y un poco más adelante dice: "Guárdate de no
olvidarte en ningún momento del pacto que el Señor, tu Dios, estableció contigo,
y vayas a fabricarte alguna imagen esculpida de todo eso que el Señor ha
prohibido que se haga. Porque el Señor, tu Dios, es fuego devorador; es un Dios
celoso" 34.
En otro pasaje: "No tendrás dioses extraños
en mi presencia. No te fabricarás imágenes, ni representación alguna de cuanto
hay arriba, en el cielo; ni de cuanto hay abajo, en la tierra; ni de cuanto se
mueve en el agua, bajo la tierra. No las adorarás ni les rendirás culto. Pues
yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la iniquidad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de quienes me
aborrecieron, y que en cambio se muestra misericordioso hasta miles de
generaciones sobre los que me aman y observan mis mandamientos. No tomarás en
vano el nombre del Señor, tu Dios, porque quien utilice su nombre inútilmente no
quedará sin castigo" 35.
Y un poquitín después dice: "Honra a tu padre
y a tu madre como te lo ha ordenado el Señor, tu Dios, para que vivas largo
tiempo y con felicidad en la tierra que el Señor, tu Dios, va a entregarte. No
matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No levantarás falso testimonio
contra tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su campo,
ni su siervo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca" 36.
En
otro pasaje de este mismo libro: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" 37.
Y un poco después: "Cuando comas y estés
saciado, guárdate mucho de no olvidarte del Señor, que te sacó de la cierra de
Egipto, de la casa de la servidumbre. Temerás al Señor, tu Dios: a Él solo
servirás y jurarás por su nombre. No andaréis en pos de los dioses extraños de
los otros pueblos que os rodean, porque el Dios que está en medio de ti es el
Señor, tu Dios, un Dios celoso; y si la cólera del Señor, tu Dios, se desatara
en algún momento contra ti, te borraría de sobre la faz de la tierra. No
tentarás al Señor, tu Dios" 38.
Asimismo, un poco más adelante, cuando se habla
de los extranjeros: "No establecerás pactos con ellos. No les entregarás tu
hija para un hijo suyo, ni recibirás a una hija suya para tu hijo, porque
pervertirá a tu hijo para que no me siga a mí y adore, en cambio, a dioses
extraños; y entonces la cólera del Señor se inflamará y te exterminará al punto.
Mejor haréis con ello lo siguiente: derribad sus altares, despedazad sus
estatuas, talad sus bosques sagrados y prended fuego a sus imágenes" 39.
Poco después: "Pégale fuego a sus imágenes.
No desearás la plata y el oro con que fueron fabricadas, ni tomarás para ti lo
más mínimo de esos metales, para no cometer delito, porque aquello sería una
abominación del Señor, tu Dios; no introducirás en tu casa nada procedente de un
ídolo, para no hacerte anatema, como lo es también aquél. Lo detestarás como
inmundicia, y lo considerarás como corrupción y basura propia de la abominación,
porque es anatema" 40.
Y en otro pasaje: "Atiende y procura no
olvidarte en ningún momento del Señor, tu Dios, y dejes de cumplir sus mandatos,
y los preceptos y rituales que hoy te prescribo yo; no vaya a ser que, después
de que hayas comido y te encuentres saciado, de que hayas edificado hermosas
casas y habites en ellas, de que poseas boyadas y rebaños de ovejas y abundancia
de plata, de oro y de toda riqueza, tu corazón se ensoberbezca y no te acuerdes
del Señor, tu Dios" 41.
Y unos pocos versículos después dice:
"Finalmente se apiadó de ti, para que no dijeras en tu corazón: mi fuerza y el
vigor de mi mano es lo que me ha proporcionado todo esto, sino para que te
acordaras del Señor, tu Dios, porque Él fue quien te dotó de esas fuerzas" 42.
Un poquito después: "... para que vosotros
comáis y os saciéis. Guardaos de que vuestro corazón no os induzca a error, y os
alejéis del Señor, vuestro Dios, y rindáis culto a dioses extraños, y los
adoréis, y el Señor, airado, cierre los cielos..." 43.
Y más abajo: "Arrasad todos los lugares en
los que los pueblos, de cuyas posesiones vais a haceros los dueños, rindieron
culto a sus dioses, en la cima de los montes, sobre las colinas o bajo cualquier
frondoso árbol. Haced añicos sus altares, despedazad sus estatuas, prended fuego
a sus bosques sagrados y destrozad sus ídolos: extirpad sus nombres de los
lugares que fueron suyos" 44.
Tras algunos versículos, cuando habla de los
extranjeros, dice: "Guárdate de imitados, después de que, al invadidos tú,
fueron exterminados; y no indagues sus ceremonias diciendo: del mismo modo que
estos pueblos rindieron culto a sus dioses, así lo haré yo. No te portes así con
el Señor, tu Dios: todas las abominaciones que aborrece el Señor las practicaron
aquéllos ante sus dioses al ofrendarles sus hijos y sus hijas, abrasándolos en
el fuego en su honor. Lo que te ordeno, eso es lo único que harás para tu Señor:
ni añadirás ni quitarás nada" 45.
"Si en medio de vosotros se levanta un profeta o
alguien que diga que tiene sueños de vidente, y predijera un signo o un
prodigio, y se produjera su predicción, y dijera: vamos y sigamos a dioses
extraños -que tú desconoces- y rindámosles culto, no escuches las palabras de
ese profeta o de ese soñador, porque el Señor, vuestro Dios, os está probando
para que se ponga de manifiesto si lo amáis o no con todo vuestro corazón y toda
vuestra alma. Seguid al Señor, vuestro Dios, y a Él solo temed; guardad sus
mandamientos y escuchad su voz; a Él solo serviréis y sólo a Él os vincularéis.
En cuanto a ese profeta o vidente de sueños, condénesele a muerte, porque os
aconsejó apartaros del Señor, vuestro Dios -que os sacó de la tierra de Egipto y
os liberó de la casa de la servidumbre-, para alejaros del camino que te había
señalado el Señor, tu Dios. Y así apartará el mal de tu lado. Si tu hermano,
hijo de tu madre, o tu hijo o tu hija, o la esposa que descansa en tu regazo, o
un amigo a quien amas como a tu propia vida, quisiera persuadirte diciéndote en
secreto: vamos y sigamos a dioses extraños -desconocidos por ti y por tus
padres- de los pueblos que nos rodean, cercanos o lejanos, de un extremo a otro
de la tierra, no le complazcas ni lo escuches, ni tu ojo se apiade de él para
mostrarle compasión y encubrirlo. Al contrario: mátalo inmediatamente. Que tu
mano sea la primera que sobre él se abata, y que después de ti, todo el pueblo
levante sobre él sus manos. Que perezca lapidado, porque te quiso apartar del
Señor, tu Dios" 46.
Un poco después: "No os hagáis incisiones, ni
os rapéis el cabello en señal de duelo por un muerto, porque eres un pueblo
consagrado al Señor, tu Dios" 47.
Y en otro pasaje dice: "Si uno de tus
hermanos que mora en tu ciudad, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a
entregarte, se encontrara en la indigencia, no endurezcas tu corazón ni le
cierres tu mano. Al contrario: ábrela para el pobre y préstale lo que veas que
necesita. Guárdate de que no se te infiltre un impío pensamiento y para tus
adentros te digas: se aproxima al séptimo año, el de la remisión, y apartes tus
ojos de tu hermano pobre negándote a prestarle lo que te pide, no sea que él
clame contra ti ante el Señor y te hagas reo de pecado. Deberás darle, y al
subvenir a sus necesidades no lo hagas con malicia alguna, para que el Señor, tu
Dios, te bendiga en todo momento y en todas las empresas que acometas. No
faltarán pobres en la tierra en que mores. Por eso te dicto este mandamiento:
que abras tu mano a tu hermano pobre y necesitado que vive contigo en la
tierra" 48.
Un poco después: "Nombrarás jueces y árbitros
en todas las ciudades que el Señor, tu Dios, te conceda, de acuerdo con cada una
de tus tribus, para que juzguen a la gente con juicio justo, y no se muestren
proclives a alguna de las partes. No des oído a ninguna persona, ni aceptes
regalos, porque los regalos ciegan los ojos de los sabios y alteran las palabras
de los justos. Seguirás con justicia lo que es justo, para que así vivas y
poseas la tierra que te entregará el Señor, tu Dios" 49.
Tras un versículo: "No construirás ni
erigirás estatuas, cosa que odia el Señor, tu Dios" 50.
Asimismo, un poquitín después: "Cuando cerca
de ti, en una de las ciudades que te conceda el Señor, tu Dios, se descubra a
hombre o mujer que obren mal a los ojos del Señor, tu Dios, y transgredan su
pacto yendo tras dioses extraños para rendirles culto y adorarlos -al Sol, a la
Luna, o a todo el ejército de astros celestes-, cosa que yo no he ordenado, y se
te anuncie que tal sucede, al enterarte investigarás atentamente el caso, y si
descubres que el hecho es cierto y que se ha cometido abominación en Israel,
sacarás a las puertas de la ciudad al hombre o a la mujer que hayan perpetrado
tan grandísima iniquidad, y allí serán lapidados. El condenado a muerte lo será
sólo cuando testimonien contra él dos o tres testigos: nadie será condenado a
muerte cuando sólo testifique contra él un solo testigo. Las manos de los
testigos serán las primeras que se alcen para matado; y después lo harán las del
resto del pueblo, para extirpar el mal de en medio de vosotros" 51.
Un poquito más adelante: "Ahora bien, quien
se mostrare soberbio negándose a obedecer las órdenes del sacerdote que en ese
momento atiende al culto del Señor, tu Dios, o hace caso omiso de los decretos
del juez, que ese hombre tal muera. Al enterarse de ello, todo el pueblo temerá,
de manera que en lo sucesivo no se desarrolle la soberbia" 52.
Después de algunos pasajes, cuando llama la
atención sobre los extranjeros, dice: "Guárdate de imitar las abominaciones
de aquellos pueblos; no se encuentre en ti quien purifique a su hijo o a su hija
lIevándolos a través del fuego, o quien consulte a los adivinos, y observe los
sueños y los augurios no vaya a ser mago, encantador; no consultes a pitonisas
ni agoreros; ni trates de conocer la verdad por los muertos. El Señor abomina
todas esas prácticas" 53.
Un poco más abajo: "No será suficiente un
solo testigo contra una persona, cualquiera que fuese su falta o delito. Toda
sentencia se basará en la palabra de dos o tres testigos. Si se levantara contra
un hombre un testigo falso acusándolo de prevaricación, las dos partes
implicadas en la causa se presentarán ante el Señor, en presencia de los
sacerdotes y de los jueces que en ese momento estuvieran en funciones, quiénes,
si después de una escrupulosísima investigación descubrieren que el falso
testigo ha dicho mentira contra su hermano, le impondrán el castigo que pensó
que se le impusiera a su hermano; y así apartarás el mal de tu lado. Los demás,
al enterarse, tendrán miedo y no se atreverán a cometer semejante delito. No
tendrás compasión de él. Le exigirás vida por vida, ojo por ojo, diente por
diente, mano por mano, pie por pie" 54.
En otro lugar, en este mismo libro: "Si un
hombre tuviere un hijo indócil y rebelde que no acatara las órdenes de su padre
y de su madre, y se negare a obedecer incluso a la fuerza, lo aprehenderán y lo
llevarán ante los ancianos de su ciudad y a la puerta de la misma, donde se
celebran los juicios, y les dirán: este hijo nuestro es indócil y rebelde; se
niega a escuchar nuestros consejos; se pasa el día en francachelas, libertinajes
y comilonas; y la gente de la ciudad lo lapidará, y morirá, para que así se
erradique el mal de entre vosotros; y todo Israel, al enterarse, sienta temor" 55.
Poco después: "Si ves que un buey o una oveja
de tu hermano andan perdidos, no pasarás de largo, sino que se los devolverás a
tu hermano; y si es que tu hermano no vive cerca o no lo conoces, llevarás a los
animales a tu casa y en ella permanecerán hasta que tu hermano venga a buscarlos
y los recoja. Lo mismo harás cuando se trate del asno, o de un vestido, o de
cualquier pertenencia de tu hermano que haya perdido: si lo encuentras, no te
desentiendas de ello como de cosa ajena. Si vieras que el asno de tu hermano, o
su buey han caído en el camino, no te desentiendas, sino ayúdale a levantarlos.
La mujer no se vestirá con vestido masculino ni el hombre empleará vestimenta
femenina. Quien tal hace es abominable ante el Señor" 56.
Un poco más abajo: "Cuando construyas una
casa nueva, en torno a tu terraza levantarás un antepecho, para que en tu casa
no se derrame sangre y seas culpable de que alguien resbale y se caiga de cabeza
desde arriba" 57.
Líneas después: "Si un hombre tomare esposa y
luego la aborreciere y buscare motivos por lo que librarse de ella llenándola de
calumnias, y dijere: he tomado esta mujer, y al ayuntarme con ella he
descubierto que no era virgen, su padre y su madre la tomarán y llevarán consigo
la prueba de su virginidad ante los ancianos de la ciudad que se hallan a las
puertas, y el padre dirá: entregué mi hija a este hombre como esposa y él, por
aborrecerla, la calumnia diciendo: he descubierto que tu hija no era virgen;
pero aquí están las pruebas de la virginidad de mi hija. Y extenderán la sábana
ante los ancianos de la ciudad. Los ancianos de la ciudad prenderán al hombre y
lo harán azotar, condenándolo, además, a cien siclos de plata, que entregará al
padre de la joven, porque lanzó una infamia contra una doncella de Israel;
deberá tomarla por esposa y no podrá repudiarla en toda su vida. Ahora bien: si
la acusación que le imputa resulta verdadera y se descubre que la muchacha no es
virgen, la arrojarán a la puerta de la casa de su padre, y los varones de la
ciudad la lapidarán, y morirá, porque cometió un acto infame en Israel a
fornicar en casa de su padre. Así extirparás el mal de junto a ti. Si un hombre
se acostara con la esposa de otro, que ambos mueran, esto es, el adúltero y la
adúltera; y arrancarás así el mal de Israel. Si un hombre desposara a una joven
doncella y alguien la encontrara en la ciudad y yaciera con ella, sacarás a
ambos hasta la puerta de la ciudad y serán lapidados: la joven, porque no gritó,
estando en la ciudad; el hombre, porque deshonró a la esposa de su prójimo; y
así arrancarás el mal de entre vosotros. Ahora bien: si un hombre encontrara en
el campo a una joven que está desposada y, tomándola, yaciera con ella, sólo a
él pénesele con la muerte; nada sufra la joven, que no es rea de muerte, porque
del mismo modo que un ladrón cae sobre su prójimo y lo mata, así ella sufrió la
violencia: sola se encontraba en el campo, gritó y nadie acudió en su socorro.
Si un hombre se encontrara a una joven doncella, aún no desposada, y, tomándola,
yaciera con ella, y el hecho terminara ante los tribunales, el que se acostó con
ella pagará al padre de la joven cien siclos de plata y la tomará por esposa,
porque la deshonró. No podrá repudiada en todos los días de su vida. Ningún
hombre tomará a la esposa de su padre ni levantará la manta del lecho paterno" 58.
Un poquito más abajo: "No haya prostituta
entre las hijas de Israel, ni prostituto entre los hijos de Israel" 59.
Versículos después: "No cobres a tu hermano
interés usurero alguno por dinero, ni por alimento, ni por cualquier otra cosa;
hazlo con el extraño" 60.
Y unas cuantas líneas más abajo: "Cuando
formules un voto al Señor, tu Dios, no te retrases en cumplido, porque el Señor,
tu Dios, te lo reclamará, y si te demoras, te lo consideraría un pecado. Si no
quisieras jurar, estarías libre de pecado. En cambio, una vez que la palabra ha
salido de tus labios deberás cumplirla y hacer como prometiste al Señor, tu
Dios, y por propia voluntad dijiste" 61.
Poco después: "No tomarás en prenda ni la
muela inferior ni la superior de un molino, porque es como tomarle (al deudor)
en prenda su propia vida. Si se descubriera que una persona que, tras secuestrar
a un hermano. Suyo de entre lo hijos de Israel, y lo hubiera vendido recibiendo
a cambio una cantidad de dinero, pénesele con la muerte. Así alejarás el mal de
tu lado" 62.
Y unos versículos después dice: "Cuando le
reclames a tu prójimo algo que te debe, no entrarás en su casa para reclamar la
prenda, sino que permanecerás a la puerta y él te sacará lo que tuviere. Ahora
bien: si es pobre, la prenda no pasará la noche en tu casa, sino que se la
devolverás inmediatamente antes de la puesta del sol para que duerma sobre su
ropa y te bendiga y así halles justicia ante el Señor tu Dios. No negarás su
paga al indigente y al pobre ya se trate de tu hermano, ya sea un
extranjero que mora contigo en tu tierra y en tu ciudad; antes bien, le pagarás
cada día su salario antes de la puesta del sol, porque es pobre" y así es como
sustenta a su vida, no vaya a ser que clame contra ti ante el Señor y se te
impute como pecado. Que los padres no sufran la pena capital en lugar de los
hijos, ni los hijos en lugar de sus padres, sino que cada uno muera por su
propio delito" 63.
Unos versículos más abajo: "Cuando siegues la
mies en tu campo y te dejes olvidada alguna gavilla, no retornes a recogerla,
sino deja que se la lleve algún extranjero, algún huérfano o alguna viuda, para
que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas las empresas que pongas en práctica.
Cuando recolectes el fruto de tus olivos y se quede algo en las ramas, no
retornes a recogerlo, sino déjalo para el extranjero, el huérfano y la viuda.
Cuando vendimies tu viña, no rebusques los racimos olvidados, sino que queden
para el extranjero, para el huérfano y la viuda. Acuérdate de que también tú
fuiste esclavo en Egipto. Por eso te mando que obres así" 64.
"Cuando entre diferentes personas surja un pleito y
los jueces tengan que intervenir, darán la palma de la justicia al que
consideren justo, y condenarán por impiedad al injusto. Si consideraran al
delincuente merecedor de azotes, prostérnenlo en tierra y háganlo azotar en su
presencia. La cantidad de azotes estará en relación con el delito. En cualquier
caso, no superarán la cifra de cuarenta, para que tu hermano no marche
ignominiosamente afrentado en tu presencia" 65.
Un poquito después: "Si surge una disputa
entre hombres y comenzaran a pelear uno con otro, y la esposa de uno de ellos,
queriendo apartar a su marido de las manos del contrincante, que es más fuerte,
agarrara a éste por sus genitales, le cortarás la mano y no tendrás con ella
misericordia. No tendrás en tu bolsa dos tipos de pesas, una mayor y otra menor.
Tendrás un peso equilibrado y cabal, y tu modio será preciso y correcto" 66.
Bastante más adelante: "Maldito sea el hombre
que esculpe o funde una imagen, abominación del Señor, obra de manos de
artífices, y la pone en lugar oculto. Todo el pueblo responderá y dirá "amén".
Maldito quien no honra a su padre y a su madre. Y todo el pueblo dirá "amén"
Maldito quien altera los lindes de su prójimo Y todo el pueblo dirá "amén "
Maldito quien hace andar a un ciego por fuera del camino. Y todo el pueblo dirá
"amén Maldito el que quebranta los derechos del extranjero, del huérfano y de la
viuda. Y todo el pueblo dirá "amén". Maldito todo aquel que duerme con la esposa
de su padre y levanta la manta del lecho paterno. Y todo el pueblo dirá "amén"
Maldito el que tiene ayuntamiento carnal con un animal. Y todo el pueblo dirá
"amén". Maldito quien se acuesta con su hermana, hija de su padre o de su madre.
Y todo el pueblo dirá "amén". Maldito el que yace con su suegra. Y todo el
pueblo dirá "amén". Maldito quien a escondidas hiere a su prójimo. Y todo el
pueblo dirá "amén". Maldito el que recibe dádivas para acabar con la vida de un
inocente. Y todo el pueblo dirá"amén"" 67.
Hasta aquí los pasajes que, de los libros de
Moisés, hemos recogido como dignos de tener en cuenta. En los libros que siguen
-y que se titulan De Josué, De los jueces, De los reinos (sic) y
Paralipómenos- se registra más la historia de los acontecimientos que normas
de vida. Hay, sin embargo, en el Libro de Josué unas cuantas que he
considerado oportuno no pasar por alto en este trabajo nuestro.
V. Del libro de Josué
"Volveos y regresad a vuestras tiendas y a la tierra
que os pertenece, la que os entregó Moisés, siervo del Señor, al otro lado del
Jordán. Únicamente, que guardéis con atención r pongáis por obra los
mandamientos y leyes que os dictó Moisés, el siervo del Señor, para que améis al
Señor, vuestro Dios, y caminéis por todos sus senderos, observéis sus mandatos,
los cumpláis y acatéis con todo vuestro corazón y toda vuestra alma" 68.
Y en otro pasaje dice: "Cuando os acerquéis a
esas gentes que van a estar entre vosotros, no juréis en nombre de sus dioses,
ni los adoréis ni rindáis culto, sino permaneced fieles al Señor, vuestro Dios,
como lo habéis estado haciendo hasta el día de hoy" 69.
Sin embargo, del Libro de los Salmos deben
recogerse numerosos pasajes, aunque a menudo se repitan. Pero en la medida de
mis posibilidades pondré atención para que esta obra destinada sobre todo a
conservar en la memoria, no alcance una extensión excesiva.
VI. De los Salmos
En el salmo 1: "Bienaventurado el varón que
no participó en consejo de impíos, ni se detuvo en el camino de los pecadores,
ni se sentó en tertulia de burladores, sino que su voluntad se mantiene en la
ley del Señor, y en esa ley medita día y noche" 70.
En el salmo 2: "Ahora, pues, ¡oh reyes!,
mostraos inteligentes: dejaos enseñar, jueces de la tierra. Servid al Señor con
temor y regocijaos temblorosos en su honor. Adoradle con pureza, no sea que se
encolerice y sucumbáis en el camino Cuando su furor se ha inflamado un poco,
bienaventurados los que esperan en él" 71.
En el salmo 4: "¿Hasta cuándo, hijos de
varón, ínclitos míos, amaréis ignominiosamente la vanidad buscando la mentira?" 72.
Y un poco después: "Desahogaos y no pequéis.
Tumbados en vuestras camas, meditad dentro de vuestros corazones y guardad
silencio. Sacrificad un sacrificio de justicia, y confiad en el Señor" 73.
En el salmo 5: "Porque no eres tú un Dios que
quiera la iniquidad; tampoco el maligno habitará a tu lado; los inicuos no se
mantendrán ante la presencia de tus ojos. Sientes odio hacia todos cuantos
practican la injusticia; causas la perdición a quienes hablan mentira. El Señor
abomina al hombre sanguinario y mendaz" 74.
En el salmo 14: "Señor, ¿quién puede residir
en tu tabernáculo? ¿Quién puede habitar en tu monte santo? El que camina sin
mancha, pone en obra la justicia y habla la verdad de corazón; el que no es un
lenguaraz, ni hace el mal a su amigo, ni causa oprobio a su vecino; aquel al que
el ímprobo resulta despreciable a sus ojos y en cambio glorifica a los que temen
al Señor; el que hace un juramento y, aunque es en detrimento suyo, no se
retracta; el que no entrega dinero en usura, ni acepta dádivas en perjuicio de
un inocente. Quien así se comporta, jamás nada lo hará vacilar" 75.
En el salmo 23: "¿Quién ascenderá al monte
del Señor? ¿ Quién se mantendrá en su santo lugar? El que conserva limpias sus
manos y su corazón; el que no levantó su espíritu a cosas vanas y no juró
falazmente. Ese recibirá la bendición del Señor y la justificación de Dios, su
salvador" 76.
En el salmo 26: "El Señor es mi luz y mi
salvación; ¿a quién voy a temer? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿ante quién
voy a temblar?" 77.
Y cuatro versículos después: "Aunque planten
campamentos contra mí, no temerá mi corazón. Aunque se me declare la guerra, yo
seguiré confiando en Él. Una sola cosa le pido al Señor, y esto anhelo: habitar
en la casa del Señor en todos los días de mi vida para contemplar la hermosura
del Señor y admirar su santuario" 78.
En otro versículo: "Mi corazón te ha dicho:
he buscado tu rostro; tu rostro, Señor, buscaré" 79.
Y luego: "Espera en el Señor, esfuérzate; robustece tu corazón y confía
en el Señor" 80.
En el salmo 27: "No me mezcles con los
malvados y con quienes practican la iniquidad, que hablan de paz con sus amigos,
pero la maldad está en su corazón" 81.
En e salmo 30: "Esforzaos y robusteced
vuestro corazón todos cuantos esperáis al Señor" 82.
En el salmo 31: "No te comportes como el
caballo o el mulo, que carecen de inteligencia. Sujeta sus quijadas con la brida
y el freno si quieres que se te acerquen. Muchos son los dolores del impío; en
cambio, la misericordia circundará al que confía en el Señor. Alegraos en el
Señor y saltad de gozo, hombres justos. Regocijaos todos los puros de corazón" 83.
En el salmo 32: "Justos: alabad al Señor; la
alabanza es oportuna para los hombres rectos" 84.
Y en otro pasaje: "Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor, y a
nación a la que el Señor eligió como heredad" 85.
En el salmo 33: "Bendeciré al Señor en todo
momento: su alabanza estará siempre en mi boca. Mi alma se gloria en el Señor:
óiganlo los humildes y alégrense. Ensalzad conmigo al Señor y exaltemos a una su
nombre" 86.
Y unos versículos después: "Probad y ved qué
bueno es el Señor. Bienaventurado el varón que en Él pone sus esperanzas. Temed
al Señor vosotros, sus santos, porque nada les falta a quienes lo temen. Los
leones sufrieron calamidades y pasaron hambre; en cambio, a quienes buscan al
Señor no les faltará bien ninguno. Venid, hijos, y escuchadme: os enseñaré el
temor hacia el Señor. ¿ Quién es el varón que desea la vida ansiando contemplar
días felices? Preserva del mal tu lengua y tus labios, para que no hablen
mentira. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y persevera en ella" 87.
Siete versículos más adelante: "El Señor se
encuentra al lado de los contritos de corazón, y salvará a los abatidos de
espíritu" 88.
En el salmo 36: "No rivalices con los
malvados ni emules a los que practican la iniquidad, porque, al igual que la
hierba, rápidamente se agostarán, y como el pasto verde se marchitarán. Pon tu
esperanza en el Señor y haz el bien. Considérate peregrino en la tierra y
aliméntate de fe. Deléitate en el Señor y atenderá los anhelos de tu corazón.
Pon tu camino en manos del Señor y confía en Él, y Él obrará. Exhibirá tu
justicia como una luz, y tus derechos como el medio día. Mantente silencioso
ante el Señor y espera en Él: no te enfrentes contra quien avanza en su camino
ni contra el hombre que hace lo que piensa. Aplaca tu ira y depón tu cólera: no
te excites, ya que obrarías el mal. Porque los que obran el mal perecerán; en
cambio, quienes esperan al Señor heredarán a tierra. Un poquito más aún, y
desaparecerá el impío: lo buscarás en el lugar en que estaba, y no aparecen. Son
embargo, los humildes heredarán la tierra y se deleitarán en una paz abundante" 89.
Y un poco después: "Mejor le conviene al
justo la penuria que las abundantes riquezas de los impíos. Porque los brazos de
los impíos serán quebrantados, mientras que e; Señor sostiene a los justos" 90.
Algo después: "Apártate del mal y haz el
bien" 91.
Y en otro lugar: "Espera al Señor y guarda su camino. Y te exaltará para que
poseas la tierra" 92.
Observa la. sencillez y practica la rectitud, porque al final al hombre
encontrará la paz" 93.
En el salmo 39: "Bienaventurado el varón que
puso en e; Señor su confianza y no se ha vuelto hacia las soberbias
ostentaciones del mentiroso" 94.
En el salmo 43: "En el Señor nos alegraremos
todos los días, y confesaremos eternamente tu nombre" 95.
Y un poco más abajo: "Todo esto se precipitó
sobre nosotros, pero no te olvidamos ni rompimos tu pacto. No se ha vuelto atrás
nuestro corazón, ni nuestros pasos se apartaron de tu camino. Porque Tú nos
arrojaste a un lugar plagado de serpientes y nos cubriste con la sombra de la
muerte. Si nos hubiéramos olvidado del nombre de nuestro Dios y hubiéramos
tendido nuestras manos a un dios extraño, ¿no se habría enterado de ello el
Señor? El conoce los pensamientos secretos del corazón. Por tu causa somos
masacrados a diario y considerados como rebaños destinados al matadero" 96.
En el salmo 46: "¡Cantad a Dios, cantadle!
¡Cantad a nuestro Rey, cantadle! Porque Dios es el Rey de toda la tierra,
cantadle con maestría" 97.
En el salmo 49: "Haz sacrificios de alabanza
a Dios, y dirige tus votos al Altísimo. Invócame cuando estés atribulado: yo te
libraré y tú me glorificarás. En cambio, Dios le dice al impío: ¿Qué tienes tú
que ver con la exposición de mis mandamientos y para que pongas en tu boca mi
alianza? Tú, que despreciaste mis enseñanzas y das de lado a mis palabras.
Cuando veías a un ladrón, te ponías de acuerdo con él; y tomabas parte con los
adúlteros. Entregaste tu boca al mal, y tu lengua celebró el engaño. Sentado,
hablabas contra tu hermano y maquinabas el oprobio contra el hijo de tu madre.
Eso hiciste, y yo me callé. Creíste que yo iba a ser semejante a ti. Te
denunciaré y te pondré todo ante tus ojos. Recobrad el seso los que os olvidáis
de Dios, no sea que me apodere de vosotros y no haya quien pueda liberaros. El
que sacrifica en reconocimiento mío, me glorifica. Al que camina de acuerdo con
mis palabras, yo le mostraré la salvación de Dios" 98.
En el salmo 50: "Límpiame de mi iniquidad y
de mi pecado, porque yo he reconocido mi iniquidad, y mi pecado está
constantemente ante mí" 99.
Y en otro pasaje: "Mi sacrificio a Dios es el
de un espíritu atribulado. ¡Oh Dios!, no desprecies un corazón contrito y
humillado" 100.
En el salmo 51: "¿Por qué te ufanas en la
maldad, hombre poderoso? La misericordia de Dios es permanente. Tu lengua
maquina asechanzas como una afilada navaja, urdiendo el engaño. Has amado el mal
más que el bien; y has pretendo hablar la mentira más que la justicia. Has
apreciado toda palabra devoradora, lengua engañosa. Pero Dios te destruirá; para
siempre: te asolará y expulsará de su tienda, y te exterminará de la tierra de
los vivos. Los justos lo verán, tendrán temor y se reirán de él: Ahí tenéis al
hombre que no puso a Dios como baluarte suyo, sino que colocó su confianza en
sus grandes riquezas: se hizo fuerte en sus maldades. En cambio yo, como olivo
verde plantado en la casa de Dios. Basé mi esperanza en la misericordia del
Señor por los siglos de los siglos. Te alabaré siempre por lo que hiciste; y
esperaré en tu nombre, porque es bueno ante la presencia de tus santos" 101.
En el salmo 61: "Pueblos, poned en Él siempre
vuestra confianza; derramad ante Él vuestro corazón: Dios es nuestra esperanza.
Verdaderamente, pura vanidad son los hijos de Adán, mera mentira son los hijos
del hombre. Colocados juntos en una balanza, pesan menos que la nada. No
confiéis en la calumnia, ni os burléis en la rapiña. Si abundaran las riquezas,
no pongáis en ellas vuestro corazón" 102.
En el salmo 63: "El justo se alegrará en el
Señor, y en Él tendrá puesta la esperanza" 103.
En el salmo 68: "Porque por causa tuya he
soportado el oprobio: la vergüenza cubrió mi rostro. Me he convertido en un
extranjero para mis hermanos y en un extraño para los hijos de mi madre. Porque
el celo por tu casa me devora y las injurias de los que te vituperan han caído
sobre mí. He llorado por mi alma durante el ayuno y ello me ha servido de
oprobio. Por vestido me puse cilicio, y me convertí para ellos en tema de
comidilla. Contra mí hablaban los que se sentaban a la puerta, y cantaban los
bebedores de vino" 104.
Y un poco después: "En mis cánticos alabaré
el nombre de Dios y lo ensalzaré con mis alabanzas. Y ello le complacerá al
Señor más que un novillo que está echando los cuernos y las pezuñas. Los
pacíficos de corazón que lo vean se alegrarán. Que viva vuestra alma, vosotros,
los que buscáis al Señor. Porque el Señor ha oído a los humildes" 105.
En el salmo 72: "Porque aquellos que se
alejan de ti perecerán: hiciste perecer a todo el que de ti abominó. En cambio,
mi felicidad consiste en acercarme a Dios: en Dios, mi Señor, he puesto mi
esperanza para contar todos tus mensajes" 106.
En el salmo 75: "Haced votos al Señor,
vuestro Dios, y cumplidlos. Todos cuantos están cercanos a Él, ofrezcan sus
dones al Terrible; Él abate la altivez de los gobernantes, y es motivo de pavor
para los reyes de la tierra 107.
En el salmo 77: "Pueblo mío escucha mi ley;
inclinad vuestros oídos a las palabras de mi boca. Abriré mis labios,
sirviéndome de parábolas, y hablaré, antiguos enigmas" 108.
Y en otro pasaje: "Y se los contarán a sus
hijos para que pongan en Dios su esperanza, no se olviden de sus pensamientos y
guarden sus preceptos" 109.
En el salmo 80: "Alabad a Dios; que es
nuestro baluarte aclamad al Dios de Jacob" 110.
Y en otro pasaje: "¡Oh Israel, Si me
escucharas!.No tengas un dios extraño y no adores a una divinidad extrajera. Yo
soy el Señor, tu Dios" 111.
En el salmo 81: "¿Hasta cuándo vais a juzgar
sin equidad y vais a tener en cuenta la categoría social de los impíos? Haced
justicia al pobre y al huérfano; tratad con imparcialidad al menesteroso y al
desvalido" 112.
En el salmo 83: "Bienaventurados. Los que
habitan en tu casa y continuamente te alaban. Bienaventurado el hombre que tiene
en ti su baluarte y guarda en su corazón tus preceptos; los que cruzan por este
valle de lágrimas encontrarán aquella fuente. También el sabio se cubrirá de
bendiciones: irán de baluarte en baluarte; se presentarán ante Dios en Sión" 113.
Y un poco después: "Porque mejor es vivir un
solo día en tus atrios que mil lejos de ellos. Prefiero hallarme a la puerta de
la casa de mi Dios que morar en las tiendas donde se practica la impiedad" 114.
En el salmo 91: "Bueno es alabar al Señor y
cantar tu nombre, ¡oh Altísimo!" 115.
En el salmo 93: "Recuperad vuestra
inteligencia, estúpidos del pueblo; y vosotros, necios, aprended algún día" 116.
Y algo más abajo: "Bienaventurado el hombre
al que tú enseñes, Señor, y al que instruyas en tu ley, para que encuentre
descanso en épocas de aflicción, mientras que para el impío se cava la fosa" 117.
En el salmo 94: "Venid, adoremos y
postrémonos: doblemos nuestras rodillas ante el rostro del Señor, nuestro
Hacedor" 118.
Dos versículos más adelante: "Si hoy
escucharais su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como lo hicisteis el día
de la querella y el día de la tentación en el desierto" 119.
En el salmo 95: "Cantad al Señor un canto
nuevo; que la tierra entera cante al Señor. Cantad al. Seño y bendecid su
nombre. Anunciad de día en día su salvación. Proclamad entre los pueblos su
gloria, y entre todas las naciones sus maravillas" 120.
Seis versículos más adelante: Atribuid al
Señor, familias de los pueblos, atribuid al Señor la gloria y el poderío.
Atribuid al Señor la gloria de su nombre; portad vuestras ofrendas y penetrad en
sus atrios. Adorad... Seño: en la hermosura de su santuario" 121.
En el salmo 96: "Los que amáis al Señor,
odiad el mal" 122.
Y tres versículos después: Justos: alegraos en el
Señor y confesad su santo recuerdo" 123.
En el salmo 97: "Que toda la tierra se alegre
en el Señor: dejad oír vuestras voces, alabadle y cantadle" 124.
En el salmo 98: "Ensalzad al Señor, Dios
nuestro y postraos ante el escabel de sus pies, porque el es Santo" 125.
En el salmo 99: "Alabad al Señor toda la
tierra; servid al Señor en la alegría. Acudid alegres ante su presencia. Sabed
que el Señor es Dios mismo: Él nos creó y suyos somos" 126.
Un versículo después: "Entrad por sus puertas
en acción de gracias, y por sus atrios entonando sus alabanzas: bendecid su
nombre" 127.
En el salmo 100: "Caminaré con sencillez de
corazón por medio de mi casa. No pondré ante mis ojos la doctrina de Belial.
Odio al que practica la traición: no me contagiaré. El corazón depravado se
apartará de mí: desconozco al malvado. Obligaré a guardar silencio a quien,
conspirando, hable contra su prójimo. Al de mirada altanera y engreído corazón
no lo soportaré a mi lado. Mis ojos se dirigirán hacia los fieles de la tierra,
para que convivan conmigo. Aquel que camine por la vida con sencillez, ése será
mi colaborador. No habitará en mi casa el que practica el fraude: el mentiroso
no hallará gracia en mi presencia. Cuando amanezca, exterminaré a todos los
impíos de la tierra, y erradicaré de la ciudad del Señor a cuantos practican la
iniquidad" 128.
En el salmo 102: "Sin embargo, la
misericordia del Señor desde siempre y para siempre alcanza a quienes lo temen.
Y lo mismo su justicia sobre los hijos de los hijos para aquellos que guardan su
alianza y recuerdan sus mandamientos para ponerlos en práctica" 129.
En el salmo 104: "Alabad al Señor e invocad
su nombre; dad a conocer a los pueblos su doctrina. Cantadle y ensalzadle con
salmos: hablad de todas sus maravillas. Alegraos en su santo nombre: alégrese el
corazón de los que buscan al Señor. Buscad al Señor y su poderío; buscad en todo
momento su rostro. Recordad las maravillas que ha obrado, las señales y
sentencias de su boca" 130.
En el salmo 107: "Dispuesto está mi corazón:
entonaré canciones y salmos. Pero también en gloria mía. Despierta salterio y
cítara: me despertaré al amanecer Te alabaré entre los pueblos, Señor; te
cantaré entre las naciones" 131.
En el salmo 110: "Te cantaré, Señor, con todo
mi corazón en la asamblea y reunión de los justos" 132.
Y en otro pasaje: "El principio de la
sabiduría es el temor hacia el Señor: buena sabiduría tienen aquellos que la
practican Su gloria permanece inalterable" 133.
En el salmo 111: "Bienaventurado el varón que
teme al Señor, y en sus mandamientos encuentra el mayor deleite" 134.
Y cinco versículos después: "El hombre bueno
es clemente y hace préstamos y hace préstamos, y sabrá emplear sus palabras de
acuerdo con el derecho; por ello, nunca jamás se sentirá turbado. El hombre
justo dejará un recuerdo eterno: no temerá la mala fama Su corazón está siempre
dispuesto, confiando en el Señor: su firme corazón no sentirá temor, mientras
que sí lo verá en su enemigo. Esparce sus limosnas y se las da a los pobres: su
justicia permanece eternamente; su poder será exaltado en la gloria. El impío lo
verá y se inflamará de ira; rechinará sus dientes y se consumirá: el deseo de
los impíos se frustrará" 135.
En el salmo 112: "Alabad al Señor, siervos;
alabad el nombre del Señor. Que el nombre del Señor sea bendito desde ahora y
hasta la eternidad. Desde el orto del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre
del Señor" 136.
En el salmo 113: "Los ídolos de los gentiles
son plata y oro, obra de las manos de los hombres. Tienen boca y no hablan;
tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen", etc 137.
Y poco después: "Semejante a ellos serán
quienes los fabrican y todos los que en ellos ponen su confianza. Israel confía
en el Señor: Él es su ayuda y su protector. La casa de Aarón confía en el Señor:
Él es su ayuda y su protector. Quienes temen al Señor, en el Señor confían: Él
es su ayuda y su protector" 138.
En el salmo 115: "Creí, y por eso dije: Estoy
profundamente afligido" 139.
Y dos versículos después: "¿Qué le devolveré
al Señor por todos los beneficios que me ha hecho? Tomaré el cáliz de la
salvación e invocaré el nombre del Señor" 140.
"A los ojos del Señor, gloriosa resulta la muerte de sus santos" 141.
Y tres versículos más adelante: "Te inmolaré
una víctima en señal de alabanza e invocaré en el nombre del Señor. En presencia
de todo su pueblo cumpliré los votos hechos al Señor: en los atrios de la casa
del Señor, en medio de ti, ¡oh Jerusalén!" 142.
En el salmo 116: "Alabad al Señor todas las
naciones; alabadlo, pueblos todos" 143.
En el salmo 117: "Ensalzad al Señor porque es
bueno, porque su misericordia dura eternamente. Que lo diga ahora Israel: eterna
es su misericordia. Que lo diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Que
lo digan quienes temen al Señor: eterna es su misericordia. Cuando me encontraba
atribulado, invoqué al Señor, y el Señor me escuchó en toda la amplitud" 144.
Después de cinco versículos: "Mejor es
confiar en el Señor que confiar en los príncipes" 145.
Y ocho versículos después: "Mi baluarte y mi
gloria es el Señor, y Él me ha servido de salvación. Voces de alabanza y de
salvación se oyen en las tiendas de los justos" 146.
En el salmo 118: "Bienaventurados los que se
mantienen incólumes en el camino; los que caminan en la ley del Señor.
Bienaventurados quienes observan sus mandamientos y lo buscan con todo su
corazón" 147.
Y en otro pasaje: "Y caminaré sin estrecheces
porque he observado tus mandamientos. Daré testimonio de ti ante los reyes y no
sentiré vergüenza. Me deleitaré en tus preceptos, que es lo que amo. Levantaré
mis manos a tus mandamientos, que es lo que amo, y hablaré de tus preceptos" 148.
Cuatro versículos más adelante: "No me he
apartado de tu ley. He recordado los juicios que pronunciaste hace tiempo,
Señor, y he hallado consuelo. El horror se apoderó de mí por los impíos que se
apartaron de tu ley. Tus mandamientos me sirvieron de canciones en la morada de
mi vida errante. Durante la noche recordé tu nombre, y observé tu ley. Y me
sucedió esto por observar tus preceptos. Mi destino, ¡oh Señor! -me dije-, es
cumplir tu mandato. En mi corazón elevé mi plegaria hasta tu rostro: apiádate de
mí según tu palabra. He meditado en mis caminos y he vuelto los pies hacia tu
testimonio. Me he apresurado y no me he mostrado negligente en el cumplimiento
de tus mandatos. Las ligaduras de los impíos me atenazaron, pero yo no me olvidé
de tu ley. Me levantaré en medio de la noche para alabarte por la justicia de tu
justificación. Amigo soy de cuantos te temen y observan tus mandamientos" 149.
Unos versículos más adelante: "Y, sin
embargo, yo guardaba en mi corazón tus mandamientos. Mi corazón está espeso como
el sebo, y yo meditaba en tu ley. Me alegro por haber sido humillado, para
aprender tus enseñanzas. Mejor es la ley de tu boca que montones de oro y de
plata" 150.
Unos cuantos versículos después: "Porque tu
ley es mi deleite" 151.
Y un poquito después: "Sin embargo, yo hablaré de acuerdo con tus
preceptos" 152.
Y un poco más adelante: "No he olvidado tus mandamientos 153.
Y dos versículos después: "Los soberbios me cavaron la fosa, lo que no
estaba de acuerdo con tu ley" 154.
Tras otros dos versículos: "Casi me abatieron en tierra, pero yo no
abandoné tus mandamientos 155.Y
después de siete versículos: "A no ser porque tu ley era deleite, quizá
hubiera perecido en mi aflicción. Nunca jamás me olvidaré de tus preceptos,
porque por ellos me has dado la vida. Tuyo soy, ¡sálvame!, porque he guardado
tus mandamientos. Me acecharon los impíos para perderme: yo seguiré prestando
atención a tus palabras. He visto que toda perfección tiene un límite. Tus
mandamientos, en cambio, son enormemente: dilatados. ¡Cuánto amo tu ley! En ella
medito durante todo el día" 156.
Un poco más abajo: "Aparté mis pies de todo
mal camino, para guardar tus palabras. No me alejé de tus preceptos, porque tú
me has iluminado. ¡Qué dulces para mi garganta son tus preceptos! ¡Más que la
miel para boca! Meditaba en tus mandamientos; por eso odio todo camino de
falsedad Tus palabras son faro para mis pies y luz para mi sendero" 157.
Cinco versículos después: "Mi alma esta
siempre en mi mano, y yo no me he olvido de tu ley. Los impíos me tendieron
lazos, y no me aparté de tus mandamientos. Tus preceptos serán mi herencia por
los siglos de los siglos, pues ellos son la alegría de mi corazón. He inclinado
mi corazón para cumplir tus decretos, para lograr la recompensa eterna. Odio a
los alborotadores y amo tu ley. Tú eres mi baluarte y mi escudo: tengo esperanza
en tu promesa. Apartaos de mi los malvados: yo cumpliré los mandamientos de mi
Dios" 158.
Siete versículos después: "Consideraste como
escoria a todos los impíos de la tierra; por eso amo tus testimonios. Mi carne
se estremeció por temor a ti, y de tus juicios tuve miedo. He practicado el
juicio y la justicia: no me abandones en manos de quienes me calumnian" 159.
Tras unos cuantos versículos: "Por eso amo
tus mandamientos más que al oro y al topacio. Por eso he caminado siempre
conforme a tus preceptos: odio todo camino de falsedad. Tus testimonios son
admirables; por eso mi alma los ha guardado" 160.
Dos versículos después: "Abrí mi boca y
suspiré, porque anhelaba tus mandamientos" 161.
Y en otro pasaje: "Mi celo me consumió, porque mis enemigos se olvidaron
de tus palabras. Tu palabra es sobremanera sin tacha, y tu siervo la ama.
Pequeño soy y despreciable, pero no he olvidado tus preceptos" 162.
Tres versículos después: "Tus mandamientos son mi voluntad" 163.
Y poco después: "Observa mi aflicción y sálvame, porque no me he olvidado
de tu ley" 164.
Seis versículos después: "Muchos son los que me persiguen y me acosan,
pero yo no me he apartado de tus testimonios. Vi a tus prevaricadores y me
entristecía, porque no guardaron tus palabras. Observa, Señor, que yo he amado
tus mandamientos: dame vida de acuerdo con tu misericordia" 165.
Cuatro versículos después: "Siento alegría en tus palabras como quien
encuentra un espléndido botín. Odio y detesto al mentiroso; yo, en cambio, amo
tu ley. Siete veces al día te amo por la rectitud de tu justicia. Mucha paz
tienen quienes aman tu ley y no sufren tropiezo. Tenía esperanza en tu
salvación, Señor y cumplí tus mandamientos. Mi alma ha observado tus preceptos y
los amo sobremanera. He guardado tus mandamientos y tus preceptos, porque todos
mis caminos están ante ti" 166.
Tras ocho versículos: "Sea tu mano la que me
auxilie porque he elegido tus preceptos. Anhelo tu salvación, Señor, y tu ley es
mi voluntad" 167.
Dos versículos después: "He andado errante como oveja perdida: busca a tu
siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos" 168.
En el salmo 119: "Yo hablaba palabras
pacíficas, pero ellos las combatían" 169.
En el salmo 121: "Rogad la paz para
Jerusalén. ¡Gocen de felicidad quienes la aman!" 170.
Dos versículos después: "Por mis hermanos y mis amigos te deseare la paz.
Por amor a la casa del Señor, nuestro Dios, te desearé el bien" 171.
En el salmo 122: "He levantado mis ojos hacia
ti que habitas en los cielos. Igual que los ojos de los siervos están: atentos a
las manos de sus señores, igual que los ojos de las esclavas están atentos a las
manos de sus señoras, así están nuestros ojos atentos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros" 172.
En el salmo 124: "Los que confían en el Señor
son como el monte Sión: eternamente inmóvil, asentado en Jerusalén" 173.
En el salmo 127: "Bienaventurado el que teme
al Señor; el que sigue sus caminos" 174.
En el salmo 129: "He puesto mi esperanza en
el Señor; en Él espera también mi alma; en su palabra confío" 175.
En el salmo 130: "Señor, mi corazón no se ha
ensoberbecido ni mis ojos se han mostrado altaneros; no he andado tras de
grandezas ni tras cosas demasiado altas para mí. No he destacado, e hice que mi
alma guardara silencio como un niño destetado de su madre: de igual modo,
destetada de mi está mi alma. Espera en el Señor, Israel, desde ahora y por los
siglos de los siglos" 176.
En el salmo 132: "Ahí tenéis cuán bueno y
cuán hermoso s que los hermanos convivan entrañablemente unidos" 177.
En el salmo 133: "Bendecid al Señor todos los
siervos del Señor; los que os encontráis en casa del Señor durante la noche.
Levantad vuestras manos hacia el santuario y bendecid al Señor" 178.
En el salmo 134: "Alabad el nombre del Señor;
siervos, alabad al Señor. Y vosotros, los que os encontráis en la casa del Señor
y en los atrios de la morada de nuestro Dios. Alabad al Señor, porque el Señor
es bueno; cantad en honor de su nombre, porque es amable" 179.
Y un poco después: "Los ídolos de los gentiles son plata y oro obra de
las manos de los hombres. Tienen boca y no hablan: tienen ojos y no ven
no ven", etc 180.
Y un poro después: "Semejantes a ellos serán quienes los fabrican y todos
los que en ellos ponen su confianza. Casa de Israel, bendecid al Señor; casa de
Aarón, bendecid al Señor; temerosos del Señor, bendecid al Señor" 181.
En el salmo 135: "Alabad al Señor porque es
bueno, porque su misericordia dura eternamente. Alabad al Dios de dioses porque
su misericordia dura eternamente Alabad al Señor de los señores, porque su
misericordia dura eternamente" 182.
Y al final del salmo: "Alabad a Dios del cielo porque su misericordia
dura eternamente" 183.
En el salmo 136: "Si llegar a olvidarme de
ti, Jerusalén, que mi diestra caiga en el olvido. Que mi lengua se me pegue a la
garganta si llegara a olvidarme de ti, Jerusalén si no colocara a Jerusalén en
el origen de mi alegría" 184.
En el salmo 138: "¿Acaso no he podido por
menos de odiar a los que te odian, Señor, y de plantarme frente a tus
adversarios? Concebí contra ellos un odio absoluto: se convirtieron en enemigos
míos" 185.
En el salmo 139: "No cumplas, Señor, los
deseos de los impíos: que sus crímenes no se difundan, para que no se
ensoberbezcan" 186.
Y tres versículos después: "El hombre lenguaraz no tendrá nada que hacer
en la tierra" 187.
En el salmo 140: "Que el justo me corrija
benévolamente y que me reproche: no será un bálsamo de amargura derramado sobre
mi cabeza" 188.
Después de cinco versículos: "Porque hacia ti, Señor, están dirigidos mis
ojos; en ti he puesto mi esperanza: no desampares mi alma" 189.
En el salmo 141: "Con mi voz he clamado ante
el Señor; ante el Señor he suplicado con mi voz. En su presencia dejaré oír mis
palabras; ante Él proclamaré mi tribulación" 190.
Y siete versículos después: "Clamé ante ti, Señor, y dije: Tú eres mi
esperanza y mi parcela en la tierra de los vivientes" 191.
En el salmo 142: "Meditaba en todas tus obras
y hablaba de lo que tus manos han llevado a cabo. Hacia ti tengo tendidas mis
manos: mi alma se levanta hacia ti como tierra sedienta" 192.
Tres versículos después: "Al amanecer hazme oír tu misericordia, porque
en ti confío. Dame a conocer el sendero por el que camino, porque hacia ti tengo
levantada mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor: junto a ti busco protección" 193.
En el salmo 143: "Líbrame y sálvame de la
mano de hijos extraños, cuya boca habla vanidad; y de la diestra de quienes
tienen diestra de perfidia. Que nuestros hijos sean como una plantación que
crece en su lozanía; y nuestras hilas como pilares engalanados, semejantes a los
del templo. Que nuestros graneros estén llenos y rebosantes de toda clase de
granos. Que nuestros rebaños se cuenten por millares y resulten innumerables en
los cruces de nuestros caminos. Que nuestros toros sean rollizos. No hay
derrumbamientos en (las murallas), ni salidas de ataque, ni gritos de terror en
nuestras plazas: Feliz el pueblo que disfruta de tales cosas. Feliz el pueblo
que tiene por Señor a su Dios" 194.
En el salmo 144: "Te ensalzaré, Señor, Dios
mío, mi Rey, y bendeciré tu nombre por los siglos de los siglos. Todo el día te
bendeciré y alabaré tu nombre eternamente sin interrupción" 195.
Dos versículos más adelante: "Una generación le ensalzará tus obras a la
generación siguiente y proclamarán tu poderío. Narraré el esplendor de la gloria
de grandeza y proclamaré tus maravillas. Se harán eco del poderío de tus
prodigios y contarán tus grandezas. Recordarán tu inmensa bondad y ensalzarán tu
justicia 196
Tres versículos después: "Tus santos te bendecirán. Proclamarán la gloria
de tu reino y hablarán de tu poderío Que presenten a los hijos de los hombres su
poderío y la gloria del esplendor de tu reino" 197.
Y un poco mas adelante: "Cerca está el Señor de todos los que lo invocan,
de todos los que lo invocan de verdad. Se mostrará placentero con los que lo
temen, escuchará su clamor y los salvará. El Señor custodia a todos los que lo
aman, y extermina a todos los impíos. Mi boca entonará la gloria del Señor, y
toda mi carne bendecirá su santo nombre eternamente sin interrupción" 198.
En el salmo 145: "Alaba, alma mía, al Señor.
Alabaré al Señor durante toda mi vida; cantaré a mi Dios mientras viva. No
confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre en cuyas manos no está la
salvación" 199.
Dos versículos después: "Bienaventurado aquel cuyo auxilio es el Dios de
Jacob y cuya esperanza está puesta en el Señor, su Dios" 200.
En el salmo 146: "Alabad al Señor, porque es
bueno elevar nuestro cántico a nuestro Dios, pues honrosa es la bella alabanza" 201.
Siete versículos después: "El Señor levanta a los humildes, y abate por
tierra a los impíos. Cantad en agradecimiento al Señor, cantad a nuestro Dios" 202.
Tras otros siete versículos: "No se complace en la fogosidad del caballo ni
en las piernas del hombre. El Señor se complace en aquellos que lo temen y
esperan su misericordia" 203.
En el salmo 148: "Los reyes de la tierra y
los pueblos todos, todos los príncipes y jueces de la tierra, jóvenes y
doncellas, ancianos y niños alaben el nombre del Señor" 204.
En el salmo 149: "Cantad al Señor un cántico
nuevo; que se oiga su alabanza en la asamblea de los santos. Alégrese Israel en
su Hacedor; salten de gozo por su rey los hijos de Sión" 205.
Tres versículos después: "Exaltará a los humildes en Jesús. Los santos
gozarán en la gloria. Cantarán sobre sus lechos. Las alabanzas hacia Dios
sonarán en sus gargantas" 206.
En el salmo 150: "Alabad al Señor en su
santuario, alabadlo en el poderío de su potestad. Alabadlo en sus hazañas,
alabadlo de acuerdo con la inmensidad de su magnificencia" 207.
Y al final del salmo: "Todo cuanto respira alabe al Señor" 208.
Esto es lo que hemos recopilado del Libro de
los Salmos, en los que cada uno puede sopesar su vida si es que aspira a
perfeccionarse. Advertimos al lector que los pasajes que hemos tomado de los
Salmos los lea encadenadamente, como si de un salmo único se tratara, pasando
por alto los incisos que hemos incluido entre los versículos por si quisiera
consultarse el lugar en que se halla lo que hemos tomado, es decir, el pasaje
concreto y la extensión del salmo en cuestión. El que omitiendo esos incisos,
leyere únicamente y seguidas. Las palabras de los Salmos, lo hallará mucho más
gratificante y por ello, sacará mayor utilidad de las palabras sagradas.
A continuación recogeremos de los Libros de
Salomón aquellos pasajes que parezcan convenientes a esta obra. En primer
lugar, de los Proverbios, libro que, Si se comprende bien, servirá
prácticamente entero para instruirse en las piadosas costumbres. Pasaremos por
alto aquellos pasajes que resultan oscuros: ocúpense de ellos los lectores y
amantes de la literatura religiosa que en tales menesteres se ejercitan.
Por nuestra parte, establecimos que en esta obra sólo recogeríamos aquellos
pasajes que, fácilmente comprensibles, ayudan a llevar una vida recta. No
obstante, podría parecerles a muchos que hemos omitido pasajes muy
transparentes. Pero la verdad es que existe a menudo oscuridad en determinados
pasajes que se consideran claros. En efecto, ¿existe algo que parezca tan
comprensible, pero que tan torpemente resulte si se trata de aplicarlo al pie de
la letra, como este pasaje: "abstente del agua ajena; de la fuente ajena no
bebas"? Y ¿para qué sirve con vistas a corregir las costumbres -si no se le
busca una interpretación más profunda- un pasaje como éste: "La pobreza
humilla al hombre; en cambio, la mano de los poderosos enriquece" 209.
Y es que no ser pobre y ser poderoso por las manos no depende de la voluntad
de los hombres buenos, y en cambio se les concede a los hombres depravados; y
este proverbio, mal interpretado, podría provocar a los pobres dotados de
fuerzas físicas a que creyeran que deben hacerse ricos por medio de las rapiñas.
¿Quién no se echaría a reír si considerara al pie de la letra el
siguiente pasaje: "los malvados no tendrán hijos"? 210.
Dejaremos, pues, de lado semejantes pasajes.
Recojamos en este Espejo aquellos otros en los que bastante a menudo se
aconseja algo, cuando eso que se aconseja y se enseña no resulta oscuro. Así, en
este Espejo podrán mirarse aquellos que ya están persuadidos a vivir
honrada y loablemente, pero que, para llevarlo a cabo, buscan qué deben escoger
y qué han de observar. De acuerdo con ello, creo que, de los Proverbios
de Salomón, hay que reseñar los siguientes.
VII. De los Proverbios
"El temor hacia el Señor es el principio de la
sabiduría. Los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza. Escucha, hijo mío,
la doctrina de tu padre y no desdeñes los consejos de tu madre" 211.
Catorce versículos después, cuando se habla de los homicidios, dice:
"Contra su propia sangre tienden asechanzas, y fraudes maquinan contra su propia
vida. Así, la práctica de la avaricia se apodera de todos los ricos" 212.
Cuatro versículos más adelante: "¿Hasta cuándo, hombres simples, seguís
amando la simpleza? ¿Hasta cuándo los estúpidos seguirán deseando lo que les es
nocivo, y los necios aborrecerán la ciencia?" 213.
Después de once versículos: "Entonces me
invocarán y yo no les prestaré oídos; se levantarán por la mañana y no me
encontrarán, por haber tenido a la sabiduría como algo odioso y no haber
concebido temor hacia el Señor, ni haberse ajustado a mis consejos, y por haber
despreciado todas mis advertencias. Comerán, pues, el fruto de su comportamiento
y se saciarán de sus propios criterios. Su descarrío aniquilará a los simples y
su prosperidad echará a perder a los necios. En cambio, aquel que me escuche se
encontrará libre de terror y disfrutará de la abundancia, al margen del miedo a
la desgracia" 214.
Cuatro versículos después: "Si invocaras a la
inteligencia e inclinaras tu corazón hacia la prudencia; si la buscaras como si
de la riqueza se tratase o como si excavaras un tesoro, entonces comprenderías
el temor del Señor y descubrirías la ciencia de Dios. Porque el Señor da la
sabiduría y de su boca brota la ciencia y la prudencia. Vigilará la salvación de
los justos y protegerá a los que caminan en la sencillez: guarda las sendas de
la justicia y custodia los caminos de sus santos. Entonces comprenderías la
justicia, el juicio, la equidad y todo buen camino. Si la sabiduría entrara en
tu corazón y la ciencia le fuera grata a tu alma, la cordura te guardaría y la
prudencia te mantendría a salvo, para apartarte del mal camino y del hombre que
habla perversidades: de aquellos que abandonan el buen camino y echan a andar
por senderos tenebrosos; los que se alegran cuando hacen el mal y se complacen
en las corrupciones; de aquellos cuyas sendas son perversas, y los pasos que
dan, infames; para apartarte de la mujer ajena y de la extraña, que pronuncia
tiernas palabras que abandonó al prometido que tuvo desde su mocedad y se olvidó
de los juramentos hechos a su Dios" 215.
Tres versículos más adelante: "Que no te
abandonen la misericordia y la verdad: átatelas al cuello y escríbelas en las
tablillas de tu corazón, y encontrarás gracia y buena opinión ante Dios y ante
los hombres. Deposita tu confianza en el Señor con todo tu corazón y no te
apoyes en tu prudencia. En todas tus empresas piensa en Él y Él dirigirá tus
pasos. No te consideres un sabio. Teme al Señor y apártate del mal" 216.
Tras un versículo: "Honra al Señor con parte de tu hacienda y con las
primicias de todos tus frutos" 217.
Y dos versículos después: "No menosprecies, hijo mío, las observaciones
del Señor, y no te sientas abatido cuando te corrija, pues el Señor corrige a
quien Él ama y en él se complace como un padre con su hijo. Bienaventurado el
hombre que descubre la sabiduría y abunda en inteligencia. Tal adquisición es
mejor que una transacción de plata, y su beneficio mejor que el oro puro.
Resulta más precioso que todas las riquezas, y todo cuanto se desea no alcanza a
compararse con ello" 218.
Diez versículos después: "Hijo mío, que estos
consejos no se aparten jamás de tus ojos: observa la ley y la prudencia" 219.
Y al cabo de nueve versículos: "No impidas hacer el bien a quien puede
hacerlo: si tienes ocasión, haz lo tú también. No le digas a tu amigo: vete y
vuelve, que mañana te lo daré, si es que en ese momento pudieras dárselo. No
maquines la desgracia contra tu amigo si éste ha depositado en ti su confianza.
No pleitees contra una persona sin motive alguno" 220.
Y tras siete versículos: "Él se burlará de los burladores y mostrará su
simpatía a los humildes" 221.
Cuarenta y cuatro versículos después: "Guarda
tu corazón con la mayor cautela, porque de él brota la vida. Aleja de ti la boca
depravada y mantén lejos de ti los labios difamadores. Que tus ojos miren lo que
es justo y tus párpados dirijan rectamente tus pasos. Lleva tus pies por el
camino recto y que todos tus caminos sean seguros. No te desvíes ni a derecha ni
a izquierda. Aleja tus pies del mal. En efecto, el Señor conoce los caminos que
están a la derecha; los que están, en cambio, a la izquierda son perversos. Él
hace que tus senderos sean rectos. Él tenderá en paz tus caminos" 222.
"Hijo mío, atiende a mi sabiduría y da oídos a mi
inteligencia, para que mantengas a salvo mis consejos y tus labios guarden mi
doctrina. Los labios de la meretriz son un panal que destila miel y su garganta
es más radiante que el óleo. Sin embargo, su final es amargo como el ajenjo y
punzante como una espada de doble filo. Sus pies encaminan a la muerte y sus
pasos conducen al sepulcro" 223.
Noventa y siete versículos más adelante: "Que
tu corazón no codicie su hermosura, para no verte cazado por sus guiños. El
salario de una ramera es apenas un pan; en cambio, la mujer casada se apodera de
una vida preciosa. ¿Puede acaso el hombre esconder el fuego en su regazo sin que
sus vestidos echen a arder? ¿O caminar sobre brasas sin que las plantas de sus
pies se quemen? Así, el que se acerque a la mujer de su prójimo no estará
incólume si llegara a tocarla. No es grande el delito cuando alguien roba para
saciar su hambre; pero, si lo sorprenden, devolverá el séptuplo y entregará toda
la hacienda de su casa. Ahora bien, el adúltero lo que hace es perder su alma
por escasez de inteligencia" 224.
Cinco versículos después: "Hijo mío, guarda
mis palabras y conserva en tu corazón mis mandamientos. Observa mis mandamientos
y vivirás; que mi ley sea para ti como la niña de tus ojos" 225.
Cincuenta y siete versículos más adelante.
"Vosotros, hombres simples, proveeros de sensatez; y vosotros, necios, recuperad
el juicio" 226.
Dos versículos después: "Mi garganta expresará la verdad y mis labios
detestarán al impío 227.
Y pasados tres versículos: "Recibid mis enseñanzas, que no dinero: amad
mi doctrina más que al oro. Mi sabiduría es mejor que todas las riquezas juntas
y no puede compararse con ella todo cuanto es deseable" 228.
Y después de dos versículos: "Temer al Señor es odiar el mal: yo
detesto la arrogancia, la soberbia, el camino depravado y la lengua mentirosa" 229.
Y al cabo de seis versículos: "Yo amo a quienes me aman; y los que desde
por la mañana me buscan, me encontrarán. Junto a mí se hallan las riquezas y la
gloria, la fortuna opulenta y la justicia. Mi fruto es mejor que el oro puro y
que la piedra preciosa, y mis beneficios mejores que la plata escogida. Camino
por senderos de justicia, por medio de sendas de equidad, para enriquecer a los
que me aman, y colmar sus tesoros" 230.
Y veintitrés versículos después: "Bienaventurado el hombre que me oye que
a diario monta guardia ante mis puertas y vigila las jambas de mi entrada Quien
me encuentre, encontrará la vida y alcanzará del Señor la salvación. En cambio
quien pecare contra mí lesionara su alma Todos los que me tienen odio aman la
muerte" 231.
Nueve versículos más adelante :"Abandonad la
simpleza y vivid y caminad por los senderos de la prudencia. El que
intenta enseñar a un burlador se causa a sí mismo una afrenta; a: el que corrige
a un impío se echa encima una mancha. No corrijas a un burlador, para que no te
aborrezca; corrige al Sabio, y te amará. Da al sabio, y se le acrecentará la
sabiduría. Enseña al justo, y se apresurará a escucharte. El principio de la
sabiduría es el temor hacia el Señor; y la ciencia de los santos es la
prudencia" 232.
Dieciocho versículos después: "No aprovechan
los tesoros producto de la iniquidad: es la justicia lo que liberará de la
muerte 233.
Cuatro versículos más adelante: "Quien recoge en tiempo de cosecha, hijo
inteligente es. En cambio quien durante la siega estival se duerme, es hijo del
desorden" 234.
Después de cuatro versículos: "El sabio guarda los mandamientos en su
corazón; el necio se perderá por lenguaraz. Quien va por la vida con sencillez,
camina con confianza en cambio, quien pervierte sus caminos, será puesto en
evidencia. El que guiña los ojos ocasionará la desgracia; el estúpido lenguaraz
sufrirá el castigo. Fuente de vida es la boca del justo; la boca de los impíos
oculta la iniquidad. El odio suscita enfrentamientos; el amor encubre todas las
faltas. En los labios del sabio se encuentra la sabiduría; los palos, sobre las
espaldas de aquel que carece de cordura. Los sabios esconden su sapiencia; pero
la boca del necio está al lado de la ruina" 235.
Cuatro versículos después: "Quienes observan
la doctrina se hallan en el camino de la vida; en cambio, el que deja a un lado
las advertencias que se le hacen, anda extraviado. Los labios mentirosos
esconden odio. El que esparce la difamación es un necio. No falta pecado en la
charlatanería: el que modera sus labios, ése es e más prudente. Plata escogida
es la lengua del justo; el corazón de los impíos carece de valor alguno. Los
labios del justo enseñan a muchos; los necios. en cambio, mueren por falta de
cordura. La bendición del Señor hace ricos, y a ellos no se les arrimará la
tristeza. El necio hace el mal como por entretenimiento; en cambio, para el
sabio, la prudencia es sabiduría. Lo que el impío teme, caerá sobre él; a los
justos se les colmarán sus deseos" 236.
Dos versos más adelante: "Como el vinagre
para los dientes y el humo para los ojos, así es el vago para quienes lo envían.
El temor hacia el Señor alarga los días de la vida; los años de los impíos serán
abreviados. La esperanza de los justos les es motivo de alegría; en cambio, la
esperanza de los impíos se desvanecerá. El baluarte del hombre sencillo es el
camino del Señor; pero es el terror para quienes obran el mal. El justo no se
verá alterado en el jamás de los jamases; en cambio, los impíos no habitarán la
tierra. La boca del justo alumbrará sabiduría; la lengua de los depravados
perecerá. Los labios del justo tienen en cuenta lo que resulta amable; la boca
de los impíos, lo perverso" 237.
"La balanza trucada es una abominación a los ojos de
Dios; el peso justo es lo que le place. Donde halla soberbia, allí habrá
afrenta. En cambio, donde se encuentre la modestia, allí estará también la
sabiduría. La sencillez de los justos es lo que dirige sus pasos; la doblez de
los perversos es la que pierde a éstos. No servirán de nada las riquezas el día
del castigo final, pero la justicia liberará de la muerte. La justicia del
hombre sencillo orienta su camino; el impío se verá arrastrado en su propia
impiedad. La justicia de los hombres rectos los liberará; los inicuos caerán en
sus propias trampas. Ninguna esperanza futura tendrá el hombre impío una vez
muerto; y las expectativas de los llenos de preocupaciones se desvanecerán" 238.
Siete versículos después: "El que desprecia a
su amigo está falto de inteligencia; en cambio, el hombre prudente sabrá guardar
silencio. El que se mueve en medio de mentiras, termina por revelar los
secretos; el que posee un espíritu fiel, sabe guardar lo que se le confía.
Cuando no hay dirigente, el pueblo se precipita en la ruina; la salvación, en
cambio, se halla donde los consejos abundan. El que saca la cara por un extraño
se verá afligido por la desgracia; quien toma precauciones ante las trampas,
estará seguro" 239.
Tras dos versículos: "El hombre
misericordioso le hace bien a su alma; en cambio, el que es cruel aflige incluso
a sus allegados" 240.
Cuatro versículos después: "El corazón depravado resulta abominable al
Señor; su simpatía la pone en quienes van por la vida con sencillez. El malvado
no se quedará sin castigo, mano sobre mano; la descendencia de los justos se
salvará" 241.
Dos versículos después: "El deseo de los justos es todo él bueno; la
esperanza de los impíos es la ira. Algunos reparten sus pertenencias y se hacen
ricos; otros se apoderan de lo que nos les pertenece, v siempre se hallan en la
indigencia. El alma que expande el bien se verá satisfecha; y el que da de
beber, también él se verá saciado. Maldito es entre la gente el que acapara el
trigo; la bendición cae, en cambio, sobre la cabeza de quienes lo venden. Mucho
madruga el que busca el bien; pero quien anda en busca de maldades, por ellas se
verá aplastado. El que confía en sus riquezas, se derrumbará; sin embargo, los
justos prosperarán como las hojas verdes" 242.
Cuatro versículos más adelante: "Si el justo
recibe en la tierra su recompensa, ¡cuánto más el impío y el pecador!" 243.
"El que ama las correcciones, ama la ciencia; en cambio, el que odia las
reprensiones es un necio. El bueno alcanzará del Señor la gracia; quien confía
en sus propias ideas, se comporta impíamente. No arraigará sólidamente el hombre
que parte de la impiedad, pero la raíz de los justos será inamovible" 244.
Dieciséis versículos después: "El deseo del
impío es un fortín de maldades; la raíz de los justos dará fruto. A causa de los
pecados salidos de sus labios la ruina se arrima al malvado; el justo escapará
de la tribulación. Cada hombre se saciará con los frutos que, como bienes,
brotan de su propia boca, y se le retribuirá de acuerdo con las obras que salen
de sus manos. A los ojos del necio le parece recto su camino; el sabio, en
cambio, escucha los consejos" 245.
Al cabo de cuatro versículos: "Hay quien
habla, y como con una espada se causa una herida al sentimiento; la lengua de
los sabios es medicina. Los sabios que dicen la verdad se mantienen en todo
momento firmes; en cambio, el testigo de ocasión emplea una lengua mentirosa. En
el corazón de los que maquinan maldades se asienta el engaño; a quienes conciben
ideas de paz los sigue la alegría. Al justo no le entristecerá nada de lo que le
suceda; los impíos se verán desbordados por la desgracia. El Señor aborrece los
labios mentirosos; le complacen, en cambio, quienes se portan con fidelidad. El
hombre prudente oculta su ciencia; el corazón de los necios proclamará a los
vientos su estupidez" 246.
Dos versículos después: "La tristeza que
llena el corazón del hombre lo deprime, pero se alegra con la palabra amable.
Quien, por amistad, disimula el daño, es hombre justo; el camino de los impíos
les tiende trampas. El hombre fraudulento no encontrará provecho: el carácter
del hombre valdrá su peso en oro. En el sendero de la justicia se encuentra la
vida: cuando el camino se desvía, conduce a la muerte" 247.
"El hijo sabio sigue las enseñanzas del padre; el
estúpido, en cambio, no tiene en cuenta cuando se le corrige. Cada hombre se
saciará con los frutos que, como bienes, brotan de la propia boca: el alma de
los prevaricadores es inicua. Quien su boca guarda, guarda su vida; quien sin
tino habla, su ruina busca. El vago quiere, pero no quiere; el alma de los que
trabajan medrará. El justo despreciará la palabra del mendaz; impío confunde y
es confundido. La justicia custodia el camino del inocente; la impiedad abate a
los pecadores. Hay quien es como rico, aunque nada tenga, y hay quien es como
pobre, a pesar de que posea abundantes riquezas. Sus riquezas sirven para
rescatar la vida de un hombre; pero el que es pobre no tiene que soportar
reproches. La luz de los justos produce alegría; la lámpara de los impíos se
extinguirá. Entre los soberbios siempre hay enfrentamientos; pero quienes todo
lo hacen pidiendo consejos son dirigidos por la sabiduría. La riqueza pronto
amasada se dilapidará; en cambio, aquella que fue acumulada poco a poco se
multiplicará. La esperanza que se demora aflige al alma; el deseo que se ve
cumplido es árbol de vida. Quien se sustrae a alguna obligación se compromete
para el futuro; quien respeta lo que se le manda vivirá en paz. La ley es fuente
de vida para el sabio, para escapar de la ruina de la muerte. La buena educación
os granjeará simpatías; en la vida de los altaneros sólo hay torbellinos" 248.
Doce versículos más adelante: "El que no
emplea su vergajo, odia a su hijo; el que lo ama, se apresura a corregirlo El
justo come y sacia su alma; en cambio, el estómago de los impíos es insaciable" 249.
Dos versículos después: "El que camina por el
recto sendero y teme a Dios es despreciado por quien avanza por camino tortuoso.
En la boca del necio está el látigo de la soberbia: a los sabios los custodian
sus propios labios" 250.
Tras dos versículos más: "El testigo fiel no miente: el testigo mendaz
declara mentiras. El chancero busca la sabiduría y no la encuentra; la ciencia
es fácil de alcanzar para los prudentes. Enfréntate al hombre necio e ignora los
labios de la necedad. La sabiduría del sabio radica en comprender su camino,
equivocándose en él la insensatez de los necios. El necio se burlará del pecado;
la del pecado; la benevolencia convivirá entre los justos. Porque el corazón
conoce la amargura de su alma, no dejará que en su alegría participe ningún
extraño. La casa de los impíos será arrasada; las viviendas de los justos
florecerán. Hay caminos que le parecen rectos al hombre: pero cuyo final
desemboca en la muerte. La risa se mezclará con el dolor y al final de la
alegría sobreviene la angustia 251.
Al cabo de tres versículos: "El sabio siente
temor y se aparta del mal; el necio se exalta y se muestra confiado. El
impaciente cometerá tonterías y el hombre taimado resulta odioso" 252.
Cuatro versículos después: "Peca quien a su prójimo desprecia; en cambio,
el que se apiada de los pobres será bienaventurado. Yerran quienes hacen el mal;
la misericordia y la verdad traerán bienes. En todo esfuerzo habrá recompensa;
pero cuando sólo hay abundante palabrería, a menudo lo que hay es pobreza" 253.
Tras cuatro versículos: "En el temor hacia el Señor se halla la confianza
del hombre fuerte, y sus hijos tendrán esperanza. El temor hacia el Señor es
fuente de vida para escapar de la ruina de la muerte" 254.
Dos versículos más adelante: "El que es paciente se conduce con gran
prudencia; sin embargo, el impaciente pone de manifiesto su estupidez. La pureza
de corazón es la vida del cuerpo; la envidia es el cáncer de los huesos. Quien
calumnia al necesitado desprecia a su Hacedor; en cambio, lo honra quien se
apiada del pobre" 255.
Siete versículos después: "Una respuesta
amable aplaca la ira; una palabra dura suscita el furor. La lengua del sabio
hace atractiva la ciencia; la boca de los fatuos esparce insensatez" 256.
Diecisiete versículos más adelante: "El hombre funesto no aprecia a quien
lo corrige, y no se acerca a los sabios" 257.
Tras cinco versículos: "Es mejor poseer poco con el temor del Señor que
grandes e insaciables tesoros. Es mejor ser invitado a comer legumbres, cuando
se hace con amor, que a comer ternero cebado, cuando se hace con odio. El hombre
colérico provoca enfrentamientos; el paciente aplaca las cóleras desatadas. El
camino de los vagos es como un seto de espinas; el sendero de los justos está
libre de obstáculos. El hijo sabio causa alegría a su padre; el hombre necio
desprecia a su madre" 258.
Dos versículos después: "Donde no hay
consejo, los planes se vienen abajo; en cambio, se afianzan cuando los
consejeros son muchos. Se alegra el hombre cuando su boca encuentra respuesta,
y una palabra oportuna es magnífica. El camino de la vida siempre conduce
al erudito hacia arriba para apartarlos del sepulcro postrero" 259.
Cuatro versículos después: El que camina tras la avaricia perturba su
casa; el que odia la recompensa, ése vivirá. La mente del justo tendrá en cuenta
la obediencia; la boca de los impíos rebosa maldades. Lejos de los impíos se
halla el Señor, pero escucha las oraciones de los justos. La luz de los ojos
alegra al alma; la: buenas noticias vigorizan los huesos. La oreja que escucha
las correcciones saludables tendrá un puesto en medio de los sabios. Quien
menosprecia las censuras, menosprecia su alma, pero quien se atiene a las
correcciones posee inteligencia. El temor hacia el Señor es enseñanza de
sabiduría; la humildad va por delante de la gloria" 260.
"Al hombre le compete disponer el corazón, y a Dios
gobernarle la lengua. A los ojos del hombre todos los caminos son practicables,
pero es el Señor quien sopesa los espíritus. Revela al Señor todas tus obras, y
tus proyectos serán llevados a cabo. El Señor lo ha realizado todo siendo Él
mismo su finalidad, dando vida incluso al impío para su desgracia. El Señor
abomina a todo hombre arrogante; aunque estuviera mano sobre mano, no será
considerado inocente. Con misericordia y verdad se lava el pecado; con el temor
hacia el Señor, el hombre aleja el mal Cuando los caminos del hombre resultan
gratos al Señor, incluso a sus enemigos se los reconcilia. Mejor es tener poco,
pero con honradez, que abundantes ingresos, pero con injusticia. El corazón del
hombre elige su camino, mas al Señor le compete dirigirle sus pasos. El destino
está en los labios del rey: que su boca no yerre al emitir su juicio. Peso y
balanza están fijados por el Señor, y obra suya son todas las pesas de la bolsa.
Abominables son los reyes que actúan impíamente, pues el trono se impíamente,
pues el trono se consolida mediante la justicia. Los labios justos son gratos a
los reyes: el que habla la verdad, ése será amado. La cólera del rey es
mensajero de muerte: el hombre sabio la aplacará. En la alegría del rostro del
rey está la vida, y su clemencia es como lluvia tardía. Aprópiate de sabiduría,
porque es mejor que el oro; y adquiere prudencia, porque es más preciosa que la
plata. La senda de los justos está lejos del mal; quien custodia su alma vigila
su camino. La soberbia va por delante de la catástrofe; y antes de la ruina el
alma se ensoberbece. Mejor es humillarse con los humildes que repartirse el
botín con los soberbios. El experto en la palabra encontrará el bien; y quien
pone su esperanza en el Señor es bienaventurado. El sabio de corazón será
calificado de prudente; y quien habla con dulzura obtendrá mayores resultados" 261.
Diecisiete versículos después: "El hombre
paciente es mejor que el esforzado; quien sabe dominar el espíritu vale más que
el conquistador de ciudades. Las suertes se depositan en el regazo, pero es el
Señor quien las administra" 262.
"Mejor es un mendrugo seco comido con alegría que
una casa llena de carne de víctimas en la que reina la discordia. El siervo
prudente se impondrá sobre los hijos estúpidos y se repartirá la herencia con
los hermanos. Como la plata se prueba en el fuego, y el oro en el crisol, así
prueba el Señor los corazones. El malvado obedece a la lengua inicua y el
mentiroso se somete a los labios mendaces. El que desprecia a un pobre, desdeña
a su Hacedor; quien se alegra en la desgracia de otro no escapará al castigo.
Corona de los ancianos son los hijos de sus hijos, y gloria de los hijos son los
padres. No convienen al necio las palabras grandilocuentes ni al príncipe un
labio mentiroso. Piedra preciosa es la esperanza de tener un fiador:
adondequiera que se dirija, sus proyectos serán prudentes. Quien disimula las
faltas ajenas, hace amistades; quien se hace eco de sus chismorreos, aleja a los
amigos. Más aprovecha una corrección al hombre sensato que cien azotes a un
necio. El malvado siempre anda buscando pendencia; contra él será enviado un
mensajero cruel. Es preferible toparse con una osa a la que acaban de
arrebatarle sus cachorros que con un insensato pagado de sí mismo en su necedad.
Quien devuelve mal por bien no alejará la desgracia de su casa. Quien inicia una
querella es como el que abre una compuerta de agua y abandona el pleito antes de
sufrir una afrenta. Quien disculpa a un impío y quien condena a un inocente,
ambos dos son abominables a los ojos del Señor" 263.
Dieciséis versículos después: "El impío
acepta regalos de bolsa ajena para alterar los caminos de la justicia. En el
rostro del hombre prudente luce la sabiduría; los ojos de los necios se
encuentran en los confines de la tierra" 264.
Cuatro versículos más adelante: "Quien modera sus palabras es sabio y
prudente; el hombre inteligente posee un alma preciosa" 265.
Dos versículos después: "El que quiere
alejarse de un amigo busca pretextos: en cualquier circunstancia será
reprensible" 266.
Seis versículos más adelante: "No es bueno favorecer a la persona
de un impío para apartarte de la rectitud de un juicio" 267.
Al cabo de otros cuatro versículos: "El que en su trabajo es blandengue e
indolente es hermano del que dilapida su fortuna. Torre inquebrantable es el
nombre del Señor: a ella se acoge el justo, y será exaltado" 268.
Dos versículos después: "Antes de sucumbir en la ruina, el corazón del
hombre se ensoberbece; antes de ser alabado, sufre humillación" 269.
Siete versículos más adelante: "Quien primero
defiende su causa tiene la razón; pero luego llega su oponente y lo somete a
análisis. La suerte dirime los pleitos y emite también su veredicto entre los
poderosos. El hermano que es ayudado por su hermano es como una ciudad
inexpugnable, y sus criterios son como los cerrojos de las fortalezas" 270.
Dos versículos después: "La muerte y la vida dependen de la lengua: los que
en ella ponen su predilección se alimentarán de sus frutos. Quien encuentra una
mujer buena, encuentra el bien y recibe del Señor la alegría. El pobre habla con
ruegos; el rico se expresa con dureza. Un hombre ligada por los vínculos de la
amistad resultará más entrañable que un hermano".
"Es preferible un pobre que vive sencillamente que
el necio que crispa sus labios. Cuando el alma carece de ciencia, no existe el
bien; el apresurado tropieza. La necedad dci hombre le impide progresar, y
dentro de su corazón se subleva contra Dios. Las riquezas hacen ganar abundantes
amigos, mientras que del pobre se apartan incluso aquellos amigos que antes
tenía. El testigo falso no quedará sin castigo; quien habla mentiras no
escapará. Muchos rinden pleitesía a la personalidad del poderoso y se muestran
amigos del que distribuye dádivas. Al hombre pobre lo odian incluso sus
hermanos; con mayor motivo, de él se apartan también los amigos. El que
solamente va detrás de las palabras no tendrá nada; pero el que posee
inteligencia, ése aprecia la vida" 271.
Nueve versículos más adelante: "La pereza
invita al sueño, y el alma holgazana pasará hambre. Quien cumple lo ordenado
salvaguarda su vida; quien desdeña sus caminos sufrirá la muerte. Hace un
préstamo al Señor el que se apiada de los pobres, y Él a su vez se lo
recompensará. Corrige a tu hijo y no esperes para hacerlo más adelante" 272.
Seis versículos después: "El hombre indigente es misericordioso: mejor es
ser pobre que mentiroso. El temor hacia el Señor conduce a la vida, y se vivirá
en la abundancia y libres de recibir la visita de la desgracia" 273.
Tras dos versículos: "Cuando se castiga al hombre funesto, el necio se
vuelve más cuerdo; pero cuando se corrige al sabio, gana en sabiduría. Quien
aflige a su padre y ahuyenta a su madre es persona indigna y nefasta. No dejes,
hijo mío, de escuchar las enseñanzas, para que no ignores las palabras de la
sapiencia. El testigo inicuo se burlará de la justicia; la boca de los impíos
devora iniquidad. Dispuestas están las sentencias para los burladores, y
vergajos que sacudan los cuerpos de los necios" 274.
"Cosa alborotadora es el vino, y la embriaguez,
amiga de altercados: quien en ello se deleita, no es sabio" 275.
Diecinueve versículos después: "Dobles pesos y dobles medidas, cosas son
ambas abominables a los ojos de Dios. Por las aficiones de un niño puede
colegirse si su comportamiento futuro será limpio y recto" 276.
Tras otros dos versículos: "No te aficiones al sueño, para que no te
oprima la pobreza: mantén abiertos tus ojos, y te hartarás de pan" 277.
Diecisiete versículos más adelante: "El doble peso es abominable a los
ojos de Dios; la balanza trucada no es buena" 278.
Después de veinticinco versículos: "Quien
cierra sus oídos ante el clamor del pobre, cuando también él clame no será
escuchado. La dádiva disimulada aplaca la ira, y el regalo que se recibe en el
regazo extingue la mayor indignación. Al justo le produce alegría que se haga
justicia, pero les causa pavor a quienes obran la iniquidad. El hombre que se
apartare del camino de la doctrina será considerado como integrante de la
pandilla de los monstruos" 279.
Nueve versículos más tarde: "Quien vigila su boca y su lengua, preserva
su alma de las asechanzas. El soberbio y arrogante es calificado de necio que en
su ira manifiesta su soberbia. Los deseos matan al holgazán: sus manos no
quieren trabajar en nada. Hay quien durante todo el día codicia y ambiciona;
pero el justo lo regalará todo y no cesará de hacerlo. Las víctimas que ofrendan
los impíos son abominables, porque son ofrecidas desde la maldad. El testigo
falso perecerá; el hombre que habla bien proclama la victoria" 280.
Cinco versículos después: "Vale más un buen
nombre que abundantes riquezas" 281.
Y quince versículos después: "Quien es proclive a la misericordia es
bendecido, pues de su pan da al pobre. Expulsa al depravado y con él se marchará
la discordia y cesarán los pleitos y las afrentas" 282.
Tras otros cuatro versículos: "Dice el vago: ahí fuera hay un león; voy a
ser devorado en medio de la plaza" 283.
Al cabo de tres versículos: "El que oprima al pobre para aumentar sus
propias riquezas, pero por su parte dé al rico, también él empobrecerá" 284.
Y ocho versículos más adelante: "No causes violencia al pobre por el
hecho de ser pobre, ni atropelles a tu puerta al necesitado, porque el Señor
asumirá su defensa y aherrojará a quienes lo aherrojaron. No tengas amistad con
un hombre iracundo, ni vayas en compañía de una persona colérica, no sea que
aprendas sus comportamientos y sumerjas tu vida en el escándalo. No te
relaciones con quienes ofrecen su mano y salen fiadores de deudas" 285.
Y un poquito más adelante: "No eludas
castigar a tu hijo, pues, aunque lo zurres con la vara, no morirá. Con la vara
lo golpeas, y estarás librando su alma de. Infierno" 286.
Ocho versículos después: "No participes en francachelas de bebedores, ni
en banquetes de quienes se reúnen para comer carne" 287.
Al cabo de veinte versículos: "No te quedes prendado mirando vino cuando
rojea, cuando su color resplandece en el vaso. Entra suavemente, pero a la
postre morderá como una serpiente y expandirá su veneno como el basilisco" 288.
Siete versículos más adelante dice: "No
emules a los malvados ni desees estar en su compañía, porque su corazón maquina
rapiñas y sus labios hablan mentiras" 289.
Asimismo, dieciséis versículos después: "Libera a aquellos que son
conducidos a la muerte, y no dejes de procurar la libertad a quienes son
arrastrados a la ejecución. Si dijeras: no nos alcanzan las fuerzas; aquel que
examina los corazones bien lo sabe: nada se le oculta al que vela por tu vida y
dará a cada hombre de acuerdo con sus obras" 290.
Asimismo, nueve versículos más adelante: "Cuando sucumba tu enemigo, no
te alegres; ni salte de gozo tu corazón cuando lo veas en la ruina, no sea que
el Señor se dé cuenta de ello, le desagrade y aleje de él su cólera. No
rivalices con los perversos, ni emules a los impíos" 291.
Dos versículos después: "Hijo mío, teme al
Señor y al rey, y no te mezcles con sus detractores, porque su perdición se
desencadenará repentinamente, y ¿quién conoce la ruina de ambos? También son
propias de los sabios las siguientes máximas. No es bueno tener en cuenta en un
juicio el rango de una persona. Quien dice al impío: eres justo, la gente lo
maldecirá y las naciones lo detestarán. Quienes lo reprenden serán alabados y
sobre ellos vendrá la bendición. Recibirá un beso en los labios quien responde
palabras justas" 292.
Dos versículos después: "No seas testigo falaz contra tu prójimo, ni con tus
palabras adules a nadie. No digas: le haré a él lo mismo que él me hizo; le
pagaré a cada uno según sus obras. Crucé por el campo del hombre holgazán y por
la viña del necio, y las ortigas lo habían llenado todo; los cardos habían
ocultado su superficie, y su cerca de piedra había sido destruida. Al
contemplarlo, medité en mi corazón, y ante su ejemplo aprendí una lección" 293.
Veinte versículos más adelante: "No emitas un
juicio apresurado sobre lo que tus ojos han visto, no sea que no puedas luego
dar marcha atrás cuando hayas infamado a tu amigo. Cuando tengas alguna
diferencia con un amigo tuyo, dirímela con él y no reveles el secreto a un
extraño, no vaya a ser que te llene de insultos cuando lo oiga y no cese de
reprochártelo. Manzanas de oro en lechos de plata es quien pronuncia su palabra
en el momento oportuno. Pendientes de oro y perla refulgente es el que corrige
al oído sabio y obediente" 294.
Diecisiete versículos después: "Quien canta canciones a un corazón
afligido es como vinagre derramado sobre el nitro". Si tu enemigo tuviera
hambre, dale de comer; si tuviese sed, dale de beber, pues así echas ascuas
sobre su cabeza y el Señor te lo recompensará" 295.
Diez versículos después: "Como ciudad abierta y sin muros en su entorno es e
hombre que al hablar no sabe dominar su carácter" 296.
Dos versículos después: "Como ave que emigra
a otro lugar o pájaro que marcha de donde le place, así resultará la maldición
lanzada contra alguien sin motivo. El látigo, para el caballo; el cabestro, para
el asno; y el vergajo, para la. espalda de los necios. No respondas al estúpido
rebajándote a su estupidez, para no equipararte a él. Responde al estúpida como
merece su estupidez, para que no se considere un sabio" 297.
Al cabo de diez versículos: "Como el perro
que retorna a su vómito, así es el necio que reitera su necedad. ¿Has visto un
hombre que se considera sabio? Un necio ofrecerá más confianza que él. Dice el
vago: en la calle hay una leona; en los caminos hay un león. Del mismo modo que
la puerta gira sobre sus goznes, lo hace el vago en su cama. El vago esconde su
mano bajo las axilas y se fatiga si tiene que llevárselas hasta la boca. El vago
se considera más sabio que siete personas juntas que le hagan saber sus
opiniones. El que al pasar se inmiscuye, apasionado, en querellas que ni le van
ni le vienen, es como el que pasa y agarra a un perro por las orejas. Como el
cretino que comienza a disparar lanzas, flechas y muerte es el hombre que
dolosamente causa daño a su amigo y, al ser prendido, dice: lo hice por broma.
Cuando la leña falta, se apaga el fuego; cuando cesa la murmuración, se aquietan
las querellas. Como el carbón es a la brasa y la leña al fuego, así el hombre
colérico que desata las riñas. Las palabras del murmurador son como minucias y
llegan hasta lo más íntimo del vientre" 298.
Tres versículos más adelante: "El enemigo habla con sus labios, pero en
su corazón actúa el engaño. Cuando suavice su voz, recela de él, porque en su
corazón hay siete maldades. Quien dolosamente trata de ocultar su odio, pondrá
de manifiesto su malicia en la asamblea. Quien cava la fosa, en ella cae; quien
rueda una piedra, ésta se precipita sobre él. Una lengua falaz no ama la verdad;
la boca engañosa provoca ruinas" 299.
"No te vanagloríes cuando ignoras el mañana, no
sabiendo lo que va a depararte el día venidero. Alábete el extraño v no tu
propia boca; la persona ajena, y no tus labios" 300.
Cuatro versículos después: "Mejor es una abierta corrección que un amor
mantenido secreto. Son preferibles heridas que te causa el que te ama a los
mentirosos besos de quien te odia" 301.
Tras seis versículos: "No abandones a tu amigo ni al amigo de tu
padre" 302.
Dieciocho versículos más adelante: "El infierno y la perdición: no se
colman nunca; del mismo modo, los ojos de los hombres son insaciables. Igual que
la plata se prueba en el crisol v el oro en el horno, así se prueba al hombre en
la boca de quien lo alaba. Aunque estrujaras al necio en una prensa como si
fuera cebada machacándolo con un mortero, no se desprendería de él la necedad" 303.
Veinte versículos más adelante: "El pobre que
oprime a los pobres es semejante a una lluvia torrencial que acarrea el hambre.
Quienes viven al margen de la ley alaban al impío; quienes la observan, se
enardecen contra él. Los malvados no tienen en cuenta la justicia; en cambio,
quienes buscan al Señor, todo lo tienen presente. Preferible es un pobre que
vive honradamente que un rico que sigue caminos tortuosos" 304.
Dos versículos después: "Quien acumula riquezas mediante usura e
intereses, las amontona para el que se muestra dadivoso con los pobres.
Execrable es la oración dé quien aparta sus oídos para no escuchar la ley. El
que extravía a los justos por el mal camino, se precipitará en su ruina, y los
humildes poseerán sus bienes" 305.
Cuatro versículos después: "Quien oculta sus
pecados no prosperará; pero quien los confesare y renegare de ellos alcanzará el
perdón. Bienaventurado el hombre que siempre se muestra temeroso; en cambio, el
que tiene duro el corazón se precipitará en la desgracia" 306.
Asimismo, al cabo de doce versículos: "El hombre fiel será muy alabado:
no puede ser inocente el que se hace rico muy deprisa. Quien en un juicio tiene
en cuenta la categoría de las personas, no obra bien: por un pedazo de pan
dejará de lado la verdad. El hombre que se apresura a enriquecerse y siente
envidia de los demás, ignora que le sobrevendrá la pobreza. Quien corrige a un
hombre, encontrará luego en él más reconocimiento que en aquel otro que lo
engaña llenándolo de lisonjas. El que roba algo a su padre y a su madre, y dice:
esto no es pecado, es equiparable a un criminal. El jactancioso y engreído
suscita discordias; quien tiene puestas sus esperanzas en el Señor, tendrá
salud. Quien sólo en sí confía, es un necio; en cambio, quien vive
prudentemente, ése se salvará. Quien da al pobre, no sufrirá la pobreza; quien
menosprecia al que le suplica, padecerá penuria" 307.
Diez versículos más adelante: "El hombre que
habla a su amigo con palabras aduladoras y falsas, está tendiendo, una trampa
bajo sus pies" 308.
Veinticinco versículos después: "Al siervo no puede corregírsele sólo con
palabras, porque comprende lo que dice, pero rehúsa obedecer. ¿Has visto a un
hombre ligero para hablar? Más esperanzas hay de corregir la necedad que
corregido a él" 309.
Después de cuatro versículos: "La humillación va detrás del soberbio; la honra
levanta al humilde de corazón. El que participa con un ladrón odia su alma:
escucha al que maldice y no lo anuncia. Quien teme al hombre, pronto se arruina;
quien en el Señor pone sus esperanzas, se mantendrá seguro. Muchos están
pendientes del rostro del príncipe; pero el juicio que cada uno merece proviene
del Señor. El hombre impío siente abominación hacia los justos; los impíos son
abominados por quienes se hallan en el recto camino" 310.
Catorce versículos más adelante: "Te he
suplicado dos cosas; no me las niegues antes de morirme: haz que se mantengan
lejos de mí la vanidad y la mentira. No me concedas ni pobreza ni riqueza:
proporción ame simplemente lo necesario para alimentarme, no sea que, bien
repleto, me sienta arrastrado a negarte, y diga: ¿quién es el Señor?, y empujado
por la necesidad me entregue al robo y reniegue del nombre de mi Dios. No acuses
al siervo delante de su señor, no sea que te maldiga y sufras castigo" 311.
Y un poco más adelante: "Abre tu boca,
discierne bien lo que es justo y haz justicia al necesitado y al pobre" 312.
Ya es suficiente esto del libro de los
Proverbios. Ahora examinando del mismo modo el otro libro de Salomón,
titulado Eclesiastés, vamos a mostrar lo que en él consideramos apropiado
para recogerlo aquí.
VIII. Del Eclesiastés
Escuchad unas pocas ideas. "Y vi que la
sabiduría aventajaba a la necedad tanto cuanto la luz se diferenciaba de las
tinieblas. Los ojos del sabio están en su cabeza; el necio camina en tinieblas" 313.
Y poco después: "Presta atención a tu pie
cuando entres en la casa de Dios. Es mucho más apreciada la obediencia que las
víctimas de los necios, que ignoran que hacen el mal" 314.
"No hables nada temerariamente, ni tu corazón se
precipite a expresar sus palabras delante de Dios, pues Dios está en el cielo y
tú sobre la tierra: que sean, por eso, pocas tus palabras. El sueño sigue a las
múltiples ocupaciones, y en la mucha palabrería se encuentra la necedad. Si
hiciste a Dios algún voto, no te demores en cumplirlo, pues a Él le desagradan
los incumplidores de su palabra y las promesas insensatas. Lo que prometas,
cúmplelo: es preferible no formular ningún voto a no cumplir lo prometido
después de formulario. No des ocasión a tu boca para que hagas pecar a tu carne,
y no digas ante el ángel: lo hice sin querer, no sea que Dios, irritado contra
tus palabras, destruya todas las obras de tus manos. Donde mucho se duerme,
abundantes son las vanidades, y la charlatanería, incontable: tú, por tú, parte,
teme a Dios" 315.
Y seis versículos más adelante: "El avaro no se sacia de dinero, y el que
ama las riquezas no sacará provecho de ellas" 316.
Un poco más adelante: "Mejor es acudir a una
casa afligida por el luto que a una casa en que se celebra un banquete, pues en
aquélla se recuerda el fin de todos los hombres, y el vivo puede meditar en lo
que va a ocurrirle. Mejor es la tristeza que la risa, porque mediante la
tristeza el rostro se corrige el carácter del que delinque. El corazón de los
sabios se halla donde hay tristeza; el corazón de los necios, donde hay alegría.
Mejor es ser corregido por el sabio que ser engañado por la adulación de los
necios; porque igual que el crepitar de las espinas ardiendo, así es la risa del
necio" 317.
Y cuatro versículos más adelante: "Es mejor el paciente que el arrogante.
No seas propenso a encolerizarte, porque la cólera reposa en el regazo del
necio. No digas: ¿cuáles son los motivos por los que crees que los tiempos
pasados fueron mejores que los presentes? ; una pregunta semejante resulta
estúpida" 318.
Y tres versículos después: "La erudición y la sapiencia tienen esta
ventaja: que dan la vida a quien la posee" 319.
Poco más adelante: "Yo presto atención a la
boca del rey y a los compromisos del juramento hecho a Dios. No te apresures a
alejarte de su presencia ni persistas en las malas acciones" 320.
Y un poco después dice: "Por aquello de que el pecador comete cien veces
su maldad y pervive gracias a la paciencia (divina), yo he llegado a saber que
quienes temen a Dios alcanzarán el bien: los que respetan temerosamente su
presencia. Que el impío no alcance el bien ni se prolonguen sus días, sino que
caminen como en tinieblas quienes no temen la presencia de Dios" 321.
Un poco más adelante: "Decía yo que era mejor
la sabiduría que la fuerza" 322
Y tras cuatro versículos: "Es mejor la sabiduría que las armas bélicas;
quien en una cosa se equivocare, muchos bienes perderá" 323.
Dos versículos después: "En un momento
determinado, una pequeña locura es más evidente que la sabiduría y la gloria" 324.
Y al cabo de trece versículos: "El que cava una fosa, en ella caerá; al
que destruye un seto lo morderá una serpiente. El que traslade piedras, en ellas
sufrirá la fatiga; el que corta leña, con ella se causará una herida. Si un filo
se empezara a embotar y no se afila antes de que se haya embotado por completo,
costará luego mayor trabajo afilado; pero tras e esfuerzo viene la sabiduría" 325.
"Si una serpiente agazapada te muerde, no te causa mayor daño que quien te
difama en secreto. Una bendición son las palabras de la boca del sabio; al necio
le causan la ruina sus propios labios" 326.
Un poco más adelante: "Alégrate, pues, joven,
en tu adolescencia, y que tu corazón goce en los días de tu juventud; sigue los
dictados de tu corazón y las miradas a que te arrastran tus ojos. Pero entérate
de que por todo ello tu Dios te invocará a juicio. Ahuyenta la tristeza de tu
corazón y aparta de tu carne la malicia, pues la juventud y el placer son cosas
vanas" 327.
"Acuérdate de tu creador en los días de tu
juventud" 328.
Y treinta y tres versículos más adelante: "Teme a Dios y observa sus
mandamientos" 329.
Resta sólo el libro de Salomón titulado
Cantar de los cantares. Pero ¿qué podemos recoger de él cuando todo él
recomienda, bajo expresión figurada, el puro amor a Cristo y a la Iglesia, y
cuando declama con elevación profética? Sin embargo, aunque sea muy difícil de
comprender, podemos, no obstante, damos cuenta fácilmente de cuán divino es ese
amor; de cómo, divinamente inspirado, debe anhelarse; y de cuánto; hay que
estimarlo.
IX. Del Cantar de los
cantares
"Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas
y los ciervos de los campos, que no despertéis ni desveléis a mi amada hasta que
ella quiera" 330.
"Os conjuro, hijas de Jerusalén, a las pujanzas y fuerzas de los campos si
despertáis a mi amor antes de que él lo quiera" 331.
La Iglesia, en la que estamos integrados, exhorta con esta palabras a sus
hijas, es decir, a sí misma constituida en múltiples personas. También ella es
el ubérrimo campo de Dios cuyas pujanzas y fuerzas son enormes, y a las cuales
han llegado los mártires amando a Cristo. ¿Hasta cuándo quiere despertar el amor
de su amada mientras se halla en esta vida, sino hasta cuando Él mismo nos lo
enseñó con su palabra y nos lo predicó con su ejemplo, al decir: "Nadie
tiene mayor amor que quien entrega su vida por sus amigos" 332,
haciendo lo que dijo? De donde se desprende que esto no parece atañerle sólo
a Él, por lo que Juan dice en su epístola: "Del mismo modo que Cristo
entregó su vida por nosotros, así también nosotros debemos entregar nuestra vida
por los hermanos" 333.
Eso es lo que significa "hasta que quiera".
Se lee también en el Cantar: "Aparejad hacia
mí el amor" 334.
También el propio Cristo dice allí: "Hermosa eres, amiga mía; suave y
encantadora como Jerusalén" 335.
Y en otro pasaje: "¡Qué hermosa eres y qué encantadora, queridísima mía,
en tus delicias!" 336.
Y en otro lugar: "Colócame como una etiqueta sobre tu corazón, como una
etiqueta sobre tu brazo; porque el amor es fuerte como la muerte; y los celos,
crueles como el infierno" 337.
Y un versículo después: "Copiosas aguas no han podido apagar el amor, ni
ahogarlo los ríos. Aunque un hombre ofreciera toda la hacienda familiar a cambio
de ese amor, la despreciarían como cosa sin valor" 338.
X. Del libro de Job
"Quienes lo conocen, ignoran sus días. Otros han
traspasado las lindes, han salteado los rebaños y se los han llevado. Han robado
el asno del huérfano y han tomado en prenda el buey de la viuda" 339.
Y cinco versículos después: "Cosechan un campo que no es suyo y vendimian
la viña de aquel a quien han oprimido por la fuerza. Abandonan a los hombres
desnudos después de despojarles de los vestidos, sin abrigo alguno contra el
frío" 340.
Y pasados tres versículos: "Practicaron la violencia saqueando al
huérfano y espoliaron masivamente al pobre. Les robaron las espigas a quienes
estaban desnudos, iban sin vestidos y harapientos" 341.
Dos versículos después: "Hicieron que los hombres gimieran desde la
ciudad, y el alma de los heridos levantó su clamor, y Dios no permitió que
marcharan impunemente. Fueron rebeldes a la luz: desconocieron sus caminos y no
retornaron por sus senderos" 342.
Y ventiún versículos más adelante: "Es arrancado como árbol sin fruto,
pues maltrató a la mujer estéril y a la que no tiene hijos, y no ayudó a la
viuda. Derribó al poderoso en su poderío" 343.
Un poco después: "El oído que me oía me
bendecía, y el ojo que me veía prestaba testimonio a mi favor, porque había
liberado al pobre que clamaba y al huérfano que no tenía quien le ayudase. Sobre
mi descendencia, la bendición de quien estaba a punto de perecer, y consolé al
corazón de la viuda. Me investí de justicia y me vestí como con un vestido y un
manto con lo que era mi derecho. Fui ojo para el ciego y pie para el cojo. Era
el padre de los pobres; y, cuando no conocía bien un pleito, me informaba de él
diligentemente. Quebrantaba las muelas del inicuo y le arrancaba de sus dientes
la presa" 344.
Un poco más adelante: "Si caminé en la
vanidad y mi pie se apresuró en el engaño, péseme en la balanza justa y sepa
Dios mi integridad. También si mi marcha se apartó del camino y si mi ojo se fue
tras mi corazón, y en mis manos se me pegó alguna mancha" 345.
Y dos versículos después: "Y si mi corazón se dejó seducir por una mujer
y estuve al acecho a la puerta de un amigo mío" 346.
Dos versículos más adelante: "Pues perversidad es esto y enorme
iniquidad. Es fuego que devora hasta la perdición y consume de raíz toda mi
hacienda. Si desprecié someterme a juicio cae mi siervo y mi esclavo cuando
litigaron contra mí" 347.
Seis versículos después: "Si le negué a los
pobres lo que querían e hice concebir esperanzas vanas a los ojos de la viuda;
si comí yo solo mi bocado y el huérfano no participó de él (porque desde mi
infancia creció conmigo la compasión y ésta nació conmigo desde el seno de mi
madre); si desprecié al desfallecido porque carecía de vestido, y al pobre
privado de cobertura; si sus costados no me bendijeron, y no se calentó con los
vellones de mis ovejas; si levanté mi mano sobre el huérfano al ver que en la
puerta yo era superior..." 348.
Cinco versículos después: "Si consideré al oro como mi vigor y le dije al
oro cobrizo: Tú eres mi seguridad; si me alegré por mis abundantes riquezas,
y porque mi mano encontró grandes caudales" 349.
Seis versículos después: "Si me alegré por la ruina de quien me odiaba y
salté de gozo porque había caído sobre él la desgracia" 350.
Cuatro versículos más adelante: "El
extranjero no se quedó en la calle; mi puerta estuvo abierta al viajero. Si
escondí, como los hombres, mi pecado, y oculté en mi pecho la iniquidad; si me
aterré ante una gran multitud y me atemoricé ante el desprecio de mis allegados,
y no me callé más ni salí a la puerta. ¿Quién me daría un oyente para que el
todopoderoso escuche mi deseo, y redacte mi acusación el mismo que me juzga,
para llevarla yo sobre mis hombros y ceñírmela como una corona? Le daré cuenta
de cada uno de mis pasos v me presentaré ante él como un príncipe. Si mi tierra
clamó contra mí y si con ella lloraban sus surcos; si comí sus frutos sin
pagarlos, y afligí el alma de sus cautivadores... " 351.
Pasemos ahora ya a recoger aquello que de los
libros de los Profetas resulta apropiado para esta obra. Y, de los profetas,
en primer lugar aquellos que por la poca extensión les son calificados de
"menores". Pues bien, en el profeta Oseas hemos recogido lo siguiente.
XI. Del libro de Oseas
Aquí tenéis unas pocas cosas. "Escuchad la
palabra del Señor, hijos de Israel, porque el Señor llama a juicio a los
habitantes de este país, pues en este país no hay verdad, ni misericordia, ni
conocimiento de Dios. Lo han inundado la maledicencia, la mentira, el homicidio,
el robo y el adulterio; y la sangre arrastró la sangre" 352.
Y doce versículos después: "Porque rechazaste el conocimiento, yo
te rechacé a ti, para que no desempeñes el sacerdocio en servicio mío" 353.
Y quince versículos más adelante: "Porque abandonaron al Señor no
atendiendo su culto; y la fornicación, el vino y la embriaguez arrastraron su
corazón" 354.
Y dieciséis versículos más adelante: "Porque ellos se relacionaban con
prostitutas y sacrificaban en compañía de afeminados; y el pueblo incauto irá a
la ruina. Si tú, Israel, eres una ramera, ¡que al menos Judá no caiga en el
vicio!: Y no entréis en el Guilgal, ni subáis a Betavén, y no pronunciéis como
juramento "vive el Señor"" 355.
Dieciocho versículos después: "Sus
preocupaciones no estarán dirigidas hacia el Señor, su Dios, porque el espíritu
de fornicación está en medio de ellos y no conocieron al Señor" 356.
Sesenta y un versículos más adelante: "Tus
sentencias emergen como luz. Porque quise misericordia y no sacrificio;
conocimiento de Dios más que holocaustos" 357.
Y un poco más adelante: "Sembrad de acuerdo
con la justicia y cosechad con misericordia; arad vuestro barbecho: es el
momento de buscar al Señor mientras llega el que os enseñó la justicia" 358.
Después de setenta y ocho versículos: "Y tú
conviértete al Señor, tu Dios; practica la misericordia y la justicia, y en todo
momento ten puestas tus esperanzas en el Señor, tu Dios" 359.
Cuarenta y un versículos más adelante: "Sin
embargo, yo, el Señor, te saqué de la tierra de Egipto: no conocerás a otro:
Señor más que a mí, a ningún Salvador excepto a mí" 360.
Y tras treinta y nueve versículos:
"Conviértete, Israel al Señor, tu Dios, porque en tu iniquidad te has arruinado.
Preparad vuestro discurso y convertíos al Señor; decidle: aparta de nosotros
toda iniquidad, y recibe nuestros dones, y ofreceremos los becerros de nuestros
labios" 361.
XII. Del libro de Joel
"Espabilaos, borrachos, y llorad; y vosotros todos,
los: que bebéis vino, aullad por el mosto, porque os lo quitan de vuestra boca:
un pueblo fuerte e incontable viene sobre mi país" 362.
Y un poco más adelante: "Por eso ahora dice
el Señor: convertíos a mí con todo vuestro corazón mediante el ayuno, el llanto
y el luto; desgarraos vuestros corazones, no vuestros vestidos; y convertíos al
Señor, vuestro Dios, porque es benigno y misericordioso" 363.
XIII. Del libro de
Amós
"Así dice el Señor: por tres delitos he perdonado a
Judá, pero no lo haré por el cuarto, porque rechazaron la ley del Señor y no
observaron sus mandamientos, pues los han extraviado aquellos ídolos suyos tras
los cuales sus padres se alejaron de mí" 364.
Dos versículos después: "Así dice el Señor: por tres delitos he perdonado
a Israel, pero no lo haré por el cuarto, porque han vendido al inocente por
dinero y al pobre por unas sandalias; esos que arrastran por el polvo de la
tierra la cabeza de los pobres y tuercen el camino de los humildes. El hijo y su
padre han acudido juntos a casa de una muchacha para profanar mi santo nombre" 365.
Un versículo más adelante dice: "y en la casa del Señor, su Dios, bebían el
vino producto de las multas" 366.
Y un poco más adelante: "Porque así dice el
Señor a la casa de Israel: buscadme, y viviréis" 367.
Y tres versículos después: "Buscad al Señor, y viviréis" 368.
Y después de ocho versículos: "Odiaron a quien los censuraba ante los
tribunales, y abominaron a quien exponía los hechos el toda su integridad.
Precisamente porque saqueabais al pobre y le arrebatabais el lote que le
correspondía" 369.
Y tres versículos después: "Porque conozco bien vuestros muchos delitos y
vuestros desmedidos pecados: considerando inocentes a los culpables, aceptáis
sobornos y atropelláis a los pobres ante los tribunales" 370.
Dos versículos después:"Buscad el bien y no el mal, para que tengáis
vida; y el Señor, Dios de los ejércitos, estará con vosotros, como decís Odiad
el mal y obrad el bien, y asentad la justicia en los tribunales, por ver si el
Señor, Dios de los ejércitos, se apiada de lo que resta de José" 371.
Cincuenta versículos más adelante: "Vosotros,
los que dormís en lechos de marfil y disfrutáis en vuestros sitiales: los que
coméis cordero de hato y ternera escogida de entre el rebaño; los que cantáis
acompañados de salterio (como David, han inventado instrumentos musicales),
mientras bebéis vinos en fíalos, ungidos con el más fragante perfume, en tanto
que nada os condolíais por el desastre de José" 372.
Y un poquito después: "Escuchad esto,
vosotros los que oprimís al pobre y hacéis extenuar a los indigentes de la
tierra diciendo: ¿cuándo terminará el mes y venderemos la mercadería; cuándo
pasará el sábado y daremos salida al trigo; para acortar la medida, aumentar el
precio y trucar las balanzas; para poder comprar con dinero al indigente y al
pobre por unas sandalias; y para vender incluso las barreduras del trigo?" 373.
XIV. Del libro de
Miqueas
"¡Ay de los que meditáis la iniquidad y maquináis el
mal en vuestras camas! Al amanecer lo ponen en práctica, porque sus manos se
levantan contra Dios. Han codiciado los campos y los han saqueado violentamente;
y han salteado las casas. Llenaban de oprobio al varón y su casa, al varón y su
heredad" 374.
Y un poco más adelante: "Escuchad, príncipes
de la casa de Jacob y jueces de la casa de Israel, vosotros, que abomináis la
justicia y pervertís todo derecho; vosotros, que edificáis Sión sobre sangre y a
Jerusalén sobre iniquidad. Sus príncipes ejercían la justicia por soborno; sus
sacerdotes predicaban por dádivas, y sus profetas practicaban la adivinación por
dinero. Y se apoyaban en el Señor diciendo: ¿Es que no está Dios en medio de
nosotros? No nos sobrevendrá ninguna desgracia" 375.
Asimismo, un poco después: "Yo te explicaré,
hombre, que es el bien y qué desea de ti el Señor: que practiques la justicia,
estimes la misericordia y camines temeroso en compañía de tu Dios" 376.
Y tres versículos después: "¿Arde aún el hogar en casa del impío, tesoro
de iniquidad, y conserva la medida trucada, causa de indignación? ¿Es que voy a
disculpar la balanza manipulada y las pesas de la bolsa amañadas? En esas
trampas los ricos se llenaron de iniquidad; la gente hablaba mentira contra
ellos, y en su boca su lengua era embustera" 377.
Doce versos más adelante: "¡Ay de mí! Me pasa
como que en otoño rebusca los racimos después de la vendimia: no queda racimo
alguno para comer. Mi alma deseó las brevas de la higuera. De la tierra ha
desaparecido todo hombre justo, y no hay entre los hombres una persona
honrada: todos tienden trampas mortales, y el hombre da caza a su hermano hasta
causarle la muerte. Llaman "bien" a la maldad salida de sus manos: el príncipe
es exigente; el juez actúa por soborno. y el poderoso pone de manifiesto la
ambición de su alma" 378.
XV. Del libro de
Habacuc
"Contra mí se ha llevado a cabo el juicio y la más
poderosa oposición. Por eso, la ley ha sido vulnerada y la justicia no llega a
triunfar; y porque el impío prevalece frente al justo, el derecho resulta
conculcado" 379.
Y un poco después: "Sin embargo, el justo que
se mantiene fiel vivirá. De mismo modo que el vino echa a perder a quien lo
bebe, así le ocurrirá al hombre soberbio: no triunfará" 380.
Y un poquito más adelante: "¿De qué le sirve al ídolo esculpido que su
escultor lo esculpiese? ¿Ya la estatua -imagen falsa- que su modelador pusiera
su esperanza en su obra para fabricar ídolos mudos? ¡Ay del que dice a un leño:
despierta, y a una piedra: levántate! ¿Podrá ese ídolo enseñar? Ahí lo tienes,
recubierto de oro y plata, pero en sus miembros no existe alma alguna. En
cambio, el Señor está en su santo templo: ¡qué la tierra entera guarde silencio
en su presencia!" 381.
XVI. Del libro de
Sofonías
Dice: "Erradicaré de este lugar lo que queda
de Baal y el nombre de los guardianes de sus templos junto con sus sacerdotes; y
aquellos que adoran por encima de las azoteas al ejército del cielo; y a
quienes, rindiendo culto al Señor y jurando en su nombre, juran también en
nombre de Moloch; a quienes, yendo tras las huellas del Señor, se dan la vuelta;
a quienes no han buscado al Señor ni han tratado de encontrado. ¡Guardad
silencio en presencia del Señor porque el día del Señor está próximo!" 382.
Y diecisiete versículos después: "y será en aquel momento cuando yo
registre a Israel con linternas y cuando venga a visitar a los hombres que están
sentados sobre sus propias heces y dicen para sus adentros: Dios no hará ni el
bien ni el mal" 383.
Dieciocho versículos más adelante: "Reuníos,
congregas, pueblo despreciable, antes de que mi orden haga nacer aquel día
semejante al polvo volandero, y antes de que venga sobre vosotros la cólera del
furor del Señor. Buscad al Señor todos los humildes de la tierra que ponéis en
práctica sus mandamientos. Buscad la justicia, buscad la humildad, si queréis
encontrar algún refugio en el día de la ira del Señor" 384.
Y un poco más adelante: "y dejaré en medio de
ti un pueblo pobre y necesitado; y lo que resta de Israel pondrá su esperanza en
el nombre del Señor: no practicarán la iniquidad, ni hablarán mentira; y en su
boca no se encontrará una lengua embustera" 385.
XVII. Del libro de
Zacarías
Cuando se refiere al rollo que vio en su
espíritu: "y me dijo: Esta es la maldición que sobreviene sobre la faz de la
cierra; porque -como en él está escrito- todo ladrón será juzgado; y todo el que
jura -escrito igualmente en él está- también será juzgado. Yo lo sacaré -dice el
Señor de los ejércitos- y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura
falsamente en mi nombre; y plantará su residencia en medio de su casa y la
consumirá, así como sus maderas y sus piedras" 386.
Y un poco más adelante: "y el Señor dirigió
su palabra a Zacarías diciéndole: Así habla el Señor de los ejércitos: Emitid
vuestro juicio de acuerdo con la justicia, y que cada uno de vosotros practique
la misericordia y la compasión con su hermano; no oprimáis a la viuda, ni al
huérfano, ni al pobre; ni que el hombre maquine en su corazón maldad contra su
hermano" 387.
Asimismo, un poquito después: "Que cada uno
de vosotros hable la verdad a su prójimo; en vuestros tribunales; actuad de
acuerdo con la verdad y la justicia. Que ninguno de vosotros maquine en su
corazón maldad alguna contra su amigo. No os aficionéis al perjurio. Todo eso es
lo que odio, dice el Señor" 388.
XVIII. Del libro de
Malaquías
"Honra el hijo a su padre y el siervo a su señor.
Pues bien, si yo soy el padre, ¿ dónde está mi honor? Y si yo soy el Señor,
¿dónde está el respeto que se me debe? Así dice el Señor de los ejércitos" 389.
Y un poco después: "Yo os volveré
despreciables y viles ante todos los pueblos, del mismo modo que vosotros no
seguisteis mis caminos, y en la práctica del derecho tuvisteis en cuenta la
categoría de las personas. ¿Es que no tenemos todos un mismo padre? ¿No nos creó
un mismo Dios? ¿Por qué, entonces, alguno de nosotros menosprecia a su hermano,
violando la alianza de nuestros padres? Judá prevaricó, y en Israel y en
Jerusalén se cometió abominación; porque Judá profanó la santificación del Señor
-aquella que Él amó-, y tomó por esposa a la hija de un dios extranjero. Que el
Señor erradique de los tabernáculos de Jacob al varón que tal cosa hiciere, al
que enseña tal práctica y al que aprende tal enseñanza y que trae su ofrenda al
Señor de los ejércitos. Y además hicisteis otra cosa: cubríais de lágrimas el
altar del Señor, con llantos y lamentos, de manera que no me fijaré más en
vuestro sacrificio, ni aceptaré cualquier ofrenda venida de vuestra mano para
aplacarme. Y dijisteis: ¿por qué motivo? Porque el Señor estuvo presente como
testigo entre tú y la esposa tomada en tu juventud y a la que has sido infiel;
ella era tu compañera y tu esposa según lo que tú habías pactado. ¿No los ha
creado acaso Aquel que es Uno, y lo que permanece es el espíritu? ¿Y qué busca
ese Uno sino descendencia divina? Guardad, pues, vuestro espíritu, y no
desprecies a la esposa de tu juventud. Cuando la odies, repúdiala, dice el
Señor, Dios de Israel; pero el que tal haga, la iniquidad le cubrirá su vestido,
dice el Señor de los ejércitos. Guardad vuestro espíritu y no la despreciéis.
Con vuestras palabras habéis cansado al señor. Y dijisteis: ¿en qué lo hemos
hecho cansar? Cada vez que decís: todo el que obra mal es bueno a los ojos del
Señor, y a Él le placen tales personas; o bien: ¿dónde está el día del juicio?" 390.
Quince versículos más adelante dice: "Me
presentaré ante vosotros en el juicio y seré agresivo contra los hechiceros, los
adúlteros, los perjuros, los que estafan su salario al obrero, los que oprimen a
viudas, huérfanos y extranjeros, y no han mostrado temor hacia mí, dice el Señor
de los ejércitos. Pues Yo soy el Señor y no cambio; y vosotros, hijos de Jacob,
no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado
de mis preceptos y no los habéis observado. Retornad a mí, y yo retornaré a
vosotros, dice el Señor de los ejércitos" 391.
Y después de otros quince versículos: "Vuestras palabras se han levantado
contra mí. Y dijisteis: ¿qué es lo que hemos hablado? Pues habéis dicho: Pierde
el tiempo quien sirve a Dios. ¿Qué recompensa hemos obtenido por observar sus
preceptos y mostramos austeros ante el Señor de los ejércitos? Así que ahora
calificamos de bienaventurados a los arrogantes, puesto que han prosperado
practicando la iniquidad: han tentado a Dios y se hallan impunes. Entonces los
temerosos de Dios hablaron cada uno con su prójimo, y el Señor prestó atención y
lo oyó, y ante Él se escribió un libro de memorias para quienes temen al Señor y
tienen en cuenta su nombre. El día en que yo actúe -dice el Señor de los
ejércitos-, ellos serán contados en mi haber; y los perdonaré como el hombre que
perdona al hijo que le sirve. Entonces os volveréis y veréis qué diferencia hay
entre un justo y un impío, entre quien sirve a Dios y quien no le sirve" 392.
"Pues he aquí que se acerca el día abrasador como un
horno, y todos los soberbios y todos cuantos practican la iniquidad serán como
paja; y ese día que se acerca los abrasará y no quedará de ellos raíz ni tallo,
dice el Señor de los ejércitos. Para vosotros, los que me teméis, alumbrará el
sol de la justicia, y en sus alas se hallará la salud. Y saldréis y comenzaréis
a saltar como los terneros del rebaño. Y pisotearéis a los impíos que ese día,
cuando yo actúe, se habrán convertido en ceniza bajo la planta de vuestros pies,
dice el Señor de los ejércitos" 393.
XIX. Del libro del
profeta Isaías
"Lavaos, purificaos. Alejad de mis ojos la maldad de
vuestros pensamientos. Cesad de obrar perversamente. Aprended a practicar el
bien. Buscad la justicia, ayudad al oprimido, proteged los derechos del
huérfano, defended a la viuda. Venid luego y encaraos a mí, dice el Señor" 394.
Y ocho versículos más adelante: "Tu plata se ha convertido en escoria; tu
vino se ha aguado. Tus príncipes son aliados de ladrones: todos aprecian las
dádivas y van detrás de recompensas; no tienen en cuenta los derechos del
huérfano; ni la causa de una viuda llega hasta ellos" 395.
Y un poco después: "Venid, casa de Jacob:
caminemos a la luz del Señor. Has rechazado a tu pueblo, la casa de Jacob,
porque, como en otro tiempo, se ha llenado (de agoreros) y tienen adivinos como
los filisteos, y se han vinculado en alianza a hijos extranjeros" 396.
Tres versículos más adelante: "Su país está lleno de ídolos: han adorado
las obras salidas de sus manos, aquello que fabricaron sus dedos" 397.
Y cinco versículos después: "Porque el día del Señor de los ejércitos
vendrá sobre todo soberbio, sobre todo orgulloso y sobre todo arrogante, y lo
humillará" 398.
Un poco más adelante: "A mi pueblo lo han
expoliado sus recaudadores y lo gobiernan mujeres. Pueblo mío: los que te llaman
"feliz", ésos son quienes te engañan y desvían el camino de tus pasos" 399.
Cuatro versículos después: "Vosotros sois los que habéis devorado mi
viña; en vuestra casa tenéis lo que robasteis al pobre. ¿Por qué trituráis a mi
pueblo y moléis las caras de los pobres? -dice el Señor de los ejércitos-. Y
dijo el Señor: Porque se mostraron soberbias las hijas de Sión y caminaron con
el cuello erguido: iban guiñando los ojos, chascaban los dedos, se paseaban y se
movían con un caminar de pies estudiado previamente" 400.
Y un poco después: "¡Ay de los que sumáis
casa tras casa y unís campo tras campo hasta el último confín de la comarca! ¿Es
que sois vosotros los únicos que vivís en medio del país? Estas son las palabras
que, del Señor de los ejércitos, resuenan en mis oídos" 401.
Tres versículos más adelante: "¡Ay de los que os levantáis por la mañana
para ir en busca de la embriaguez y de beber hasta el atardecer, cuando ya el
vino os ha puesto calientes! En vuestros banquetes resuena la cítara, la lira,
la pandereta y la flauta, y corre el vino; pero no os fijáis en la obra del
Señor, ni tenéis en cuenta las obras salidas de sus manos" 402.
Diecisiete versículos después: "¡Ay de los que llamáis mal al bien, y al
bien mal; los que tenéis a las tinieblas por luz, y a la luz por tinieblas; los
que encontráis lo amargo en lo dulce, y lo dulce en lo amargo! ¡Ay de los que os
consideráis sabios ante vuestros ojos, y previsores ante vosotros mismos! ¡Ay de
los que sois esforzados para beber vino, y hombres intrépidos para mezclar
licores! ¡Los que por soborno absolvéis al culpable y priváis de justicia al
inocente!" 403.
Un poco más adelante: "¡Ay de los que dictan
leyes injustas y las redactan para oprimir en los tribunales a los pobres y para
presionar en las causas de los humildes de mi pueblo; para que las viudas sean
presa suya; y para esquilmar a los huérfanos!" 404.
Un poquito después: "Sobre él descansará el
espíritu del Señor; espíritu de sabiduría y de inteligencia; espíritu de
sensatez y de prudencia; espíritu de ciencia y de piedad; y lo colmará el
espíritu del temor hacia el Señor. No emitirá su juicio basándose en lo que sus
ojos contemplen, ni sentenciará por lo que sus oídos oigan, sino que juzgará a
los pobres de acuerdo con la justicia, y su sentencia, dentro de la equidad,
mirará por los humildes de la tierra. Fustigará a la tierra con la vara de su
boca, y con el aliento de sus labios dará muerte al impío. La justicia será el
cinto de sus lomos, y la verdad el ceñidor de sus riñones" 405.
Sesenta versículos más adelante: "He aquí que
Dios es mi salvador. Actuaré con confianza y no tendré miedo, porque mi
fortaleza y mi gloria es el Señor, Dios; y Él me llevó a la salvación. En tu
alegría extraerás agua de los manantiales del Salvador. Y ese día diréis: Cantad
al Señor e invocad su nombre: dad a conocer entre los pueblos sus hazañas;
recordad que su nombre es excelso. Cantad al Señor, porque obró magníficamente;
anunciadlo por toda la tierra. Salta de alegría y entona tus alabanzas, casa de
Sión, porque grande es en medio de ti el Santo de Israel" 406.
Y cuarenta versículos más adelante: "Aplacaré
la soberbia de los orgullosos y humillaré la arrogancia de los poderosos" 407.
Asimismo, un poco después: "Dice el Señor,
Dios de Israel: Aquel día el hombre se inclinará ante su Hacedor y sus ojos
estarán dirigidos hacia el Santo de Israel. Y no se inclinará ante altares que
fabricaron sus manos; y no mirará obras salidas de sus dedos, ni bosques ni
santuarios" 408.
Algo más adelante dice: "El Señor, Dios de
los ejércitos, os llamará aquel día al llanto y al lamento, a raparos la cabeza
y a ceñiros cilicio. Y vosotros, ¡venga gozo y alegría, a sacrificar
terneros, a degollar corderos, a comer carne y a beber vino! Comamos y bebamos,
pues que habremos de morir mañana. Y esto es lo que se ha revelado a mis oídos
por parte del Señor de los ejércitos: no quedaréis libres de esta iniquidad
hasta que muráis, dice el Señor, Dios de los ejércitos" 409.
Asimismo, un poco después: "Abrid las puertas
y que entre la gente justa, observante de la verdad. El antiguo error ha
desaparecido: velarás por su paz, por, su paz, porque hemos puesto en ti nuestra
confianza; mantened la confianza en el Señor por los siglos de los siglos, en el
Señor, Dios, poderoso eternamente" 410.
Seis versículos más adelante: "En la senda de tus juicios, Señor, te
hemos estado esperando: tu nombre y tu recuerdo se hallan en la añoranza íntima
que siente mi alma. Mi alma te ha añorado de noche; pero también en mis
entrañas, desde el amanecer, con mi espíritu mi preocupación estará dirigida
hacia ti. Cuando en la tierra hayas realizado tus juicios, los moradores del
orbe aprenderán la justicia. Si nos compadecemos del impío, no aprenderá a
practicar la justicia. En tierra de justos se comportará inicuamente y no mirará
la gloria del Señor" 411.
Un poco más adelante: "Se agotó el que antes
era poderoso; se consumió el que de todo se burlaba; y derribados han sido todos
cuantos se desvelaban por cometer iniquidades, los que hacían blasfemar a los
hombres" 412.
Diez versículos después: "¡Ay de los hijos
rebeldes -dice el Señor-, que buscáis consejo, y no de mí; y urdís la tela, pero
no de acuerdo con mis dictados, de forma que añadís pecado sobre pecado!" 413.
Y un poco después: "Esto dice el Señor, Dios, el Santo de Israel: Si
retornáis y os mantenéis en paz, os encontraréis a salvo: vuestra fortaleza se
hallará en el silencio y en la esperanza. Pero no lo quisisteis" 414.
Y veinte versículos después: "Considerarás impuras las láminas de tu
plata procedente de ídolos esculpidos, y el revestimiento de oro de estatuas
fundidas, y te desharás de ello como de la compresa de una menstruante" 415.
Un poco después: "Hijos de Israel, retornad
lo mismo que antes os retirasteis a las profundidades. Aquel día el hombre
repudiará los ídolos de plata y los ídolos de oro que, para vuestro pecado, os
fabricaron vuestras manos" 416.
Asimismo, un poco después: "Y en tus tiempos
existirá la lealtad: la sabiduría y la ciencia serán riquezas de salvación: y su
auténtico tesoro el respeto hacia el Señor" 417.
Algo más adelante: "¿Quién de vosotros podrá vivir con un fuego
devorador? ¿Quién de entre vosotros habitará junto a hogueras eternas? Quien se
comporta con justicia y dice la verdad; quien rechaza la avaricia que procede de
la calumnia y sacude de sus manos cualquier soborno; quien tapa sus oídos para
no escuchar la incitación a la sangre; quien cierra sus ojos para no ver ninguna
maldad. Ese tal habitará en las alturas, y baluartes de rocas serán su
fortaleza. Se le han dado provisiones y tiene asegurada el agua" 418.
Un poco más adelante: "Acordaos de estas
cosas, Jacob, y tú, Israel, pues tú eres mi siervo. Yo te formé, y mi siervo
eres tú, Israel: no me olvides. Como a una nube he disipado tus iniquidades; y
como a niebla tus pecados; retorna a mí, puesto que te he redimido" 419.
Asimismo, algo más adelante: "Acordaos de
esto y avergonzaos: recobrad la sensatez, prevaricadores; recordad tiempos
pasados, porque yo soy Dios, y no hay otro Dios más allá, ni semejante a mí" 420.
Y más adelante: "¿Quién caminó en tinieblas y
no tuvo luz?. Espere en el nombre del Señor y busque apoyo sobre su Dios" 421.
Asimismo, un poco después: "Escuchadme
vosotros, quienes conocéis lo que es justo; tú, pueblo, en cuyo corazón está mi
ley. No temáis la afrenta de los hombres, ni os amilanéis ante sus denuestos.
Pues del mismo modo que lo hace con la ropa, así los devorará la polilla; e
igual que lo hace con la lana, así los corroerá la tiña. Pero mi salvación
durará eternamente y mi justicia se mantendrá generación tras generación" 422.
Más adelante: "Buscad al Señor mientras pueda
ser encontrado; invocadlo mientras está cerca. Que el impío abandone su camino y
el hombre inicuo sus planes, y vuélvase hacia el Señor, y se apiadará de él;
retorne hacia nuestro Dios, porque su capacidad para perdonar es infinita" 423.
Veinte versículos más adelante: "Esto dice el
Señor: Respetad el derecho y practicad la justicia, porque mi salvación está
cercana, a punto de llegar, y mi justicia próxima a revelarse. Bienaventurado el
varón que obra así, y el hijo del hombre que tal practica: que observa el sábado
para no quebrantarlo, y vigila sus manos para no cometer maldad alguna" 424.
Y un poco después: "Vosotros, los que buscáis
consuelo en los dioses bajo cualquier árbol frondoso; los que inmoláis niños en
las torrenteras y al pie de riscos escarpados. Tu destino participará del
destino del torrente. Esa será tu suerte: en su honor ofreciste las libaciones,
en su honor realizaste los sacrificios. ¿No voy a sentirme indignado por ello?" 425.
Asimismo, un poco más adelante: "A diario me
consultan y desean conocer mis caminos como pueblo que practicara la justicia y
no descuidara el cumplimiento del mandato de su Dios. Me solicitan sentencias
justas: quieren acercarse a Dios. ¿Para qué estuvimos ayunando, si no volviste
hacia nosotros tu mirada? ¿Para qué hemos mortificado nuestra alma, si tú lo has
ignorado? Reparad que el día de vuestro ayuno era vuestro interés lo que se
buscaba y, mientras, todos reclamabais premiosamente a vuestros deudores. Daos
cuenta de que ayunabais entre riñas y altercados, y golpeabais sin piedad con
vuestros puños. No ayunéis como lo habéis hecho hasta ahora, para que vuestro
clamor se escuche en el cielo. ¿Es acaso ése el ayuno que yo escogí: que el
hombre mortifique su alma durante el día, que combe su cabeza como un junco y
duerma sobre saco y ceniza? ¿Llamaréis a eso ayuno y día grato al Señor? El
ayuno que yo escogí, ¿no es precisamente este otro: pon fin a las detenciones
injustas; termina con los azotes vejatorios; pon en libertad a quienes se
encuentran oprimidos; rompe cualquier opresión; comparte tu pan con el y recoge
en tu casa a los indigentes y vagabundos; cuando veas a alguien desnudo vístelo
y no desprecies a tu propia carne?" 426.
Y cuatro versículos más adelante: "Si
apartaras de tu presencia las cadenas, y dejaras de señalar con el dedo y de
decir lo que no conviene; si le ofrecieras tu alimento al que tiene hambre y
saciaras alma afligida, tu luz surgiría entre las tinieblas y tu oscuridad se
convertiría como en un mediodía. Y el Señor te dará siempre la tranquilidad" 427.
Mucho más adelante: "Gente que me provoca de
continuo a la cólera delante de mi cara: los que inmolan en los jardines y
sacrifican sobre ladrillos; que habitan en sepulcros y duermen en los templos de
los ídolos" 428.
Y dos versículos después: "Que dicen: apártate de mí, no te me acerques,
porque eres inmundo. En mi cólera, ésos serán humo, un fuego que arde todo el
día. Reparad en que escrito está ante mí: no me callaré, sino que regresaré y en
vuestro regazo depositaré el pago de vuestras iniquidades y de las iniquidades
de vuestros padres, todas juntas -dice el Señor-; porque ellos realizaron
sacrificios en las cimas de las montañas v me afrentaron en lo alto de las
colinas; y yo tasaré el precio de aquella antigua obra suya depositándoselo en
su regazo" 429.
Y diez versículos después dice: "Y vosotros, los que abandonasteis al
Señor; que os olvidasteis de mi Monte Santo; que preparasteis la mesa para la
Fortuna y sobre ella efectuasteis libaciones; yo os iré contabilizando bajo la
espada, y todos sucumbiréis en la matanza; porque os llamé, y no respondisteis;
os hablé, y no escuchasteis; practicabais la maldad ante mis ojos, y escogisteis
lo que yo no quería" 430.
Y un poco después: "Así dice el Señor: El
cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué morada es la que
podréis construirme? ¿Qué lugar para mi descanse? Todo eso lo realizaron mis
manos, y con ellas fue hecho todo cuanto existe -dice el Señor- ¿En quién pondré
yo mis ojos sino en el más humilde, en el de corazón contrito y que siente temor
ante mis palabras?" 431.
Y siete versículos más adelante: "Yo escogeré sus afrentas y les
proporcionan: precisamente lo que temían; porque llamé, y no había nadie que
respondiera; hablé, y no me escucharon; practicaron la maldad ante mis ojos, y
escogieron lo que yo no quería. Escuchad los mandatos del Señor, vosotros los
que tembláis ante su palabra: vuestros hermanos, los que os odian y os rechazan
por mi nombre, dijeron: Que el Señor manifieste su gloria y lo veremos en
vuestra alegría. Ellos serán los confundidos" 432.
XX. Del libro de
Jeremías
"Escuchad la palabra del Señor, casa de Jacob y
tribus todas de la casa de Israel. Así dice el Señor: ¿Qué injusticia
encontraron en mí vuestros padres para alejarse de mí y caminar en pos de la
vanidad y volverse sanos?" 433.
Diez versículos más adelante: "Convertisteis mi heredad en una
abominación. Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Dios? Los depositarios de la
ley me ignoraron, y los pastores; .Se rebelaron contra mí; los profetas
profetizaron en nombre de Baal y se hicieron seguidores de ídolos" 434.
Y algo más adelante: "¿Acaso una muchacha se olvida de sus joyas, y una
novia de su justillo? En cambio, mi pueblo me ha olvidado durante incontables
días. ¿Por qué te esfuerzas en presentar como bueno tu camino para buscar el
amor, tú que, además, esas maldades tuyas las enseñaste como caminos tuyos, y en
el reborde de tus vestidos se descubrió sangre de personas pobres e inocentes? Y
a esas personas no las encontré practicando boquetes, sino en todos esos otros
menesteres que más atrás he mencionado. Y dijiste: Estoy libre de pecado y soy
inocente; por eso, ¡aléjese de mí tú cólera! Pero he aquí que yo me enfrentaré
contigo en el juicio, porque dices: No he pecado. ¡Qué despreciable has llegado
a ser cambiando tanto tus caminos! Te verás abandonada por Egipto, lo mismo que
antes lo fuiste por Asiria . También saldrás de allí y te llevarás las manos a
la cabeza, porque el Señor ha destrozado tu confianza" 435.
Y un
poco más adelante: "Convertíos, hijos rebeldes -dice el Señor-, porque yo
soy vuestro dueño" 436.
Asimismo, un poco más adelante: "Si vas a
convertirte, Israel, conviértete -dice el Señor-, pero conviértete a mí. Si
apartaras tus abominaciones de delante de mi rostro, no andarías de un sitio
para otro. Y entonces, cuando jures diciendo: ¡Vive el Señor!, lo harás con
verdad, con derecho, con justicia; y las gentes entonarán en su honor cantos de
alabanza y a ti te alabarán" 437.
Y un poco después: "Mi estúpido pueblo no me ha conocido: sus hijos son
necios e insensatos; son diestros para cometer maldades, pero ignorantes para
practicar el bien" 438.
Al cabo de treinta versículos: "Recorred las
calles de Jerusalén y mirad, indagad y buscad por las plazas si podéis encontrar
un hombre que practique la justicia y cultive la lealtad, y yo le seré propicio.
Si dijeran: ¡Vive el Señor!, jurarán en falso. Señor, tus ojos buscan la
lealtad. Los golpeaste y no sintieron dolor; los machacaste, y se resistieron a
admitir la corrección: hicieron sus rostros más duros que roca y no quisieron
convertirse. Sin embargo, yo dije: Quizá es que son pobres y estúpidos,
ignorantes del camino del Señor y de los mandamientos de su Dios. Me presentaré,
pues, ante sus jefes y les hablaré, pues ellos sí conocen el camino del Señor y
los mandamientos de su Dios. Pero he aquí que todos ellos, juntos, rompieron el
yugo e hicieron saltar las cadenas" 439.
Seis versículos después: "Tus hijos me han abandonado y juran por
divinidades que no son tales. Los sacié, pero ellos se dieron al adulterio y
acudían en masa a los prostíbulos. Se convirtieron en caballos fogosos y
sementales, y cada uno de ellos relinchaba ante la mujer de su prójimo. ¿No voy
a visitarlos para tomarles cuenta de todo ello -dice el Señor-, y no va mi mano
a tomar venganza sobre un pueblo semejante?" 440.
Y cuarenta versículos más adelante: "Puse la arena como frontera del mar,
que no traspasará; se embravecerán las olas, pero no podrán lograrlo; se
hinchará su oleaje, pero no será capaz de cruzar esa frontera. Sin embargo, este
pueblo está dotado de un corazón descreído y rebelde: se alejaron, me
abandonaron, y no se dijeron para sus adentros: Temamos al Señor, nuestro Dios" 441.
Y siete versículos después dice: "Se ha encontrado en mi pueblo gente
impía que tiende trampas como cazadores, que urde lazos y cepos para cazar
hombres. Como una red llena de pájaros, así está su casa llena de fraudes. Así
es como se han engrandecido y progresado, han engordado y se han puesto
lustrosos, y transgredieron vilmente mis preceptos. No defendieron los intereses
del huérfano ni respetaron el derecho de los pobres. ¿No voy a visitarlos para
tomarles cuenta de todo ello -dice el Señor-, y sobre un pueblo de esta calaña
no va a tomar venganza mi alma? El estupor y el pasmo sobrevinieron en la
tierra. Los profetas profetizaban la mentira; los sacerdotes los aplaudían con
sus propias manos; y mi pueblo se aficionó a tales cosas. ¿ Qué puede suceder,
pues, en su último momento?" 442.
Treinta versículos más adelante: "¿A quién
dirigiré mi palabra? ¿A quién le contestaré para que me escuche? Reparad en que
sus oídos están incircuncisos y no pueden oír. Reparad en que para ellos la
palabra del Señor se ha convertido en algo desagradable y no la acatan" 443.
Y un poco después: "Vosotros todos, pueblo de
Judá, que cruzáis por esas puertas para adorar al Señor, escuchad la palabra del
Señor. Esto es lo que dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: enderezad
vuestros caminos y vuestras inclinaciones, y habitaré con vosotros en este
lugar. No confiéis en las palabras del mentiroso, diciendo: ¡El templo del
Señor; es el templo del Señor! Porque si enderezáis vuestros caminos y vuestras
inclinaciones; si practicáis la justicia entre el hombres y su prójimo; si no
oprimierais al extranjero, al huérfano y a la viuda; si no derramarais sangre-
inocente en este lugar, y si no caminarais, para vuestra propia desgracia tras
dioses extraños, entonces habitaré con vosotros aquí, en la tierra que, por los
siglos de los siglos, les di a vuestros padres. Pero hete aquí que ponéis
vuestra confianza en las palabras del mentiroso, que en nada os han beneficiado:
robar, asesinar, cometer adulterio, jurar en falso, hacer libaciones en honor de
Baal y marchar en pos de dioses extranjeros que desconocéis. Y luego vinisteis y
os presentasteis ante mi en esta casa, en la que se invoca mi nombre, y
dijisteis: estamos salvados por aquello de que hayamos cometido todas
abominaciones. ¿Así que a vuestros ojos se ha convertido en cueva de ladrones
esta morada mía en la que se invoca mi nombre? Yo, soy yo, yo el que lo he visto
-dice el Señor- Id a mi templo en Siló, donde desde un principio habitó :ni
nombre, y observad lo que hice a causa de la malicia de Israel, mi pueblo. Y
ahora, porque habéis cometido todas esas acciones -dice el Señor-; porque os
hablé levantándome al amanecer y, a pesar de que os hablaba, no me escuchasteis;
y os llamé y no me respondisteis; haré con esta .sa (en la que se invoca mi
nombre y en la que vosotros tenéis puestas vuestras esperanzas) y con este lugar
(que di a vuestros padres) lo mismo que hice con Siló: os arrojaré de mi
presencia igual que arrojé a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia de
Efraím. Así que tú no intercedas en favor de este pueblo, ni asumas por ellos la
tarea de disculparlos y de suplicar; no acudas ante mí, porque no te escucharé.
¿No ves lo que están haciendo ellos en las ciudades de Judá y en las plazas de
Jerusalén? Los hijos van en busca de leña; los padres encienden el fuego, y las
mujeres hiñen la masa para hacer tortas en ofrenda de la reina del cielo; para
hacer libaciones en honor de dioses extranjeros y para empujarme a la cólera.
¿Es que no me empujan a la cólera? -dice el Señor- ¿No obran para causar
vergüenza a sus propios rostros?" 444.
Un poco después: "¿No vuelve a levantarse
quien se cae? ¿No regresa el que ser marchó? ¿Por qué entonces este pueblo de
Jerusalén se ha alejado de mí con un alejamiento obstinado? Abrazaron la mentira
y no quieren convertirse. He prestado atención y los he oído: nadie dice la
verdad; no hay nadie que se arrepienta de su pecado diciendo: ¿Qué he hecho?" 445.
Y nueve versículos más adelante: "¿Cómo es que decís: Nosotros somos los
sabios, y la ley del Señor está con nosotros, cuando lo cierto es que ha sido la
pluma mentirosa de los escribas la que ha fraguado la mentira? Esos sabios se
han visto avergonzados, espantados y hechos prisioneros, pues despreciaron la
palabra del Señor, y en ellos no hay sabiduría alguna" 446.
Algo más adelante: "¿Quién me ofrecerá en el
desierto albergue de caminantes, para abandonar a mi pueblo y alejarme de ellos?
Porque todos ellos son unos adúlteros, un hatajo de malhechores. Y tensaron su
lengua como un arco que dispara la mentira, no la verdad: se sienten poderosos
en la tierra, porque han ido de maldad en maldad y se olvidaron de mí -dice el
Señor- Guárdese cada uno de su prójimo y no ponga su confianza en ninguno de sus
hermanos. Porque todo hermano, falaz como es, pondrá zancadillas, y todo amigo
se portará engañosamente. El hombre se burlará de su hermano, y nadie dirá la
verdad, pues enseñaron a sus lenguas a decir la mentira; se esforzaron en
practicar la injusticia. Tu morada está en medio del engaño: en ese engaño
renunciaron a conocerme -dice el Señor- Por todo ello, dice el Señor de los
ejércitos: He aquí que yo los fundiré en el crisol y probaré su calidad; pues
¿qué otra cosa puedo hacer ante los ojos de la hija de mi pueblo? Su lengua es
una saeta punzante; en su boca habla la mentira: desea la paz a su amigo, y a
escondidas le tiende asechanzas. ¿No voy a visitarlos para tomarles cuenta de
todo ello -dice el Señor-, y sobre un pueblo de esta calaña no va a tomar
venganza mi alma?" 447.
Y un poco después: "No se enorgullezca el sabio de su sabiduría, ni se
enorgullezca el valiente de su valentía, ni se enorgullezca el rico de su
riqueza: quien quiera enorgullecerse, que se enorgullezca de saber y conocer
quién soy yo; porque yo soy el Señor, que establezco la misericordia, el derecho
y la justicia en la tierra, pues eso es lo que a :mí me resulta grato, dice el
Señor" 448.
Y después de dieciséis versículos: "Así dice
el Señor: No aprendáis según las doctrinas de los paganos, ni temáis, como los
paganos temen, los signos astrales, porque las enseñanzas de esos pueblos son
vanas. Y así, la mano del artista, con su azuela, trabaja el leño cortado en un
bosque; lo reviste de plata y oro, y lo consolida con clavos y martillo para que
no se desmorone. Su hechura es semejante a la de una palmera: no hablan; hay que
transportarlos a cuestas, pues son incapaces de andar. No los temáis, porque no
pueden causar el mal ni el bien. No hay como tú, Señor: grande eres tú y
poderosamente grande es tu nombre. ¿Quién no te temerá, Rey de las naciones?
Tuya es la gloria. Entre todos los sabios de las naciones y entre todos sus
países nadie hay semejante a ti. Se comprobará que todos ellos, por un igual,
son necios y fatuos, y que su sabiduría de ficción es un madero. Se trae plata
laminada desde Tarsis y oro desde Ofir: obra es salida de manos de orfebres.
Grana y púrpura serán sus galas: obras de artesanos son también ellas. Sin
embargo, el Señor es Dios verdadero: Él es el Dios vivo y el Rey eterno. Por su
cólera temblará la tierra, y las naciones no resistirán sus amenazas. Por eso
les diréis así: que los dioses que no crearon los cielos ni la tierra
desaparezcan de la tierra y de cuanto bajo el sol existe" 449.
Un poco más adelante: "Así dice el Señor:
¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne,
apartando su corazón del Señor! Pues será como el tamarindo en el desierto, y no
verá cuándo llega el buen tiempo, sino que vivirá en el secarral, en tierra
salobre e inhóspita. Bienaventurado el hombre que pone su confianza en el Señor
y el Señor es su seguridad. Será como un árbol plantado a la vera del agua que
hunde sus raíces en la humedad: no temerá cuando lleguen los calores; su follaje
se mantendrá verde, y no tendrá preocupación alguna en tiempo de sequía, ni
dejará de tener fruto en momento alguno" 450.
Y un poco después: "Así dice el Señor:
Practicad el derecho y la justicia, y liberad de mano de su opresor a quien está
oprimido por la fuerza; no causéis tristeza ni explotéis inicuamente al
extranjero, al huérfano y a la viuda; no derraméis en este lugar sangre
inocente" 451.
Un poco más adelante: "¡Ay de los pastores
que dispersan y destrozan el rebaño de mi majada! -dice el Señor- Pues esto es
lo que el Señor, Dios de Israel, les dice a los pastores: Vosotros dispersasteis
mi rebaño, espantasteis mis ovejas y no os preocupasteis de vigilarlas. Por eso
yo os pasaré la cuenta por la maldad de vuestras inclinaciones, dice el Señor" 452.
Y algo más adelante: "Así dice el Señor de los ejércitos: No escuchéis
las palabras de los profetas que os exponen sus profecías y se burlan de
vosotros. Os transmiten la visión de su propia fantasía, no la que brota de la
boca del Señor. A quienes blasfeman contra mí les dicen: El Señor lo ha dicho:
tendréis la paz; y a todo el que actúa siguiendo la depravación de sus
sentimientos le dijeron: Nada malo os sobrevendrá. Pues ¿quién está al tanto de
los secretos del Señor?" 453.
Y once versículos más adelante: "Yo no enviaba profetas, y ellos corrían;
yo les hablaba, y ellos profetizaban. Si hubieran estado al tanto de mis
secretos y hubieran transmitido a mi pueblo palabras mías auténticas, los
hubiera apartado de su mal camino y de sus pésimas inclinaciones" 454.
Cuatro versículos después: "He escuchado lo que han dicho los profetas
que profetizaban la mentira sirviéndose de mi nombre y diciendo: He tenido un
sueño, he tenido un sueño. ¿Hasta cuándo va a persistir esto en el corazón de
los profetas que vaticinan la mentira y en el de quienes profetizan las
fantasías de su propia mente, que lo hacen a sabiendas, para que mi pueblo se
olvide de mi nombre a causa de esos sueños de su fantasía que cada uno le cuenta
a su prójimo, del mismo modo que también sus padres se olvidaron de mi nombre a
causa de Baal? El profeta que tenga un sueño, que cuente ese sueño; y el que
tenga mi palabra, que transmita mi palabra con toda autenticidad ¿Qué tiene que
ver la paja con el grano limpio? -dice el Señor- ¿Acaso no son mis palabras como
e fuego -dice el Señor-, y como la maza que desmenuza una piedra? Por eso, he
aquí que yo me levanto contra los profetas -dice el Señor-, que se roban mis
palabras unos a otros. He aquí que yo me levanto contra los profetas -dice el
Señor-, que utilizan sus lenguas para afirmar: lo dice el Señor. He aquí que yo
me levanto contra los profetas, que sueñan la mentira -dice el Señor-, y la
cuentan, y con su mentira y sus embelecos han seducido a mi pueblo, cuando yo no
los había enviado ni los había mandado: de ningún provecho le ha sido a mi
pueblo, dice el Señor" 455.
Un poco más adelante: "y el Señor,
levantándose temprano, os envió a todos vosotros a sus siervos, los profetas
mandándooslos, y no los escuchasteis; ni aprestasteis vuestros oídos para oír
cuando se decía: Que cada uno se convierta de su mala conducta y abandone sus
malvados sentimientos. y así habitaréis en la tierra que os entregó el Señor a
vosotros y a vuestros padres por los siglos de los siglos. No vayáis tras dioses
extranjeros para servirlos y adorarlos, y no me empujéis a la cólera por las
obras que salen de vuestras manos, y no os afligiré. Pero no me escuchasteis,
dice el Señor" 456.
Y algo después: "Maldito el que cumple
engañosamente los mandatos del Señor" 457.
Asimismo, un poco más adelante: "Bueno es el
Señor con quienes en Él ponen su esperanza, con el alma que lo busca. Bueno es
esperar en silencio la salvación proveniente del Señor. Bueno es para el hombre
que haya llevado el yugo desde la adolescencia. Se sentará solitario y guardará
silencio, porque se lo quitó de encima. Pondrá su boca sobre el polvo, por si
acaso hubiera esperanza. Presentará su mejilla al que le abofetea, y se
hartará de oprobios, porque el Señor no lo rechaza para siempre" 458.
XXI. Del libro de
Ezequiel
"Al cabo de siete días se dio a conocer la palabra
del Señor en estos términos: Hijo de hombre, te he puesto de vigía de la casa de
Israel: escucharás la palabra que sale de mi boca y les darás a conocer lo que
te manifieste. Si yo le dijera al impío: serás reo de muerte, y tú no se lo
transmitieras ni se lo comunicaras para que se aparte de su depravado camino y
conserve la vida, el impío perecerá en su depravación, pero yo te reclamaré a ti
la culpabilidad de su muerte. Si, por el contrario, advirtieras al impío y él no
se apartara de su impiedad y de su depravado camino, perecerá en su depravación,
pero tú habrás salvado tu vida. Si un justo, apartándose de la justicia,
cometiera maldad, tenderé ante él un obstáculo y perecerá, porque no le
advertiste. Morirá en su pecado y no le serán tenidas en cuenta las buenas
acciones que llevó a cabo; pero a ti te pediré responsabilidad por su muerte.
Ahora bien, si hubieras advertido al justo para que, como justo que es, no
peque, y él efectivamente no peca, conservará la vida, porque tú le advertiste,
y tú habrá salvado tu vida" 459.
Algo más adelante: "y le dijo el Señor: Cruza
por medio de la ciudad a través de Jerusalén y pon la señal de la tau
sobre la frente de los hombres que se lamentan y deploran todas las
abominaciones que en ella se comenten. Y a los otros, oyéndolo yo, les dijo:
Atravesad la ciudad en su persecución y golpeadlo; que vuestro ojo no se
compadezca ni sintáis piedad: matad hasta el exterminio a todo anciano y joven,
doncella y adolescente, y a las mujeres. Ahora bien, respetad a todo aquel que
veáis marcado con una tau. Empezad por mi santuario" 460.
Poco después: "Porque hicisteis entristecer
con vuestros embustes el corazón del justo, a quien yo no había afligido,
ayudasteis al impío para que no se apartara de su depravado camino y conservara
la vida" 461.
Asimismo, algo más adelante: "Reparad en que
ésa fue la iniquidad de Sodoma, tu hermana: soberbia, hartura de pan, opulencia
y ociosidad tuvieron ella y sus hijas; pero no tendían su mano al menesteroso y
al pobre. Se ensoberbecieron y cometieron abominaciones ante mí. Y las quité de
en medio, como tú has visto" 462.
Un poquito después: "El hombre que es justo y
practica la equidad y la justicia; que no celebra banquetes en los montes ni
levanta sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel; que no mancilla a la
mujer de su prójimo ni tiene relación sexual con mujer menstruante; que no causa
tribulación a otra persona; que devuelve al deudor lo que le ha dejado en
prenda; que no emplea la fuerza para robar algo; que da su pan al hambriento y
cubre con su vestido al desnudo; que no presta para practicar la usura ni
reclama más de lo prestado; que aparta de la maldad su mano; que emite un juicio
imparcial entre dos personas; que camina de acuerdo con mis preceptos y observa
mis mandamientos para practicar la verdad, ese hombre es justo y conservará su
vida -dice el Señor Dios-. Porque si engendrara un hijo ladrón v criminal; si
practicara alguna de esas prohibiciones o no las observara todas ellas, sino que
celebrara banquetes en los montes, mancillara a la mujer de su prójimo,
atribulase a. necesitado y al pobre, practicase el robo, no devolviese lo dejado
en prenda, levantase sus ojos hacia los ídolos, cometiese abominación ejerciendo
la usura y cobrando más de prestado, ¿conservará su vida? No vivirá, no: por
haber cometido todas esas detestables abominaciones será penado con la muerte, y
de esa muerte él será el único responsable. Si engendrara un hijo que, viendo
todos los pecados que su padre ha cometido, siente temor y no los imita; que no
celebra banquetes en los montes ni levanta sus ojos hacia los ídolos de la casa
de Israel; que no mancilla a la mujer de su prójimo ni causa tribulación a otra
persona; que no retiene lo que le ha dejado en prenda; que no practica el robo;
que da pan al hambriento y cubre con un vestido al desnudo; que aparta su mano
de la injusticia contra el pobre; que no cobra usura ni intereses desorbitados;
que observa mis mandamientos y camina de acuerdo con mis preceptos, ese hombre
no perecerá por la iniquidad de su padre, sino que conservará su vida. En
cambio, su padre, por haber practicado el falso testimonio y haber hecho
violencia a su hermano, por obrar maldad en medio de su gente, pereció por su
propia culpa. Pero decís: ¿Por qué ese hijo no cargó con la culpa de su padre?
Pues está claro que porque el hijo practicó la equidad y la justicia, observó
todos mis preceptos y los cumplió. Por eso conservará la vida. La persona que
peca, ésa es la que perecerá. El hijo no cargará con la culpa de su padre, como
tampoco el padre cargará con la culpa de su hijo. Sobre el justo recaerá su
justicia; su impiedad recaerá sobre el impío. Ahora bien, si el impío se
arrepintiera de todos los pecados que ha cometido, observara todos mis preceptos
y practicara la equidad y la justicia, conservará su vida y no perecerá. Toda la
maldad que cometió no se le tendrá en cuenta: conservará la vida por la justicia
que hizo. ¿Acaso deseo yo la muerte del impío -dice el Señor-, y no que se
convierta de su mala conducta y viva? Sin embargo, si el justo se aparta de su
justicia y practica la maldad imitando todas las iniquidades que suele cometer
el malvado, ¿conservará su vida? Todas las acciones justas que llevó a cabo no
le serán tenidas en cuenta. Morirá en la prevaricación que perpetró y en el
pecado que cometió. Pero decís: Este criterio del Señor no es justo. Escucha,
casa de Israel: ¿que mi criterio no es justo? ¿No será más bien que son vuestros
criterios los equivocados? Cuando un justo se aparta de la justicia y practica
la maldad, perecerá por ello: perecerá por la maldad que ha cometido. Pero
cuando un malvado se arrepiente de la iniquidad que realizó y se atiene a la
equidad y a la justicia, ése dará vida a su alma, pues recapacitó y repudió
todas las maldades que había cometido: conservará su vida y no perecerá. Pero
dicen los hijos de Israel: Este criterio del Señor no es justo. ¿Que mi criterio
no es justo, casa de Israel? ¿No será más bien que son vuestros criterios los
equivocados? Así que cada uno será juzgado de acuerdo con su comportamiento,
casa de Israel -dice el Señor, Dios-. Convertíos y haced penitencia de todas
vuestras iniquidades, y la maldad no os acarreará la ruina. Arrojad de vosotros
todas vuestras prevaricaciones, en las que hayáis incurrido, y renovad vuestro
corazón y vuestro espíritu: ¿Por qué vais a morir, casa de Israel? y es que yo
no deseo la muerte del moribundo -dice el Señor-: arrepentíos y viviréis" 463.
Algo más adelante: "Ahí tenéis a cada uno de
los príncipes de Israel cómo se mostraron a porfía contra ti para derramar
sangre. Contra ti va dirigido el desprecio que hicieron al padre y a la madre;
en tu presencia atropellaron al extranjero; ante ti causaron oprobio a huérfano
y viuda. Habéis menospreciado mis santuarios y profanado mis sábados. En ti hubo
hombres calumniadores dispuestos a derramar sangre. Contra ti celebraron
banquetes en lo alto de los montes; en tu presencia han cometido infamias.
Contra ti descubrieron la desnudez de su padre; contra ti despreciaron la
suciedad de la mujer menstruante. Cada uno cometió abominación con la mujer de
su prójimo; el suegro mancilló infamemente a su nuera; el hermano violentó ante
ti a su hermana, hija de su padre. En tu presencia aceptaron sobornos para
derramar sangre; cobraste usura e interés desmedidos; oprimiste avaramente a tus
prójimos; y de mí te has olvidado, dice el Señor, Dios" 464.
Un poquito después: "Se me dio a conocer la
palabra del Señor en estos términos: Hijo de hombre, dile: tú eres tierra
inmunda y no lavada por la lluvia en el día de mi furor. En medio de ti se
conjuraron los profetas. Como león rugiente que ha capturado una presa te
devoraron el alma; se apoderaron de tus riquezas y de tu tesoro, y multiplicaron
dentro de ti el número de las viudas. Sus sacerdotes menospreciaron la ley y
profanaron mis santuarios. No establecieron diferencias entre lo santo y lo
profano, ni distinguieron entre lo puro y lo impuro" 465.
Dos versículos después: "En medio de ella sus príncipes se portaron como
lobos que se han ponderado de una presa para derramar sangre, para destruir
vidas, para enriquecerse avaramente. Sin embargo, sus profetas los enlodaban
presentándoles las vanas visiones de su imaginación y vaticinándoles embustes
asegurándoles que esto es que dice el Señor, Dios, siendo así que el Señor no
les había hablado. Los pueblos de la tierra cometían atropellos y se dedicaban
violentamente a la rapiña; atropellaban al necesitado y al pobre: oprimían al
extranjero contra todo derecho con falsas acusaciones. Busqué entre ellos un
hombre que levantase una cerca, que en defensa de su tierra se mantuviera firme,
enfrentándose a mí para que yo no la destruyera: y no lo encontré. Y descargué
sobre ellos mi cólera, los consumí en el fuego de mi ira. Sobre la cabeza de
cada uno hice sentir su propio comportamiento, dice el Señor, Dios" 466.
Asimismo, un poco después: "Se me dio a
conocer la palabra del Señor en estos términos: Hijo de hombre, háblales a los
hijos de tu pueblo y diles: cuando yo desenvaine la espada sobre esta tierra y
el pueblo de esta tierra escoja a su hombre de entre sus pobladores y lo coloque
de vigía, y él vea venir la espada sobre la tierra y haga sonar la trompeta para
darle al pueblo la señal de alerta, cualquiera que, al escuchar el sonido de la
trompeta, no tomare precauciones y la espada llega y lo mata, él será el
responsable de su propia muerte, porque oyó el sonido de la trompeta y no tomó
precauciones. Él será el culpable de su muerte. En cambio, si se pone en
guardia, salvará la vida. Pero si el vigía viera venir la espada y no hiciera
sonar la trompeta, y el pueblo no pone en guardia, y llega la espada y mata a la
gente, ésta muere ciertamente por su propia iniquidad, pero la responsabilidad
de tales muertes se le reclamará al vigía. A ti, hijo de hombre, te he designado
como vigía de la casa de Israel de modo que, cuando escuches la palabra que sale
de la boca, se la anunciarás de mi parte. Si yo le dijera el impío: impío, serás
castigado con la muerte, y tú no se lo comunicarás para que el impío cambie de
conducta, ese impío morirá por su propia iniquidad, pero la responsabilidad de
su muerte se te reclamará a ti. En cambio, si tú adviertes al impío para que
cambie de conducta, y él no se convirtiera, morirá por su propia iniquidad, y tú
a tu vez salvarás tu vida. Así que, hijo de hombre, dile a la casa de Israel:
vosotros andáis diciendo así: nuestras iniquidades y nuestros pecados gravitan
sobre nosotros y en ellos nos consumimos. ¿Cómo, pues, podremos vivir? Diles:
por vida mía -dice el Señor-, que no quiero la muerte del impío, sino que éste
cambie de conducta y viva. Convertíos de vuestra malvada conducta. ¿Porqué vais
a morir, casa de Israel? Hijo de hombre, diles también así a los hijos de tu
pueblo: su justicia no le salvará al justo si un día comete pecado; tampoco su
impiedad le dañará al impío si un día se convirtiera de su maldad. El justo no
podrá vivir a expensas de su justicia si un día delinquiera. Si yo le dijera al
justo que conservaría su vida, y él, confiado en su justicia, cometiera
iniquidad, todas sus acciones justas caerían en el olvido, y perecería en esa
iniquidad que cometió. Pero si yo le dijera al impío: serás condenado a muerte,
y él hiciera penitencia por su pecado y practicara la equidad y la justicia; si
ese impío restituyera lo que se le ha entregado m prenda; si devolviera lo que
ha robado; si siguiera los preceptos de vida y no cometiera iniquidad ninguna,
conservaría la vida y no perecería. Todos los pecados en que incurrió no le
serán tenidos en cuenta. Practicó la equidad y la justicia, así que conservará
la vida. Los hijos de tu pueblo argumentaron: el criterio que aplica el Señor no
es justo. Lo que no es justo es su comportamiento. Pues cuando el justo se
aparta de su justicia y comete iniquidades, por ellas perecerá. Y cuando el
impío abandone su impiedad y practique la equidad y la justicia, por ellas
conservará la vida. Y replicáis: no es justo el criterio del Señor, yo os
juzgaré a cada uno de vosotros, casa de Israel, de acuerdo con su
comportamiento 467.
Y cuarenta y nueve versículos después: "Y tú, hijo de hombre: los hijos
de tu pueblo andan murmurando de ti a la vera de los muros y a la puerta de las
casas, y se dicen unos a otros: venid y escuchemos qué palabra nos transmite el
Señor. Acudirán ante ti como pueblo que emigra; se sientan delante de ti,
escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Porque las transforman en
un canto de alabanza emanado de su boca, mientras su corazón va en pos de la
avaricia. Eres para ellos como un cantor de: coplas que entona sus canciones con
suave y dulce voz. Escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Pero
cuando suceda lo que se vaticina -y su suceso está a punto de producirse-, se
darán cuenta entonces de que entre ello había un profeta" 468.
"Se me dio a conocer la palabra del Señor en estos
términos: Hijo de hombre, anuncia tu profecía sobre los pastores de Israel;
anuncia tu profecía y diles a los pastores Esto es lo que dice el Señor, Dios:
¡ay de los pastores de Israel que se apacentaban a sí mismos! ¿No son los rebaño
lo que apacientan los pastores? Consumíais su leche, os vestíais con su lana y
sacrificabais a los animales gordos: no apacentabais verdaderamente mi rebaño.
No procurasteis que la res débil cobrase fuerza, ni curasteis a la que estaba
enferma, ni entablillasteis a la que tenía una fractura, ni fuisteis en busca de
la extraviada, ni rastreasteis a la perdida. Al contrario, las conducíais con
rigor y violencia. Mis ovejas se desperdigaron porque no había pastor, y se
convirtieron en presa fácil para ser devorada por todas las bestias salvajes; y
se desperdigaron mis rebaños y anduvieron errantes por todos los montes y por
todos los altos cerros; por toda la superficie de la tierra se vieron
desperdigados mis rebaños. Y no había nadie que marchara en su búsqueda; no
había nadie -repito- que marchara en su búsqueda. Por eso, pastores, escuchad la
palabra del Señor. ¡Por vida mía! -dice el Señor, Dios-, que mis rebaños fueron
expuestos a la rapiña y mis ovejas a servir de presa para ser devorada por todas
las bestias salvajes, porque no había pastor; y los pastores no se preocuparon
de mi rebaño, sino que esos pastores se apacentaban a sí mismos, pero no
apacentaban a mi rebaño. Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor. Así
dice el Señor, Dios: He aquí que yo voy a enfrentarme a los pastores; les pediré
que me devuelvan mi rebaño y haré que dejen de ser pastores, para que en el
futuro ni apacienten mi rebaño ni se apacienten más a sí mismos. Liberaré a su
ganado de su boca y no les servirá más de alimento" 469.
Treinta y cuatro versículos más adelante:
"Esto es lo que a vosotras, ovejas mías, os dice el Señor, Dios: Soy yo quien va
a dirimir el pleito entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío. ¿No os
resulta suficiente pastar el mejor pasto? Es que además teníais que pisotear con
vuestras pezuñas el resto del pasturaje. Y aunque bebíais el agua más
cristalina, enturbiabais la demás con vuestras pezuñas. Y mis ovejas se
apacentaban con lo que había sido pisoteado por vuestras pezuñas, y bebían el
agua que vuestras pezuñas habían enturbiado. Por eso el Señor, Dios, os dice
así: He aquí que yo dirimo el pleito entre el ganado lustroso y el macilento,
porque vosotros, con vuestros costados y vuestras tabadillas, empujabais a todas
las reses que eran débiles, y las espantabais tirándoles cornadas, hasta que se
desperdigaban lejos del rebaño" 470.
Un poco más adelante: "Así dice el Señor,
Dios: Ya es suficiente, príncipes de Israel. Poned punto final a vuestra maldad
y a vuestras rapiñas; practicad la equidad y la justicia, y demarcad claramente
los límites entre vuestros campos y los de mi pueblo -dice el Señor, Dios-.
Balanzas precisas, epha justa y bato justo" 471.
Esto es lo que hemos recopilado de los libros que
también los judíos consideran "canónicos", y en los que hemos espigado aquellos
pasajes que convenían a esta obra. No hay, empero, que omitir aquellos otros
libros que tenemos constancia de que fueron escritos antes de la venida del
Salvador, y que, si bien no son admitidos por los judíos, sí que lo son, en
cambio, por la Iglesia del Salvador. Entre ellos hay dos que muchos llaman "de
Salomón" a causa, según creo, de una cierta semejanza en la expresión. En
cambio, otros eruditos están absolutamente convencidos de que no son de Salomón.
Se ignora quién es el autor del que se titula Libro de la Sabiduría: En
cambio, del otro que denominamos Eclesiástico, parece fuera de dudas,
entre quienes han examinado a fondo el libro, que su autor es un tal Jesús,
apellidado Sirach Pues bien, del Libro de la Sabiduría nos ha
parecido oportuno entresacar para esta obra los siguientes pasajes.
XXII. Del Libro de la
Sabiduría
"Amad la justicia vosotros, los que gobernáis la
tierra. Tened sobre el Señor pensamientos basados en la bondad, y buscadlo con
sencillez de corazón. Porque lo encuentran quienes no lo tientan y se manifiesta
a quienes depositan en Él su confianza. Los pensamientos perversos alejan de
Dios; la virtud puesta a prueba sirve de correctivo a los necios; porque en un
alma malévola no entrará la sabiduría, ni pondrá su morada en un cuerpo dominado
por las pasiones. El sagrado aliento de la sabiduría rehúye la mentira y se
mantiene lejos de los pensamientos irracionales: se disipa cuando sobreviene la
maldad. El aliento de la sabiduría es amable, pero no dejará sin castigo al
maldito por sus labios. Porque Dios es testigo de sus interioridades,
escrutador auténtico de su corazón y oidor de su lengua. Porque el espíritu del
Señor ha llenado el orbe de las tierras, y aquello que todo lo engloba conoce
muy bien cuanto se dice. Por eso, el que habla maldades no puede permanecer
oculto, sino que la justicia acusadora no lo dejará en el olvido. Al impío se le
someterá a examen teniendo en cuenta sus pensamientos: hasta el Señor llegará el
contenido de sus palabras para castigo de: sus maldades. Porque su oído de
celoso lo escucha todo, y el rumor de las murmuraciones no le pasará
inadvertido. Guardaos, pues, de la murmuración, que nada aprovecha, y apartaos
de la lengua maldiciente, porque ni una palabra secreta quedará sin castigo. La
boca que miente mata al alma" 472.
Y un poco después: "Quienes en Él ponen su
confianza, entienden la verdad; los que se mantienen fieles en su amor, en Él
encontrarán descanso. Porque la benevolencia y la paz las reserva para sus
elegidos. En cambio, los malvados, que menospreciaron la justicia y se alejaron
del Señor, recibirán: el castigo acorde con sus pensamientos. ¡Desdichado quien
desprecia la sabiduría de sus preceptos!" 473.
Seis versículos después: "Porque feliz la mujer estéril, pero no
mancillada, que desconoce un lecho pecaminoso. Cuando Sé juzgue a las almas,
tendrá su recompensa. Dichoso también el hombre estéril que no puso en obra la
iniquidad, ni concibió malvados pensamientos contra el Señor" 474.
Un poco más adelante: "Escuchad vosotros,
reyes, y enteraos; y vosotros, gobernantes, aprended la justicia de los
territorios de la tierra. Aprestad vuestros oídos vosotros los que domináis
sobre la gente y os ufanáis sobre la multitud de naciones. Porque ese poderío os
ha sido dado por el Señor, y esa soberanía os ha sido concedida por el Altísimo,
que os interrogará por vuestras acciones e indagará vuestros pensamientos.
Porque, siendo administradores de su reino, no juzgasteis con rectitud, ni
observasteis los dictados de la justicia, ni os comportasteis de acuerdo con la
voluntad de Dios. Su aparición ante vosotros será terrible y repentina:
porque el juicio al que se someterá a los gobernantes será rigurosísimo. Al
humilde se le tendrá compasión, mientras que a los poderosos se les aplicarán
poderosamente los tormentos. El Señor no tendrá en cuenta la alta personalidad
de nadie ni de nadie temerá la grandeza. Porque Él ha creado por igual al
pequeño y al grande, y su preocupación por todos es la misma. Pero las
reclamaciones más poderosas irán dirigidas a los más poderosos. Hacia vosotros
apuntan estas palabras mías, reyes pervertidos, para que aprendáis la sabiduría
y no delincáis. Aquellos que observaron justamente la justicia serán
justificados; y quienes la aprendieren hallarán respuesta que ofrecer. Anhelad,
pues, mis palabras; amadlas, y poseeréis sapiencia. La sabiduría es
resplandeciente; es algo que nunca se marchita; quienes la aman, la ven
fácilmente; quienes la buscan, la encuentran. Sale al encuentro de quienes la
ansían, ya que se apresura a presentarse ante ellos. Quien desde temprana hora
se levantare para ir tras ella, no sentirá la fatiga: la encontrará sentada a su
puerta. Inteligencia consumada es meditar en ella; quien por ella se mantuviere
en vela, pronto se encontrará libre de preocupaciones. Porque es ella la que
ronda de un lado a otro buscando a quienes merecen; les sale alegremente al
paso, y en todos sus pensamientos se les hace la encontradiza. El punto de
partida de la sabiduría es el sincero deseo de alcanzarla. Anhelar la sabiduría
equivale a amarla; amarla equivale a observar sus preceptos; observar sus
preceptos equivale a una innegable integridad moral; y la integridad moral
acerca a Dios. En consecuencia, anhelar la sabiduría conduce a la gloria eterna.
Así que, si vosotros, reyes de la tierra, os complacéis en tronos y cetros, amad
la sabiduría para que reinéis eternamente" 475.
Y un poco más adelante: "Si alguno ama la
justicia, sus desvelos tendrán grandes recompensas, pues enseña la templanza y
la sensatez, la equidad y la prudencia; en la vida de: hombre nada hay más útil
que esto" 476.
Voy a recoger a continuación lo que parezca
oportuno de: libro titulado Eclesiástico. Respecto a él, también aquí
aplicaré las mismas observaciones que hice al referirme a los Proverbios,
aunque en el Eclesiástico he encontrado muchos mili pasajes válidos para
la obra que traemos entre manos.
XXIII. Del
Eclesiástico
"La plenitud religiosa de la sabiduría consiste en
temer a Dios. Esa religiosidad custodiará y justificará al corazón; le
proporcionará gozo Y alegría. El que teme al Señor alcanzará A felicidad,
y será bendecido cuando llegue su último día. La plenitud de la sabiduría es
temer a Dios; y esa plenitud emana de sus frutos" 477.
Dos versículos después: "La corona de la sabiduría es temer al Señor" 478.
Y cuatro versículos más adelante: "La raíz de la sabiduría es
temer a Dios: sus ramas son largamente duraderas. En los tesoros de la sapiencia
se halla la inteligencia y la plenitud religiosa de la sabiduría. Sapiencia es
la maldición contra los pecadores. El temor hacia el Señor aleja el pecado; el
que carece de temor no puede justificarse. El arrebato de un espíritu iracundo
es motivo de ruina. El hombre sabio resistirá pacientemente hasta el momento
oportuno, tras el cual recobra la alegría. El hombre inteligente guarda silencio
hasta el momento oportuno; los labios de las gentes se harán eco de su
inteligencia" 479.
"Si anhelas la sabiduría, respeta la justicia, y Dios te la concederá. Pues la
sabiduría y la ciencia consisten en temer al Señor; la fe y la mansedumbre es lo
que le agrada: de este modo llenará tus tesoros. No seas reacio al temor hacia
el Señor, y no te acerques a Él con doblez de corazón. No te muestres hipócrita
ante los hombres, y no causes escándalo con tus palabras: pon tu cuidado en
ellas, no sea que caigas y lleves la confusión a tu alma, no vaya a ser que Dios
ponga de manifiesto tus secretos y te aniquile en medio de la asamblea, porque
te acercaste lleno de maldad ante el Señor y tu corazón está lleno de mentira y
engaño" 480.
"Hijo mío, si te dispones a dedicarte al servicio de
Dios mantente en la justicia y el temor, y dispón tu alma para las tentaciones.
Domina tu corazón y resiste con entereza. Presta atención y escucha los dictados
de la inteligencia; y no te precipites en la calamidad. Resiste la resistencia
de Dios; únete a Él y resiste, para que tu vida se incremente en tus
postrimerías. Acepta todo cuanto te ocurra; resiste en el dolor y ten paciencia
cuando se te humille. Porque en el fuego se prueba el oro y la plata; y a los
hombres dignos, en el horno de la humillación. Confía en Dios, y Él te
rescatará. Endereza tus caminos y deposita en Él tu confianza. Conserva el temor
hacia Él y en Él pasa tu vida" 481.
"Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia;
no os alejéis de Él, no sea que sucumbáis. Los que teméis al Señor, poned en Él
vuestra confianza, y vuestra recompensa no será defraudada. Los que teméis al
Señor, depositad en Él la confianza, y en el momento de la recompensa os
alcanzará su misericordia. Los que teméis al Señor, amadlo, y vuestros corazones
se verán iluminados. Mirad, hijos míos, las generaciones que os han precedido, y
daos cuenta de esto: ¿Quién puso su confianza en el Señor y resultó engañado?
¿Quién cumplió sus mandatos y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y se vio
defraudado? Porque Dios es compasivo y misericordioso, y en el tiempo de la
tribulación perdona sus pecados a todos los que lo buscan con sinceridad" 482.
"¡Ay de aquel de doble corazón, labios criminales y
manos malhechoras; y del pecador que va por la tierra siguiendo dos caminos! ¡Ay
de los disolutos de corazón, que no confían en Dios, y por eso Él no los
protege! ¡Ay de aquellos que han perdido su perseverancia y, abandonando el
recto camino, se han metido por senderos tortuosos! ¿Qué vais a hacer cuando
Dios comience a pasaros la cuenta? Quienes remen al Señor no se mostrarán
remisos a su palabra; quienes lo aman seguirán su camino. Los que sienten temor
del Señor indagarán cuáles son sus deseos. Los que lo aman se sentirán
satisfechos con su ley. Aquellos que temen al Señor le dispondrán sus corazones
y, ante su presencia, procurarán que sus almas se muestren limpias. Los que
temen al Señor observan sus mandamientos; tendrán paciencia hasta el día del
juicio, diciendo: Si no practicamos la penitencia, caeremos en manos de Dios y
no en manos de los hombres. Porque, lo mismo que es su grandeza, así es la
misericordia que con él mostrará" 483.
"Hijos de la sabiduría integran la asamblea de los
justo e hijos suyos son la obediencia y el afecto. Escuchad el consejo de
vuestro padre, queridos hijos, y obrad según el mismo para que podáis salvaros" 484.
Dos versículos más adelante: "El que ama a Dios rogará por sus pecados y
se apartará de ellos; cada vez que eleve su oración, será escuchado. El que
honra a su madre es como el que acumula un tesoro. El que honra a su
padre encontrará la alegría entre sus hijos. El que honra a su padre gozará de
larga vida. La que honra a su padre servirá de consuelo a su madre. El que teme
a Dios honra a sus padres: servirá como a señores a quienes lo engendraron. En
toda circunstancia honra a tu padre, de palabra y de obra, para que venga sobre
ti la bendición del Señor" 485.
Tres versículos después: "No te alegres de la deshonra de tu
padre" 486.
Y otros tres más adelante: "Hijo, acoge a tu padre en su vejez y no le
des disgustos en su vida. Y si llegara a perder la razón, sé comprensivo con él
y no lo desprecies por estar tú en plenitud de fuerzas" 487.
Cuatro versículos después "¡Qué infame es el que abandona a su padre!
Maldito de Dios es el que irrita a su madre. Hijo mío, realiza tus obras con
modestia, y tu gloria superará a la de los demás. Cuanto más grande seas,
humíllate más ante todos y hallarás gracia ante Dios. Porque el trono de Dios es
poderoso y es honrado en los humildes. No busques comprender lo que está por
encima de ti ni pretendas escudriñar lo que supera tus fuerzas: a lo que en todo
momento debes atender es a lo que Dios te ha proporcionado; no muestres
curiosidad por lo demás. No tienes necesidad de lo que está escondido" 488.
Tres versículos después: "A muchos los perdió su temeridad, y su
inteligencia se trastornó en su vanidad. Un corazón malvado recibirá su castigo
al final de su vida: el que ama el peligro, en él perecerá. El corazón que sigue
los caminos no tendrá éxito: en ellos se perderá el corazón depravado. El
corazón infame se verá agobiado en medio de calamidades, y el pecador se hundirá
más aún en sus pecados" 489.
Dos versículos después: "El corazón sencillo medita en su sabiduría; el
oído discreto escuchará con el mayor afán la sabiduría. El corazón inteligente y
sabio se apartará de los pecados y tendrá éxito en sus obras de justicia. El
agua extingue el fuego ardiente, y la limosna sirve de defensa ante los pecados:
Dios tiene en cuenta para el futuro a aquel que se muestra agradecido, y en el
momento de tu desgracia encontrarás apoyo" 490.
"Hijo, no le niegues tu limosna al pobre ni apartes
del pobre tus ojos. No menosprecies al alma hambrienta ni exasperes al pobre en
su indigencia. No aflijas al corazón del necesitado y no demores tu dádiva al
menesteroso. No pases por alto la súplica atribulada ni vuelvas tu rostro
apartándolo del necesitado. No apartes tus ojos del necesitado, no sea que
provoques su enojo, Y no dejes que los suplicantes se alejen de ti
maldiciéndote: la plegaria de quien maldice en su amargura será atendida, y Dios
escuchará a quien la pronunció. Muéstrate amable con el grupo humano de los
pobres; humilla tu alma ante el anciano; humilla tu cabeza ante el poderoso.
Presta oídos al pobre; dirígele con sencillez palabras amables. Libera a quien
sufre injusticia de manos del soberbio y no te muestres amargado de espíritu. En
el momento de juzgar, sé misericordioso con los huérfanos, como si fueras su
padre, y pórtate con su madre como un marido, y serás como obediente hijo del
Altísimo, y Él tendrá hacia ti más comprensión que una madre" 491.
"La sabiduría infundió vida a sus hijos, acoge a
quienes la buscan, y los mantendrá en el camino de la justicia. Quien la ama,
ama la vida. Quienes madrugaren para ir a su encuentro, encontrarán la paz que
ella proporciona. Quienes la poseyeren, heredarán la vida; y adondequiera que
llegue, Dios lo bendecirá. Quienes le sirven, serán gratos al Santo; a quienes
la aman, Dios los ama. El que la escucha se convierte en juez de las gentes. El
que pone en ella su atención, podrá mostrarse confiado. Si alguno deposita en
ella su confianza, será su heredero, y sus descendientes mantendrán esa
herencia. En medio de la tentación caminará en su compañía, y lo elegirá entre
los primeros. Traerá sobre él el temor, el miedo y las pruebas, y lo atormentará
en las exigencias de su doctrina, hasta que lo vea fortalecido en sus principios
doctrinales y pueda confiar en su alma. Y le devolverá el vigor, y de nuevo se
llegará directamente a él, le revelará sus secretos y. acumulará sobre él el
tesoro de la ciencia y el conocimiento Fe la justicia. En cambio, si se mostrare
remiso, lo abandonará a su suerte y lo entregará en manos de su enemigo" 492.
"Hijo, espera el momento oportuno y evita el mal. No
te avergüences de decir la verdad: es a favor de tu alma. Hay una vergüenza que
redunda en recado, y una vergüenza que redunda en gloria y en gracia. No aceptes
el prestigio que va contra tu auténtico prestigio, ni admitas la mentira que
redunda en perjuicio de tu alma. Cuando tengas una desgracia, no sientas
vergüenza ante tu prójimo, ni guardes silencio cuando tienes la oportunidad de
hacer un favor. Pues la sabiduría se pone de manifiesto al hablar; la
inteligencia, la ciencia y el saber se muestran en las palabras de la verdad, y
la firmeza, en la práctica de la justicia. No te opongas en modo alguno a la
verdad, pero avergüénzate de tu falta de erudición. No te dé vergüenza de
arrepentirte de tus pecados, pero no te sometas a un hombre por el pecado. No te
enfrentes a la personalidad del poderoso, ni intentes ir contra la fuerza de la
corriente. Lucha valientemente por la justicia en defensa de tu alma, y pelea
hasta la muerte en favor de la justicia; y Dios combatirá por ti a tus enemigos.
No seas de lengua fácil, e indolente y remiso en tus obras. No seas en tu casa
como un león que espanta a tu servidumbre; no oprimas a tus servidores. No
tengas mano extendida para recibir y cerrada para dar" 493.
"No pongas tu confianza en riquezas mal logradas, ni
digas: Mi vida me es suficiente, porque de nada va a servirte en el día del
juicio y de la rendición de cuentas. No sigas la concupiscencia de tu corazón y
no digas: ¿Cómo he podido hacerlo? o ¿quién va a exigirme responsabilidades por
mis actos?, pues cuando Dios exija responsabilidades, te exigirá las tuyas. No
digas: He pecado, ¿qué desgracia puede sucederme?, pues el Altísimo es un
pagador paciente. Aunque hayas purgado tus pecados, no dejes de sentir temor por
ellos, y no añadas culpa sobre culpa. Y no digas: La misericordia de Dios es
grande, y se compadecerá de mis muchos pecados, pues de Él emana al punto la
misericordia y la ira y su cólera descarga sobre los pecadores. No retrases el
convertirte al Señor, y no lo dejes de un día para otro, porque su ira se
desencadena de repente y te aniquilará el día del juicio. No te afanes por
sentirte seguro en las riquezas mal logradas, pues de nada van a servirte en el
día del juicio y de la rendición de cuentas" 494.
"No te expongas al soplo de todos los vientos ni
eches a andar por todos los caminos: así es como el pecador es puesto en
evidencia por su doble lengua. Mantente firme en el camino de Dios, en la
sinceridad de tus sentimientos y en tus convicciones, y tras de ti irá palabra
de paz y de justicia. Muéstrate humilde para escuchar la palabra de Dios, de
modo que puedas comprenderla; y con esa sabiduría, ofrece respuestas verdaderas.
Si sabes la solución, preséntasela a tu prójimo; de lo contrario, ponte la mano
sobre la boca, no vaya a ser que seas puesto en evidencia por tu insensata
palabra y recriminado por ello. En las palabras del hombre prudente están el
honor y la gloria; en cambio, en la lengua del imprudente se halla su propia
ruina. Que no te llamen "chismoso", ni seas puesto en evidencia por tu propia
lengua y se te recrimine por ello. Sobre el ladrón recae la vergüenza y el
castigo; sobre el hombre de doble lengua, la peor reputación: ,al chismoso lo
acompañan el odio, la enemistad y el desprecio. Disculpa por igual al humilde y
al poderoso" 495.
"No te conviertas en enemigo de tu prójimo, en vez
de ser amigo suyo: el malvado se hará acreedor de la crítica y del desprecio;
todo pecador es envidioso y de doble lengua. No te enorgullezcas cuando
consideres lo que es tu vida, fuerte como un toro, no sea que por tu necedad tu
propia fuerza te destroce" 496.
Siete versículos después: "Ten abundantes
amigos, pero sólo uno entre mil sea tu confidente. Cuando consigas un amigo,
hazlo sometiéndolo a una prueba, y no te apresures a confiarte a él. Hay amigos
que lo son según las circunstancias, y su amistad se desvanece en el momento de
la desgracia. También hay amigos que se convierten en enemigos, y amigos que te
dejarán inerme cuando sobrevenga una disputa, una riña, un pleito. Hay amigos
que te acompañan a la mesa pero que no permanecerán a tu lado el día en que se
presente la necesidad. Si el amigo mantuviera fielmente su lealtad, ser para ti
como otro tú, y se comportará entre los miembros de tu familia con toda
confianza. Si ante ti se mostrara humilde y se ocultara de tu presencia, tendrás
una amistad cordial y buena. Mantente alejado de tus enemigos y guárdate de tus
amigos. Un amigo fiel es una poderosa defensa: quien lo encuentra, encuentra un
tesoro. Nada es comparable a un amigo fiel; y frente al valor de su fidelidad,
nada valen ni el oro ni la plata. El amigo fiel es una medicina de vida y de
inmortalidad: quienes temen al Señor, lo encuentran. El que teme a Dios poseerá
también una buena amistad; porque según se comporta él, así será su amigo" 497.
"Hijo, desde tu juventud busca la sabiduría, y
encontrarás la sapiencia hasta tu ancianidad. Acércate a ella como quien ara y
siembra, y espera sus buenos frutos. Tendrás que esforzarte un poco en su
trabajo, pero pronto comerás de sus productos. ¡Cuán excesivamente agotadora
resulta la sapiencia para los hombres incultos: el insensato no permanece en
ella! ¡Pesará sobre ellos como una piedra agobiante, y no tardarán en
desembarazarse de ella!" 498.
Dos versículos después: "Sin embargo, para quienes conozcan la sabiduría,
ésta permanecerá con ellos hasta llegar a presencia de Dios. Escucha, hijo; oye
mi sabio consejo y no lo rechaces. Introduce tu pie en sus cepos y tu cuello en
su argolla. Ponla encima de tus hombres, carga con ella y no te incomodes por
sus ataduras. Acércate a ella con todo tu entusiasmo y observa con todas tus
fuerzas sus caminos. Síguela tras sus huellas y se te manifestará, y cuando la
hayas atrapado no la dejes escapar: al fin encontrarás en ella el descanso y se
te transformará en gozo. Sus cepos se te volverán defensa de tu fortaleza y
fundamento de virtud, y sus argollas ornamento de gloria" 499.
Y cuatro versículos después: "Hijo, si me escucharas, aprenderías; y si
acomodaras tu vida a mis palabras, serías sabio. Si me prestaras oídos,
recibirías mis enseñanzas; y si te gustara oír, serías sabio. Asiste a las
reuniones de los ancianos prudentes y participa cordialmente de su sabiduría,
para que puedas oír toda conversación que tenga a Dios por tema, y no se te
escapen los proverbios que aluden a su gloria. Si vieras a algún hombre
prudente, no lo pierdas de vista, y que tu pie desgaste el umbral de su puerta.
Medita en los preceptos de Dios y, sobre todo, ejercítate en sus mandamientos, y
Él te proporcionará un corazón animoso, y se te dará el ansia de saber" 500.
"No hagas el mal, y el mal no te alcanzará. Aléjate
de lo inicuo, y la maldad estará lejos de ti. No siembres el mal en los surcos
de la injusticia y no lo cosecharás septuplicado. No pidas al hombre un puesto
de gobierno ni al rey un sitial de honor. No te disculpes ante Dios, porque Él
conoce tu corazón; ni quieras ante el rey aparecer como sabio. No pretendas que
se te nombre juez si no tienes fuerzas suficientes para reprimir las
injusticias, no sea que te atemorices ante la mirada del poderoso y, en tu
ligereza, provoques el escándalo. No cometas el mal entre la muchedumbre de la
ciudad y no te enfrentes al pueblo: no te ates a un doble pecado, pues ni con
uno solo resultarás inmune. No Seas apocado en tu vida. No desdeñes orar y hacer
limosna. No digas: Dios me tendrá en cuenta mis muchas dádivas y aceptará
mis ofrendas cuando se las presente al Dios altísimo. No te burles del
hombre sumido en la amargura, porque quien humilla y enaltece es Dios. No
tiendas trampas contra tu hermano, ni hagas eso mismo contra tu amigo. No
acumules mentira sobre mentira: esa persistencia acarrea desgracia. No
seas parlanchín en la asamblea de los ancianos" 501.
Doce versículos después: "No maltrates al siervo que trabaja con
sinceridad, ni al asalariado que deja su vida en el trabajo Ama al siervo
prudente como a tu propia vida: no le niegues la libertad ni lo dejes sin
recursos" 502.
Dos versículos después: "¿Tienes hijos? Instrúyelos" 503.
"¿Tienes rebaños? Cuida de ellos" 504.
"¿Tienes hijas? : Vela por sus cuerpos. No muestres ante ellas un rostro
risueño. Casa a tu hija, y habrás hecho una obra importante; pero cásala con un
hombre prudente. Si tienes una mujer conforme a tus sentimientos, no la
repudies; pero si te resulta odiosa: no te confíes a ella con todo tu corazón.
Honra a tu padre y no te olvides de los lamentos de tu madre. Recuerda que, de
no haber sido por ellos, no existirías. Págales teniendo en cuenta cuánto han
hecho por ti" 505.
"Teme a Dios con toda tu alma y venera a sus
sacerdotes. Ama a Dios con todas tus fuerzas y no te olvides de sus ministros.
Honra a Dios con toda tu alma y venera a sus sacerdotes" 506.
Seis versículos después: "Tiende tu mano al pobre, para que tu bendición
sea completa. Muéstrate dadivoso con todo viviente, y tampoco niegues tu dádiva
a los muertos. No niegues tu ayuda a los que lloran mientras suplican; acompaña
en su pena a los afligidos. No te avergüence visitar a los enfermos: por ello te
harás más entrañable en su afecto. En todas tus acciones acuérdate del
día de su muerte, y jamás pecarás" 507.
"No pleitees contra un hombre poderoso, no sea que
caigas en sus manos. No te enfrentes a un hombre rico, no vaya a ser que el
pleito se vuelva contra ti. El oro ha echado a perder a muchos: alcanza hasta el
corazón de los reyes y lo transforma. No disputes con un hombre lenguaraz:
estarías echándole leña a su fuego" 508.
Dos versículos después: "No desprecies al hombre que se arrepiente de su
pecado ni le dirijas reproches: recuerda que todos somos culpables. No
desprecies al hombre que ha llegado a su ancianidad, porque también nosotros
envejeceremos. No te alegres porque alguien haya muerto, teniendo en cuenta que
todos moriremos y no nos gustaría que ello causara alegría. No desprecies las
enseñanzas de los ancianos sabios, sino procura prestar atención a sus
sentencias, pues de ellos aprenderás la ciencia y podrás, con todo derecho,
colaborar con los poderosos. No se te pasen por alto las tradiciones de los
ancianos, pues también ellos las aprendieron de sus padres: de ellas aprenderás
la sabiduría y la respuesta apropiada en el momento necesario" 509.
Dieciséis versículos después "No confíes tu secreto a los estúpidos, pues
no sabrán apreciar más que lo que les complace. No reveles tu secreto delante de
un extraño, pues no sabes qué consecuencias desencadenara" 510.
Dos versículos más adelante: "No sientas
celos de la mujer que amas" 511.
Siete versículos después: "No desees lujuriosamente a una virgen, no sea
que incurras en los castigos que velan por su decoro. No expongas tu alma en
prostíbulo alguno entregándote a las prostitutas, no sea que te pierdas tú y tu
hacienda" 512.
Dos versículos después: "Aparta tu mirada de la mujer acicalada y no
mires una beldad que pertenece a otro" 513.
Doce versículos después: "No abandones a un amigo de siempre, porque el
nuevo no será semejante a aquél. El amigo nuevo es como el vino nuevo:
envejecerá y entonces lo beberás con gusto. No sientas envidia de la fama y de
las riquezas del pecador, pues no sabes cuál será la suerte que le aguarda. No
te sientas atraído por la injusticia de los injustos" 514.
Dos versículos después: "Mantente lejos del hombre que tiene potestad
para matar y no te asaltará el temor a la muerte. Y si te acercaras a él, no lo
ofendas en nada, no sea que te quite la vida" 515.
Cuatro versículos más adelante: "Ten trato con los sabios y los
prudentes. Que tus invitados sean hombres justos y que tu gloria se base en el
temor de Dios" 516.
Después de cincuenta y cuatro versículos:
"Una generación de hombres será gloriosa si teme a Dios; en cambio, una
generación de hombres será despreciable si hace caso omiso de los mandatos de
Dios. En medio de los hermanos, el jefe ocupa el lugar de honor; a los ojos
del Señor, el honor lo reciben quienes le temen. La gloria de los ricos, de
los hombres ilustres y de los pobres es el temor de Dios. No hay que despreciar
al hombre justo, pero pobre, ni hay que ensalzar al pecador rico. Grande es el
juez, y honorable resulta d poderoso; pero no es mayor que aquel que teme a
Dios. los hombres libres sirven al siervo prudente. El varón prudente y
disciplinado no murmurará cuando se le corrige" 517.
Cinco versículos después: "Hijo, conserva tu alma en la humildad y
tribútale el honor que se merece" 518.
Seis versículos más adelante: "La sabiduría
del hombre pobre es la que le hace levantar la cabeza y lo lleva a sentarse en
medio de los poderosos. No alabes a nadie por su hermosura ni desprecies a
ninguno por su fealdad. Entre los volátiles, la abeja es un animal pequeñito,
pero fabrica el producto más dulce de todos. Jamás bases la gloria en el vestido
ni te ensoberbezcas el día en que triunfes" 519.
Seis versículos después: "No censures a nadie antes de haber recabado de
él información; no te entremetas a hablar en medie de los ancianos. No pleitees
por asunto que a ti no te incumba ni te inmiscuyas en litigio de pecadores. Hijo
mío no te metas en demasiadas controversias: aunque fueras rico, no estarías
libre de culpabilidad. Por mucho que corrieras no los alcanzarías; ni tampoco
podrías escapar, por mucho que huyeras" 520.
Veinte versículos después: "No pongas tu confianza en obras de pecadores:
confía en Dios y persevera en tu deber" 521.
Catorce versículos después: "No consideres feliz a ningún hombre antes de
que haya muerto" 522.
Tras un versículo más: "No introduzcas en tu casa a cualquier persona,
pues las maquinaciones del tramposo son abundantes. Igual que los vientres de
los niños eructan; igual que la perdiz es atraída a la trampa y la cabra al
lazo, así es también el corazón de los soberbios: como el espectador que
contempla la desgracia de su prójimo. El insidioso convierte lo bueno en malo, y
provoca defectos en lo que se considera intachable. De una sola chispa se
origina un gran incendio; de un solo insidioso se incrementa el derramamiento de
sangre, pues el hombre vil está al acecho de la sangre. Apártate del malvado,
pues maquina maldades, no sea que haga caer sobre ti un escarnio imperecedero.
Acoge en tu casa al forastero, y te perturbará con sus alborotos y te hará
extraño a tus propios familiares" 523.
"Si haces el bien, ten en cuenta a quién se lo
haces, y en tu haber se contabilizará una buena recompensa. Haz bien al justo, y
hallarás una gran retribución, si no de él, al menos de Dios. No existe provecho
para quienes practican asiduamente el mal y no dan limosna, porque el Altísimo
odia al pecador y se muestra misericordioso con quien practica la penitencia. Da
al misericordioso y no ayudes al pecador" 524.
"Haz el bien al humilde y no des al impío. Impide que le proporcionen recursos,
no sea que en ellos llegue a ser más poderoso que tú. Descubrirás que, a todos
los bienes que hayas hecho, se te corresponderá con males duplicados, porque
también el Altísimo odia a los pecadores, v a los impíos les hace sentir su
venganza" 525.
Cuatro versículos más adelante: "No te fíes
jamás de tu enemigo, pues del mismo modo que al bronce, su maldad lo cubre de
herrumbre. Y aunque camine encorvado y lleno de humildad, mantén despierta tu
atención y guárdate de él. No lo coloques cerca de ti, y no se siente a tu
diestra, no sea que, cambiando, ocupe tu lugar, y poniéndose en tu puesto se
apodere de tu asiento, y a la postre descubras la verdad de mis palabras, y
sientas congoja al recordar mis advertencias ¿Quién se compadecerá del
encantador de serpientes mordido por una de ellas, o de quienes se acercan a
todo tipo de fieras? De igual modo, el que anda en compañía del hombre inicuo se
ve envuelto en sus maldades. Permanecerá contigo una hora: si ve que vacilas, no
te sostendrá. El enemigo muestra dulzura en sus labios, pero en su corazón urde
maquinaciones para atraerte a la trampa. El enemigo deja ver lágrimas en
sus ojos, pero si se presentara la ocasión, no se vería saciado de sangre. Si te
sobrevienen desgracias, allí lo encontrarás el primero. El enemigo dejará ver
lágrimas en sus ojos y, fingiendo ayudarte, te echará la zancadilla. Moverá su
cabeza y aplaudirá, y con muchos murmullos cambiará de semblante" 526.
Sesenta y un versículos después: "Buena es la
riqueza de cuya conciencia no existe pecado; muy mala es la pobreza en boca del
impío" 527.
Tres versículos más adelante: "Dichoso el varón que no se deja arrastrar
por las palabras; que salen de su boca y no se ve empujado al remordimiento del
pecado. Feliz el que no sintió tristeza de alma y no perdió su esperanza. Para
el hombre tacaño y avaro la riqueza carece de sentido. ¿De qué sirve el oro al
hombre envidioso? 528.
Tras catorce versículos más: "Hijo mío, si puedes hazte el bien a ti
mismo, y preséntale a Dios ofrendas dignas. Ten en cuenta que la muerte no tarda
en llegar, y que lo que entonces ha contado para ti es el testamento que se haga
en la otra vida; pues el testamento de este mundo de existir en el momento de la
muerte, Antes de morir haz el bien a tu amigo y, según tus posibilidades,
extiende tu mano dadivosa al pobre" 529,
Dieciséis versículos más adelante: "Dichoso el varón que muera en la
sabiduría, que medite en su justicia y reflexione en la prudencia de Dios: el
que observa en su corazón los caminos del Señor y trata de penetrar sus
secretos" 530.
Veinticinco versículos más adelante: "Los
hombres necios no la alcanzarán; pero los sensatos se encontrarán con ella. No
la verán los necios, pues ella está lejos de la soberbia de la mentira, Los
mentirosos no se acordarán de ella; pero los hombres veraces se hallarán en ella
y tendrán la suerte de contemplar a Dios. No resulta decorosa la alabanza en la
boca del pecador, porque la sabiduría emana de Dios. La alabanza corre pareja a
la sabiduría de Dios: será abundante en la boca del fiel, y el Poderoso se la
concederá" 531.
"No digas: de Dios procede mi culpa; no hagas lo que
Él odia. No digas: Él me ha inducido, pues no tiene necesidad de hombres impíos.
Dios aborrece toda abominación, y ésta no resultará grata a quienes los temen.
Dios creó al hombre desde el comienzo y lo dejó en manos de sus propias
decisiones. Le dictó sus mandamientos y sus preceptos: si quisieras, sus
mandamientos te mantendrán a salvo, y el considerar que su fidelidad es grata
para siempre. Te proporcionó el agua y el fuego: extiende tu mano hacia lo que
quieras. Ante el hombre está la vida y la muerte: lo que a uno le plazca, se le
concederá. Porque grande es la sabiduría de Dios, y fuerte es en su poderío
viendo a todos sin excepción. Los ojos de Dios están dirigidos a quien lo teme:
Él juzga todas las obras del hombre. Él no ha ordenado a nadie que obre
impíamente, y a nadie le ha dado permiso para pecar. No desea tener una
muchedumbre de hijos infieles e inútiles" 532.
"No te alegres de tener muchos hijos, si es que
éstos son impíos. No te ufanes de ellos si carecen de temor de Dios. No pongas
tu confianza en su vida ni des crédito a sus trabajos, pues mejor es un único
hijo temeroso de Dios que mil hijos impíos. Es preferible morir sin descendencia
a dejar tras de sí hijos impíos" 533.
Veintiún versículos más adelante: "No digas:
Me esconderé de Dios; ¿quién se acordará de mí allá, en el cielo? 534.
Un poco después: "No están ocultas las acciones que cometieron por su
iniquidad, y todas sus iniquidades se hallan a la vista de Dios. La limosna del
hombre es como un aval firmado con él; como a la niña de sus ojos cuidará los
favores hechos por el hombre; más adelante se levantará, y a cada uno en
particular le asignará su recompensa, y llegará hasta lo más recóndito de la
tierra. Sin embargo, a quienes se arrepienten les ofrece siempre la oportunidad
de justificarse; ayuda a mantener su firmeza a los que vacilan, y les procura la
ocasión de encontrar la verdad. Vuélvete a Dios y abandona tus pecados. Póstrate
suplicante ante su presencia y trata de disminuir tu falta. Conviértete a Dios,
aléjate de tu injusticia y odia profundamente la abominación" 535.
Nueve versículos después: "¡Cuán grande es la misericordia de Dios y el
perdón para quienes retornan a Él! No todo es posible entre los hombres, porque
el hijo de hombre no es inmortal" 536.
Treinta versículos más adelante: "Se apiadará
de los que practican la doctrina de la misericordia y de quienes se apresuran a
cumplir sus preceptos. Hijo mío, al hacer favores no ofendas, y al hacer
cualquier donativo no digas palabra que pueda causar aflicción. ¿Acaso el rocío
no refresca el calor? Del mismo modo, mejor es una palabra amable que un buen
donativo. Pues ¿no es preferible una palabra amable a un buen obsequio? El
hombre santo compagina ambas cosas. El necio lanza humillantes reproches, y el
donativo del orgulloso hace daño a los ojos. Antes de un juicio pertréchate de
justicia, y antes de hablar aprende. Antes de enfermar, procura la medicina;
antes de un juicio, interrógate a ti mismo, y encontrarás compasión a los ojos
de Dios. Antes de caer enfermo, humíllate, y en el tiempo de tu enfermedad
demuestra que te has arrepentido. No difieras tu ofrenda un día tras otro, ni
esperes a arrepentirte hasta el día de la muerte, porque la recompensa de Dios
perdura eternamente. Antes de hacer tu ofrenda, dispón tu alma, y no seas como
el hombre que tienta a Dios" 537.
Al cabo de seis versículos: "El hombre sabio en todas las cosas
vive con temor, y en el día del pecado se preservará de la culpa" 538.
Cinco versículos después: "No vayas detrás de tus pasiones, e imponte a
tu voluntad, pues si permites a tu alma cumplir sus deseos concupiscentes, te
convertirá en el hazmerreír de tus enemigos. No te sumerjas en los placeres
mundanos ni te deleites con los inmoderados" 539.
Cinco versículos más adelante: "El que
menosprecia las cosas pequeñas, poco a poco se arruina. El vino y las
mujeres; hacen que los sabios se extravíen, y dejan en evidencia a los
sensatos" 540.
Cuatro versículos después: "Quien al punto cree, es débil de corazón y se
verá amenazado; quien defrauda a su alma, a sí mismo se hace daño" 541.
Dos versículos después: "El que odia la murmuración erradica la maldad" 542.
Ocho versículos más adelante: "Si he escuchado alguna habladuría contra
tu prójimo, quede sepultada en ti; seguro de que no te destrozará. El
necio, por la presencia palabra, siente dolores de parto, como la parturienta
ante e llanto de la criatura. Una flecha clavada en el muslo carnoso: así es la
palabra en la boca del necio. Pregunta a tu amigo no sea que no te haya
entendido y te diga: No lo he hecho, y si lo ha hecho, para que no lo repita.
Pregunta a tu amigo aunque no lo haya dicho; y si lo ha dicho, para que no lo
repita. Pregunta a tu amigo, pues a menudo se comete calumnia. Y no des crédito
a cualquier palabra. Hay quien con su lengua comete un desliz, aunque sin
intención, pues ¿quién no ha pecado jamás con su lengua? Pregunta a tu prójimo
antes de amenazarlo. Dale su oportunidad al temor de Dios, porque toda sabiduría
temor de Dios es, y en ella se halla el temor a Dios" 543.
Cinco versículos después: "Es mejor el hombre que carece de sabiduría, y
careciendo de ella vive en temor de Dios, que aquel otro que es profundamente
inteligente y transgrede la ley del Altísimo" 544.
Dieciséis versículos después: "¡Cuánto mejor
es persuadir con argumentos que imponerse por la ira!" 545.
Doce versículos después: "El que detenta injustamente el poder se hace
odioso" 546.
Ocho versículos después: "Quien se muestra sabio en sus palabras se hace
amable" 547.
Trece versículos después: "El desliz de una lengua falsa es como el que
se da un batacazo en el suelo: así de veloz llega la desgracia de los malos. Un
hombre sin gracia es como un chascarrillo insulso repetido en boca de gente
mentecata. Un chascarrillo salido de la boca de un necio resulta molesto, porque
lo dice en momento inoportuno" 548.
Dos versículos después: "Hay quien, por timidez, pierde su alma, y quien,
ante la presencia de un necio, es también capaz de perderla: se perderá por
respetos humanos. Hay quien, por vergüenza, hace promesas a un amigo, y quien,
por cosa sin importancia, se crea un enemigo. Oprobio nefando es en el hombre la
mentira, y estará continuamente en la boca de la gente mentecata. Preferible es
un ladrón a un mentiroso habitual, aunque ambos heredarán la perdición. Las
costumbres de las personas mentirosas carecen de honor, y la vergüenza los
acompañará en todo momento. El sabio se acredita a sí mismo con sus palabras" 549.
Cuatro versículos después: "Regalos y dones ciegan los ojos de los
jueces, y, como si su boca estuviera muda, no les hace censuras. Sabiduría
escondida y tesoro oculto, ¿qué utilidad tiene una y otro? Es mejor el hombre
que oculta su estupidez que el que oculta su sabiduría" 550.
"Hijo, has pecado: no vuelvas a hacerlo; pero ruega
también por los pecados anteriores, para que te sean perdonados. Huye de los
pecados como de la presencia de una serpiente, porque si te acercas a ellos te
morderán. Sus dientes de león son dientes que matan las almas de los hombres.
Toda iniquidad es como un hacha de doble filo: su herida no tiene remedio" 551.
Cuatro versículos después: "El que odia la represión sigue las huellas
del pecador; quien teme a Dios, se arrepiente de todo corazón" 552.
Cinco versículos después: "El camino de los pecadores está sembrado de
piedras, y su final son los infiernos, las tinieblas y los castigos. Quien
observa la ley, dominará sus pasiones. El cumplimiento del temor de Dios es la
sabiduría y la inteligencia" 553.
"Cuando el sabio escucha alguna palabra prudente, la alabará y la asimilará; la
escucha un disoluto, y le desagradará y la echará a sus espaldas. La explicación
de un necio es como un fardo cuando se va de viaje; pero en los labios del
inteligente resulta grata. En la asamblea se solicita la opinión del hombre
prudente, y los oyentes sopesarán en sus corazones las palabras que diga" 554.
Dos versículos después: "Para el estúpido, la sapiencia resulta como
grilletes en sus pies y como esposas colocadas en su mano derecha. El necio, al
reír, levanta la voz; en cambio, el hombre prudente sonríe apenas en silencio.
Un ornamento de oro resulta para el prudente la sapiencia, y como brazalete en
su brazo derecho" 555.
Ocho versículos después: "En la boca de los necios está su corazón; en el
corazón de los sabios está su boca. Cada vez que el impío maldice al diablo,
maldice a su propia alma. El murmurador mancha su propia alma, y resulta odioso
para todos; quien persista en la murmuración, se hará odioso; el hombre callado
y prudente será honrado" 556.
"El vago es apedreado con pellas de barro, y todos
se mofarán de su infamia" 557.
Cuatro versículos después: "Una hija prudente será una herencia para el
marido que tenga; en cambio, la que provoca escándalos es motivo de afrenta para
su padre. La desvergonzada deshonra al padre y al marido; no se verá amenazada
por los impíos; en cambio, será despreciada por aquellos dos. La música en un
duelo es como una narración en un momento inoportuno; pero los azotes y las
enseñanzas son en todo momento sabiduría. El que intenta enseñar a un estúpido
es como quien intenta arreglar un cacharro de barro que se ha roto. Quien habla
al que no entiende es como el que trata de despertar a un durmiente sumido en
profundo sueño; como quien habla a un tonto que dice a la postre: ¿Quién anda
ahí? Llora por un muerto pues su luz se extinguió; y llora por un necio, pues se
extinguió su inteligencia. Llora poco por un muerto, porque alcanzó el reposo;
para el fatuo, en cambio, su inútil vida es peor que la muerte. Siete días dura
el duelo por un muerto; en cambio, el de un necio y el de un impío dura todos
días de su vida" 558.
Veintiún versículos después: "Quien lanza una piedra contra los pájaros,
los espanta; del mismo modo, quien agravia a un amigo disuelve la amistad.
Aunque hayas desenvainado tu espada ante el amigo, no desesperes, pues hay
posibilidad de volver de nuevo. Si has abierto contra el amigo tu boca
desabrida, no temas, pues posibilidad de reconciliación, excepto si ha habido
escarnio, dicterio, soberbia, revelación de secretos, o golpes traicioneros: un
amigo se pierde por todo ello" 559.
Diez versículos después: "¡Quién pusiera un centinela a mi puerta y un
sello seguro sobre mis labios, para no sucumbir por ellos y para que mi lengua
no me pierda!" 560.
"Señor, padre y dueño de mi vida: no me abandones ni
me dejes caer en sus manos. ¿Quién aplicará el látigo a mi forma de pensar, y a
mi corazón la disciplina de la sabiduría, para que su ignorancia no me perdone
ni le pasen inadvertidos mis pecados, con el fin de que mi ignorancia no se
incremente, ni se multipliquen mis culpas, ni se desborden mis pecados, y no
caiga en presencia de mis adversarios y se alegre mi enemigo? Señor, padre y
Dios de mi vida: no me abandones a su capricho. No me permitas tener ojos
altaneros; aparta de mí toda concupiscencia. Aleja de mí la gula; y que la
lujuria no se apodere de mí; no me dejes caer en una vida irreverente e
insulsa" 561.
"Escuchad, hijos, las enseñanzas que se refieren a la boca; aquel que las
observare, no perecerá por sus labios ni será motivo de escándalo en depravadas
situaciones. El pecador se ve sorprendido en su propia vanidad; el soberbio y el
murmurador se ven escandalizados en sus propias palabras. No se acostumbre tu
boca al juramento; mucha desgracia hay en ello. No se acostumbre tampoco tu boca
a pronunciar el nombre de Dios, ni se habitúe a emplear los nombres de los
santos, porque no escaparás inmune de ellos. Del mismo modo que un esclavo
sometido habitualmente a interrogatorio no se ve libre de cardenales, así
tampoco estará exento de pecado cualquiera que está dispuesto en todo momento a
jurar y a invocar el nombre de Dios. El hombre habituado a jurar se verá lleno
de iniquidad, y el azote no se apartará de su casa. Si dejara de cumplir su
juramento, su delito caerá sobre él; y si jurara a la ligera, su pecado será
doble; y si jurara en vano, no tendrá disculpa: su casa se verá llena de penas" 562.
Cuatro versículos después: "Que tu boca no se
acostumbre a la torpeza, pues en ella hay palabras pecaminosas. Acuérdate de tu
padre y de tu madre, pues te encuentras en medio de poderosos, no sea que Dios
se olvide de ti en presencia de éstos y, entontecido por tu forma habitual de
ser, recibas desprecios, y hubieras preferido no haber nacido y maldigas el día
de tu nacimiento. El hombre acostumbrado a pronunciar improperios no se
corregirá en todos los días de su vida. Dos tipos de personas abundan en
pecados, y un tercero se hace acreedor de mi ira y de su perdición. Un alma
apasionada es como fuego ardiente que no se extingue hasta que devora
completamente algo; el hombre lujurioso dominado por su carne no parará hasta
que extinga su fuego" 563.
"Todo hombre que mancilla su lecho muestra desprecio hacia su propia alma al
decirse: ¿Quién me ve? Me envuelve la oscuridad, me ocultan las paredes y nadie
me observa. ¿A quién puedo temer? El Altísimo no se acordará de mis pecados. Y
no se da cuenta de que el ojo de Dios lo contempla, porque el temor hacia el
hombre desplazará de su alma el temor de Dios, siendo los ojos de los hombres
los que lo atemorizan. Y no comprende que los ojos del Señor son, con mucho, más
brillantes que el sol, y que otean todos los caminos humanos y la profundidad
del abismo, penetrando hasta los rincones más recónditos en el corazón de los
hombres" 564.
Un poco después: "Si no has cosechado en tu
juventud, ¿cómo puedes encontrar en tu vejez? ¡Qué bien le cuadra el juicio a
las canas y a los ancianos el saber aconsejar! ¡Qué bien les cuadra la sapiencia
a las personas mayores y a los nobles la inteligencia y el discernimiento!
Corona de los ancianos es su mucha experiencia; y su gloria, el temor de Dios" 565.
Diez versículos después: "El temor de Dios lo recupera todo. Dichoso a
quien se le concedió poseer temor de Dios. Aquel que lo posee, ¿a quién
compararlo?" 566.
Veinte versículos después: "No te pares a observar la belleza de una
mujer, ni desees a la mujer sólo por su belleza" 567.
Veintiocho versículos más adelante: "Motivo
de profundo enfado es una mujer borracha: no se ocultará su vergüenza y su
torpeza. La lujuria de la mujer se manifiesta en el descaro de su mirada y en su
pestañeo. Tú vigila sin descanso a una hija indócil, no sea que, a la menor
ocasión que encuentre, la aproveche. Guárdate de toda mirada descarada, y no te
extrañes si te menosprecia" 568.
Cuatro versículos después: "El encanto de una mujer solícita complacerá a
su marido, y su prudencia le vigorizará los huesos. Don de Dios es una mujer
sensata y silenciosa; el alma discreta no tiene precio. Gracia sobre gracia es
una mujer honesta y pudorosa. Cualquier ponderación que se haga de un alma
reservada, se queda corta" 569.
Doce versículos después: "El que de una vida honrada se pasa al pecado,
Dios lo tiene destinado a la espada" 570.
Después de cuatro versículos: "Quien busca
enriquecerse tuerce el ojo" 571.
Tres versículos después: "Abandona el pecado. Si no te asientas
firmemente en el temor del Señor, pronto verás tu casa derribada. Del mismo modo
que al zarandear la criba queda el desecho, así quedan los defectos del hombre
cuando se criban sus pensamientos. El horno somete a prueba los cacharros del
alfarero; a los hombres justos los pone a prueba la desgracia. Igual que el
cultivo de un árbol se manifiesta por sus frutos, así la palabra del hombre es
manifestación de las ideas que su corazón guarda. No alabes a un hombre antes de
oírlo hablar: ésa es su prueba. Si buscas la justicia, la alcanzarás y te
vestirás con ella como con un manto de gloria. Vivirás con ella y te protegerá
eternamente, y el día del juicio alcanzarás el cielo. Los pájaros se reúnen con
los de su especie; la verdad acude a quienes la practican. El león se mantiene
siempre al acecho de su presa: lo mismo que hace el pecado con quienes practican
la iniquidad. Como el sol, inalterable se mantiene en la sabiduría el hombre
piadoso; el necio cambia como la luna. En medio de los insensatos habla según
las circunstancias; en medio de la gente sensata mantén tu forma de pensar. La
conversación de los pecadores resulta odiosa; su risa se escucha en
circunstancias pecaminosas. La verborrea del habituado a jurar pone los pelos de
punta, y sus excesos obligan a taparse los oídos. En las reyertas de los
soberbios siempre hay derramamiento de sangre, y las maldiciones que se oyen son
terribles. Quien revela los secretos de un amigo, pierde fiabilidad y no
encontrará un amigo en su vida. Ama a tu amigo y únete a él con fidelidad; pero
si has aireado sus secretos, no vuelvas en su busca. Como un hombre que ha
matado a su amigo es quien ha matado la amistad de su prójimo. Como quien deja
escapar un ave de su mano, así has perdido a tu prójimo, y no lo recuperarás. No
vayas tras él, porque se halla lejos. Ha huido como gacela escapada del lazo,
porque has herido sus sentimientos y ya no podrás nunca más apresarlo. Una
injuria tiene reparación; pero el revelar los secretos de un amigo acarrea la
desesperación para la vida del infeliz. Males está maquinando quien hace señas
con los ojos, y nadie escapará de él. En presencia tuya su boca se volverá
amable, y mostrará admiración ante tus palabras; pero a la postre cambiará de
forma de hablar y tergiversará tus palabras para hacerte motivo de escándalo.
Muchas cosas me son objeto de odio, pero ninguna como él; y el Señor también lo
odiará" 572.
Dos versículos después: "Quien cava una fosa, caerá en ella; quien le pone a
su prójimo una piedra, en ella tropezará; quien a otro tiende un lazo, en él
quedará preso. Las decisiones malvadas se volverán contra quien las maquina, y
no sabrá de dónde le vienen. El desprecio y la maldición son patrimonio de los
soberbios, y la venganza estará a su acecho como un león. En la trampa caerán
quienes disfrutan con la desgracia de los justos" 573.
Tres versículos después: "Quien desea
vengarse, venganza encontrará por parte de Dios, y manteniendo sus pecados le
pedirá cuenta de ellos. Perdona al prójimo que te causa mal, y se te perdonarán
los pecados cuando supliques. ¡El hombre le guarda rencor a otro hombre y
suplica al Señor la curación! ¡No siente compasión hacia su semejante y viene a
suplicar por sus pecados! ¿Quién lo escuchará cuando implore por sus pecados?
Acuérdate del día de la muerte y deja de odiar. La putrefacción y la muerte
penden sobre los mandamientos. Recuerda el temor de Dios y no te aíres contra tu
prójimo. Ten presente la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ignorancia de
tu prójimo. Mantente al margen de los pleitos y lograrás disminuir tus pecados.
Pues un hombre iracundo aviva la discordia; el pecador fomentará la turbación
entre los amigos y siembra la enemistad en medio de quienes disfrutan de la
paz" 574.
Cuatro versículos después: "Un súbito altercado provoca el fuego, y un
conflicto excitado hace correr la sangre: la lengua que testifica lleva a la
muerte. Si soplaras, es como si el fuego se espabilara; pero si escupieras sobre
él, se apagaría: y una y otra cosa proceden de la boca. Maldito el murmurador y
el de doble lengua, pues ha causado la ruina a muchos que disfrutaban de paz. La
tercera lengua ha perdido a muchos, y los ha dispersado de nación en nación. Ha
destruido amuralladas ciudades de gente poderosa y arruinado moradas de grandes
hombres. Derribó el poderío de pueblos, y asoló naciones poderosas. La tercera
lengua hizo repudiar a esforzadas mujeres, y las privó del fruto de sus fatigas.
Quien le presta atención, ni encontrará descanso ni tendrá amigo en quien
descansar" 575.
Veintitrés versículos después: "Utiliza una balanza para tus palabras, y
un freno seguro para tu boca: mantente en guardia, para que no cometas desliz
con tu lengua y vayas a caer en presencia de enemigos que te tienden trampas, y
tu caída mortal te lleve a la muerte" 576.
"Quien practica la misericordia da prestado a su
prójimo; quien le tiende la mano observa los mandamientos. Da prestado a tu
prójimo cuando éste se halla necesitado, y devuélvele a tiempo a tu prójimo lo
que él te prestó. Cumple tu palabra, y compórtate fielmente con él, y en todo
momento encontrarás lo que necesitas. Muchos consideran el préstamo como algo
que se encuentran, y provocan problemas a quienes le ayudaron" 577.
Trece versículos después: "Muéstrate magnánimo con el necesitado, y no lo
obligues a ir tras tu limosna. Toma a tu cargo al pobre, de acuerdo con la ley,
y, teniendo en cuenta su indigencia, no lo dejes ir con las manos vacías. Pierde
tu dinero ayudando a tu hermano y a tu amigo, y no lo escondas bajo una piedra
para echarlo a perder. Pon tu riqueza en los preceptos del Altísimo, y te
aprovechará más que el oro. Encierra tu limosna en el corazón del pobre, y ella
intercederá por ti en toda desgracia. Más poderosa que un escudo y que una
lanza, luchará por ti contra tu enemigo" 578.
"El hombre bueno sale fiador por su prójimo; pero el que ha perdido la
vergüenza, lo abandona a su suerte. No olvides el favor que te ha hecho tu
fiador, pues puso en juego su vida en favor tuyo. El pecador y el sinvergüenza
abandonan a quien se hizo garante suyo. El pecador se apropia de los bienes del
garante, y el ingrato borra de su memoria a quien lo salvó. El hombre sale
fiador de su prójimo, y éste, cuando ha perdido la vergüenza, lo abandona. Una
nefasta fianza ha perdido a muchos que prosperaban, y los zarandeó como olas del
mar. En su torbellino obligó a emigrar a muchos hombres poderosos, y anduvieron
errabundo s por naciones extranjeras. El pecador que incumple los mandamientos
del Señor caerá en las redes de una nefasta fianza" 579.
Un versículo después: "Ayuda a tu prójimo según tus posibilidades, y
mantente en guardia, no vayas a caer" 580.
Dieciséis versículos más adelante: "El que
ama a su hijo lo acostumbra a los azotes para poder alegrarse el día de su
muerte" 581.
"Quien educa a su hijo, en él hallará alegría" 582.
Diez versículos después: "Un caballo sin domar resulta ingobernable, un
hijo dejado a su aire resulta indócil. Mima a tu hijo, y te causará sobresaltos;
juega con y te producirá tristeza. No bromees con él, para que no tengas que
sufrir ni tengas que rechinar los dientes el día de tu muerte. No le des
libertades en su juventud y no le pases por alto su forma de pensar. Doblega su
cuello mientras es joven y túndele las costillas mientras es niño, no sea que se
haga terco y no te obedezca, y ello cause dolor a tu alma. Educa a tu hijo y pon
en él tu dedicación, para que no tengas que avergonzarte por su torpeza" 583.
"Mejor es ser pobre, pero sano y robusto, que rico, pero débil o azotado por la
enfermedad. La salud del alma en la santidad de la justicia es mejor que todo el
oro y la plata; y un cuerpo sano es preferible a una inmensa fortuna. No hay
fortuna superior a la fortuna de la salud del cuerpo, ni hay alegría superior a
la del gozo del corazón. Preferible es la muerte a la vida amargada, y el
descanso eterno a un dolor persistente. Bienes escondidos en una boca cerrada
son como ofrendas de manjares colocadas en torno a su sepulcro" 584.
Cinco versículos después: "No causes tristeza a tu alma y no te aflijas
en tus reflexiones. La alegría del corazón es vida y un tesoro inagotable de
santidad; el optimismo del hombre prolonga sus años. Apiádate de tu alma
complaciendo a Dios y domínate: concentra tu corazón en su santidad y arroja de
ti la tristeza. Porque a muchos mató la tristeza y en ella no hay utilidad. Los
celos y la cólera acortan la vida, y las preocupaciones traen la vejez antes de
tiempo" 585.
Diez versículos después: "Quien ama el oro no
se atendrá a la justicia; quien va tras su perdición se verá colmado por ella.
Muchos han perecido por el oro, y ante su vista se produjo su desgracia. Leño de
tropiezo es el oro de los que le rinden culto. ¡Ay de aquellos que van en pos de
él, y en todo incauto que cae en sus redes! Dichoso el rico que se halla sin
mancha, y que no marcha tras el oro ni pone en su esperanza en el dinero ni en
las riquezas. ¿Quién es ese tal, para que podamos alabarlo? Porque hizo
maravillas en su vida. ¿Quién fue sometido a semejante prueba y resultó
perfecto? Ello le redundará en gloria eterna, porque pudo delinquir y no
delinquió, cometer maldades y no las cometió. Por eso sus cualidades serán muy
tenidas en cuenta por Dios, y su liberalidad será pregonada en la asamblea de
los santos" 586.
Diez versículos después: "Como hombre frugal, come lo que te sirvan, para
que no te desprecien por comer en exceso. Por educación, sé el primero en dejar
de comer, y no te muestres insaciable, para no desagradar a nadie. Si te
sentaste en medio de muchas personas, no extiendas tu mano el primero, ni pidas
el primero de beber. ¡Qué poco vino le basta al hombre educado!" 587.
Diecisiete versículos después: "No provoques a quienes les gusta el vino,
pues el vino perdió a muchos" 588.
Veinticinco versículos después: "Anciano,
toma la palabra: cumple que tú hables el primero, como amante de la sabiduría;
pero no interrumpas la música. Donde se te preste atención, no alargues tu
discurso; ni quieras en momento oportuno hacer ostentación de sapiencia" 589.
Cinco versículos después: "Joven, cuando tengas ocasión, habla, pero
poco. Si se te pregunta dos veces, que tu cabeza tenga preparada su respuesta.
Cuando haya mucha gente, muéstrate como ignorante; escucha, callando y
preguntando a un tiempo. No hagas ostentación en medio de gente importante; y
cuando haya ancianos, no hables demasiado. Antes de que descargue el granizo se
deja ver el rayo; así, antes que la simpatía general, por delante va la
sencillez. Apresúrate a ir a tu casa el primero: que vayan allí a buscarte;
diviértete allí, celebra allí tus reuniones, sin caer en pecados ni en palabras
soberbias. Después de todo ello, bendice a Dios, que te creó y te ha colmado de
todos sus bienes" 590.
"El que teme a Dios acepta sus enseñanzas; quienes se desviven por cumplirlas,
encontrarán su bendición. Quien cumple la ley se verá colmado por ella; quien
actúa malévolamente, en ella se verá sorprendido. Los que temen al Señor
descubrirán que su juicio es justo, y harán que su justicia brille como una luz.
El hombre pecador eludirá que se le corrija, y encontrará disculpas acordes con
sus intereses. El hombre prudente no echa a perder su inteligencia" 591.
Cuatro versículos después: "Hijo, no hagas nada irreflexivamente, y no
tendrás después que arrepentirte 592.
Seis versículos después: "Quien confía en Dios observa sus mandamientos;
quien deposita en Él su confianza no sufrirá menoscabo" 593.
"A quien teme al Señor, las maldades no le saldrán
al paso; al contrario, en medio de la tentación, Dios lo sostendrá y lo librará
del mal. El sabio no odia la ley y los mandamientos, y no se verá zarandeado
como una nave en plena tempestad. El hombre prudente confía en la ley de Dios, y
la ley es para él norma segura. Quien plantea una cuestión preparará sus
argumentos" 594.
Un poco más adelante: "La vana esperanza y la
mentira son propias del hombre insensato; los sueños exaltan a los necios. Como
quien intenta apresar una sombra y persigue al viento, así es también quien da
crédito a los sueños vanos Una cosa frente a otra es la visión de los sueños,
como la imagen de una persona frente al rostro auténtico de esa persona. ¿Qué
cosa pura puede resultar de lo impuro? ¿Qué verdad puede derivar de la mentira?
La adivinación es propia del error, los augurios son mentiras y los sueños son
vanidades de quienes obran mal: tu corazón imagina esas fantasías como lo hace
la mujer embarazada. Si tales visiones no te fueran enviadas por el Altísimo, no
les des cabida en tu corazón. A muchos los extraviaron sus sueños, y cayeron
quienes pusieron en ellos sus esperanzas. La ley debe cumplirse sin engaño, y la
sabiduría estará plantada en la boca del fiel" 595.
Cinco versículos más adelante: "Muchas cosas he visto en mis narraciones,
y abundantes son las experiencias de mis palabras. A menudo, a causa de ello he
llegado a estar en peligro de muerte, y me libré gracias a Dios. Se salvará el
espíritu de los que temen a Dios, y ante sus ojos serán benditos; pues su
esperanza está puesta en quien los salva, lo mismo que los ojos de Dios lo están
en quienes lo aman. Quien teme al Señor no tendrá nada que temer, porque Él es
su esperanza. Dichosa el alma de quien teme al Señor. ¿En quién confía? ¿Quién
es su defensa? Los ojos del Señor están puestos sobre quienes lo temen: Él es el
protector de su poderío, el fundamento de su valor, abrigo de su solanera,
sombra en el mediodía, refugio en el peligro, ayuda en la desgracia; Él consuela
al alma, da luz a los ojos, proporciona salud, vida y felicidad. Quien hace una
ofrenda procedente de la injusticia, tal oblación es indigna: las ofrendas de
los injustos no son gratas. El Señor sólo acepta las de quienes se mantienen en
el camino de la verdad y de la justicia. El Altísimo no admite las ofrendas de
los injustos, ni tiene en cuenta las oblaciones de los inicuos, ni perdonará sus
pecados por muchos sacrificios que se le hagan. Quien ofrece un sacrificio con
lo que les ha robado a los pobres es como quien inmola a un hijo en presencia de
su padre. Pan de indigentes es la vida del pobre: hombre sanguinario es quien de
él los priva. Quien quita el pan ganado con sudor es como el que asesina a su
prójimo. Hermanos son el que derrama sangre ajena y el que defrauda al obrero su
salario Uno construye y otro destruye: ¿qué obtienen sino trabajar en vano? Uno
suplica y otro maldice: ¿de quién oirá Dios la voz? A quien se lava para
purificarse del contacto con un muerto y luego lo toca de nuevo, ¿de qué le
aprovecha haberse lavado? Asimismo, al hombre que ayuna por sus pecados y comete
luego los mismos, ¿de qué le sirve haberse humillado? ¿Quién escuchará su
plegaria?" 596.
"Quien cumple la ley, multiplica su oración.
Sacrificio saludable es observar los mandamientos y apartarse de toda
iniquidad" 597.
"El perdón de los pecados se consigue abandonando la injusticia" 598.
"No te presentes ante Dios con las manos vacías. Todo se hace acorde con el
mandato del Señor. La ofrenda del justo colma de grasa el altar, y su suave olor
llega a presencia del Altísimo. El sacrificio del justo es aceptado, y su
recuerdo no lo olvidará el Señor. Da gloria a Dios de todo corazón y no
escatimes las primicias de tus manos. En todas tus ofrendas muestra alegre tu
rostro, y consagra tus diezmos con regocijo. Dale al Altísimo de acuerdo con lo
que Él te ha dado y muéstrate generoso cuando eches cuentas de tus bienes,
porque el Señor sabe recompensar, y te devolverá el séptuplo. No le hagas
ofrendas depravadas, porque no las aceptará. No confíes en sacrificios injustos,
porque el Señor es juez y El no tiene en cuenta la categoría de las personas. El
Señor no prefiere a nadie en detrimento del pobre, y escucha la súplica del
desdichado. No desdeñará las plegarias del huérfano ni de la viuda cuando deja
oír sus palabras lastimeras. ¿No descienden las lágrimas por sus
mejillas, y desde sus mejillas se eleva el lamento a causa de la
desgracia que se abatió sobre ella?" 599.
Cuatro versículos después: "La súplica del humilde llegará hasta las
nubes" 600.
Un poco más adelante: "Relaciónate
estrechamente con el hombre santo, con todo el que sepas que siente temor de
Dios y cuya alma armoniza con tu alma" 601.
"En todas estas circunstancias suplica al Altísimo para que te dirija por el
camino de la verdad" 602.
Veintiún versículos después: "Hijo, en tu vida pon a prueba tu alma, y si
fuera de malas inclinaciones, no permitas que te domine. No a todos les conviene
todo ni a toda alma le complace todo. No te muestres ávido ante todo manjar, y
no te precipites sobre cualquier alimento" 603.
Cuatro versículos después: "Honra a tu
médico, pues lo necesitas: también a él lo creó el Altísimo. De Dios le viene su
habilidad, y del rey recibe recompensas. La ciencia del médico le hará ir con la
cabeza erguida; y en presencia de los grandes será ensalzado. De la tierra creó
el Altísimo las medicinas, y el hombre prudente no las desdeña. ¿No endulzó con
un leño el agua amarga para dar a conocer a los hombres sus poderes? El Altísimo
concedió al hombre esta ciencia para que se le honrase en sus maravillas.
Curando con las medicinas mitigó el dolor de los hombres" 604.
Cuatro versículos más adelante: "Hijo mío, en tu enfermedad no desesperes,
sino suplica al Señor y Él te curará. Aléjate del pecado, domina tus manos y
limpia tu corazón de toda maldad" 605.
Un versículo después: "Ofrece una pingüe oblación y haz participar de
ella al médico, pues también a él lo creó Dios: que no esté lejos de ti, porque
su ayuda es necesaria. Hay ocasiones en que depositas tu suerte en sus manos.
También ellos suplicarán al Señor, para que procure el alivio a sus enfermos y
la curación mediante su diagnóstico" 606.
Un versículo después: "Hijo mío, derrama lágrimas por el difunto y
comienza a llorar como si hubieras sufrido cosas terribles. Entierra su cuerpo
como conviene y no dejes de darle sepultura. Por tan amarga pérdida lleva luto
por él durante un día, y consuélate de la tristeza" 607.
"Pues a partir de la tristeza se apresura a llegar la muerte, y consume el
vigor: la tristeza del corazón abate el coraje" 608.
Un versículo después: "La sabiduría del escriba se incrementa en los
períodos de ocio: quien no se ve invadido de trabajo, adquiere sabiduría" 609.
Un poco después: "Decid en vuestras palabras:
obedecedme, divinos frutos de las aguas, y fructificad como rosales plantados en
sus riberas. Emanad, como el Líbano, suaves fragancias. Floreced como el lirio,
exhalad perfumado olor, frondosead en gracia, entonad vuestro cántico y bendecid
al Señor por todas sus obras. Ensalzad su nombre y confesadle en las palabras
que brotan de vuestro labio, en vuestros cánticos y con vuestras cítaras. Y
decid así en vuestra manifestación: Las obras del Señor son todas sobremanera
buenas. En una palabra suya se detienen las aguas como en un montón, y a una
orden de su boca se forman como depósitos de agua. Porque a un mandato suyo se
produce la calma y no hay retraso alguno en su ejecución. Las obras de todo
hombre están ante Él y nada permanece escondido a sus ojos. Desde el principio
hasta el final de los tiempos lo verá todo, y a su mirada nada hay admirable. No
hay ocasión de decir: ¿Qué esto? o ¿qué es aquello?, pues todas las cosas se
crearon en su momento" 610.
Un poco después: "La gracia es como un
paraíso colmado de bendiciones, y las obras de misericordia perviven
eternamente" 611.
Doce versículos después: "Los hermanos sirven de auxilio en los momentos
de angustia; pero por encima de ellos lo que salvará será la misericordia" 612.
Apenas un poco más adelante: "La sabiduría
escondida y el tesoro oculto, ¿qué utilidad hay en una y otro? Mejor es el
hombre que oculta su estupidez que el que oculta su sabiduría" 613.
Algo después: "Los que bendecís al Señor,
exaltadle todo lo que podáis: Él es superior a toda alabanza. Por mucho que lo
exaltéis, no abarcaréis toda su grandeza" 614.
Mucho más adelante: "Acercaos a mí los que no sabéis y acudid a la escuela.
¿ Hasta cuándo vais aún a esperar ¿Qué diréis aún a esto? Vuestras almas están
angustiosamente sedientas. Abrí mi boca y hablé así: comprad sin dinero y
someted vuestro cuello bajo el yugo, y que vuestra alma adquiera sabiduría.
Cercana está para poder encontrarla. Ved con vuestros ojos que apenas me
he esforzado y mucho descanso he hallado en ella. Adquirid sabiduría que vale
dinero abundante, y poseed en ella oro en abundancia. Vuestra alma se alegrará
en su misericordia, y no os avergonzaréis de alabarle. Poned a tiempo vuestro
esfuerzo, y en el momento oportuno Él os dará vuestra recompensa" 615.
Del Libro de Tobías hemos creído oportuno
recoger los siguientes pasajes.
XXIV. DEL LIBRO DE
TOBÍAS
"Honrarás a tu madre todos los días de tu vida.
Deberás recordar cuáles y cuán grandes peligros sufrió por ti cuando te llevaba
en su seno" 616.
Dos versículos después: "En todos los días de tu vida ten presente a
Dios, y ten cuidado en consentir en el pecado en ninguna ocasión, y de no pasar
por alto los mandamientos de tu Dios. Practica la limosna con tus bienes y no
vuelvas la mirada ante ningún pobre. Hazlo así para que tampoco el Señor aparte
de ti su mirada. En la medida de tus posibilidades, muéstrate misericordioso. Si
posees mucho, ayuda en abundancia; si posees poco, esfuérzate por ayudar
magnánimamente, aunque sea poco, pues así es como atesoras un buen premio para
ti para el día de la necesidad, porque la limosna libera de todo pecado y de la
muerte, y no permite que el alma se precipite en las tinieblas. Aval importante
a los ojos del Dios supremo es la limosna para todos aquellos que la practican.
Guárdate, hijo mío, de toda fornicación, y no consientas nunca en cometer delito
semejante contra tu mujer. No permitas nunca que la soberbia domine tus
sentimientos o tus palabras: toda perdición toma en ella su origen. A cualquiera
que te haya hecho un trabajo, dale inmediatamente su salario: que la paga del
asalariado no quede en absoluto retenida entre tus manos. Lo que odias que otro
te haga a ti, procura no hacérselo jamás a otro. Come tu pan con los necesitados
hambrientos, y cubre con tus vestidos a los desnudos" 617.
Dos versículos después: "Busca siempre el consejo del sabio. Bendice a
Dios en todo momento, y pídele que dirija todos tus caminos, y que todas tus
decisiones permanezcan en Él" 618.
Seis versículos después: "No temas, hijo mío, llevamos verdaderamente una
vida pobre, pero poseemos abundantes bienes; si nos mantenemos temerosos de
Dios, nos conservamos lejos de todo pecado y practicamos el bien" 619.
Mucho más adelante: "Entonces Rafael les dijo
en particular: Bendecid al Dios del cielo y confesadle ante todos los vivientes,
porque practicó con vosotros su misericordia. Bueno es guardar el secreto del
rey, pero honroso es revelar y. confesar las obras de Dios. Buena es la oración
acompañada del ayuno; pero la limosna es mejor que almacenar tesoros de oro.
Porque la limosna libera de la muerte: ella es la que purga los pecados y hace
encontrar la vida eterna. En cambio, quienes practican el pecado y la iniquidad,
son enemigos de su alma" 620.
Un poco después: "Escuchad, pues, a vuestro
padre, hijos míos, servid al Señor en la verdad y procurad hacer lo que le
complace; encargad a vuestros hijos que practiquen la justicia y la limosna,
para que se acuerden de Dios y lo bendigan en todo momento en la verdad y en
toda su fuerza" 621.
Ahora que ya todos los libros canónicos y
antiguos nos han proporcionado las citas oportunas para nuestra obra (y los que
nos las han proporcionado no convenía que nos las facilitaran de todos sus
pasajes, sino sólo de aquellos en que hemos encontrado preceptos claros de
buenas costumbres, ya sea por ordenar cosas útiles o por prohibir las que
no lo son), vamos a pasar a las obras sagradas, evangélicas y
apostólicas. En el canon del Nuevo Testamento la cabeza la ocupan los
cuatro conocidísimos y preclarísimos evangelios. En el primero de ellos -"Según
Mateo"-, éstas son las Ideas que consideramos oportunas para la obra que hemos
emprendido.
XXV. DEL EVANGELIO
SEGÚN MATEO
"Cuando el Señor se dio cuenta de la muchedumbre,
subió a un monte. Habiéndose sentado, se le acercaron sus discípulos. Él,
tomando la palabra, les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los
apacibles, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos se verán hartos. Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos se harán dignos de la misericordia. Bienaventurados los de corazón
limpio, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos
serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando
os maldijeren y os denigraren echándoos dolosamente en cara todo tipo de
acusaciones por causa mía: alegraos y saltad de gozo, porque vuestra recompensa
en los cielos será abundante; porque as: es como persiguieron a los profetas
antes que a vosotros" 622.
" Vosotros sois la sal de la tierra; y si la sal
pierde sus propiedades, ¿con qué se salará? No servirá ya para nada, sino para
tirarla a la calle y que la pise la gente. Vosotros, sois la luz del mundo. No
puede camuflarse una ciudad levantada sobre un monte. Nadie enciende una lámpara
y coloca debajo de un cubo, sino que la cuelga de un candelabro para que dé luz
a cuantos se hallan dentro de casa. Así ilumine vuestra luz delante de los
hombres, para que todos vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos" 623.
"No creáis que he venido a abolir la ley o los
profetas. No he venido a abolirla, sino a cumplirla. En verdad os digo que
mientras perduren el cielo y la tierra, ni una yota ni una tilde será suprimida
de la ley, hasta que todo se haya cumplido De manera que quien dejare de
observar el más mínimo de esos mandamientos y enseñare a hacer lo mismo a los
demás, será considerado como el más pequeño en el reino de los cielos. En
cambio, aquel que los observare y enseñare a observarlos, ése será considerado
grande en el reino de los cielos. Pues os aseguro que si vuestra justicia no
superase a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los
cielos" 624.
"Habéis oído que se ha dicho a los antiguos: No
matarás, pues el que mate se hará reo de juicio 625.
Pero yo os digo que todo aquel que se encoleriza contra su hermano se hará reo
de juicio; y quien a su hermano llamare racha se hará reo ante la
asamblea; y quien le calificare de "loco" se hará reo del fuego del infierno. Si
en el momento de ir a presentar tu ofrenda sobre el altar recordaras que tu
hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo, ante el altar, y vete
antes de nada a reconciliarte con tu hermano, y luego regresa y presenta tu
ofrenda. Muéstrate inmediatamente conciliador con tu adversario mientras vas con
él por el camino, no vaya a suceder que tu adversario te entregue al juez, el
juez te entregue al alguacil y seas arrojado a la cárcel. En verdad te digo que
no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo" 626.
"Habéis oído que se ha dicho a los antiguos: No
cometerás adulterio 627.
Pero yo os digo que todo el que mirare a una mujer codiciándola, ya ha cometido
adulterio en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te sirve como motivo de
escándalo, arráncatelo y arrójalo lejos de ti. Más provechoso te será que
perezca uno de tus miembros que tu cuerpo entero sea arrojado al infierno. Y si
tu mano derecha te es motivo de escándalo, córtatela y arrójala lejos de ti. Más
provechoso te será que perezca uno de tus miembros que tu cuerpo entero acabe en
el infierno. También se ha dicho: Quienquiera que repudiare a su esposa,
entréguele el certificado del divorcio 628.
Sin embargo, yo os digo que todo el que repudiare a su esposa -a no ser que el
motivo sea la fornicación- la empuja al adulterio. Y quien se case con mujer
repudiada, comete adulterio" 629.
"Asimismo habéis oído que se ha dicho a los antiguos
No perjurarás, antes bien, cumplirás los juramentos que le has formulado al
Señor 630.
Sin embargo, yo os digo: no juréis en modo alguno, ni por el cielo -porque es el
trono de Dios-, ni por la tierra -porque es el escabel de sus pies-, ni
por Jerusalén -porque es la ciudad del gran Rey-. No jures tampoco por tu cabeza
porque no tienes poder para convertir uno solo de tus cabellos en blanco o en
negro. Que vuestra forma de hablar sea "sí, sí", "no, no". Cuanto se añada de
más a eso, del mal procede" 631.
"Habéis oído que se ha dicho: Ojo por ojo y diente
por diente 632.
En cambio, yo os digo: no presentéis resistencia al malvado; antes bien, si
alguien te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; y al que
quiera litigar contigo y tomarte la ropa, entrégale también el manto. Y si uno
te obliga a cargar con él durante una milla, vete con él otras dos. Dale a quien
te pida; y no rechaces a quien te solicita un préstamo" 633.
"Habéis oído que se ha dicho: Amarás a tu prójimo, y
odiarás a tu enemigo En cambio, yo os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien
a los que os odian, orad por los que os persiguen y os calumnian, para que seáis
hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace que su sol salga sobre
malos y buenos, y envía su lluvia sobre justos e injustos. Pues si amáis a
quienes os aman, ¿a qué recompensa os haréis acreedores? ¿No hacen también eso
los publicanos? Y si solamente saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más?
¿No hacen también eso los gentiles? Sed, pues, perfectos, como perfecto es
vuestro Padre celestial" 634.
"Procurad que no cumpláis vuestra justicia delante
de los hombres para ser vistos por ellos. De lo contrario, no os haréis
merecedores de la recompensa de vuestro Padre, que está en los cielos. Cuando
des limosna no toques la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os
digo que ya han recibido su recompensa. En cambio, cuando des limosna, que tu
mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha, para que tu limosna pase
inadvertida. Y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará" 635.
"Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, quienes
gustan de orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que
la gente los vea. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. En cambio,
tú, cuando ores, entra en tu habitación y, con la puerta cerrada, ora en secreto
a tu Padre; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.. Ahora bien,
cuando hagáis oración, no seáis habladores como los gentiles, que piensan que
van a ser escuchados por su verborrea. No os asemejéis, pues, a ellos, porque
vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de que formuléis vuestra petición.
Por tanto, orad así: Padre nuestro, que estás en el cielo; santificado sea tu
nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos
del mal. Pues si perdonarais a los hombres sus ofensas, así también vuestro
Padre celestial os perdonará vuestros delitos; ahora bien, si no perdonáis a los
hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras faltas" 636.
"Cuando ayunéis, no os mostréis tristes, como hacen
los hipócritas, que desencajan su rostro para que la gente se dé cuenta de que
están ayunando. En verdad os digo que ésos han recibido ya su recompensa. En
cambio, tú, cuando practiques el ayuno, unge tu cabeza y lávate la cara para que
la gente no se entere de que estás ayunando, sino sólo tu Padre, que está en el
secreto; y tu Padre, que ve lo oculto, te recompensará" 637.
"No atesoréis tesoros en la tierra, donde los ataca
el orín y la polilla, y donde los ladrones pueden abrir un boquete y robarlo.
Atesorad tesoros en el cielo, donde ni el orín ni la polilla los ataca, y donde
los ladrones no pueden abrir un boquete y robarlo. Pues donde esté tu tesoro,
allí está también tu corazón. Tu ojo es la lámpara de tu cuerpo: si tu ojo fuera
perfecto, todo tu cuerpo sería luminoso; pero si tu ojo estuviera defectuoso, tu
cuerpo todo estaría envuelto en tinieblas. De modo que, si la luz que hay en ti
es oscuridad, ¿hasta qué punto resultará tenebrosa la oscuridad?" 638.
"Nadie puede servir a dos señores, pues odiará a uno
y amará al otro, o apoyará a uno y combatirá al otro. No podéis servir a Dios y
a Mammon. Por eso os digo: no andéis preocupados por vuestra vida, por lo
que comeréis o con qué recubriréis vuestro cuerpo. ¿No importa acaso el alma más
que la comida y el cuerpo más que el vestido? Daos cuenta de las aves del cielo,
cómo no siembran, ni cosechan, ni recolectan en graneros, y sin embargo vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿Y no sois vosotros más importantes que ellas?
¿Quién de vosotros, a fuerza de meditar, es capaz de añadir un simple codo a su
estatura? Y del vestido, ¿por qué vais a preocuparos? Considerad cómo crecen los
lirios del campo: ni trabajan, ni hilan; y yo os digo que, sin embargo, ni
Salomón con toda su gloria estuvo vestido como uno de ellos. Pues si Dios viste
así a la hierba del campo, que hoy existe y mañana es arrojada al horno, ¿cuánto
más os vestirá a vosotros, hombres de poca fe? Así que no os preocupéis
diciendo: ¿qué comeremos?, ¿qué beberemos? o ¿con qué nos vestiremos? Los
gentiles se afanan por todo eso; pero vuestro Padre sabe que de todo ello tenéis
necesidad. Buscad, por tanto, primero el reino de Dios y su justicia, y todo
aquello otro se os dará por añadidura. No os preocupéis, pues, por el día de
mañana; el día de mañana tendrá sus propias preocupaciones: bástele a cada día
su problema" 639.
"No juzguéis para que no seáis juzgados, pues con el
criterio que juzguéis seréis juzgados, y con la medida que midiereis seréis
medidos. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el
tuyo? O ¿ cómo le dices a tu hermano: deja que te saque la paja de tu ojo,
cuando en el tuyo propio hay una viga? ¡Hipócrita! Sácate antes la viga de tu
ojo, y ya intentarás luego sacar la paja del ojo de tu hermano. No arrojéis nada
santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos, para que no las
pisoteen con sus patas y, volviéndose contra vosotros, os despedacen" 640.
"Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y
se os abrirá. Pues todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que
llama, se le abre. ¿Quién de vosotros, si su hijo le pidiera pan, él le
entregaría una piedra? Y si le pidiera un pez, ¿le ofrecería acaso una
serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis darles a vuestros hijos
cosas buenas, ¡cuánto más vuestro Padre, que está en los cielos, dará buenas
cosas a quienes se las piden!" 641.
"Todo aquello que deseáis que los hombres os hagan a
vosotros, hacédselo también vosotros a ellos, porque ésa es la ley y los
profetas. Entrad por la puerta estrecha, pues ancha es la puerta y espacioso el
camino que conduce a la perdición; y muchos son los que por él caminan. ¡Qué
estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y cuán
pocos son los que lo encuentran!" 642.
"Precaveos de los falsos profetas que se acercan a
vosotros vestidos de ovejas y, sin embargo, por dentro son lobos rapaces. Por
sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se vendimian las uvas en los espinos y los
higos se cogen de los abrojos? Todo árbol bueno proporciona buenos frutos;
mientras que el árbol malo son malos frutos lo que proporciona. Un árbol bueno
no puede producir malos frutos, ni un árbol malo producirlos buenos. Todo árbol
que no da buen fruto, arránquesele y arrójesele al fuego. Por sus frutos, pues,
los conoceréis" 643.
"No todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el
reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los
cielos: ése entrará en el reino de los cielos. Muchos me dirán aquel día: Señor,
Señor, ¿acaso no profetizamos en tu nombre; en tu nombre arrojamos los demonios,
y fueron muchos los milagros que en tu nombre hicimos? Y entonces les
responderé: Nunca os he conocido; apartaos de mí, porque vosotros practicabais
la iniquidad. Todo el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica
será comparado a un hombre prudente que edificó su casa encima de roca; y cayó
la lluvia, y vinieron las torrenteras y soplaron los vientos y arremetieron
contra su casa; pero ésta no se derrumbó porque estaba cimentada sobre roca.
Pero todo el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica será
equiparado a un estúpido que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, y
vinieron las tormentas y soplaron los vientos y arremetieron contra su casa; y
ésta se derrumbó, y su ruina fue enorme" 644.
Y un poco más adelante: "Gratis lo habéis
recibido; dadlo gratis. No guardéis ni oro, ni plata, ni dinero alguno en
vuestras faltriqueras. No os procuréis alforja para el camino, ni dos túnicas,
ni calzado, ni bastón, porque el obrero se hace acreedor de su sustento. Cuando
entréis en cualquier ciudad o plaza fuerte, preguntad quién hay en ella que sea
persona digna, y permaneced allí hasta que partáis. Entrando en la casa, saludad
la. Si aquella casa fuera digna, descienda sobre ella vuestra paz; pero si no lo
fuera, que vuestra paz retorne a vosotros. Si no hubiera nadie que os recibiese
y escuchase vuestras palabras, en el momento de abandonar la casa o la ciudad
sacudíos el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que, en el día del juicio,
la tierra de Sodoma y de Gomorra correrá una suerte más llevadera que aquella
ciudad" 645.
"Daos cuenta de que os envío como ovejas en medio de
lobos; sed, pues, precavidos como serpientes y sencillos como palomas. Guardaos
de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os flagelarán en las
sinagogas. Os conducirán ante sus gobernantes y sus reyes por causa mía, para
ofrecerles vuestro testimonio a ellos y a los gentiles. Ahora bien, cuando os
entreguen, no andéis meditando cómo y qué hablaréis, porque ya se os
proporcionará qué habéis de decir en aquel momento. No seréis vosotros quienes
habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre será el que hable en vosotros. El
hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre al hijo; los hijos se
levantarán contra sus padres y les causarán la muerte. Para todos seréis motivo
de odio a causa de mi nombre. Sin embargo, el que perseverare hasta el final,
ése estará salvo. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os
digo que no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el
Hijo del hombre. No está el discípulo por encima del maestro ni el siervo por
encima de su señor. Bástele al discípulo llegar a ser como su maestro y al
siervo como su señor. Si al cabeza de familia lo calificaron de Beelzebub,
¡cuánto más a los miembros de su casa! No los temáis, pues, porque nada hay tan
oculto que no sea descubierto, ni tan secreto que no acabe por conocerse. Lo que
yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz; lo que os susurre al oído,
predicadlo desde los tejados. No temáis a quienes matan el cuerpo, pero no
pueden matar el alma; temed mas bien a quienes pueden hacer perecer alma y
cuerpo en los infiernos. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Y, sin embargo,
ninguno de ellos cae a tierra sin que vuestro Padre lo sepa. Todos y cada uno de
los cabellos de vuestra cabeza están contados. No temáis, pues: vosotros valéis
más que muchos pajarillos. Todo el que se manifieste defensor mío ante los
hombres, yo también lo defenderé ante mi Padre que está en los cielos. Al que me
niegue delante de los hombres, también yo lo negaré ante mi Padre, que está en
los cielos. No creáis que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a
traer la paz, sino la espada, pues he venido a separar al hombre frente a su
padre, a la hija frente a su madre y a la nuera frente a su suegra: los enemigos
del hombre serán sus propios familiares. Quien ama a su padre o a su madre más
que a mí no es digno de mí; quien ama a su hijo o a su hija por encima de mí no
es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. Quien
encuentra su vida, la perderá; el que perdiera su vida por mi causa, la
encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien a mí me recibe,
recibe a Aquel que me envió. Quien recibe a un profeta por su condición de
profeta, tendrá recompensa del profeta; quien recibe a un justo por su condición
de justo, tendrá recompensa del justo; cualquiera que diere de beber a uno solo
de estos pequeños un simple vaso de agua fría por el hecho de ser mi discípulo,
en verdad os digo que no quedará sin su recompensa" 646.
Y un poco después: "¿Con quién compararé la
generación actual? Se asemeja a niños sentados en la plaza y que, gritándoles a
sus camaradas, dicen: Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado; hemos
entonado lamentos y no habéis llorado. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía,
y dijeron: Está endemoniado. Viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen:
Ahí tenéis a un hombre tragón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de
pecadores. Pero su sabiduría es puesta de manifiesto por sus hijos" 647.
Algo más adelante: "Acudid a mí cuando estáis
fatigados y llenos de cargas, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y
aprended de mí, que soy pacífico y humilde de corazón, y encontraréis descanso
para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana" 648.
Un poco más adelante: "Si supierais qué
significa "misericordia quiero y no sacrificio", nunca condenaríais a
inocentes" 649.
Algo después: "Quien no está conmigo, está
contra mí; quien conmigo no recoge, desparrama. Por eso os digo: al hombre se le
perdonará cualquier pecado y blasfemia; pero la blasfemia contra el Espíritu no
le será perdonada. Quien hablara contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado;
pero quien hablara contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni
en el venidero. Plantad un árbol bueno, y bueno será su fruto; plantad un árbol
malo, y malo será su fruto, porque por su fruto se conoce al árbol. ¡Raza de
víboras! ¿ Cómo podéis decir cosas buenas cuando sois malvados? De la abundancia
del corazón habla la lengua. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca
cosas buenas; el hombre malvado, de su malvado tesoro saca cosas malas. Yo os
digo que en el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra inútil
que hubieren pronunciado. Pues por tus palabras serás declarado inocente y por
tus palabras serás condenado" 650.
Un poco después: "Escuchad y comprended. Lo
que mancilla al hombre no es lo que entra por su boca; lo que procede de su
boca, eso es lo que al hombre mancilla" 651.
Algo más adelante: "Pedro, respondiendo, le
dijo: Explícanos esa palabra. Pero Él dijo: ¿También vosotros carecéis aún de
entendimiento? ¿No os dais cuenta de que todo lo que entra por la boca va al
vientre y evacua en el retrete? En cambio, lo que sale de la boca procede del
corazón; y es eso lo que mancilla al hombre. Porque del corazón emanan los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias. Todo eso es lo que mancilla al hombre; en
cambio, el comer sin lavarse las manos no mancilla al hombre" 652.
Asimismo, un poco más adelante: "Entonces les
dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo,
tome su cruz y venga tras de mí. Pues quien quiera salvar su vida, la perderá;
en cambio, quien perdiere su vida por mi causa, la encontrará. ¿Qué le aprovecha
al hombre ganar el mundo entero si ello redunda en perjuicio de su alma? ¿Qué
podrá dar el hombre a cambio de su alma? Pues el Hijo del hombre vendrá en medio
de la gloria de su Padre en compañía de sus ángeles, y entonces recompensará a
cada uno de acuerdo con sus obras" 653.
Algo después: "En verdad os digo que si no os
volvierais como niños y os comportarais como ellos, no entraréis en el reino de
los cielos. Pues cualquiera que se hiciere humilde con este niño, ése es el
mayor en el reino de los cielos. Y el que acogiera a un pequeñuelo como éste en
atención a mí, es a mí a quien acoge. En cambio, el que causare escándalo a uno
de estos pequeños que creen en mí, más cuenta le tendría que le colgasen al
cuello una piedra de molino 164 y lo tirasen al fondo del mar. ¡Ay del mundo por
causa de los escándalos! Porque, si bien necesariamente se producirán
escándalos, ¡ay, sin embargo, del hombre por el que aquel escándalo se produce!
Si tu mano o tu pie es motivo de escándalo, córtatelo y arrójalo de ti. Más te
vale entrar en la vida mutilado que ser arrojado al fuego eterno conservando tus
dos manos o tus dos pies. Y si tu ojo te es motivo de escándalo, arráncatelo y
arrójalo de ti. Más te vale entrar en la vida con un solo ojo que ser arrojado
al fuego del infierno conservando tus dos ojos. Guardaos de menospreciar a uno
solo de estos pequeñuelos, porque yo os digo que sus ángeles en el cielo están
siempre contemplando la faz de mi Padre, que está en los cielos. Pues el Hijo
del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido" 654.
Y un poco más adelante: "Si tu hermano te
ofendiera, ve y repréndele encontrándote a. solas con él. Si te presta oídos,
habrás ganado a tu hermano; si, por el contrario, no te escucha, llévate contigo
a una o dos personas, para que todo el pleito se apoye en el testimonio de dos o
tres testigos. Si a éstos no se les hace caso, dirígete a la asamblea. Y si
tampoco la asamblea te atiende, considera a tu hermano como gentil o publicano.
En verdad os digo que cuanto atareis en la tierra será atado en el cielo; y que
cuando desatareis en la tierra, desatado será también en el cielo. Y aún os digo
algo más: que si dos de vosotros estuvieran perfectamente de acuerdo en algo
aquí, en la tierra, cualquier cosa que pidieran, mi Padre, que está en los
cielos, se la concedería. Pues cuando dos o tres personas os reunís en mi
nombre, allí, en medio de vosotros, estoy yo" 655.
"Entonces, acercándosele Pedro, le dijo: Señor,
¿cuántas veces puede ofenderme mi hermano y yo perdonarle? ¿ Hasta siete veces?
Y Jesús le responde: No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete. Por eso el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso pedirles
cuentas a sus siervos. Cuando había comenzado a pedirlas se le presentó uno que
le debía diez mil talentos. Como no tuviera con qué pagarle, el señor ordenó que
fueran vendidos él, su esposa y sus hijos, y todo cuanto poseía, y con ello se
saldase la deuda. Entonces el siervo, postrándose de rodillas ante él, le dice:
Ten un poco de paciencia conmigo, y te pagaré todo lo que te debo.
Compadeciéndose el señor de su siervo, lo dejó marchar y le perdonó la deuda.
Pero el siervo, apenas marcharse, se encontró con uno de sus compañeros de
servidumbre que le adeudaba cien denarios, agarrándolo, intentaba ahogarlo
mientras le decía: Págame lo que me debes. Su compañero, hincándose de hinojos,
le suplicaba diciendo: Ten un poco de paciencia, y te pagaré todo lo que te
debo. Pero el otro se negó a escucharlo, y lo envió a la cárcel hasta que le
abonara la deuda. Viendo sus compañeros lo que sucedía, se sintieron
profundamente apenados y acudieron a su señor, y le contaron lo que había
acontecido. Entonces el señor lo llamó a su presencia y le dijo: Siervo infame,
yo te perdoné toda tu deuda porque me suplicaste. ¿No era, pues, oportuno que tú
te apiadases de tu compañero, lo mismo que yo me apiadé de ti? E irritado su
señor lo entregó a los verdugos hasta que abonase toda su deuda. Del mismo modo
actuará mi Padre celestial con vosotros si cada uno no perdonara a su hermano de
todo corazón" 656.
Y un poco más adelante: "Se acercaron a Él
unos fariseos con la intención de tentarle y le preguntaron: ¿ Le es lícito ¿ un
hombre repudiar a su esposa por cualquier motivo? Él, respondiéndoles, les dijo:
¿No habéis leído que en un principio el Hacedor los hizo varón y hembra 657
y dijo: por esto el hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su
esposa, y serán dos en una sola carne? 658.
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Así que. lo que Dios unió, no
lo separe el hombre. Le replican ellos: Entonces, ¿por qué Moisés ordenó dar
libelo de repudio yo enviarla a su casa? 659.
Y Él les responde: Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres por la dureza
de vuestro corazón; pero en un principio no fue así. Sin embargo, yo os digo que
cualquiera que repudiare a su esposa (excepto en caso de adulterio) y se casase
con otra, está cometiendo adulterio; y quien se casase con la repudiada, también
está cometiendo adulterio" 660.
"Y le dicen sus discípulos: Si ésas son las
condiciones del hombre respecto a la esposa, no conviene casarse. Y Él les
respondió: No todos son capaces de entender esto, sino aquellos a quienes se les
ha concedido. Pues hay eunucos que han nacido del vientre de su madre con
semejante condición; hay eunucos convertidos en tal por obra de los hombres, y
hay eunucos con vistas al reino de los cielos. El que pueda entender, que
entienda" 661.
"Entonces le presentaron unos pequeñuelos para que
impusiera las manos sobre ellos y orase; pero los discípulos les reñían.
Entonces Jesús les dijo: Dejad a los niños y no impidáis que se acerquen a mí,
pues de quienes son como ellos es el reino de los cielos. Y después de
imponerles las manos, se alejó de allí" 662.
"He aquí que acercándosele uno le dijo: Maestro
bueno, ¿qué buena obra debo realizar para poseer la vida eterna? Él le
respondió: ¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es bueno: Dios. Ahora
bien, si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos. Y el otro le
pregunta: ¿Cuáles? A su vez, Jesús le contesta: No matarás; no cometerás
adulterio; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu
madre, y ama al prójimo como a ti mismo 663.
Y el joven le replica: Todos esos mandamientos los he observado. ¿Qué me queda
todavía? Jesús le dice: Si quieres ser perfecto, vende cuanto posees y dáselo a
los pobres; luego, ven y sígueme. Al escuchar el joven semejante respuesta se
marchó triste, porque poseía abundantes bienes. Entonces Jesús dijo a sus
discípulos: En verdad os digo, ¡qué difícilmente entrará un rico en el reino de
los cielos! Y os lo repito: le resultará más sencillo a un camello penetrar por
el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos. Al
escucharlo, sus discípulos se quedaron sobremanera consternados, comentando:
¿Quién podrá entonces salvarse? Jesús, dándose cuenta de ello, les dice: Para
los hombres ello es imposible, pero para Dios todo es posible" 664.
"Tomando entonces Pedro la palabra, le dijo: Date
cuenta de que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Cuál va a ser,
por ello, nuestra recompensa? Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros,
los que me habéis seguido, el día de la resurrección, cuando el Hijo del hombre
se siente en el trono de su majestad, también vosotros os sentaréis sobre doce
tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que por mi nombre
abandone su casa, a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a su
esposa, a sus hijos y sus campos, recibirá el céntuplo y poseerá la vida eterna.
Muchos que son los primeros, pasarán a ser los últimos, y los últimos serán los
primeros" 665.
Y un poco más adelante: "Del mismo modo que
el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida para la
redención de muchos" 666.
Algo después: "Dad al César lo que es del
César, y a Dios lo que es de Dios" 667.
Yen otro pasaje: "Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más
importante mandato, y el primero de todos. Y el segundo, semejante a éste, es:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos mandamientos se resume toda la ley
y los profetas" 668.
Y unos versículos más adelante: "Entonces
Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos en estos términos: Sobre la
silla de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Por tanto, observad
y cumplid cuanto os digan, pero no hagáis lo mismo que ellos hacen: pues ellos
predican, pero no ponen en práctica. Ellos preparan pesados fardos y cargas, y
las colocan sobre las espaldas de los hombres, pero no quieren emplear ni un
solo dedo para moverlas. Todas las obras que practican tienen por finalidad el
que los hombres los vean. Ensanchan sus filacterias y alargan las orlas de sus
vestidos 669;
les gustan los primeros asientos en los banquetes y las primeras sillas en las
sinagogas; el que se les salude en la plaza; y que los hombres se dirijan a
ellos llamándoles rabbi (maestro). Vosotros, en cambio, no deseéis que os
llamen rabbi, porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois
hermanos. Tampoco llaméis "padre" a nadie en la tierra, pues uno solo es vuestro
Padre, que está en los cielos. Ni os hagáis llamar "maestros", porque vuestro
Maestro sólo es uno, Cristo. Aquel de vosotros que sea el más grande,
conviértase en vuestro servidor. Pues el que se ensalzare será humillado, y el
que se humillare será ensalzado" 670.
Y un poco después: "¡Ay de vosotros, escribas
y fariseos hipócritas, que contabilizáis el diezmo hasta la menta, el anís y el
comino, y dejáis en cambio de lado lo que es fundamental en la ley: la justicia,
la misericordia y la lealtad! Convenía atender a aquello, pero sin omitir esto
otro. Guías ciegos, que coláis el mosquito y, sin embargo os tragáis el camello.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas que limpiáis el exterior de la
copa y del plato, mientras que en el interior estáis llenos de rapiña y de toda
clase de inmundicia! Fariseo ciego: limpia primero el interior de tu copa y de
tu plato para que también el exterior esté limpio. ¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos hipócritas, que os parecéis a sepulcros blanqueados, que por de fuera
se muestran hermosos a la gente, pero por dentro están llenos de huesos de
muertos y de todo tipo de porquería! Así también vosotros, por fuera les
parecéis justos la gente pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de
iniquidad ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que levantáis
sepulcros a los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decía: Si
hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no hubiéramos sido cómplices
suyos en la muerte de los profetas! Y con semejante afirmación os confesáis
hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Colmad vosotros la medida de
vuestros padres! Serpientes, raza de víboras, ¿cómo podréis escapar al castigo
del infierno? Por eso os envío yo profetas, sabios y escribas, y a unos los
mataréis y crucificaréis, y a otros los flagelaréis en vuestras sinagogas, y los
perseguiréis de ciudad en ciudad: para que caiga sobre vosotros la sangre
inocente que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel
hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el
templo y el altar. En verdad os digo que todo esto descargará sobre esta
generación" 671.
Algo después: "Y por la abundancia de maldad
se enfriará el amor de muchos; pero aquel que se mantenga fiel hasta el final,
ése se salvará" 672.
Y un poquito después: "Estad preparados, porque no sabéis a qué hora va a
venir el Hijo del hombre. ¿Quién consideras que es el siervo fiel y prudente a
quien su señor colocó al frente de la servidumbre para que les reparta la comida
en el momento oportuno? Dichoso el siervo a quien el amo, al presentarse, lo
encuentra cumpliendo así con su deber. En verdad os digo que lo colocará al
frente de toda su hacienda. En cambio, si el mal siervo se dijera para sus
adentros: mi amo se retrasa en regresar, y comenzara a vapulear a sus compañeros
de servidumbre, y a comer y beber con borrachos, el amo se presentará en el
momento más inesperado y a una hora que él no sabe, y lo apartará de su cargo,
colocándolo al lado de los hipócritas: y allí habrá llanto y chirriar de
dientes" 673.
Un poquito más adelante: "Estad, pues,
vigilantes, porque no sabéis ni el día ni la hora" 674.
Y algo después: "Cuando venga el Hijo del hombre en toda su majestad y
acompañado de sus ángeles, se sentará en el trono de su gloria, y todos los
pueblos se reunirán ante su presencia, y comenzará a separar a unos de otros,
del mismo modo que ci pastor separa a las ovejas de los cabritos, y colocará a
las ovejas a su derecha, y a los cabritos a su izquierda. Y entonces el Rey dirá
a los que están a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, y tomad posesión del
reino que, desde la creación del mundo, estaba destinado para vosotros. Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era
peregrino, y me acogisteis en vuestra casa; estaba desnudo, y me vestisteis;
enfermo, y me curasteis; en la cárcel, y acudisteis a mi lado. Entonces los
justos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos;
sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrino, y te acogimos en
casa; o desnudo, y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y
acudimos a visitarte? Y el Rey, respondiéndoles, les dirá: En verdad os digo que
cada vez que lo hicisteis con uno de estos hermanos míos pequeñuelos, conmigo lo
hicisteis. Y luego les dirá a los que están colocados a la izquierda: Apartaos
de mí, malditos, al fuego eterno, que fue dispuesto para el diablo y para sus
ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; era peregrino, y no me
acogisteis en vuestra casa; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la
cárcel, y no me visitasteis. También ellos le replicarán entonces diciendo:
Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, peregrino, o desnudo, o enfermo, o
en la cárcel, y no te prestamos atención? Y Él les responderá diciendo: En
verdad os digo que cada vez que no lo hicisteis con uno de estos pequeñuelos,
tampoco conmigo lo hicisteis. E irán al suplicio eterno, mientras que los justos
amarán en la vida eterna" 675.
Y un poco después: "Velad y orad para no caer en la tentación" 676.
XXVI. Del Evangelio
según Marcos
"Llamando de nuevo a la muchedumbre, les decía:
Escuchadme todos y entended lo que os digo: nada existe de fuera del hombre que,
entrando en él, pueda inficionarle; lo que contamina al hombre es aquello que
del hombre procede. El que tenga oídos para oír, que oiga. Habiéndose apartado
de la multitud y entrado en casa, sus discípulos le preguntaban por el
significado de sus palabras. Y Él les dice: Así que ¿también vosotros sois
cortos de entendimiento? ¿No os dais cuenta de que todo lo que de fuera entra en
el hombre no puede inficionarle porque no penetra en su corazón, sino en su
vientre, y, cuando va al retrete, expulsa todo alimento, quedando limpio? Lo que
decía era que lo que emana del hombre es lo que al hombre contamina, pues es del
interior del corazón humano de donde brotan los malos pensamientos y de donde
proceden los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, la
avaricia, la maldad, el engaño, la impudicia, la envidia, la blasfemia, la
soberbia, la necedad. Esas son las maldades que proceden del interior del hombre
y lo contaminan" 677.
Y en otro pasaje: "Después de congregar a la
muchedumbre junto con sus discípulos, les dijo: Si alguno desea venir tras mí,
que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Quien quiera salvar su
vida, la perderá; en cambio. quien pierda su vida por mi causa y por el
Evangelio, ése la salvará. Pues ¿qué le aprovecha al hombre ganar el mundo
entero si ello redunda en detrimento de su alma? Porque ¿qué puede dar el hombre
a cambio de su alma? Si alguno se avergonzara de mí y de mis palabras ante esta
generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él
en la gloria de su Padre junto con sus santos ángeles" 678.
Y en otro lugar: "Cogiendo a un niño, lo
colocó en medio de ellos, y abrazándolo les dijo: Quienquiera que acoja en mi
nombre a uno de estos niños, a mí me acoge; y quien a mí me acoge, no es a mí a
quien acoge, sino a Aquel que me ha enviado" 679.
Un poco después: "Quienquiera que os dé a beber un vaso de agua en mi
nombre por el hecho de ser discípulos de Cristo, en verdad os digo que no
quedará sin recompensa. Cualquiera que escandalizare a uno solo de estos
pequeñuelos que creen en mí, mucho más le convendría que se atase al cuello una
rueda de molino y se arrojase al mar" 680.
Y un poquito más adelante: Mantened en vosotros la sal, y guardad entre
vosotros la paz" 681.
Algo después: "Acercándosele dos fariseos le
preguntaban, con la intención de tentarle, si le era lícito al marido repudiar a
su mujer. Pero Él, respondiéndoles, les dijo: ¿Qué precepto os dio Moisés? Ellos
contestaron: Moisés permitió que se redactase certificado de divorcio y se la
repudiara 682.
Dirigiéndose a ellos Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón redactó
Moisés ese precepto; sin embargo, en el principio de la creación Dios los hizo
varón y hembra. Por esto, el hombre abandonará a su padre y a su madre y se
unirá a su esposa, y serán dos en una sola carne 683.
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Así que, lo que Dios unió, no
lo separe el hombre. Al regresar a casa, nuevamente los discípulos le
preguntaron sobre el mismo tema. Y Él les dice: Quienquiera que repudiare a su
esposa y se casare con otra, contra aquélla está cometiendo adulterio; y si una
mujer repudiare a su marido y se casare con otro, se está comportando como
adúltera" 684.
Cuatro versículos después: "Dejad que los
niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el
reino de Dios. En verdad os digo, quien no reciba el reino de Dios como un niño,
no entrará en él. Y abrazándolos y colocando sus manos sobre ellos, los
bendecía" 685.
"Habiéndose puesto en camino, una persona que corrió
a su encuentro, arrodillada ante Él, le preguntaba: Maestro bueno, ¿qué he de
hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno?
Nadie es bueno, excepto Dios. Ya conoces los mandamientos: no cometas adulterio,
no mates, no robes, no levantes falso testimonio, no cometas fraude, honra a tu
padre y a tu madre 686.
El otro, respondiéndole, le dice: Maestro, todo eso lo he observado desde mi
juventud. Jesús, poniendo en él su mirada, sintió afecto por él, y le dijo: Sólo
te falta una cosa: vete, vende cuanto tengas y dalo a los pobres, y tendrás un
tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme. Entristecido por estas palabras, se
marchó apesadumbrado, porque tenía mucha hacienda. Jesús, mirando a su
alrededor, les dijo a sus discípulos: ¡Qué difícilmente entrarán en el reino de
Dios aquellos que tienen riquezas! Los discípulos estaban estupefactos ante sus
sentencias. Pero Jesús, dirigiéndoles de nuevo la palabra, les dijo: Hijitos
míos, ¡cuán difícil es que entren en el reino de Dios aquellos que ponen sus
esperanzas en la riqueza! Resulta más sencillo que un camello pase por el ojo de
una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios. Ellos se mostraban aún
más asombrados y comentaban entre sí: Entonces, ¿quién puede salvarse? Y Jesús,
poniendo en ellos su mirada, le dijo: Para los hombres sí resulta imposible,
pero no para Dios, porque para Dios todo es posible" 687.
"Pedro comenzó a decirle: Date cuenta de que
nosotros lo hemos abandonado todo y te hemos seguido. Jesús le respondió
diciéndole: En verdad os digo que no habrá nadie: que, habiendo abandonado su
casa, o a sus hermanos o hermanas, o a su madre o padre o hijo, o sus campos,
por causa mía y del Evangelio, se quede sin recibir en esta vida el céntuplo en
casas, hermanas, hermanos, madres, hijos y campos, sufriendo persecuciones, pero
también la vida eterna en el siglo venidero. Pues muchos que ahora son los
primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros" 688.
Y un poco después: "Sabéis que aquellos que
parecen seros dirigentes de los pueblos son quienes los gobiernan, y sus
gobernantes son dueños del poder sobre los pueblos. En cambio, entre vosotros no
rige esta norma. Al contrario, aquel que quiera ser el jefe, rebájese a ser
sirviente; y el que desee ser entre vosotros el primero, sea esclavo de todos,
porque tampoco el Hijo del hombre vino a ser servido, sino a servir y entregar
su vida por la salvación de muchos" 689.
Algo más adelante: "Y Jesús, respondiendo,
les dijo: ¡Tened fe en Dios! En verdad os digo que si alguno le dijera a ese
monte: Quítate de ahí y precipítate en el mar, y en su corazón no hubiese la
menor duda de ello, sino que tuviera pleno convencimiento cuando dijera: ¡Que
eso suceda!, eso sucedería. Por eso os digo: convenceos de que todo lo que
pidáis en vuestras oraciones se os concederá y llegará a vosotros. Cuando os
dispongáis a orar, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonádsela, para que
también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestros pecados.
Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre, que está en los cielos,
os perdonará vuestros pecados" 690.
Igualmente, un poco después: "Sin embargo,
Jesús, respondiéndoles, les dijo: Dad, pues, al César lo que es del César, y a
Dios lo que es de Dios" 691.
Y en otro pasaje: "Se le acercó uno de los
escribas que los había oído disputar, y viendo lo bien que les había respondido,
le preguntó cuál era el primer mandamiento de todos. Y Jesús le contestó: De
todos los mandamientos, el primero es: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios,
es el único Señor; y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas 692.
Ese es el primer mandamiento, y el segundo, semejante a éste, es: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo 693.
No hay otro mandamiento mayor que éstos. Y el escriba le dijo: Muy bien,
Maestro. En verdad has dicho que Él es único, y fuera de Él no existe otro; y
que amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y
con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo es superior a todos
los holocaustos y sacrificios. Viendo Jesús que le había replicado con tanta
agudeza, le dijo Tú no andas lejos del reino de Dios. Y ya nadie se atrevía;
formularle preguntas" 694.
Un poco después: "Guardaos de los escribas,
que gustan de pasearse vestidos con sus estolas, ser saludados en la plaza
sentarse en las primeras sillas de las sinagogas y ocupar lo; primeros asientos
en los banquetes; esos que devoran la hacienda de las viudas con el pretexto de
largas oraciones. Ellos sufrirán un severo juicio. Sentándose Jesús frente al
gazofilacio observaba cómo la gente echaba sus monedas en aquel gazofilacio. Y
eran numerosos los ricos que depositaban muchas monedas. En esto, acercándose
una pobre viuda, echó dos moneditas por el valor de un cuadrante. Jesús,
reuniendo a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo que esa pobre viuda ha
depositado más que todos los que han echado dinero en el gazofilacio. Porque
todos ellos han entregado de lo que les sobraba, pero ella, en su pobreza, ha
dado todo lo que tenía para vivir" 695.
Algo más adelante: "Cuando os lleven para ser
entregados, no os preocupéis de lo que vais a decir: ya se os proporcionará en
el momento preciso qué es lo que tenéis que hablar, porque no seréis vosotros
quienes habléis, sino el Espíritu Santo" 696.
Y un poquito después: "Para todos seréis motivo de odio por mi nombre.
Pero aquel que se mantenga firme hasta el final, ése estará a salvo" 697.
Y en otro pasaje: "Manteneos alerta y velad haciendo oración, porque no
sabéis cuándo será el tiempo. Es como un hombre que, al partir de viaje, dejó su
casa, después de encargar a sus siervos determinados servicios y de recomendar
al portero que se mantenga vigilante. Vigilad, pues, porque ignoráis el momento
en que regresará el amo de la casa, si al atardecer, a media noche, al canto del
gallo, o de madrugada, no vaya a ser que se presente de improviso y os encuentre
dormidos y lo que os digo a vosotros, a todos se lo digo: manteneos, alerta" 698.
XXVII. Del Evangelio
según Lucas
"Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a
los hombres de buena voluntad" 699.
Un poco después: "Las gentes le preguntaban:
¿Qué hemos de hacer? Él, respondiendo, les decía: Quien tenga dos
túnicas, dé una a quien no tiene; quien tenga comida, obre del mismo modo. Se
acercaron también publicanos para ser bautizados, y le preguntaron: Maestro,
¿qué hemos de hacer? Y Él les contestó: No exijáis más de lo que os ha sido
fijado. Le preguntaban también los soldados diciendo: Y nosotros, ¿qué hemos de
hacer? Y Él les respondía: No extorsionéis a nadie; ni le acuséis en falso: daos
por satisfechos con vuestra paga" 700.
Un poquito más adelante: "Bienaventurados los
pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis
hambre, porque habréis de hartaros. Bienaventurados los que ahora lloráis,
porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando la gente os odie, se aparte de
vosotros, os maldiga y desprecie vuestro nombre como algo infecto a causa del
Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, pues grande será vuestra
recompensa en el cielo. Del mismo modo obraban sus padres con los profetas" 701.
"Pero ¡ay de vosotros, ricos, porque ya habéis
recibido vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que ya estáis saciados, porque
entonces pasaréis hambre! ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque habréis de
gemir y de llorar! ¡Ay cuando todos los hombres hablaren bien de vosotros,
porque del mismo modo obraban sus padres con los profetas!" 702.
"Mas yo os digo a los que me estáis escuchando: amad
a vuestros enemigos, y haced el bien a quienes os tienen odio. Bendecid a los
que os maldicen. Orad por los que os calumnian. Si uno te abofetea en una
mejilla, preséntale también la otra; y si alguno te sustrae el manto, no le
impidas que se lleve también la túnica. A todo el que te pida algo, dáselo; y no
reclames al que se ha llevado lo que era tuyo. Haced con los demás lo mismo que
queréis que los demás os hagan a vosotros. Si amáis a los que os aman, ¿a qué
recompensa os hacéis merecedores? También los pecadores aman a quien los aman. Y
si hicierais el bien solamente a aquellos que os lo hacen a vosotros, ¿qué
mérito tenéis en ello? También los pecadores se portan así. Y si sólo prestarais
a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué merecimiento ganáis? También los
pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Muy al contrario:
amad a vuestros enemigos; haced el bien prestad sin esperar nada a cambio. Así,
vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es
misericordioso con los ingratos y malvados. Sed, pues, misericordiosos, como
misericordioso es también vuestro Padre. No juzguéis, y no seréis juzgados. No
condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os
dará. Sobre vuestro regazo depositarán una buena medida, apretada, colmada,
rebosante; porque con la misma medida que midiereis, se os medirá a vosotros" 703.
"Y les ponía una comparación: ¿puede acaso un ciego
guiar a otro ciego? ¿No terminarán ambos cayendo en un hoyo? No es el discípulo
superior al maestro; ahora bien, todo aquel que sea como su maestro, será
perfecto. ¿Por qué andas mirando la paja en el ojo de tu hermano y, en cambio,
no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decirle a tu
hermano: hermano, déjame que te saque paja que tienes en el ojo, mientras que tú
no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la
viga de tu ojo, y luego intentarás el modo de sacar la paja del ojo de tu
hermano. No es el árbol bueno el que produce malos frutos; ni es el árbol malo
el que da frutos buenos Cada árbol se conoce por su fruto. No se cosechan higos
en los espinos ni se vendimian uvas en los zarzales. El hombre bueno ofrece la
bondad que se extrae del buen tesoro de su corazón. El hombre malo, de su
malignidad hace salir el mal. De la abundancia del corazón habla la lengua. ¿Por
qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que os digo? Todo el que se acerca
a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os diré a quién se parece. Se
parece a un hombre que construyó una casa, cavó profundamente y asentó los
cimientos sobre roca. Y cuando sobrevino una inundación, el río se abatió sobre
su casa, pero no pudo moverla porque estaba asentada sobre roca. En cambio, el
que escucha y no practica lo que oye se parece a un hombre que edificó su casa
sobre tierra sin cimiento alguno: el río se precipitó sobre ella, y al punto la
derribó; y la casa se arruinó completamente" 704.
Un poco más adelante: "¿A qué os diré que se
parecen los hombres de esta generación? ¿ A qué se parecen? A niños sentados en
la plaza que juegan con otros diciéndose: Os hemos cantado acompañándonos con
flautas, y no habéis bailado; hemos entonado lamentos, y no habéis llorado.
Porque vino Juan, el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y dijisteis: está
endemoniado. Y vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ahí tenéis a
un tragón y bebedor de vino, amigo de los publicanos y de los pecadores. Pero la
sabiduría es testimoniada por todos sus hijos" 705.
Asimismo, un poco más adelante: "La parábola
se interpreta así: la semilla es la palabra de Dios. Quienes se hallan cerca del
camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y arranca de sus
corazones esa palabra para que no crean y, en consecuencia, no se salven.
Quienes están sobre roca son los que, habiendo escuchado, aceptan gustosamente
la palabra, mas no echan raíces: de momento creen, pero en cuanto surge la
tentación, se apartan. Lo que cayó entre las espinas, ésos son los que
escucharon, pero cuando comienzan a germinar se ven ahogados por las
preocupaciones, por la: riquezas y por los placeres de la vida, y no producen
frutos. Lo que cayó en buena tierra, ésos son los que guardan las enseñanzas en
un corazón bueno y perfecto y, en su paciencia, proporcionan fruto" 706.
"Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o
la coloca debajo de la cama, sino que lo pone en un candelabro para que quienes
entran vean la luz. No hay cosa oculta que no termine poniéndose de manifiesto;
ni nada escondido que no acabe por conocerse y hacerse público. Atended, pues, a
lo que estáis oyendo: al que tiene se la dará; y al que no tiene se le quitará
incluso lo que cree tener" 707.
Algo después: "Reuniendo a los doce
apóstoles, les confié la virtud y la potestad sobre todos los demonios, y la de
sanar las enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los
enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bestia, ni alforja, ni
pan, ni dinero; no tengáis dos vestidos; en cualquier casa que entréis, en ella
albergaos y no salgáis de ella. Cuando en algún lugar no os reciban, alejándoos
de la ciudad sacudíos incluso el polvo de vuestros pies en testimonio contra
aquella gente" 708.
Un poco más adelante: "Y les decía a todos:
El que quiera venir tras de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Quien quiera salvar su vida, la perderá. En cambio, quien pierda su vida por mi
causa, ése la salvará. Pues ¿de qué le aprovecha a un hombre ganar todo el mundo
si se pierde a sí mismo o se expone al peligro? El que se avergonzare de mí o de
mis palabras, de él se avergonzará también el Hijo del hombre cuando se presente
en medio de su gloria, de la del Padre y de la de los santos ángeles" 709.
En otro pasaje: "Surgió entre ellos la
discusión de quién sería el más grande. Pero Jesús, dándose cuenta de los
pensamientos de sus corazones, tomando a un niño lo colocó a su lado y les dijo:
Cualquiera que recibiere a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y quien a mí
me recibiera, recibe a Aquel que me ha enviado. Aquel que de entre vosotros sea
el más pequeño, ése es el más grande" 710.
Un poco después: "y le dijo a otro: Sígueme.
Y aquél le respondió: Señor, permíteme primero ir a enterrar a mi padre. Y Jesús
le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el reino
de Dios. Y el otro añadió: Te seguiré, Señor; pero déjame antes ir a despedirme
de los que están en mi casa. Y Jesús le dice: Nadie que ponga la mano en el
arado y vuelva la vista atrás es apto para el reino de Dios" 711.
Algo más adelante: "Daos cuenta de que os
envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado;
no saludéis a nadie por el camino. En cualquier casa en que entréis, decid
primero: Paz para esta casa. Y si allí hubiera un hijo de paz, vuestra paz
reposará sobre aquella casa; en caso contrario, retornará a vosotros. Albergaos
en esa casa comiendo y bebiendo lo que en ella hubiere; pues el trabajador se
hace acreedor a su salario. No paséis de casa en casa. En cualquier ciudad a la
que lleguéis y os reciban, comed lo que os ofrezcan. Sanad a los enfermos que en
ella hubiere, y decidles: El reino de Dios se ha acercado a vosotros. Cuando
lleguéis a alguna ciudad y no os reciban, salid por sus plazas y decid:
Sacudimos sobre vosotros incluso el polvo que se nos ha pegado de vuestra
ciudad; pero enteraos, no obstante, de que se os ha acercado el reino de Dios. Y
os digo que en aquel día Sodoma obtendrá mayor benevolencia que aquella ciudad" 712.
Un poquito después: "Sin embargo, no os
alegréis por el hecho de que los espíritus se os sometan; alegraos, más bien,
porque vuestros nombres están escritos en los cielos" 713.
Algo más adelante: "He aquí que un doctor de
la Ley se levantó tratándolo de ponerlo a prueba y diciéndole: Maestro, ¿qué he
de hacer para poseer la vida eterna? Pero Él le contestó: ¿Qué está escrito en
la Ley? ¿Cómo lees en ella el otro le respondió: Amarás al Señor, tu Dios, con
todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y
al prójimo como a ti mismo" 714.
Y un poco después: "¿Quién de estos tres te
parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de los ladrones? Y el otro
respondió: Él que se mostró misericordioso con él. Y Jesús le dijo: Ve y obra tú
de igual manera" 715.
Y un poquito más adelante: "Marta, Marta; te muestras afanosa y te
preocupas por demasiadas cosas, cuando sólo una es necesaria. María supo elegir
la mejor parte, que no le será quitada" 716.
Asimismo, un poco más adelante: "Cuando oréis
-afirma-, decid así: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino;
proporciónanos también hoy nuestro pan cotidiano; perdónanos nuestros pecados,
igual que nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden; y no nos expongas a
la tentación. Les dijo también: Quién de vosotros tiene un amigo, y acude a
media noche hasta su casa y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque se me ha
presentado un amigo mío que venía de viaje y no tengo qué ofrecerle de comer; y
el de dentro le respondiera diciéndole: No me molestes; la puerta está ya
cerrada y los niños están conmigo en la cama: no puedo levantarme y dártelo. Os
digo que, aunque no se los diera por el hecho de ser amigo suyo, al menos por su
inoportunidad se levantaría de la cama y le daría lo que necesitase. Y yo os
digo: pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá. Pues
todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
Si alguno de vosotros le pide a su padre pan, ¿acaso le dará éste una piedra? O
si le pide un pez, ¿le dará tal vez una serpiente en vez de un pez? O si le pide
un huevo, ¿le ofrecerá quizá un escorpión? Pues bien, si vosotros, que sois
malos, sabéis entregarles a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más vuestro
Padre, que está en el cielo, dejará de daros bienes espirituales a quienes le
pidan?" 717.
Algo después: "y sucedió que, mientras estaba
hablando, una mujer entre la muchedumbre, levantando la voz, le dijo: Bendito el
vientre que te llevó y los pechos que mamaste. Pero Él replicó: Al contrario:
benditos quienes escuchan la palabra de Dios y la cumplen" 718.
Y un poco más adelante: "Al terminar de hablar, un fariseo le rogó que
comiera en su casa. Entrando en ella, ocupó un asiento. El fariseo, entonces,
comenzó a decirse para sus adentros por qué Jesús no había bendecido antes el
alimento. Pero el Señor le dijo: Vosotros, fariseos, limpiáis el exterior de la
copa y del plato, pero vuestro interior está lleno de rapiña y de iniquidad.
Necios, ¿acaso quien hizo el exterior no hizo también el interior? Dad en
limosna lo que os sobra y todo se os limpiará. Pero ¡ay de vosotros, fariseos,
que contabilizáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las hortalizas,
pero os despreocupáis de la justicia y del amor de Dios! Eso es lo que conviene
practicar, sin dejar de lado aquello otro. ¡Ay de vosotros, fariseos, que
ansiáis los primeros asientos en las sinagogas y los saludos en la plaza! ¡Ay de
vosotros, que sois como sepulturas que no se ven, y los hombres que pasan por
encima de ellas las ignoran! Interviniendo en la conversación un doctor en la
Ley le dijo: Maestro, con eso que estás diciendo nos ofendes también a nosotros.
Y Él le contestó: ¡Ay también de vosotros, doctores en la Ley, que cargáis a los
hombres con pesados fardos que no pueden ser acarreados, y vosotros no tocáis la
carga ni con un solo dedo!" 719.
En otro pasaje: "Precaveos de la levadura de
los fariseos, que es la hipocresía" 720.
Y un poco más abajo: "Sin embargo, yo os digo, amigos míos, que no os
aterroricen quienes matan el cuerpo, pero, aparte de ello, no pueden hacer nada
más. Os indicaré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar,
tiene la potestad de enviaros al infierno. Eso es lo que os digo: temed a ése.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Y, sin embargo, ni uno solo de
ellos es olvidado por Dios. Incluso todos los cabellos de vuestra cabeza están
contados. No tengáis, pues, miedo: vosotros valéis más que todos los pajarillos.
Y yo os digo: todo aquel que se confesare discípulo mío delante de los hombres,
también el Hijo del hombre testificará en favor suyo delante de los ángeles de
Dios. A todo aquel que hable contra el Hijo del hombre se le perdonará; ahora
bien, si alguien blasfemare contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando
os conduzcan a las sinagogas, ante los magistrados y ante las autoridades, no
andéis preocupándoos de cómo y qué tenéis que responder, ni de lo que habréis de
decir: el Espíritu Santo os inspirará en ese momento qué es lo que conviene
decir" 721.
"Uno de entre la gente le dijo: Maestro, dile a mi
hermano que reparta conmigo la herencia. Pero Él replicó. Hombre, ¿quién me ha
designado juez o repartidor entre vosotros? Y dirigiéndose a ellos, les dijo:
Mirad y precaveos de toda avaricia, pues no es en la abundancia de riquezas en
donde se fundamenta la vida de quien las posee. Y les puso una comparación
diciéndoles: El campo de cierto hombre rico produjo pingües frutos, y él
cavilaba para sus adentros preguntándose: ¿Qué haré, pues no tengo dónde
almacenar mis cosechas? Y se dijo: Lo que haré será destruir mis graneros y
levantar otros mayores; en ellos almacenaré todos los bienes que he acumulado; y
le diré a mi alma: alma mía, tienes riquezas abundantes para muchos años;
descansa, come, bebe, banquetea. Pero Dios le dijo: ¡Necio! Esta noche irán a
reclamarte la vida. ¿De quién será todo cuanto has almacenado? Así se comporta
todo el que acumula tesoros para sí mismo, pero no es rico a los ojos de Dios" 722.
"Y dijo a sus discípulos: Por eso os digo: no os
andéis preocupando de vuestra vida, de qué comeréis, ni con qué cubriréis
vuestro cuerpo. La vida importa más que la comida y el cuerpo es más importante
que el vestido. Fijaos en los cuervos, que no siembran, ni cosechan, ni poseen
despenseros ni hórreos, y sin embargo Dios los alimenta. ¡Cuánto más importantes
sois vosotros que esas aves! ¿Quién de vosotros por mucho que cavile, es capaz
de añadir un simple centímetro a su estatura? Y si no sois capaces de hacer algo
tan sin importancia, ¿para qué os preocupáis de lo demás? Fijaos en cómo crecen
los lirios: no trabajan ni hilan; y yo os digo que Salomón, a pesar de toda su
magnificencia, no estuvo, sin embargo, vestido como uno solo de ellos. Si Dios
viste a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, ¿
cuánto más no va a hacerlo con vosotros, hombres de poca fe? No andéis buscando
qué vais a comer o a beber, ni os dejéis sumir en las preocupaciones. Por todo
eso es por lo que se afanan las gentes del mundo; sin embargo, vuestro Padre
sabe que vosotros tenéis necesidad de ello. Procurad, más bien, buscar el reino
de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura. No tengáis miedo, rebañito,
porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros el reino. Vended lo que poseáis
y dadlo como limosna. Fabricaos bolsas que no envejecen, un tesoro que habrá de
seros valioso en los cielos, al que no llega el ladrón, ni la polilla lo
deteriora. Pues donde está vuestro tesoro, allí está también vuestro corazón" 723.
Un poco más adelante: "Vosotros estad
preparados, porque a la hora que no esperáis vendrá el Hijo del hombre. Pedro le
pregunta: Señor, ¿esa parábola nos la aplicas a nosotros, o también a todos los
demás? Y el Señor le respondió: ¿Quién crees tú que es el siervo fiel y prudente
al que su señor colocará al frente de toda la servidumbre para que les reparta
su ración en el momento oportuno? Bienaventurado el siervo a quien su señor, al
llegar, lo encuentra cumpliendo con su deber. En verdad os digo que le
encomendará la administración de todo cuanto posee. Pero si el siervo se dijera
para sus adentros: Mi amo tardará en venir, y comenzara a vapulear a los criados
y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el señor de aquel siervo se
presentará en el día que no lo espera y a una hora que no sabe; lo apartará de
su cargo y colocará su suerte entre la de los infieles. Pues el siervo que
conocía la voluntad de su amo y no lo preparó todo y obró de acuerdo con tales
deseos, recibirá numerosos azotes; en cambio, el que no la conocía y se hizo
acreedor a los golpes, recibirá pocos azotes. Pues a todo el que se le da mucho,
mucho será lo que se le reclame; y al que mucho se le encargó, más será lo que
se le exija" 724.
Asimismo, un poco después: "Hipócritas:
sabéis escudriñar la faz de la tierra y del cielo, ¿ cómo es que no supisteis
reconocer este tiempo? ¿Por qué incluso no sois capaces de determinar lo que de
vosotros mismos es justo?" 725.
Algo después: "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha; porque yo os
digo que muchos que pretenden entrar no podrán hacerlo" 726.
Y en otro pasaje: "Dándose cuenta de cómo los
invitados elegían los primeros asientos, les decía esta parábola: Cuando se te
invite a una boda, no ocupes el lugar más importante, no sea que se haya
invitado a alguien más eminente que tú y, acercándose aquel que os invitó a
ambos, te diga: Cédele tu lugar; y lleno de vergüenza tengas que ocupar el lugar
más humilde. Muy al contrario; cuando te inviten, ve y ocupa el lugar más
humilde, para que, cuando se te acerque el que te invitó, te diga: Amigo,
colócate en este sitio más digno; y entonces ganes reputación ante todos los
comensales. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla
será ensalzado. Le decía también a la persona que lo había invitado: Cuando
prepares una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a
tus parientes o vecinos ricos, no sea que también ellos te cursen una invitación
y resultes recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los
pobres, a los débiles, a los cojos, a los ciegos, y serás bienaventurado, porque
no tienen posibilidad de recompensarte; pero se te recompensará cuando se
recompense a los justos" 727.
Y un poquito después: "Si alguno viene a mí y
no aborrece a su padre y a su madre, a su esposa e hijos, a sus hermanos y
hermanas, e incluso a su propia vida, no puede ser discípulo mío. Quien no carga
con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de
vosotros, deseando construir una torre, no se sienta primero a presupuestar los
gastos y ver si tiene lo necesario para llevar a cabo su proyecto, no vaya a ser
que después de echar los cimientos no pudiera concluirla y todos los que lo
vieran comenzaran a reírse de él, diciendo: Ahí tienes a un tipo que comenzó a
construir y no pudo culminar la obra? ¿O qué rey, al ir a hacer la guerra contra
otro rey, no se sienta primero a sopesar si puede con diez mil hombres salir al
encuentro de quien viene en su busca con veinte mil? En caso negativo, mientras
aún se halla lejos su enemigo, le envía una embajada y le hace propuestas de
paz. Así, pues, todo aquel de vosotros que no renuncie a cuanto posea no puede
ser discípulo mío" 728.
Algo más adelante: "Y yo os digo: Con las
riquezas terrenales, que son inicuas, ganaos amigos, para que, cuando muráis, se
os reciba en las moradas eternas. Quien es leal en lo intrascendente, también es
leal en lo importante. Y quien es inicuo en cosa sin importancia, inicuo es
también en lo trascendental. Pues bien: si no os mostrasteis fieles a las
riquezas en la iniquidad, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no
fuisteis leales, ¿quién os dará lo que es vuestro? Nadie puede servir a dos
señores, pues o aborrecerá a uno y amará al otro, o se aliará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a la riqueza. Estaban los
fariseos escuchando todas estas palabras y, como eran avaros, se reían de Él. Y
díjoles: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los
hombres; pero Dios conoce vuestros corazones. Porque aquello que los hombres
consideran sublime, a los ojos de Dios sólo es abominación" 729.
Y unos versículos después: "Todo el que repudia a su esposa y se casa con
otra, comete adulterio" 730.
Y un poco más tarde: "No pueden por menos de
sobrevenir escándalos. Pero ¡ay de aquel por el que sobrevienen! Más le valiera
que le pusieran una rueda de molino en torno al cuello y lo arrojasen al mar
antes de escandalizar a uno de estos pequeñuelos míos. Velad por vuestros
intereses: si tu hermano te ofendiera, amonéstalo; y si se arrepintiese,
perdónalo. Y si te ofendiera siete veces al día, y siete veces al día se
dirigiera a ti diciéndote "perdóname", concédele tu perdón" 731.
Y en otro pasaje: "A unos que se ufanaban de
justos y despreciaban a los demás, les dijo esta parábola: Dos hombres -el uno
fariseo, el otro publicano- subieron al templo a orar. El fariseo, puesto en
pie, oraba consigo de esta manera: Gracias te doy, Señor, porque no soy como los
demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros; ni siquiera como ese publicano. Yo
ayuno dos veces por semana y entrego el diezmo de todo lo que poseo. En cambio,
el publicano, situado en un rincón, no osaba siquiera elevar sus ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios mío, ten benevolencia conmigo, que
soy un pecador. Yo os aseguro que éste regresó a su casa justificado antes que
el otro. Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla
será ensalzado" 732.
"También traían niños ante Él para que los tocase.
Viéndolo los discípulos, les reñían. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: Dejad
que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis. El reino de Dios es de
quienes son como ellos. En verdad os digo que quien no recibiere el reino de
Dios como un niño, no entrará en él" 733.
"Un personaje importante le preguntó: Maestro bueno,
¿qué debo hacer para poseer la vida eterna? Y Jesús le respondió: ¿Por qué me
llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. Ya conoces los mandamientos: no
matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, honra a
tu padre y a tu madre 734.
El otro replicó: Todo eso lo he observado desde mi juventud. Al oírlo, Jesús le
dijo: Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y dáselo a los pobres, y
poseerás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme. El otro, al escucharlo, se
puso triste, porque era muy rico. Y viendo Jesús que se había entristecido,
añadió: ¡Qué difícil es que quienes poseen riquezas entren en el reino de Dios!
Resulta más sencillo que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico
entre en el reino de Dios. Los que le escuchaban comentaron: ¿Quién puede,
entonces, salvarse? Y Él les respondió: Lo que les resulta imposible a los
hombres, le es posible a Dios. Pero Pedro dijo: Date cuenta de que nosotros lo
hemos abandonando todo y te hemos seguido. Y Él afirmó: En verdad os digo que no
habrá nadie que deje su casa o sus padres, hermanos, esposa e hijos a causa del
reino de Dios, que no reciba mucho más en esta tierra y la vida eterna en el
siglo venidero" 735.
Y en otro lugar: Entonces Zaqueo, poniéndose
en pie, le dijo al Señor: Mira, Señor: entrego a los pobres la mitad de mis
bienes; y si en algo he defraudado a alguien, le restituyo el cuádruple. Jesús
le contestó: Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es
hijo de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se
había perdido" 736.
Un poco después: "Por lo tanto, devolved al
César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios" 737.
Y en otro pasaje: "Oyéndolo todo el pueblo, dijo a sus discípulos:
Guardaos de los escribas, que gustan pasearse vistiendo estolas y ansían los
saludos en las plazas, los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de
honor en los banquetes; que devoran las haciendas de las viudas con la disculpa
de hacer larga oración: ésos recibirán una condena más severa" 738.
"Mirando, observó que los ricos depositaban sus
ofrendas en el gazofilacio; observó, sin embargo, que una pobrecita viuda
depositaba dos pequeñas monedas. Y dijo: En verdad os digo que esa pobre viuda
ha entregado más que todos. Porque todos aquellos dieron a Dios como ofrenda lo
que les sobraba, pero ella, en su pobreza, ha entregado lo único que tenía para
su sustento" 739.
Asimismo, en otro pasaje: "Convenceos en vuestro corazón de que no andéis
pensando lo que habréis de responder. Yo os daré boca y sabiduría, a la que no
podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Sin embargo, seréis
entregados por vuestros padres y hermanos, por vuestros parientes y amigos; y a
algunos de vosotros os castigarán con la muerte; y para todo el mundo seréis
motivo de odio por mi nombre. Pero no perecerá ni un pelo de vuestra cabeza. En
vuestra paciencia, conservaréis vuestras almas" 740.
Algo más adelante: "Mirad por vuestros
intereses, no vaya a ser que vuestros corazones se vean agravados por la
glotonería y la embriaguez, y por las preocupaciones de esta vida; y venga sobre
vosotros repentinamente aquel día. Porque como un lazo caerá sobre todos cuantos
habitan sobre la superficie de la tierra toda. Manteneos, pues, en vela, orando
en todo momento, para que seáis considerados dignos de escapar a todas aquellas
calamidades que han de suceder, y de estar en pie delante del Hijo del hombre" 741.
Asimismo, un poquito después: "Surgió entre
ellos la discusión de cuál parecía el mayor. Y Él les dijo: Los reyes de las
naciones dominan sobre ellas, y se califica de bienhechores a quienes tienen
potestad sobre ellas. No seáis vosotros así. Al contrario; el que entre vosotros
es mayor, sea como el más joven; el que es superior, sea como el sirviente. Pero
¿quién es más importante: el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No lo es
el que está sentado a la mesa? Sin embargo, entre vosotros yo soy como el que
sirve" 742.
Y en otro pasaje: "Orad, para que no sucumbáis a la tentación" 743.
XXVIII. Del Evangelio
según Juan
"¿Cómo podéis creer vosotros, que recibís la gloria
que proviene de unos y de otros, y no buscáis la gloria que de solo Dios
emana?" 744.
Y un poco después: "Sin embargo, Jesús dijo: Tampoco yo te condenaré.
Vete y no peques ya más" 745.
Y algo más adelante: "Si vosotros permanecierais fieles a mi palabra,
seríais verdaderamente discípulos míos y conoceríais la verdad, y la verdad os
haría libres" 746.
Y un poquito después: "En verdad, en verdad os digo que todo el que peca
se convierte en esclavo del pecado" 747.
Y en otro pasaje: "En verdad, en verdad os digo que si alguno observare
mi palabra, no morirá eternamente" 748.
Algo más adelante: "Quien ama su vida, la
perderá; quien odia su vida en este mundo, la mantendrá a salvo para la vida
eterna. Si alguno quiere ser siervo mío, que me siga. Y donde yo esté, allí
estará también mi siervo. Si alguien me sirviera, mi Padre lo honrará" 749.
Y en otro pasaje: "Pues tuvieron en mayor estima la gloria de los hombres
que la gloria de Dios" 750.
Y en otro lugar: "Vosotros me llamáis Maestro
y Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el
Maestro, he lavado vuestros pies, también vosotros debéis lavaros los pies los
unos a los otros. Os he dado ejemplo para que, del mismo modo que yo he hecho
con vosotros, también vosotros lo hagáis" 751.
Un poco después: "Un nuevo mandamiento os doy: que os améis los unos a
los otros; que del mismo modo que yo os he amado, también vosotros os améis los
unos a. los otros. En esto conocerán que sois discípulos míos, si os amarais
unos a otros" 752.
Algo más adelante: "Si me amáis, cumpliréis
mis mandamientos" 753.
Y un poquito después: "Quien conoce mis mandamientos y los cumple; ése es
quien me ama. Y el que me ama es amado por mi Padre, y yo lo amaré y me
manifestaré a él" 754.
Tres versículos después: "Si alguien me ama, guardará mi palabra; y mi
Padre lo amará, y vendremos a él, y pondremos en él nuestra morada. El que no me
ama, no guarda mis palabras" 755.
Un poco después: "Permaneced en mí y yo en
vosotros. Del mismo modo que el sarmiento no puede tener fruto si no permanece
unido a la parra, así os pasará a vosotros si no permanecéis unidos a mí. Yo soy
la parra, vosotros los sarmientos: el que permanece unido a mí y yo a él,
producirá abundante fruto, porque sin mí nada podéis lograr. Si alguno no
permanece unido a mí, será como sarmiento que se poda y se seca; los recogerán,
los echarán al fuego y arderán. Si permanecierais unidos a mí, mis palabras
permanecerán en vosotros: pedid lo que queráis, y se os concederá. En esto es
glorificado mi Padre: en que produzcáis abundante fruto y os convirtáis en
discípulos míos. Como mi Padre me amó, así yo os he amado: permaneced en mi
amor. Si cumplierais mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, igual que yo
cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho todo
esto para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo se vea satisfecho. Este es
mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. No existe
mayor amor que el de quien da su vida por sus amigos" 756.
Y un poco después: "Esto es lo que os encargo: que os améis los unos a
los otros" 757.
Todos estos pasajes son los que, tomados de los
cuatro evangelios, hemos considerado oportuno recoger en esta obra. Como puede
advertirse, tres evangelistas -Mateo, Marcos y Lucas- son los que nos han
proporcionado mayor cantidad de normas de vida, porque reflejan aquella faceta
que se califica de "activa". En cambio, Juan se atuvo más a la faceta
"contemplativa", de modo que, si bien su evangelio es superior a los otros, sin
embargo encontramos en él pocos preceptos morales.
Apuntemos que son también poquísimos los pasajes
que extraemos del libro que titularon Hechos de los Apóstoles. Ello se
explica porque su contenido es la historia de los acontecimientos sobre los que
se edificó la fe, y recoge, por tanto, más ejemplos que preceptos.
XXIX. Del libro de los
Hechos de los Apóstoles
Hablando Santiago, dice: "Por eso pienso que
no debe inquietarse a aquellos de entre los gentiles que se conviertan al Señor,
sino escribirles que se aparten del pecaminoso culto de los ídolos, de la
fornicación, de lo ahogado y de la sangre" 758.
Y un poco después: "Nos ha parecido oportuno al Espíritu Santo y a
nosotros no imponeros más carga que la necesaria: que os abstengáis de los
sacrificios de los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación.
Haréis bien en guardaros de tales prácticas. Adiós" 759.
Mucho más adelante, cuando el apóstol Pablo habla
a los jefes de la Iglesia, a quienes había reunido, dice: "Mirad por
vosotros y por todo vuestro rebaño, a cuyo frente os ha colocado el Espíritu
Santo como obispos para pastorear la Iglesia de Dios, la cual ganó con su
sangre" 760.
Y un poco después, dirigiéndose a las mismas personas: "No he codiciado
ni el oro, ni la plata, ni el vestido de nadie. Vosotros sabéis que cuando algo
he necesitado para mí y para los que conmigo estaban, estas manos mías son las
que me han servido. En todo os he mostrado que, trabajando así, es como conviene
hacerse cargo de los enfermos y tener presentes las palabras del Señor Jesús,
cuando dijo: Mayor bienaventuranza es dar que recibir" 761.
En otro pasaje, cuando Santiago y sus
acompañantes están hablando con el apóstol Pablo, le dijeron: "Ya ves,
hermano, cuántos miles son, entre los judíos, los que han creído, y todos se
muestran observantes de la ley. Sin embargo, han tenido noticias sobre ti de que
enseñas a alejarse de Moisés a los judíos que viven entre los gentiles,
diciéndoles que no deben circuncidar a sus hijos ni andar según la costumbre.
¿Qué sucede, pues? Lógicamente, la multitud vendrá a reunirse, pues se ha
enterado de que has llegado. Haz lo que te decimos. Hay entre nosotros cuatro
hombres que tienen formulado un voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos y
págales para que te rasuren la cabeza 762,
y sepan todos que es falso lo que de ti han oído. Al contrario, verán que tú
también andas guardando la ley. En cuanto a quienes, de entre los gentiles, se
han convertido a nuestra fe, les hemos escrito diciéndoles que hemos acordado
que se abstengan de lo que se sacrifica de los ídolos, de la sangre, de lo
ahogado y de la fornicación" 763.
Esto es lo que del libro de los Hechos de los
Apóstoles hemos encontrado oportuno recoger aquí como pasajes apropiados para
esta obra nuestra. En ellos vemos a los apóstoles no queriendo imponer ninguna
carga de la antigua ley por lo que se refiere a la abstinencia del placer
corporal, excepto la observancia de tres preceptos: que se abstengan de lo que
se inmola a los ídolos, que se aparten de la sangre y que eviten la fornicación.
De ahí que algunos consideren que sólo estos tres delitos son capitales: la
idolatría, el homicidio y la fornicación. (En este último se incluye tanto el
adulterio como todo comercio carnal que no sea con la esposa.) ¡Como si no
fueran también capitales todos los demás pecados -aparte de estos tres- que
alejan del reino de Dios; y como si se hubiese dicho vana y caprichosamente que
"ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni
los robado res poseerán el reino de Dios"! 764.
Pero lo
que interesa es que, retomando el hilo de nuestro argumento, abordemos las
epístolas apostólicas y veamos también en ellas qué cuadra convenientemente a
esta obra.
XXX. De la epístola
del apóstol Pablo a los Romanos
"No me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de
Dios para la salvación de todo el que cree; en primer lugar, la del judío, pero
también la del griego, pues en éste se pone de manifiesto la justicia de Dios al
apartarlo de una fe y llevarlo a otra, según está escrito: El justo vivirá de mi
fe 765.
La ira de Dios se manifiesta desde el cielo sobre la impiedad y la injusticia de
aquellos hombres que detienen la verdad arrastrándola a la injusticia. Porque lo
que de Dios puede ser conocido se ha puesto de manifiesto en ellos, porque Dios
se lo ha manifestado. Desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, así
como su eterno poder y su divinidad, pueden observarse a través de aquellas
obras que se conocen, de manera que no tendrán excusa alguna, dado que, habiendo
conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni se le mostraron agradecidos,
sino que se disiparon en sus propios pensamientos, y su necio corazón se tiñó de
tinieblas. Ufanándose de sabios, se volvieron estúpidos, y cambiaron la gloria
de Dios inmortal por representaciones que, en imagen, figuraban al hombre
mortal, o aves, o cuadrúpedos, o serpientes" 766.
"Por eso Dios los dejó expuestos al capricho de las
pasiones de su corazón para que se hundieran en la inmundicia, y con sus
ultrajes deshonraran entre sí sus propios cuerpos, pues trocaron la verdad de
Dios por mentira, y adoraron y rindieron pleitesía a la criatura prefiriéndola
al Criador, que es bendito por los siglos. Amén. Por eso Dios los dejó expuestos
a pasiones ignominiosas. Sus mujeres cambiaron la práctica natural del sexo por
otras relaciones contra natura, y lo mismo hicieron los varones: dejando de lado
el contacto sexual natural con la mujer, se abrasaron en la pasión de unos por
otros, practicando la infamia varones con varones, y haciéndose acreedores en sí
mismos de la recompensa que convenía a su extravío. Y como demostraron que no
tenían preocupación alguna de conocer a Dios, Dios los dejó en manos de una
mentalidad condenable para que hicieran lo que no convenía; repletos de toda
iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de
envidia, de homicidios, de pleitos, de mentira, de malignidad; murmuradores,
detractores, abominables de Dios, difamadores, soberbios, altaneros,
maquinadores de males, desobedientes a sus padres, insensatos, desordenados, sin
afecto, sin lealtad, sin misericordia. Ellos, conociendo cómo actúa la justicia
de Dios, no quisieron comprender que quienes se comportan de aquella forma se
hacen merecedores de la muerte; más aún, no sólo quienes lo llevan a cabo, sino
también quienes están de acuerdo con los que lo realizan" 767.
"Por eso, no tienes disculpa tú, hombre que juzgas,
quienquiera que seas; pues en aquello mismo que a otro juzgas te estás tú mismo
condenando, ya que practicas precisamente aquello que juzgas. Pero sabemos que
el juicio de Dios sobre quienes tales cosas hacen se atiene a la verdad. ¿Y
piensas tú -hombre que juzgas a los que hacen esas cosas y que tú mismo haces
también- que vas a escapar al juicio de Dios? ¿Acaso desprecias las riquezas de
su bondad, de su paciencia, de su longanimidad, ignorando que la benignidad de
Dios te conduce al arrepentimiento? Consecuente con tu obcecación y con tu
corazón impenitente, vas acumulando contra ti la ira de la cólera y de la
manifestación del justo juicio de Dios, que recompensa a cada uno según sus
obras: gloria, honor e inmortalidad a quienes buscan la vida eterna mediante la
perseverancia en el bien obrar; ira y desesperación para quienes, en su
obcecación, no se atienen a la verdad y se confían a la iniquidad. Tribulación y
angustia sobre toda alma del hombre que practica el mal, tanto del judío,
primeramente, como del griego. En cambio, gloria, honor y paz para todo el que
practica el bien, tanto para el judío, primeramente, como para el griego" 768.
Y un poco después: "Pues ante Dios, los justos no son los auditores de la
ley, sino que quienes la practican serán los considerados justos" 769.
Asimismo, un poco después: "¿Cómo es que tú, que enseñas a los demás, no
te enseñas a ti mismo? Tú, que predicas que no hay que robar, ¿robas? Tú, que
dices que no hay que fornicar, ¿fornicas? Tú, que abominas los ídolos, ¿cometes
sacrilegio? Tú, que te ufanas en la ley, ¿deshonras a Dios transgrediendo esa
ley? Pues, según está escrito 770,
el nombre de Dios es, entre los pueblos, motivo de blasfemia por culpa vuestra" 771.
Un poco más adelante: "Justificados, pues,
por la fe, mantengamos la paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo. Por
Él, merced a la fe, hemos tenido acceso a esta gracia en que nos mantenemos, y
nos gloriamos en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios. Más aún: nos
gloriamos también en las tribulaciones, conscientes de que la tribulación
engendra perseverancia; la perseverancia, a su vez, acrisola; y este crisol
alienta la esperanza; y la esperanza a nadie frustra, porque el amor de Dios ha
sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido
dado" 772.
Y en otro pasaje: "Que en vuestro cuerpo
mortal no reine el pecado hasta el punto de que obedezcáis a sus
concupiscencias. No ofrezcáis vuestros miembros al pecado como instrumentos de
iniquidad; antes bien, presentaos ante Dios como vivos resucitados de entre los
muertos, y vuestros miembros como instrumentos de justicia al servicio de Dios" 773.
Y un poquito después: "Lo califico de humano teniendo en cuenta la
debilidad de vuestra carne. Del mismo modo que ofrecisteis vuestros miembros al
servicio de la impureza y de la iniquidad para la iniquidad, así ahora ofreced
vuestros miembros al servicio de la justicia para la santificación" 774.
"Así, pues, hermanos, el que vivamos según la carne
no se lo debemos a la carne; pues si vivierais según la carne, según la carne
moriréis; pero si con el Espíritu reprimís las obras de la carne, viviréis.
Quienes son conducidos por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios" 775.
Unos cuantos versículos después: "Herederos de Dios y, por lo tanto,
coherederos de Cristo: si juntamente hemos sufrido, también conjuntamente
recibiremos la gloria" 776.
Algo después: "Si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos gracias a la
paciencia" 777.
Unos versículos más adelante: "Sabemos que Dios lo dirige todo con vistas
al bien de quienes lo aman" 778.
Y un poco después: "¿Quién nos alejará del amor a Cristo? ¿La
tribulación? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El
peligro? ¿La espada? Según está escrito: Por ti nos vemos mortificados todo el
día, y hemos sido considerados como ovejas destinadas al matadero 779.
Pero en todas estas adversidades mantenemos las esperanzas gracias a Aquel que
nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles,
ni principados, ni cosas presentes ni futuras, ni poderíos, ni altura, ni
profundidad , ni criatura alguna podrá apartamos del amor de Dios que está en
Jesucristo, nuestro Señor" 780.
Yen otro pasaje: "Pues con el corazón se cree
atendiendo a la justicia; pero con la boca se hace la confesión de fe atendiendo
a la salvación. Dice la Escritura: Todo el que crea en Él no se verá confundido 781.
No hay, pues, distinción entre judíos y griegos (=gentiles): uno mismo es el
Señor de todos, rico para cuantos lo invocan; porque "todo el que invocare el
nombre del Señor será salvo"" 782.
En otro lugar: "Mantente firme en tu fe: no
te ensoberbezcas; al contrario, muéstrate temeroso. Pues si Dios no perdonó a
las ramas naturales, cuida no sea que tampoco a ti te perdone. Considera, pues,
la bondad y la severidad de Dios: la severidad hacia aquellos que sucumbieron;
la bondad hacia ti, si permaneces en la bondad" 783.
Un poco después: "Por eso, hermanos, os
exhorto, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como
ofrenda viva, santa y grata a Dios, como obsequio espiritual de vosotros mismos.
No os amoldéis a las hechuras de este mundo; al contrario, transformaos en la
renovación de vuestro espíritu, para que comprobéis cuán buena, placentera y
perfecta es la voluntad de Dios. En virtud de la gracia que me fue concedida, os
digo a todos los que se hallan entre vosotros que nadie se precie más de lo que
conviene preciarse, sino préciese con mesura, según Dios le repartió a cada uno
la medida de la fe. Del mismo modo que en un solo cuerpo tenemos múltiples
miembros y esos miembros no tienen todos idéntica función, así nosotros, siendo
muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, sin dejar de ser cada une de nosotros
un miembro distinto del otro. Y así, cada une posee un don diferente según la
gracia que se nos ha otorgado: ya sea profecía, manteniendo el equilibrio con la
fe; y sea el ministerio, en el cumplimiento de sus funciones; ya sea el que
enseña, en la enseñanza; o el que exhorta, en la exhortación; o el que tiene
alguna responsabilidad, en su solicitud; el que practica la misericordia,
haciéndolo con alegría" 784.
"El amor, sin fingimientos. Rechazando el mal,
practicando el bien. Practicando el amor fraternal queriéndonos unos a. otros,
concediéndonos mutuamente el primer puesto; no siendo perezosos en la solicitud;
fervientes en el espíritu; sumisos al Señor; alegres en la esperanza; pacientes
en la tribulación; constantes en la oración; compartid en las necesidades de los
fieles; practicad asiduamente la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen:
bendecidlos y no los maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con
quienes lloran. Concebid los mismos sentimientos unos hacia otros. No os
ensoberbezcáis, sino mostraos afines a los humildes. No os consideréis sabios
ante vuestra propia opinión. No le devolváis a nadie mal por mal, procurando el
bien no sólo a los ojos de Dios, sino también delante de todos los hombres. Si
es posible, en cuanto de vosotros dependa, mantened la paz con todos los
hombres. No os defendáis a vosotros mismos, queridos míos: dad oportunidad a la
ira de Dios. Pues escrito está: Mía es la venganza; yo le daré su merecido, dice
el Señor 785.
Al contrario: Si tu enemigo tuviera hambre, dale de comer; si tuviera sed, dale
de beber; pues haciéndolo amontonarás sobre su cabeza carbones encendidos 786.
No permitas que el mal te venza; antes bien, vence tú al mal con el bien" 787.
"Sométase toda alma a las autoridades superiores,
pues ninguna autoridad existe sino emanada de Dios. Aquellas que existen, por
Dios han sido establecidas. Y así, quien resiste a la autoridad, a Dios, su
instaurador, es a quien resiste. Y quienes se resisten, su propio castigo están
buscando. Los gobernantes no son motivo de temor para quien obra bien, sino para
quien obra mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz el bien, y
alcanzarás de ella el elogio, pues Dios te lo ha colocado como ministro suyo con
vistas a bien. En cambio, si haces el mal, teme, porque no sin motivo porta la
espada: es ministro de Dios, vengador en su ira para quien obra el mal. Por eso,
necesario es que os sometáis no sólo por el castigo, sino también por propio
convencimiento. Además, también por ello les pagáis tributos, pues son
funcionarios de Dios, puestos precisamente para ese servicio. Pagad a todos sus
deudas; el tributo, a quienes debáis el tributo; al que el impuesto, el
impuesto; a quien el respeto, el respeto. y el honor a quien debáis rendir
honor" 788.
"No debáis nada a nadie, sino el amaros los unos a
los otros, ya que quien ama a su prójimo está cumpliendo la Ley. Pues aquello de
"no cometerás adulterio, no matarás. no robarás, no levantarás falso testimonio,
no codiciarás", y cualquier otro mandamiento que exista, se resume en estas
palabras: Amarás al prójimo como a ti mismo 789.
El amor al prójimo evita causarle el mal. Por tanto, el amor es la plenitud de
la Ley. Y esto, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo en que vivimos, porque
hora es ya de despertar de nuestro sueño. Ahora nuestra salvación está más
cercana que cuando abrazamos nuestra fe. La noche toca a su fin: el día se
aproxima. Despojémonos. pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos las
armas de la luz. Comportémonos decorosamente como en pleno día, no en comilonas
y borracheras, ni en casas de lenocinio y de indecencia, ni en rivalidades ni
envidias: revestíos del Señor Jesucristo. Y no atendáis a las exigencias de la
carne para someteros a sus pasiones" 790.
"Haceos cargo de que es débil en la fe, sin pararos
a discutir sobre criterios distintos. Hay quien cree que puede comer cualquier
alimento, mientras que el enfermo sólo se alimentará de verduras; pero el que
come, que no menosprecie a quien no come; y quien no come, no juzgue al que sí
come: Dios los ha aceptado así. ¿Quién eres tú para juzgar al siervo ajeno? Para
su señor se mantiene en pie o se cae; sin embargo, se mantendrá en pie, pues
poderoso es Dios para sostenerlo. Hay quien diferencia un día de otro, y hay
quien considera iguales todos los días. Que cada cual se muestre rico en su
propia forma de pensar. Quien sienta simpatía por un día determinado, para el
Señor la siente; el que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y
quien no come, para el Señor no come, y también da gracias a Dios. Porque
ninguno de nosotros vive sólo para sí, ni para sí sólo muere. Si vivimos, para
el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De modo que, tanto si
vivimos como si morimos, somos del Señor. Pues para esto murió Cristo y
resucitó: para el Señor de los muertos y de los vivos. Y tú, ¿por qué juzgas a
tu hermano? ¿O por qué desprecias tú a tu hermano? Todos hemos de presentamos
ante el tribunal de Dios. Pues escrito está: Vivo yo -dice el Señor-, que ante
mí se doblará toda rodilla, y toda lengua ensalzará a Dios 791.
Así que cada uno de nosotros dará personalmente cuenta de sí mismo a Dios" 792.
"Por tanto, no nos juzguemos jamás los unos a los
otros. Antes bien, convenceos de que no tenéis que ponerle a vuestro hermano
tropiezos, ni causarle escándalos. Sé -y tengo plena confianza de ello en el
Señor Jesús- que nada, por sí mismo, es impuro, sino que para aquel que
considera que una cosa es impura, para él es impura. Pues si por un alimento se
le causa tristeza a tu hermano, ya no estás comportándote de acuerdo con la
caridad. No hagas que, por tu alimento, se pierda aquel por quien Cristo murió.
Así que no se exponga a la crítica lo que es nuestro bien. El reino de Dios no
consiste en la comida y en la bebida, sino en la justicia, la paz y la alegría
en el Espíritu Santo. Quien en esto sirve a Cristo, se hace grato a Dios y es
estimado por los hombres. Así pues, seamos partidarios de lo que fomenta la paz
y la edificación mutua. No destruyas la obra de Dios a causa de un manjar. Todo
es, ciertamente, puro; pero resulta maligno para el hombre que come provocando
el escándalo. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni practicar algo en lo
que tu hermano se sienta ofendido, o escandalizado, o vacilante. La fe que
posees dentro de tu corazón, mantenla ante Dios. Dichoso aquel que no se juzga a
sí mismo en las decisiones que adopta. En cambio, el que no tiene claras las
ideas, si come, se condena, porque su actuación no emana de la fe. Y todo lo que
no procede de la fe es pecado" 793.
"Los que somos fuertes debemos de soportar las
debilidades de quienes carecen de fuerza, y no complacemos en nosotros mismos.
Que cada uno de nosotros complazca a su prójimo atendiendo al bien y con vistas
a su edificación. Cristo no se complugo a sí mismo, sino que, como está escrito,
"las injurias de quienes te injuriaban cayeron sobre mí" 794.
Todo cuanto se ha escrito, se ha escrito para nuestra enseñanza, con el fin de
que, mediante la paciencia y el consuelo de las Escrituras, mantengamos la
esperanza. Que el Dios de la paciencia y el consuelo os conceda un mutuo
sentimiento según Jesucristo, para que, unánimes, a una voz alabéis al Dios y
Padre nuestro Señor Jesucristo. Por eso, aceptaos unos a otros, como también
Cristo os aceptó para gloria de Dios" 795.
Y un poco después: "Macedonia y Acaya acordaron realizar alguna colecta
en favor de los pobres que, entre los fieles, hay en Jerusalén. Les pareció
oportuno y les son deudores de ello; pues si aquéllos han hecho a los gentiles
partícipes de sus bienes espirituales, justo es que éstos les atiendan en sus
necesidades terrenales" 796.
Y apenas unas líneas después: "Por eso os recomiendo, hermanos, por nuestro
Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis implorando en
favor mío en vuestras oraciones a Dios" 797.
Y un poco más adelante: "Os ruego, hermanos,
que os mantengáis sobre aviso acerca de aquellos que provocan disensiones y
escándalos transgrediendo la doctrina que habéis aprendido: apartaos de ellos,
pues tales personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a su propio vientre;
y con dulces palabras y halagos seducen los corazones de los inocentes. Vuestra
fidelidad se ha divulgado por doquier. Me alegro, pues, en vosotros; pero deseo
que os mostréis prudentes en el bien y sencillos en el mal" 798.
XXXI. De la primera
epístola a los Corintios
"Os suplico, hermanos, por el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, que todos manifestéis lo mismo, y que no existan escisiones
entre vosotros; que logréis todos tener el mismo pensamiento y la misma opinión.
Pues se me he hecho saber por los de Cloe que entre vosotros, hermanos, existen
rivalidades. Quiero decir que cada uno de vosotros afirma: Yo soy de Pablo; en
cambio, yo de Apolo; pues yo de Cefas; yo, por mi parte, de Cristo. ¿Está
dividido Cristo? ¿Es que Pablo fue crucificado en provecho vuestro? ¿O fuisteis
bautizados en nombre de Pablo?" 799.
Un poco después: "Él emana lo que vosotros sois en Jesucristo, a quien
Dios convirtió para nosotros en sabiduría, justicia, santificación y redención,
para que -como está escrito- "el que se gloría, gloríese en el Señor"" 800.
Y en otro pasaje: "Mientras entre vosotros
haya celos y rencillas, ¿no significa eso que sois carnales y os comportáis con
criterios humanos? Pues cuando alguien dice: Yo soy de Pablo; y otro, por su
parte, Yo de Apolo, ¿no estáis actuando como hombres?" 801.
Y un poquito después: "¿No os dais cuenta de que sois templo de Dios, y
el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno mancillara el templo de Dios,
Dios lo destruiría a él. Santo es el templo Dios, que sois vosotros. Nadie se
engañe: si alguno de entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase necio
para que pueda ser sabio. Pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos
de Dios" 802.
Unos versículos más adelante: "Así que no os
convirtáis en jueces antes de tiempo, hasta que el Señor venga: Él sacará a la
luz los secretos de las tinieblas y revelará los pensamientos íntimos de los
corazones. Entonces cada uno recibirá de Dios su alabanza. Estas ideas,
hermanos, las he ejemplificado en mí y en Apolo, pensando en vosotros, para que
aprendáis con nuestro ejemplo con el fin de que nadie, enfrentándose a otro,
vaya a ir mucho más allá de lo que está escrito, tomando partido por alguien.
Pues ¿quién te considera a ti distinto? ¿Qué tienes tú que no hayas recibido? Y
si lo recibiste, ¿por qué te ufanas como si no lo hubieras recibido?" 803.
Un poco más adelante: "Hasta el momento actual pasamos hambre, tenemos
sed y nos hallamos desnudos; recibimos bofetadas, carecemos de seguridad y nos
extenuamos trabajando con nuestras propias manos. Somos maldecidos, y nosotros
bendecimos; sufrimos persecución, y resistimos; se nos ultraja, y suplicamos.
Hemos venido a convertimos como en la escoria de este mundo, el detrito de
todos, hasta ahora. No escribo esto para avergonzaros, sino que os amonesto como
a queridísimos hijos míos" 804.
Asimismo, un poquito después: "Abiertamente
se escucha el comentario de que entre vosotros existe fornicación, y una
fornicación tal que ni siquiera se da entre los gentiles, hasta el punto de que
alguien posee la mujer de su padre. ¿Y vosotros estáis tan satisfechos, en lugar
de vestiros de luto, pan que sea erradicado de entre vosotros aquel que cometió
acción semejante? Por mi parte, yo, ausente con el cuerpo, pero presente con el
espíritu, he tomado ya la decisión -como si ahí mismo me hallara- de que a quien
así ha obrado, y en nombre de nuestro Señor Jesucristo -tras congregarnos
vosotros y mi espíritu-, con el poder del Señor Jesús, se exponga a ese tal a la
muerte de la carne, para que su espíritu se salve en el día del Señor Jesús. No
es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un trocito de levadura hace fermentar
toda la masa? Desprendeos de la vieja levadura para que seáis una masa nueva,
igual que sois ázimos. Puesto que nuestro cordero pascual, Cristo, fue inmolado.
Así que, celebremos el banquete, no con la levadura vieja, ni la levadura de la
malicia y la iniquidad, sino con ázimos de sinceridad y de verdad. Os escribí en
mi carta que no os mezclaseis con fornicadores; entiéndase que no quiero decir
con los fornicadores de este mundo, o con los avaros y ladrones, o con los que
rinden culto a los ídolos; si así fuera, deberíais abandonar este mundo. No. Lo
que quiero decir al escribiros que no os mezcléis es que no lo hagáis con aquel
que, llamándose hermano, resulta ser un fornicador, o un avaro, o un idólatra, o
un calumniador, o un borracho, o un ladrón: con semejante persona, ni siquiera
comáis. Pues ¿qué interés tengo en juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro
a los que vosotros juzgáis? A los de fuera los juzgará Dios. Apartad de entre
vosotros al malvado" 805.
"¿Se atreve alguno de vosotros, si tiene diferencias
con otra persona, a llevar el pleito ante los injustos, y no ante los santos?
¿Ignoráis acaso que los santos juzgarán al mundo? Y si sois vosotros quienes
juzgaréis al mundo, ¿no sois entonces dignos de juzgar a niveles más inferiores?
¿No sabéis que juzgaremos a los ángeles? ¡Cuánto más los asuntos de la vida
diaria! Pues bien, si celebrarais juicios sobre asuntos de la vida diaria,
nombrad como jueces a quienes en la Iglesia son considerados como irrelevantes.
Os lo digo para vergüenza vuestra. ¿De modo que no hay entre vosotros alguna
persona sensata que pueda dirimir un pleito entre hermanos? ¡Y el hermano se
enfrenta en juicio a su hermano, yeso ante infieles! La verdad es que resulta
bochornoso para vosotros que existan pleitos en vuestro seno. ¿Por qué mejor no
dejáis que os atropellen? ¿ Por qué mejor no permitís los abusos? Al contrario:
sois vosotros quienes cometéis el atropello y quienes abusáis; y eso, a
hermanos. ¿Ignoráis que los inicuos no poseerán el reino de Dios? No os
equivoquéis: ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni
sodomitas, ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni calumniadores, ni
salteadores poseerán el reino de Dios" 806.
Un poco después: "¿No sabéis que vuestros
cuerpos son miembros de Cristo? ¿Sirviéndome, pues, de los miembros de Cristo,
voy a convertirlos en miembros de ramera? ¡De ninguna manera! ¿No sabéis que
quien se une a una ramera se convierte en un solo cuerpo con ella? Serán -dice-
dos en una sola carne 807.
En cambio, quien se une al Señor se convertirá en un solo espíritu con Él. Huid
de la fornicación. Cualquier otro pecado que comete el hombre queda fuera de su
cuerpo. Sin embargo, el que fornica contra su propio cuerpo peca. ¿No sabéis que
vuestros miembros son templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, que
tenéis dado por Dios, y que no os pertenecéis a vosotros mismos? Habéis sido
comprados a elevado precio: glorificad a Dios y portadlo en vuestro cuerpo" 808.
"Respecto a lo que me escribisteis, bueno es para el
hombre abstenerse de la mujer; sin embargo, debido a las fornicaciones, que cada
uno tenga su propia mujer, y cada mujer tenga su propio marido. El marido cumpla
con su esposa el débito conyugal; y lo mismo haga también la esposa con su;
marido. La mujer no es dueña de su cuerpo, sino el marido: del mismo modo, el
marido no es dueño de su propio cuerpo, sino la mujer. No dejéis de cumplir
mutuamente el débito, excepto si de común acuerdo dejáis de hacerlo por un
tiempo para entregaros libremente a la oración; pero luego retorna a uniros, no
sea que Satanás os tiente debido a vuestra incontinencia. No obstante, esto lo
digo atendiendo a las circunstancias, no como una norma obligatoria. Me gustaría
que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno ha recibido de Dios su
propio don, y uno es así y el otro es asá. Sin embargo, a los solteros y a las
viudas les digo que bien están si permanecen así, como también lo estoy yo. Pero
si no pueden guardar continencia, cásense. Pues mejor es casarse que abrasarse" 809.
"Sin embargo, a los que ya están casados les ordeno
-no yo, sino el Señor- que la mujer no se separe del marido (y en caso de
separación, que no vuelva a casarse, o se reconcilie con su marido); y al
marido, que no despida a la mujer. A los demás les digo yo -no el Señor- que si
un hermano tiene por esposa a una mujer no cristiana y ella está de acuerdo en
vivir con él, que no la despida; y si una mujer tiene por marido a uno que no es
cristiano y éste está de acuerdo en vivir con ella, que no despida al marido,
pues santificado queda el marido no cristiano en la mujer cristiana, y
santificada queda la mujer no cristiana en su marido cristiano. De no ser por
esto, vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son santos. Ahora bien,
si el que no es cristiano se separa, que se separe: el hermano o la hermana no
están, en casos semejantes, sujetos a la servidumbre; al contrario: Dios nos ha
llamado para vivir en paz. Pues ¿ cómo puedes saber tú, mujer, si podrás salvar
al marido? ¿Y cómo puedes tú, marido, saber si podrás salvar a tu mujer?" 810.
"Que cada uno se comporte según los dones que el
Señor le ha otorgado, y para lo que Dios lo ha llamado. Y así lo enseño en todas
las iglesias. ¿Que un circunciso ha sido llamado a la fe? Pues no disimule su
circuncisión. ¿Que el llamado ha sido un incircunciso? Pues no se circuncide. Ni
la circuncisión ni la in circuncisión significan nada; lo que importa es la
observancia de los mandamientos de Dios. Que cada uno permanezca fiel en la
vocación a la que fue llamado. ¿Se te llamó a la fe siendo siervo? No te
preocupes: aunque puedas ser libre, aprovecha especialmente tu condición; pues
quien siendo esclavo ha sido llamado en el Señor, liberto es del Señor; del
mismo modo, quien, siendo libre, ha sido llamado a la fe, esclavo es de Cristo.
Habéis sido comprados a precio: no os convirtáis en esclavos de los hombres. Que
cualquier hermano permanezca ante Dios en aquella condición en la que fue
llamado a la fe" 811.
"Respecto a las vírgenes, no tengo ningún precepto
do Señor; sin embargo, os ofrezco mi consejo como quien ha alcanzado del Señor
la misericordia para ser fiel. Pues bien: creo que, a causa de la apremiante
necesidad, resulta bueno para el hombre mantener su estado. ¿Que está casado? No
busque la disolución del matrimonio. ¿Que está soltero? No busque mujer. Si ya
habías tomado esposa, no has cometido pecado; como tampoco lo cometió la
doncella que se casó. No obstante, quienes se hallan en esta situación, sufrirán
tribulación en su carne. Sin embargo, yo os la trato de ahorrar. Esto es, pues,
lo que os digo, hermanos: que el tiempo es breve; en definitiva, los que estén
casados, que se comporten como si no lo estuviesen; los que lloran, como si no
lloraran; los que gozan, como si no gozasen; y los que se sirven de este mundo,
como si no se sirviesen. Porque la figura de este mundo es pasajera, y yo deseo
que no tengáis preocupaciones. El que está soltero atiende a los intereses del
Señor. E casado, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo de la manera
de complacer a su mujer, y está dividido. También la mujer soltera y la doncella
piensan en las cosas del Señor, en cómo alcanzar la santidad de cuerpo y de
espíritu. En cambio, la que está casada se preocupa de las cosas de este mundo,
de la manera de complacer a su marido. Y esto lo digo pensando en vuestro
provecho, no para tenderos una trampa, sino teniendo en cuenta lo que es honesto
y la manera de tener la posibilidad de atender al culto del Señor sin ninguna
traba. Pero si alguno piensa que se le mira con malos ojos por tener sin casar a
una hija doncella ya adulta y considera oportuno hacerlo, hágalo si así lo
quiere. No por ello comete pecado. Quien, plenamente convencido, toma una
decisión firme, sin que nada le fuerce a ello, y tiene potestad absoluta de su
voluntad, y decide en su corazón no casar a su hija doncella, hace bien.
Resumiendo: quien casa a una hija doncella, hace bien; quien no la casa, hace
mejor. La mujer está ligada al vínculo matrimonial todo el tiempo que viva su
marido; si su marido muriera, queda libre: cásese con quien quiera, con tal de
que lo haga en el Señor. No obstante, será más feliz si permanece como está,
siguiendo mi consejo. Pienso que también yo estoy inspirado por el Espíritu de
Dios" 812.
"Respecto a las víctimas que se sacrifican a los
ídolos, todos sabemos que tenemos ciencia. La ciencia hincha; pero la caridad
proporciona consistencia. Si uno considera que sabe algo, ignora aún de qué
manera conviene tener esa sapiencia. Si uno ama a Dios, ése es conocido por Él.
Pues bien, acerca de consumir como alimento los animales inmolados a los ídolos,
sabemos que en el mundo un ídolo no es nada" 813.
Y un poco después: "Pero no en todos se da esta sapiencia. Algunos, por
el escrúpulo de su conciencia hacia el ídolo, que aún persiste, comen la carne
como sacrificada al ídolo; y su conciencia, débil como es, se mancilla. Este
alimento no nos hará gratos a Dios. No vamos a ser menos porque no lo comamos;
ni vamos a ser más porque lo comamos. Prestad, no obstante, atención, no vaya a
ser que esa libertad vuestra vaya a ser motivo de escándalo para los débiles.
Pues si alguno viera que una persona dotada de ciencia participa en un banquete
idolátrico, ¿no lo empujará su conciencia, débil como es, a consumir carne
sacrificada a los ídolos? ¡Y por tu ciencia se echa a perder un hermano débil,
por quien murió Cristo! Pecando así contra los hermanos y machacando así su
débil conciencia pecáis contra Cristo. Resumiendo: si ese alimento escandaliza a
mi hermano, no comeré jamás esa carne, para no escandalizar a mi hermano" 814.
Después de unos cuantos versículos: "¿No
tenemos acaso derecho a comer y a beber? ¿No tenemos acaso derecho a llevar en
nuestra compañía a una mujer hermana, como los demás apóstoles y los hermanos
del Señor y de Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho a obrar así?
¿Quién milita jamás a sus propias expensas? ¿Quién planta la viña y no come de
sus frutos? ¿Quién apacienta un hato y no se alimenta de la leche del rebaño? ¿
Hago estas afirmaciones con criterio humano? ¿O no se expresa la ley en los
mismos términos? Escrito está en la ley de Moisés: No le atarás la boca al buey
que trilla 815.
¿Acaso se preocupa Dios de los bueyes? ¿No dice tal cosa refiriéndose a
nosotros? Por nosotros se escribió que debe poner su esperanza en el arar el que
ara; y su esperanza en obtener fruto aquel que trilla. Si lo que nosotros
sembramos en vosotros son bienes espirituales, ¿resulta excesivo que cosechemos
vuestros bienes materiales? Si otros participan de ese derecho sobre vosotros,
¿no lo haremos nosotros con mayores motivos? Pero no hemos hecho uso de ese
derecho. Al contrario, lo hemos aguantado todo para no poner traba alguna al
Evangelio de Cristo. ¿No os dais cuenta de que quienes trabajan en el templo,
del templo comen, y que quienes sirven al altar, del altar participan? Del mismo
modo, el Señor encargó que del Evangelio viviesen quienes el Evangelio predican.
Sin embargo, yo no he hecho valer ninguno de esos privilegios. Prefiero morir a
que alguien me prive de mi gloria. Pues si predico el Evangelio, ello no me
supone gloria alguna, ya que es la obligación la que a ello me empuja. ¡Ay de mí
si no predicara el Evangelio! Ahora bien: si ello lo hiciera por decisión
personal, recibiría mi paga; pero desde el momento en que lo hago al margen de
mi voluntad, se trata de una misión que se me ha confiado. ¿Cuál puede ser,
pues, mi paga? Pues que la predicación del Evangelio, sin recibir a cambio un
salario, vaya en beneficio del Evangelio de Cristo, para no reclamar mis
derechos en la predicación evangélica" 816.
"Y es que, estando yo libre de todos, de todos me
hice esclavo para ganarme a cuantos más pudiera. Con los judíos me hice judío;
con quienes observaban la ley me comporté como quien observa la ley para
atraerme a quienes son observantes de la ley (a pesar de que yo no estoy bajo la
ley, sino bajo la gracia de Cristo); con quienes no están sujetos a la ley actué
como quien no está sujeto a la ley, para atraerme a quienes no están sujetos a
la ley (no estaba yo sin ley de Dios, sino con la ley de Cristo). Me hice débil
con los débiles, para atraerme a los débiles. Me hice todo para todos, para
atraérmelos a todos. Y todo esto lo hago por el Evangelio, para hacerme
partícipe de él. ¿No os dais cuenta de que quienes corren en un estadio
participan todos en la carrera, pero sólo uno de ellos es el que obtiene el
premio? Corre, pues, de tal modo que lo obtengáis vosotros. Todos cuantos
participan en una competición se abstienen de todo; y lo que van a recibir como
premio es una corona que se marchita; nosotros, en cambio, lo hacemos por una
corona inmarcesible. De modo que yo no corro como a la aventura; y lucho no como
quien golpea el aire; al contrario, castigo mi cuerpo y lo someto a la
esclavitud, no vaya a ser que, después de anunciar el premio a los demás, vaya
yo a quedar descalificado" 817.
"No quiero que ignoréis, hermanos, que todos
nuestros padres estuvieron debajo de la nube" 818.
Y apenas unos versículos después: "Pero en la mayoría de ellos no se
mostró el beneplácito divino, pues quedaron tendidos en el desierto. Todo ello
se realizó para que nos sirviera de ejemplo, a fin de que no ansiemos lo malo,
como aquéllos lo ansiaron; para que no nos hagamos idólatras, como algunos de
aquéllos, según está escrito: El pueblo se sentó a comer y a beber, y se
levantaron a jugar 819;
para que no forniquemos como fornicaron algunos de aquéllos, y perecieron
veintitrés mil en un solo día 820;
ni tentemos a Cristo como tentaron al Señor algunos de aquéllos, y perecieron
mordidos por las serpientes; para que no murmuréis como murmuraron algunos de
aquéllos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía
ejemplarmente, pero fue escrito para advertencia nuestra, que hemos alcanzado
las postrimerías de los siglos. De modo que si alguno considera que está seguro
tenga, cuidado no caiga. No se os presenta tentación que no sea humana. Pero
fiel es Dios que no permite que se os tiente por encima de vuestras fuerzas,
sino que, junto a la tentación, os proporciona los recursos para que podáis
resistir. Por eso, queridísimos míos, huid del culto de los ídolos" 821.
Y un poco después: "Pero lo que inmolan los
gentiles, se lo inmolan a los demonios, no a Dios. Y yo no quiero que vosotros
os convirtáis en fieles de los demonios. No podéis beber el cáliz del Señor y el
cáliz de los demonios. No podéis compartir la mesa del Señor y la mesa de los
demonios. ¿Queremos acaso dar celos al Señor? ¿Nos consideramos tal vez más
fuertes que Él? Todo es lícito, pero no todo resulta conveniente. Todo es
lícito, pero no todo es constructivo. Que nadie busque sus propios intereses,
sino los del prójimo. Comed todo lo que provenga del mercado, sin andar
planteándoos preguntas por escrúpulo de conciencia" 822.
"Si alguno os dijera: Eso procede de una inmolación hecha a los ídolos, no lo
comáis en atención de aquel que os ha hecho la indicación y a causa de la
conciencia. Y cuando digo conciencia estoy refiriéndome no a la tuya, sino a la
de aquel otro. Pues ¿por qué mi libertad es juzgada por una conciencia ajena? Si
yo hago algo con mi acción de gracias, ¿por qué se me censura por dar las
gracias? De modo que, sea que comáis, sea que bebáis o realicéis cualquier otra
acción, hacedlo todo para gloria de Dios. No sirváis de escándalo ni a judíos,
ni a gentiles, ni a la Iglesia de Dios. Del mismo modo, también yo intento
complacer a todos en todo, no buscando mi propio interés, sino el de la mayoría,
para que se salven" 823.
"Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo" 824.
Un poco más adelante: "Todo varón que mantenga cubierta su cabeza
mientras ora o profetiza está afrentando su cabeza. Toda mujer que no mantiene
cubierta su cabeza mientras ora o profetiza está afrentando su cabeza" 825.
Un poquito después: "Os comunico también otra cosa, y no para alabaros:
que os reunís no para lo mejor, sino para lo peor. Llega a mis oídos la noticia
de que, cuando os reunís en la iglesia, hay entre vosotros escisiones; y en
parte, lo creo. Resulta conveniente que existan bandos para que se demuestre
entre vosotros quiénes han sometido a prueba su personalidad. Cuando os reunís
conjuntamente no es para celebrar la cena del Señor, pues cada cual se afana por
ingerir su propia cena, de modo que, mientras unos pasan hambre, otros se
embriagan. ¿Es que no tenéis vuestras propias casas para comer y beber? ¿O es
que pretendéis menospreciar a la Iglesia de Dios, y sonrojar a quienes no
tienen? ¿Qué puedo deciros? ¿Os alabo? En esto no os alabo" 826.
Unos pocos versículos después: "y así, quien indignamente comiera el pan
y bebiera el cáliz del Señor, se convertirá en reo del cuerpo y de la sangre del
Señor. Examine cada uno su propia conciencia, y después coma de aquel pan y beba
de aquel cáliz. Pues quien come y bebe indignamente, lo que está comiendo y
bebiendo es su propia condenación si no tiene en cuenta que se trata del Cuerpo
del Señor. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos débiles, y mueren muchos.
Si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Cuando se nos juzga,
es el Señor quien nos corrige, para que no seamos condenamos junto con este
mundo. De modo que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, respetaos los
unos a los otros. Si alguno tiene hambre, coma en su casa, a fin de que no os
reunáis para la condenación. En cuanto a lo demás, adoptaré medidas cuando
vaya" 827.
Y en otro pasaje: "Pero Dios organizó el
cuerpo, confiriendo un mayor honor a quien más lo precisaba, para que no haya
separatismos en el cuerpo, sino que todos los miembros se muestren solícitos
unos con otros. Si un miembro sufre, todos los demás miembros padecen junto con
él. Si uno de los miembros goza, junto con él gozan todos los demás miembros.
Pues bien: vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno, a su vez, miembro de
sus miembros. Dios os puso en su Iglesia según un rango: en el primero, a unos
los hizo apóstoles; en el segundo colocó a los profetas; en el tercero, a los
doctores; luego, quienes tienen la virtud de hacer milagros; a continuación, los
dotados de poderes curativos, los que proporcionan ayuda, los que hablan
múltiples lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso
son todos doctores? ¿Acaso son todos capaces de hacer milagros? ¿Acaso todos
tienen poderes curativos? ¿Acaso todos hablan múltiples lenguas? Codiciad, no
obstante, los carismas más sobresalientes. Pero os voy a apuntar todavía un
camino que sobresale de los demás" 828.
"Si hablara todas las lenguas de los hombres y de
los ángeles, pero no tuviera caridad, sería como un bronce sonoro o un címbalo
tintineante. Si poseyera el don de la profecía y conociera todos los misterios y
toda la ciencia, y tuviera una fe tan grande que trasladara de su emplazamiento
las montañas, pero no tuviera caridad, no sería nada. Si distribuyera todas mis
riquezas para alimentar a los pobres, y entregara mi cuerpo para que lo
abrasaran, pero no tuviera caridad, de nada me aprovecharía. La caridad es
paciente, es benigna. La caridad no siente envidia, no es falaz, no se
enorgullece, no es ambiciosa, no busca su propio provecho, no se irrita, no
maquina maldades, no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad.
Lo aguanta todo, lo cree todo, todo lo espera, todo lo soporta. La caridad jamás
flaquea" 829.
Algunos versículos después: "Ahora lo que queda es la fe, la esperanza y la
caridad: esas tres; pero la mayor de ellas es la caridad" 830.
"Id en pos de la caridad" 831.
Y un poco más adelante: "Puesto que estáis ansiosos de poseer carismas
espirituales, procurad tenerlos en abundancia para desarrollo de la Iglesia" 832.
Asimismo, algo después: "Hermanos, no os hagáis niños en vuestra
inteligencia; comportaos como niños en la malicia; pero en la inteligencia sed
hombres maduros" 833.
Y en otro pasaje: "En resumen, hermanos, ¿qué hacer? Cuando os reunís,
uno de vosotros aporta un salmo, otro una enseñanza, otro una revelación, otro
una lengua, otro una interpretación: que todo se haga para edificación mutua" 834.
Unos poquitos versículos después: "Que en las iglesias las mujeres
guarden silencio, pues no les está permitido hablar, sino mostrarse sumisas,
como dice la ley 835.
Si quieren aprender algo, que pregunten en casa a sus maridos, pues resulta
indecoroso que una mujer hable en la iglesia. ¿O es que la palabra de Dios emanó
de vosotros o a vosotros solos llegó?" 836.
Y un poco después: "No os dejéis engañar: las
malas compañías corrompen las buenas costumbres. Despertad justamente y no
pequéis; pues lo que algunos tienen es ignorancia de Dios. Y os lo digo para
vergüenza vuestra" 837.
Y un poco después: "Así, pues, hermanos míos queridos, manteneos firmes e
inamovibles, desviviéndoos continuamente en el servicio al Señor, conscientes de
que vuestro esfuerzo no resulta vano a los ojos del Señor" 838.
"Por lo que atañe a las colectas que se hacen para
los fieles, ateneos también vosotros a las directrices que marqué a las iglesias
de Galacia. Cada sábado, uno cualquiera de vosotros guarde en su casa,
poniéndolo a buen recaudo, lo que haya recogido, con el fin de que las colectas
no deban hacerse cuando llegue yo. Cuando me encuentre ahí, a aquellos que
vosotros deis el visto bueno los enviaré con cartas para que lleven vuestro
donativo a Jerusalén. Y si parece oportuno que vaya yo, irán conmigo. Llegaré
hasta vosotros después de cruzar por Macedonia, ya que por Macedonia me limitaré
a pasar. En cambio, me demoraré quizás entre vosotros, e incluso es posible que
pase ahí el invierno, para que dispongáis mi viaje adondequiera que deba ir. No
quiero en esta ocasión veros de paso, pues espero permanecer una temporada entre
vosotros, si el Señor me lo permitiere. Estaré en Éfeso hasta Pentecostés, pues
se me ha abierto una puerta grande y manifiesta, aunque los adversarios son
numerosos. Si llegara hasta vosotros Timoteo, procurad que esté sin temor en
vuestra compañía" 839.
Un poquito después: "Mostraos vigilantes, manteneos firmes en la fe,
comportaos animosamente y confortaos. Que todas vuestras cosas se hagan en
caridad" 840.
XXXII. De la segunda
epístola a los Corintios
"Pues ésta es nuestra gloria, testimonio de nuestra
conciencia: que hemos actuado en este mundo en la humildad y sinceridad de Dios,
no con la sabiduría humana, sino con la gracia de Dios" 841.
Un poco después: "Si alguno causó tristeza, no me la causó a mí, sino (al
menos en parte, para no exagerar) a todos vosotros. Al que tal hizo, séale
suficiente esta corrección hecha por la mayoría de vosotros, de manera que, al
contrario, os apresuréis a perdonarlo y a consolarlo, no vaya a ser que la
excesiva tristeza consuma a una persona de semejante carácter. Por eso os
suplico que dirijáis hacia él vuestro amor. Pues por eso os escribo, para
comprobar vuestra valía y si sois obedientes en todo. A quien le perdonéis algo,
también yo se lo perdono. Pues lo que yo perdoné, si es que he perdonado algo,
lo hice por vosotros en la persona de Cristo, para no vemos atrapados por
Satanás, pues no desconocemos sus artimañas" 842.
Y en otro pasaje: "Por ello, encargados de
esta misión -de acuerdo con la magnanimidad de que hemos sido objeto-, no
desfallecemos; al contrario, rechazamos los tapujos de la ignominia, no actuando
con astucia ni manipulando la palabra de Dios, sino con la manifestación de la
verdad, recomendándonos a nosotros mismos ante toda conciencia de los hombres a
los ojos de Dios" 843.
Un poco después: "Sin embargo, tenemos este tesoro en vasos de barro para
que se evidencie que su grandeza es obra de Dios, no nuestra. En todo sufrimos
tribulación, pero no nos sentimos angustiados; estamos perplejos, pero no
desconcertados; padecemos persecución, pero no nos vemos abandonados; estamos
abatidos, pero no aniquilados; continuamente y en todo lugar portamos en nuestro
cuerpo la mortificación de Jesús, pero también la vida de Jesús se manifiesta en
nuestros cuerpos. Porque nosotros, que vivimos, somos continuamente entregados a
la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en
nuestra carne mortal. En consecuencia, en nosotros opera la muerte; la vida, en
cambio, lo hace en vosotros. Poseedores del mismo espíritu de la fe, de acuerdo
con lo que fue escrito: Creí, y por eso he hablado 844" 845.
Seis versículos después: "Por eso no
desfallecemos. Al contrario: aunque se desmorone el hombre que exteriormente
somos, en cambio ese otro que interiormente somos se renueva de día en día. Pues
eso que, en un momento determinado, es un momentáneo y pasajero reflejo de
nuestra tribulación, opera en cambio en nosotros sobremanera, siempre en
aumento, una ganancia eterna de gloria. Y no fijamos nuestra atención en cosas
que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son pasajeras,
mientras que las que no e ven son eternas" 846.
Un poco más adelante: "Poniendo nuestro
esfuerzo, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
Porque dice: En tiempo favorable te escuché, y en día le salud te presté mi
ayuda 847.
Daos cuenta de que ahora es tiempo favorable; daos cuenta de que ahora es día le
salud. Procuramos no causar ofensa a nadie, para que nuestro ministerio no sea
vituperado; queremos mostramos en todo momento como ministros de Dios, con mucha
paciencia en las tribulaciones, en las necesidades, en las estrecheces, en los
golpes, en las cárceles, en las sediciones, en los trabajos, en las vigilias, en
los ayunos, en la castidad, en la ciencia, en la longanimidad, en la amabilidad,
en el Espíritu Santo, en la caridad sin fingimiento, en la palabra de verdad, en
la fuerza de Dios; sirviéndonos de las armas de la justicia a derecha y a
izquierda, por la gloria y la deshonra, por la infamia y la buena fama; como
seductores, aunque veraces; como desconocidos, aunque bien conocidos; como
moribundos, pero a la vista está que vivimos; como castigados, aunque no
ejecutados; como tristes, aunque siempre alegres; como pobres, aunque a muchos
hacemos ricos; como quienes nada poseen, pero lo tienen todo" 848.
Unos cuantos versículos después: "Dilatad vuestro corazón también
vosotros. No ponéis el mismo yugo con los infieles. ¿En qué participa la
justicia con la iniquidad? ¿ Qué relación tiene la luz con las tinieblas? ¿Qué
afinidad hay entre Cristo y Belial? ¿Qué parte tiene el fiel con el infiel? ¿En
qué coinciden el templo de Dios y los ídolos? Pues vosotros sois templo de Dios
vivo, como dice el Señor: Yo moraré en ellos y entre ellos caminaré, y seré su
Dios, y ellos serán mi pueblo 849.
Por eso, salid de en medio de ellos y separaos, dice el Señor; cosa inmunda no
toquéis, y yo os acogeré 850;
Y seré para vosotros un padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el
Señor todopoderoso" 851" 852.
"Por lo tanto, queridos míos, teniendo semejantes
promesas, limpiémonos de toda suciedad de carne y de espíritu, esforzándonos en
alcanzar la santidad en el temor de Dios 853.
Un poquito después: "Porque si os causé tristeza con mi carta, ello no me
pesa. Aunque me pesara, viendo que aquella carta os entristeció -si bien por
poco tiempo-, ahora me alegro, no porque vosotros os entristecierais, sino
porque vuestra tristeza os llevó a la penitencia. Pues os entristecisteis según
Dios, de modo que por nuestra parte no os causamos ningún perjuicio. Y es que la
tristeza según Dios actúa como penitencia para la salvación eterna; y la
tristeza del mundo, en cambio, engendra muerte. Ahí tenéis cómo ese mismo que a
vosotros os entristeció según Dios, ¡cuánta solicitud desarrolló en vosotros" 854.
Unos pocos versículos después: "Os hago
saber, hermanos, la gracia de Dios que les ha sido dada a las iglesias de
Macedonia, porque en medio de la gran tribulación que han experimentado, su gozo
es inmenso, y su profunda pobreza se desbordó en la riqueza de su generosidad.
Porque -y de ello soy testigo- según sus posibilidades, e incluso por encima de
sus posibilidades, se han mostrado dadivosos, pidiéndonos con la mayor
insistencia la gracia de participar en esta colecta que se hace con destino a
los fieles. Hicieron su ofrenda no sólo según esperábamos, sino que se
ofrendaron ellos mismos, primero al Señor y luego a nosotros por voluntad de
Dios. Así que le pediremos a Tito que, tal y como ha comenzado a hacerlo, lleve
también a cabo entre vosotros esta obra de caridad. Del mismo modo que por todo
sobresalís en la fe, en la palabra, en la ciencia, en toda solicitud y en
caridad hacia nosotros, así también destaquéis en esta obra de caridad. Y no lo
digo con exigencias, sino que, fijándome en la solicitud mostrada por otros,
intento comprobar la honda raigambre de vuestra caridad. Pues ya conocéis la
gracia de nuestro Señor Jesucristo: Él, siendo rico, se convirtió en pobre por
vosotros, para que con su pobreza vosotros os enriquecierais. En ese sentido os
aconsejo, pues vosotros sois los más indicados, ya que no sólo en ponerlo en
obra, sino en tomar la decisión, fuisteis los primeros desde el año pasado.
Realizad también ahora igual empresa, de forma que, así como el deseo de querer
se mostró dispuesto, del mismo modo su realización sea un hecho, según vuestras
posibilidades. Cuando la voluntad está dispuesta, se la acepta de acuerdo con lo
que se tiene. No se trata de que otros tengan holgura y vosotros paséis
necesidades. No. Se busca el equilibrio. Que actualmente vuestra abundancia
supla las estrecheces que ellos sufren; y en otro momento su abundancia pueda
remediar vuestras necesidades: que así se logre el equilibrio. Según está
escrito: El que mucho tenía, no nadó en la abundancia; el que tenía poco, no
tuvo menos 855.
Doy gracias a Dios, que ha puesto en el corazón de Tito la misma solicitud por
vosotros. Porque cierto es que asimiló la recomendación que le hice, pero
también es verdad que, siendo enorme su solicitud, marchó hacia vosotros por
propia voluntad. Con él enviamos a otro hermano, cuyo prestigio en la
predicación del Evangelio es enorme por todas las iglesias; y no sólo eso: fue
además designado por las iglesias como compañero de nuestro viaje en esta
empresa de solidaridad que nosotros administramos para gloria del Señor, y
puesta en marcha a instancias nuestras. Tratamos de evitar que en esta cuestión
que realizamos nadie pueda criticamos. Nos esforzamos en hacer el bien no sólo
ante Dios, sino también ante los hombres" 856.
Nueve versículos después: "Por lo que
respecta a la labor que se realiza en favor de los fieles, me resulta superfluo
escribiros. Conozco vuestra pronta disposición, por lo que me ufano de vosotros
ante los macedonios, pues Acaya está enterada de ello desde el año pasado, y
vuestro ejemplo ha estimulado a mucha gente. No obstante, he enviado a los
hermanos para que la satisfacción que sentimos por vosotros no resulte estéril
en esta empresa; para que -como he dicho- estéis preparados, no vaya a ser que,
cuando los macedonios lleguen conmigo, os encuentren sin preparar, y nosotros
-por no decir vosotros- tengamos que sonrojamos en esta colecta. Así que
consideré oportuno pedirle a los hermanos que acudieran a vosotros y procuraran
que estuviera dispuesta la aportación que habíais prometido, pero como auténtica
aportación, no como tacañería" 857.
"Os digo esto: quien poco siembra, también poco cosecha; y el que siembra
con bendiciones, con bendiciones cosecha. Cada uno, pues, obre como le dicta su
corazón, sin pesadumbre y sin sentirse obligado, pues Dios ama al que da con
alegría. Poderoso es Dios para hacer que entre vosotros abunde todo género de
gracia, a fin de que, disponiendo en todo momento de cuanto se necesita,
abundéis también para llevar a cabo toda buena obra, según está escrito:
Repartió por doquier a los pobres; su justicia pervivirá eternamente 858.
El que proporciona la simiente a quien siembra, suministrará también el pan para
comer, multiplicará vuestra sementera y hará que crezcan los frutos de vuestra
justicia para que, enriquecidos en todo, abundéis en alcanzar la inocencia que,
a través de nosotros, lleva a la acción de gracias a Dios. Porque la realización
de esta empresa no sólo remedia las necesidades que padecen los fieles, sino
también desemboca en abundantes acciones de gracias al Señor: al experimentar
los beneficios de esta labor, glorifican a Dios por la forma que cumplís con
vuestras creencias, por la sencillez de compartir con ellos y con todos, y por
las oraciones que ellos elevan en favor de vosotros, a quienes aprecian por la
gracia de Dios que tan manifiesta resulta en vosotros. Gracias le doy a Dios por
su inefable don" 859.
En
otro pasaje: "Quien se gloría, gloríese en el Señor Pues a quien se acepta
no es al que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba" 860.
Un poco más adelante: "¿Son ministros de
Cristo? Pues -hablando con menos cordura- yo más. En trabajos, mucho más; en
cárceles, muchas más veces; en palizas, un número incalculable; en peligros de
muerte, muy a menudo. Por parte de los judíos he recibido en cinco ocasiones
cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui vapuleado con varas. En una ocasión
fue apedreado. He sufrido tres naufragios, y estuve una noche y un día en la
profundidad del mar. Viajando a menudo, me expuse a los peligros de los ríos,
peligros de ladrones, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles,
peligros en la ciudad, peligros en los descampados, peligros en el mar, peligros
entre falsos hermanos, en el trabajo y en la fatiga, en las muchas noches en
vela, en el hambre y en la sed, en prolongados ayunos, en el frío y en la
desnudez. Y eso, sin contar otras cosas que me afectan; mis preocupaciones
diarias, mi inquietud por todas las iglesias. ¿Quién enferma sin que con él no
me sienta también enfermo yo? ¿Quién se escandaliza sin que yo no me abrase? Si
conviene gloriarse en algo, me gloriaré en aquello que es mi debilidad" 861.
Un poco después: "Por tanto, me gloriaré muy
gustosamente en mis debilidades, para que more en mí la fuerza de Cristo. Por
eso me siento contento en mis debilidades, en las afrentas que se me hacen, en
mis necesidades, en las persecuciones que sufro, en mis angustias por Cristo.
Pues cuanto más débil, más poderoso soy" 862.
Once versículos después: "He aquí que por tercera vez me dispongo a
viajar hasta vosotros. Pero no os resultaré oneroso, pues no busco vuestros
bienes, sino a vosotros. No deben los hijos acumular riquezas para sus padres,
sino los padres para sus hijos. Y así yo con sumo agrado me gastaré y me
desgastaré por vuestras almas, aunque mi amor hacia vosotros sea superior al que
vosotros sentís por mí" 863.
Unos versículos después: "Porque me temo que quizá, cuando llegue a
vosotros, no os encuentre como yo deseo, y tal vez vosotros no me encontréis a
mí como queréis. Mucho me temo que haya entre vosotros enfrentamientos,
envidias, animosidades, disensiones, difamaciones, murmuraciones, insolencias,
banderías; que cuando de nuevo llegue allí, Dios me humille ante vosotros y deba
llorar por muchos de los que antes pecaron y no hicieron penitencia por la
indecencia y el libertinaje que practicaron" 864.
Y en otro pasaje: "Rogamos a Dios que no
cometáis mal alguno, pero no para que nos encuentren justos, sino para que
vosotros practiquéis el bien" 865.
Seis versículos después: "Por lo demás, hermanos, alegraos, buscad la
perfección, animaos mutuamente, que vuestros sentimientos sean los mismos; vivid
en paz, y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros" 866.
XXXIII. De la epístola
a los Gálatas
"Si aún me interesara agradar a los hombres, no
sería siervo de Cristo" 867.
Y un poco después: "Porque en Cristo Jesús ninguna importancia tiene la
circuncisión ni en prepucio, sino la fe que se pone de manifiesto a través del
amor" 868.
Y en otro pasaje: "Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la
libertad; ahora bien, no empleéis esa libertad para dar pábulo a la carne; al
contrario: ayudaos mutuamente con profundo amor. Porque toda la ley se resume en
una sola palabra: Amarás al prójimo como a ti misma 869.
Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, mirad no sea que os consumáis
entre vosotros. Por eso os digo: que el espíritu conduzca vuestros pasos, y no
os sometáis a las pasiones de la carne. Pues los deseos de la carne son
contrarios al espíritu, igual que los del espíritu son contrarios a la carne.
Ambas cosas se oponen mutuamente, de forma que no hagáis cuanto deseáis. Por
ello, si sois gobernados por el espíritu, no os encontraréis bajo la ley. No
obstante, las obras de la carne son patentes: indecencia, fornicación, lujuria,
idolatría, hechicerías, enemistades, celos, iras, pleitos, disensiones,
envidias, homicidios, borracheras, comilonas, y cosas semejantes a éstas. Os
pongo en guardia sobre tales cosas -como ya antes os había puesto- porque
quienes las practican no poseerán el reino de Dios. En cambio, el fruto del
espíritu es la caridad, la alegría, la paz la longanimidad, la bondad, la
benignidad, la fidelidad, la mansedumbre, la templanza. Contra cosas semejantes
no hay ley. Sin embargo, los que son de Cristo han crucificado su carne junto
con sus vicios y sus pasiones. Si vivimos según el espíritu, caminemos también
según el espíritu. No seamos codiciosos de vanagloria provocándonos unos a otros
y envidiándonos mutuamente" 870.
"Hermanos, si alguna persona fuera sorprendida en
alguna falta, vosotros, que seguís los dictados del espíritu, corregidla con
ánimo de benignidad, considerándote a ti mismo, no vayas también a ser tentado.
Ayudaos a llevaros unos a otros vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de
Cristo. Pues si alguno se considera que es algo, sin ser nada, se está engañando
a sí mismo. Ahora bien, que cada uno sopese sus obras, y así descubrirá la
gloria que hay sencillamente en él y no en otro. Pues cada uno deberá llevar su
propio bagaje. Aquel que reciba enseñanzas en la doctrina, comparta todos sus
bienes con quien le enseña. No os engañéis: de Dios nadie se burla. Lo que
siembre el hombre, eso también cosechará: quien siembra en su carne, de su carne
también cosechara corrupción; en cambio, quien siembra en su espíritu, de su
espíritu cosechará la vida eterna. Por ello, no nos cansemos de practicar el
bien, pues si no nos cansamos, a su debido tiempo cosecharemos. Así que,
mientras tenemos tiempo, hagamos el bien a todos, especialmente a quienes
comparten nuestra fe" 871.
XXXIV. De la epístola
a los Efesios
"Por ello, hermanos, yo -encarcelado por el Señor-
os ruego que os portéis dignamente en la vocación a la que habéis sido llamados,
con toda humildad de espíritu y mansedumbre, soportándoos mutuamente con
paciencia en el amor, esforzándoos en guardar la unión del espíritu gracias al
vínculo de la paz" 872.
"Por eso os digo y proclamo en el Señor que no viváis como viven los gentiles,
en la vanidad de sus sentidos, con la inteligencia oscurecida por las tinieblas,
apartados de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay a causa de la
ceguera de sus corazones: sin esperanzas trascendentales, se entregaron a la
concupiscencia practicando todo tipo de obscenidades y de avaricia. Sin embargo,
vosotros no habéis aprendido así de Cristo: si lo habéis oído y habéis sido
instruidos en su doctrina, dado que la verdad está en Jesús, despojaos del
hombre viejo que se atenía al antiguo comportamiento y que se deprava al seguir
los caprichos del error. Renovaos en el espíritu de vuestra mente y revestíos
del hombre nuevo, que fue creado según Dios en la justicia y en la santidad de
la verdad" 873.
"Por eso, dejando la mentira, que cada uno hable la
verdad con su prójimo, porque todos somos miembros unos de otros. No deis
oportunidad al diablo. El que hurtaba, ya no hurte; al contrario, esfuércese
trabajando con sus manos en algo útil para tener con qué subvenir a las
necesidades de quien las padece. No salga de vuestra boca ninguna palabra torpe,
sino cualquier expresión conveniente que sirva para aleccionar y ayudar a
quienes escuchan. No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, cuya señal lleváis
en el día de la redención. Alejad de vosotros toda amargura, ira, indignación,
protesta y blasfemia, junto con toda maldad. Al contrario, sed benignos los unos
con los otros, compasivos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os ha
perdonado a vosotros en Cristo" 874.
"Así que sed imitadores de Dios, como queridísimos
hijos suyos; comportaos con amor, del mismo modo que Cristo nos amó y se entregó
a sí mismo por nosotros como ofrenda y víctima ofrecida a Dios en olor de
suavidad. Que la fornicación, toda inmoralidad y avaricia, ni siquiera se
mencione entre vosotros, como conviene a personas santas; y lo mismo la torpeza,
las palabras necias, las tonterías, que en nada aprovechan; en cambio, practicad
sobre todo la acción de gracias. Pues enteraos bien de que ningún fornicador,
inmoral o avaro -lo que equivale a ser adorador de ídolos- tendrá herencia en el
reino de Cristo. Que nadie os encandile con vanas palabras: pues por semejantes
prácticas viene la ira de Dios sobre los hijos faltos de fe. No seáis, pues,
partícipes de ellos" 875.
"Antaño erais tinieblas; ahora, en cambio, sois luz
en el Señor: comportaos como hijos de la luz (y el fruto de la luz se halla en
toda bondad, justicia y verdad) practicando lo que resulta grato a Dios. No
participéis en las infructuosas obras de las tinieblas; al contrario,
denunciadlas; pues incluso torpe resulta mencionar lo que ellos practican en
secreto. Todo cuanto se denuncia es puesto de manifiesto por la luz. Y todo lo
que se pone de manifiesto es luz. Por ello dice: Tú, el que estás dormido,
despiértate y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará. Por eso,
hermanos, mirad cómo os comportáis cautamente, no como necios, sino avisados de
cuál es la voluntad del Señor. No os embriaguéis de vino, en lo que hay
intemperancia; llenaos más bien del Espíritu, hablando entre vosotros con
salmos, himnos y cánticos espirituales, entonando en vuestros corazones cantos y
salmos al Señor, dándole en todo momento gracias por todo a Dios Padre en nombre
de nuestro Señor Jesucristo, mostrándoos vinculados unos a otros en el temor de
Cristo" 876.
"Que las mujeres se sometan a sus maridos como al
Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, del mismo modo que Cristo es
cabeza de la Iglesia, Él, que es salvador de su cuerpo. Igual que la Iglesia
esta sujeta a Cristo, así lo estén también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres, igual que también Cristo amó a su Iglesia y se
entregó a sí mismo por ella para santificarla, purificándola con el lavado del
agua en la palabra, a fin de presentar ante sus ojos a una Iglesia gloriosa, sin
mancha, ni arruga, ni defecto semejante, sino santa e inmaculada. Así también
los maridos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos: quien ama a su
esposa, a sí mismo se ama, pues nadie odia jamás a su propia carne, sino que la
alimenta y abriga, como Cristo hace con su Iglesia; porque somos miembros de su
cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por eso el hombre abandonará a su padre y a
su madre, y se unirá a su esposa, y serán dos en una sola carne 877.
Gran misterio es éste, pero yo lo aplico a Cristo y a su Iglesia. Resumiendo:
que cada uno de vosotros ame a su esposa como se ama a sí mismo; y a su vez, que
la esposa respete a su marido" 878.
"Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, pues
eso es lo justo. Honra a tu padre y a tu madre 879,
tal es el primer mandamiento, que lleva aparejado esta promesa: para que seas
feliz y tengas larga vida en la tierra. Y vosotros, padres, no empujéis a
vuestros hijos a la irritación; antes bien, educadlos en la enseñanza y doctrina
del Señor" 880.
"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con
temor y temblor, en la sencillez de vuestro corazón, como a Cristo, no sirviendo
para que os vean, como buscando complacer a los hombres, sino como siervos de
Cristo que cumplen de todo corazón la voluntad de Dios, sirviendo de buena gana
como quien sirve al Señor, no a los hombres, persuadidos de que cada uno
recibirá del Señor el bien que haya hecho, sea siervo o sea libre. Y vosotros,
amos, obrad con ellos del mismo modo, dejando de lado las amenazas, conscientes
de que el Señor suyo y vuestro está en los cielos, y a sus ojos no tiene
importancia la categoría de las personas" 881.
"Por lo demás, hermanos, confortaos en el Señor y en
la potencia de sus fuerzas. Revestíos la armadura de Dios, para que podáis
mostraras firmes frente a las asechanzas del diablo; porque nuestro combate no
es contra la carne y la sangre, sino contra principados y potestades, contra los
que rigen este mundo de tinieblas, y contra los espíritus de maldad que viven en
los aires. Por eso, revestíos la armadura de Dios, para que podáis resistir el
día nefasto, y en todo momento mantengáis vuestra integridad. Estad, pues, con
vuestros lomos bien fajados en la verdad 882,
pertrechados con la coraza de la justicia 883,
y los pies calzados, en la preparación del evangelio de la paz 884:
embrazad en todo momento el escudo de la fe, con el que podáis sofocar todos los
dardos encendidos del maligno. Encasquetaos el yelmo de la salvación, y empuñad
la espada del espíritu 885
-que es la palabra de Dios- mediante la oración y la plegaria continua,
suplicando constantemente en el espíritu, mostrándoos en él vigilantes con toda
perseverancia, e implorando por todos los fieles -y también por mí-, para que en
mis palabras, al abrir la boca, se me permita dar a conocer con sinceridad el
misterio del Evangelio -tarea a cuyo cumplimiento estoy encadenado-, de modo que
en ello me atreva a hablar como conviene" 886.
XXXV. De la epístola a
los Filipenses.
"... que en ningún momento me sentiré desamparado,
sino que, manteniendo toda mi confianza, como siempre, también ahora Cristo será
glorificado en mi cuerpo, ya sea por mi vida, ya sea por mi muerte. Pues
para mí, vivir es Cristo; y morir, una ganancia. Vivir en la carne redunda en
beneficio de mi misión, y no sé qué escoger. Me siento constreñido por dos
lados: por uno, el deseo que tengo de morir y estar con Cristo (lo que, con
mucho, es lo mejor); y por otro, seguir viviendo (lo que considero necesario
para vosotros)" 887.
Seis versículos después: "Simplemente comportaos como corresponde al
Evangelio de Cristo, para que, ya sea que viaje hasta vosotros y os vea, ya sea
que, lejos de ahí, oiga hablar de vosotros, sepa que os mantenéis firmes en un
mismo espíritu, esforzándoos juntos en la fe del Evangelio, sin sentir temor
alguno ante los adversarios, lo que para ellos es señal de derrota, mientras que
para vosotros lo es de salvación: y ello procede de Dios. Porque a vosotros se
os ha concedido por Cristo no sólo que creáis en Él, sino también que por Él
padezcáis, viéndoos envueltos en el mismo combate que visteis en mí, y ahora de
mí sabéis" 888.
"Pues si en Cristo hay algún consuelo, algún alivio
de amor, alguna coparticipación de Espíritu, entrañas y compasión, llenadme de
alegría teniendo todos un mismo sentir, una misma caridad, mostrándoos unánimes
y de un mismo sentimiento. No hagáis nada por rivalidad ni por vanagloria; al
contrario, mostraos humildes considerando que los demás son superiores a uno
mismo. No mire nadie por su interés personal, sino por el interés de los otros" 889.
"Tened en vosotros el mismo sentimiento que hubo en Cristo Jesús, quien, aunque
tenía la forma de Dios, no ambicionó ser igual a Dios. Antes bien, se anonadó a
sí mismo adoptando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres y
revistiendo la apariencia de hombre: se humilló haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó y le compensó con un nombre
sobre todo nombre, de forma que ante el nombre de Jesús doble su rodilla todo
cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los infiernos, y que toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor en la gloria de Dios Padre" 890.
"Así, pues, queridísimos míos, igual que siempre
habéis obedecido -no sólo cuando yo me encontraba presente, sino sobre todo
ahora, en mi ausencia-, esforzaos con temor y temblor por vuestra salvación.
Pues es Dios quien en vosotros lleva a cabo el querer y el obrar según su buena
voluntad. Hacedlo todo sin murmuraciones ni rencillas, para que no haya en
vosotros tacha alguna, y seáis sencillos hijos de Dios, sin reproche en medio de
esa generación depravada y perversa, en la cual resplandecéis como faros en el
mundo guardando la palabra de vida para gloria mía en el día de Cristo, porque
no corrí en vano ni en vano me esforcé. Y aunque me inmolo por el sacrificio y
el servicio de vuestra fe, me alegro y congratulo por todos vosotros. Alegraos
también vosotros y congratulaos conmigo" 891.
"Espero en el Señor Jesús que pronto pueda enviaros
a Timoteo, para que también yo me anime al conocer vuestra situación. No tengo a
ninguna otra persona que confraternice tanto conmigo y que se preocupe por
vosotros con afecto más sincero, pues todos buscan sus propios intereses, no los
de Cristo Jesús. Conoced por experiencia propia que, como un hijo a su padre, me
ayudó en la predicación evangélica. Espero, pues, enviároslo tan pronto como vea
qué sesgo toma mi situación. No obstante, confío en el Señor que pronto pueda
viajar hasta vosotros. He creído, empero, oportuno enviaros a Epafrodito,
hermano, cooperador y camarada mío, así como enviado y comisionado vuestro en
mis necesidades, porque siente por todos vosotros cierta añoranza, y está triste
porque os habéis enterado de que estuvo enfermo. La verdad es que ha estado
enfermo de muerte, pero Dios se compadeció de él; y no sólo de él, sino también
de mí, para que no acumulara tristeza sobre tristeza. Así que me he apresurado a
enviároslo para que, viéndolo de nuevo, os alegréis y yo no esté triste.
Recibidle, pues, con toda alegría en el Señor, y tened en estima a los que son
como él, pues por servir a Cristo estuvo a punto de morir, exponiendo su vida
para suplir en provecho mío lo que vosotros podíais hacer" 892.
Un poco después: "Hermanos, yo no
creo haber alcanzado (sc. la perfección): sencillamente, olvidándome de lo
pasado y lanzándome es pos de lo que tengo delante, tiendo hacia la meta, hacia
el galardón de la suprema llamada de Dios en Cristo Jesús. Cuantos aspiramos a
la perfección, tengamos este sentimiento; y si sentís alguna otra cosa
diferente, Dios os lo pondrá de manifiesto. No obstante, cualquiera que sea el
punto al que hemos llegado, mantengamos el mismo sentimiento y sigamos la misma
línea. Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en aquellos que actúan según el
modelo que tenéis en nosotros. Pues muchos son los que -a menudo os lo decía-
actúan como enemigos de la cruz de Cristo: su meta es la perdición; su dios, el
vientre; y la gloria de quienes atienden sólo a las cosas terrenas se hallará en
la ignominia. En cambio, nuestra morada está en los cielos" 893.
Trece versículos después: "Alegraos siempre en el
Señor; os lo digo de nuevo: alegraos. Que vuestra mesura sea conocida por todos
los hombres. El Señor está cerca. No os preocupéis por nada, sino que todas
vuestras peticiones se presenten ante Dios, en toda oración y plegaria,
acompañadas de acción de gracias. Y que la paz de Dios, que supera todo
entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros entendimientos en Cristo
Jesús. Por lo demás, hermanos, prestad atención a cuanto es verdadero, a cuanto
es honesto, a cuanto es justo, a cuanto es santo, a cuanto es digno de amor, a
cuanto entraña buena fama, a toda virtud y gloria; y practicad lo que habéis
aprendido, recibido, oído y visto en mí. Y el Dios de la paz estará con
vosotros" 894.
"Profunda fue mi alegría en el Señor al darme cuenta
de que el afecto que sentíais por mí se ha reavivado; simplemente, estabais
ocupados en otras cosas. Y no lo digo por la penuria en que me encuentro, pues
he aprendido a bastarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza y sé vivir en
la abundancia -estoy bien enseñado en todo lugar y en todo tipo de situaciones-,
a estar harto, a pasar hambre, a tener prosperidad y a sufrir estrecheces: todo
lo puedo en Aquel que me conforta. Sin embargo, habéis hecho muy bien en tomar
parte en mi adversidad. Bien sabéis vosotros, filipenses, que al comienzo de la
predicación del Evangelio, cuando salí de Macedonia, con ninguna Iglesia tuve
que hacer cuentas de lo dado y de lo recibido, sino únicamente con vosotros;
porque incluso una y otra vez me enviasteis a Tesalónica lo que necesitaba. Y no
es que yo busque donativos; lo que pretendo es un fruto que redunde en beneficio
de vuestra cuenta. Tengo de todo, incluso en abundancia. He sido colmado después
de recibir de Epafrodito lo que me enviasteis: olor de suavidad, ofrenda grata y
placentera para el Señor" 895.
XXXVI. De la epístola
a los Tesalonicenses
"Vosotros mismos, hermanos, sabéis que nuestra
llegada hasta ahí no resultó baldía: después de haber sufrido y soportado antes
afrentas en Filipos -como sabéis-, tuvimos el coraje, confiados en nuestro Dios,
de predicar ante vosotros el Evangelio de Dios, en medio de grandes
preocupaciones. Porque nuestra predicación no procedía de error, ni de la
inmoralidad, ni de la mentira, sino que, tal y como fuimos probados por Dios,
para encomendamos al Evangelio, así lo predicamos, no para complacer a los
hombres, sino a Dios, que es quien prueba nuestros corazones. Pues bien sabéis
que nunca empleamos un lenguaje lisonjero, ni nos movió la avaricia. Dios es
testigo de ello. Ni tampoco pretendimos de los hombres -ni de vosotros ni de
otros cualesquiera- la alabanza, a pesar de que podíamos ser personas de peso
como apóstoles de Cristo. Al contrario, en medio de vosotros nos convertimos en
pequeñuelos, como nodriza que alimentara a sus niños. Y así, encariñados de
vosotros, queríamos confiaros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso
nuestras propias almas. ¡Tan entrañables os hicisteis para nosotros! Acordaos,
pues, hermanos, de nuestros desvelos y fatigas, y de cómo día y noche,
esforzándonos para no resultar gravosos a ninguno de vosotros, os predicábamos
el Evangelio de Dios. Vosotros y Dios sois testigos de cuán santa, justa e
irreprensiblemente nos comportamos con quienes abrazasteis la fe. Del mismo modo
sabéis cómo, igual que un padre a sus hijos, exhortábamos a cada uno de vosotros
y os alentábamos conjurándoos a comportaros dignamente con Dios, ,que os llamó a
su reino y a su gloria. Por eso, también nosotros damos incesantemente gracias a
Dios porque, cuando recibisteis de nosotros la palabra de Dios, la escuchasteis
no como palabra de hombre, sino como auténtica palabra de Dios, que obra en
vosotros, los que creéis. Pues vosotros, hermanos, os habéis convertido en
imitadores de las iglesias de Dios, en Cristo Jesús, existentes en Judea, porque
también vosotros habéis sufrido de vuestros conciudadanos las mismas
persecuciones que ellos por parte de los judíos" 896.
Y en otro pasaje: "Por lo demás, hermanos, os
rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que os comportéis del modo que habéis
oído de nosotros, como conviene comportaros y agradar a Dios -tal como estáis
comportándoos-, para que progreséis en vuestra perfección. Pues ya sabéis los
preceptos que os hemos dictado en nombre del Señor Jesús. Porque la voluntad de
Dios es vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación; que cada uno
de vosotros sepa guardar el vaso de su cuerpo con santidad y honra, no con
pasión libidinosa, como gentiles que desconocen a Dios; que nadie se propase ni
tienda asechanzas a su hermano en nada, porque Dios es vengador de todos estos
pecados, como ya os hemos dicho y testimoniado. Pues no nos ha llamado Dios a la
liviandad, sino a la santificación. Por lo tanto, quien desprecia estos
preceptos no está despreciando al hombre, sino a Dios, que también os concedió
su Espíritu Santo. Respecto a la caridad, no es preciso que os escribamos, pues
Dios os ha enseñado que os améis los unos a los otros; por otro lado, así lo
estáis practicando con todos los hermanos que viven por toda Macedonia. Sin
embargo, hermanos, os encarecemos que abundéis en ello y os esforcéis más; que
seáis afables; que desempeñéis vuestras labores y trabajéis con vuestras manos,
como os hemos enseñado, para que os comportéis honradamente ante quienes nos son
extraños y no necesitéis nada de nadie. Tampoco deseamos, hermanos, que ignoréis
la suerte de quienes han muerto, para que no os entristezcáis como quienes no
tienen esperanza" 897.
Unos versículos después: "Por tanto, no nos durmamos
como los otros, sino mantengámonos vigilantes y sobrios. Pues quienes duermen,
de noche duermen; y quienes se embriagan, de noche de embriagan. Ahora bien,
nosotros, que somos hijos del día, mantengámonos sobrios, revestidos con la
coraza de la fe y de la caridad, y con el yelmo que es la esperanza en la
salvación. Porque Dios no nos ha destinado a la ira, sino a alcanzar la
salvación mediante nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, de modo
que, ya velemos, ya durmamos, vivamos unidos a Él. Por eso, consolaos unos a
otros, y daos mutuamente ejemplo, como lo estáis haciendo" 898.
"Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a quienes se afanan entre vosotros, están
al frente vuestro en nombre del Señor y os aconsejan, para que los tengáis en el
mayor aprecio por la labor que desarrollan. Vivid en paz con ellos. Asimismo, os
rogamos, hermanos, que amonestéis a los impacientes, consoléis a los
desalentados, sostengáis a los débiles, mostrándoos pacientes con todos.
Procurad que ninguno devuelva a nadie mal por mal; al contrario, en todo momento
practicad el bien mutuamente y hacia todos. Estad siempre contentos; orad sin
interrupción; dad gracias en toda circunstancia. Tal es la voluntad de Dios en
Cristo Jesús para todos vosotros. No apaguéis el Espíritu. No menospreciéis las
profecías. Catad lo todo, pero quedaos sólo con lo bueno. Alejaos incluso de
toda apariencia de mal" 899.
XXXVII. De la segunda
epístola a los Tesalonicenses.
"Debemos en todo momento dar gracias a Dios por
vosotros, hermanos, como es digno, porque vuestra fe se acrecienta, y porque el
amor de cada uno de vosotros hacia el prójimo se hace desbordante. Y ello hasta
tal punto que nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios por vuestro
aguante y vuestra fe en todas las persecuciones y tribulaciones que padecéis,
soportándolas como prueba del justo juicio de Dios, para ser considerados dignos
del reino de Dios, por el cual os sometéis a prueba, si realmente resulta justo
a los ojos de Dios recompensar con tribulaciones a quienes os atribulan;
mientras que a vosotros, que estáis atribulados, se os recompensa con el
descanso en compañía nuestra el día en que tenga lugar la manifestación del
Señor Jesús descendiendo del cielo acompañado de los ángeles de su poderío y con
las llamas de su fuego, tomando venganza sobre aquellos que desconocen a Dios y
no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Esos recibirán su castigo
en la perdición eterna alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su
majestad, cuando venga para ser glorificado en sus santos y para ser admirado en
todos aquellos que creyeron, porque nuestro testimonio en aquel día recibió
crédito entre vosotros. En esta confianza oramos siempre por vosotros, para que
nuestro Dios os considere dignos de su llamada y, en su poder, llene de bondad
toda voluntad y de fe todo esfuerzo; y para que el nombre del Señor nuestro,
Jesucristo, sea glorificado en vosotros, y vosotros en Él, por la gracia de
nuestro Dios y del Señor Jesucristo" 900.
En otro pasaje: "En nombre del Señor nuestro,
Jesucristo, os animamos, hermanos, a que os apartéis de todo hermano que viva
desordenadamente y al margen de la normativa que ha recibido de nosotros. Ya
sabéis cómo conviene que me imitéis, pues entre vosotros nunca hemos sido
desordenados ni hemos comido de balde el pan de nadie, sino esforzándonos día y
noche en el trabajo y la fatiga para no resultar gravoso a ninguno de vosotros.
Y ello, no porque no tuviéramos derecho, sino para ofrecemos a nosotros mismos
como ejemplo a imitar por parte vuestra. Cuando nos encontrábamos entre vosotros
os manifestábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma. Y es que nos
hemos enterado de que, entre vosotros, hay algunos que viven desordenadamente,
sin trabajar en nada, sino ocupados en fisgonear. A esos tales les recomendamos
y les suplicamos en el Señor Jesucristo que, trabajando discretamente, coman su
pan. Por vuestra parte, hermanos, no ceséis de practicar el bien. Y si alguno no
obedeciera el consejo que le damos con esta carta, a ése señalad lo para que no
os relacionéis con él a fin de que sienta vergüenza. Pero no lo consideréis como
a un enemigo, sino corregid lo como a un hermano" 901.
XXXVIII. De la
epístola a los Colosenses
"Pues bien, si habéis resucitado con Cristo, buscad
las cosas de arriba, donde se halla Cristo sentado a la diestra de Dios:
preocupaos de las cosas de arriba, no de las terrenas. Pues habéis muerto y
vuestra vida está enterrada con Cristo en Dios. Con Cristo se manifestará
vuestra vida, y en el momento en que Cristo se manifieste en la gloria, también
lo haréis vosotros junto con Él. Mortificad, pues, vuestros miembros terrenos,
la fornicación, la liviandad, la lujuria, la concupiscencia malvada y la
avaricia, que es idolatría. Por todo ello, la ira de Dios se abate sobre los
hijos de la impiedad. En esos pecados anduvisteis también vosotros antaño,
cuando en ellos vivisteis. Ahora alejad de vosotros también todos estos otros:
ira, indignación, maldad, blasfemia; no dejéis salir de vuestra boca palabras
torpes. No os engañéis unos a otros; despojaos del hombre viejo con su modo de
obrar y revestíos del nuevo, aquel que se renueva para alcanzar el conocimiento
a imagen de su Creador, a cuyos ojos no hay diferencia entre gentil y judío,
circuncisión e incircuncisión, bárbaro y escita, siervo y esclavo: Cristo es el
todo y está en todos. Por eso vosotros, como elegidos de Dios, santos y
predilectos, revestíos de sentimientos de misericordia, benignidad, humildad,
modestia y paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos si alguno tuviera
motivo de queja contra alguien. Del mismo modo que os perdonó el Señor, hacedlo
también vosotros. Pero, por encima de cuanto acabo de mencionar, tened caridad,
que es lo que afianza la perfección. Y que la paz de Cristo bulla de alegría en
vuestros corazones, pues también en ella habéis sido llamados a formar un solo
cuerpo. Y mostraos agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en vosotros
abundantemente con toda su sabiduría, enseñándoos y aconsejándoos unos a otros
con salmos, himnos y cánticos espirituales, entonando en vuestros corazones
cantos de gracias a Dios. Todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo en
nombre del Señor Jesús, dando gracias por Él a Dios, también Padre" 902.
"Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como
conviene serio en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no os portéis
desabridos con ellas. Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, pues ello
resulta grato en el Señor. Padres, no empujéis a vuestros hijos a la irritación,
para que no se vuelvan apocados. Siervos, obedeced en todo a vuestros amos
terrenales, no sirviendo para que os vean, como buscando complacer a los
hombres, sino con sencillez de corazón, temerosos del Señor. Todo cuanto hagáis,
realizadlo de todo corazón, como quien sirve al Señor la recompensa de la
herencia. Servir al Señor Cristo, pues quien obra injustamente recibe el pago de
lo que injustamente hizo; y para Dios no hay discriminación de personas" 903.
"Amos, proporcionad a los siervos lo que es justo y
equitativo, conscientes de que también vosotros tenéis un Amo en el cielo.
Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias, orando al mismo
tiempo también por nosotros, para que Dios nos abra la puerta de la palabra a
fin de predicar el misterio de Cristo -motivo por el que estoy preso-, para que
sepa expresarlo cual conviene que lo predique. Comportaos sensatamente ante los
extraños, aprovechando las oportunidades. Que vuestra conversación sea siempre
graciosa, con su chispa de sal, para saber cómo conviene responder a cada uno" 904.
XXXIX. De la epístola
a Timoteo
"Sin embargo, la finalidad de la recomendación que
te hago es la caridad que emana de un corazón puro, de una buena conciencia y de
una fe sincera. Algunos, desviándose de tales principios, se han entregado a la
palabrería vana, pretendiendo ser doctores de la ley, cuando en realidad no
entienden ni lo que dicen ni lo que afirman. Sabemos, ciertamente, que la ley es
buena si uno se sirve legítimamente de ella, conscientes de que la ley no se ha
dictado para el justo, sino para los injustos y pecadores, para los criminales y
corrompidos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los
fornicadores, para los sodomitas, para los ladrones de esclavos, para los
embusteros, para los perjuros y cualquier otra cosa que se oponga a la saludable
doctrina que se conforma al Evangelio de la gloria de Dios bendito que me ha
sido encomendado" 905.
Un poco después: "Lo primero de todo que te ruego es
que se eleven plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los
hombres, por los reyes y por todos los que están en el poder, para que
disfrutemos de una vida sosegada y tranquila, con toda piedad y honestidad" 906.
Asimismo, un poco después: "Deseo, pues, que los hombres oren en todo lugar,
elevando sus manos puras, libres de ira y de disensiones. Y lo mismo hagan las
mujeres, ataviadas con vestido decoroso, engalanándose con recato y sencillez,
no con cabellos rizados, sin oro, ni perlas, ni costosos vestidos, sino como
conviene a mujeres que profesan la piedad, mediante buenas obras. Que la mujer
aprenda en silencio, con toda sumisión: no permito a la mujer que enseñe ni
domine al marido, sino que se mantenga en silencio" 907.
Después de algunos versículos: "Es preciso que el
obispo sea persona irreprochable, marido de una sola mujer, sabio, prudente,
bien vestido, hospitalario, capaz de enseñar; no inclinado al vino ni
pendenciero, sino moderado; no amante de pleitos ni avaricioso, sino buen
gobernante de su casa; que tenga a sus hijos sometidos a él con toda honestidad.
Pues si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo va a tener solicitud por la
Iglesia de Dios? Que no sea un neófito, no vaya a ser que, ensoberbecido, venga
a parar en manos del diablo. Es preciso que goce de buena fama entre los
extraños para no caer en el oprobio y en el lazo del diablo. Asimismo, conviene
que los diáconos sean modestos, no hipócritas ni dados al mucho vino; ni
perseguidores de torpes ganancias, y que conserven el misterio de la fe en una
conciencia pura. Sométaseles primero a prueba, y confíeseles luego el ministerio
si se les halla irreprensibles. Igualmente, las mujeres deben ser modestas, no
calumniadoras, sobrias, fieles en todo. Que los diáconos sean maridos de una
sola mujer, y sepan gobernar bien a sus hijos y a su casa. Quienes desempeñen
bien su ministerio, lograrán buena reputación y mucha confianza en la fe que
está puesta en Cristo Jesús" 908.
"Sin embargo, el Espíritu dice claramente que al
final de los tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a los
espíritus del error y a las enseñanzas de los demonios, actuando con la
hipocresía de quienes predican mentiras, de quienes tienen encallecida la
conciencia y prohíben casarse, y prescriben abstenerse de alimentos que Dios
creó para que, dándole gracias, los consuman tanto los fieles como quienes han
llegado a conocer la verdad. Porque toda creatura de Dios es buena y no hay por
qué abstenerse de alimento alguno con tal de que se dé gracias a Dios, pues
mediante la palabra de Dios y la oración es santificado. Buen ministro de
Jesucristo serás si enseñas tales cosas a los hermanos, alimentado con las
palabras de la fe y de la buena doctrina que has abrazado. Deja de lado esos
cuentos estúpidos y propios de viejas. Estrénate para la piedad, pues la
gimnasia corporal para poco sirve, mientras que la piedad para todo aprovecha,
ya que entraña promesas para la vida presente y para la futura. Doctrina
auténtica y digna de toda aprobación, pues en esa creencia nos afanamos y somos
criticados, porque hemos puesto nuestra confianza en Dios vivo, que es el
Salvador de todos los hombres, especialmente de los creyentes. Manda y enseña
estos principios. Nadie desdeñe tu juventud; al contrario, que ella sirva de
ejemplo en la predicación, en la conversión, en la caridad, en la fe, en la
castidad. Hasta que yo llegue, dedícate a la enseñanza, a la exhortación, al
adoctrinamiento. No descuides la cualidad que tienes y que te fue conferida
mediante la profecía al imponerte las manos los presbíteros. Medita en estas
ideas; mantente firme en ellas, para que tus progresos resulten patentes para
todos. Mira por ti y por la doctrina; persevera en ello. Obrando así te salvarás
a ti mismo y a quienes te escuchan" 909.
"No reprendas al anciano, sino suplícale como a un
padre; a los jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las
jovencitas, como a hermanas. Honra a las viudas que sean verdaderamente viudas.
Si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan ante todo a gobernar su casa
y a mostrarse agradecidos a sus padres, pues tal resulta grato a los ojos de
Dios. La que verdaderamente sea viuda y desamparada, ponga su esperanza en Dios
y persevere noche y día en las plegarias y en las oraciones. La que se entrega
al deleite, aunque viva, está muerta. Enséñales esto para que sean
irreprochables. Si alguno no se preocupa de los suyos y sobre todo de los de su
familia, reniega de su fe y es peor que un infiel. Desígnese a una viuda no
menor de sesenta años que haya sido mujer de un solo marido, que haya dado
ejemplo en sus buenas obras, como la crianza de los hijos, la práctica de la
hospitalidad, el lavatorio de pies a los fieles, la ayuda a quienes padecen
tribulaciones, la práctica, en fin, de toda buena obra. Evita, en cambio,
designar a viudas demasiado jóvenes, pues cuando las domina la lujuria, aunque
dedicadas a Cristo, desean casarse, haciéndose reprensibles por hacer ineficaz
su primera fe. Además, aprenden también a ser ociosas, y a ir de casa en casa; y
no sólo a ser ociosas, sino también chismosas y murmuradoras de lo que no deben.
Por ello deseo que las jóvenes se casen, tengan hijos, sean madres de familia y
no den al enemigo ninguna ocasión para criticar. Porque algunas se han
descarriado ya siguiendo a Satanás. Si algún fiel tiene viudas en su familia,
manténgalas a sus expensas para no gravar a la Iglesia, a fin de que ésta pueda
atender a las que son viudas de verdad" 910.
"Los presbíteros que desempeñan bien su cargo sean
considerados doblemente dignos de honra, especialmente los que se dedican a la
predicación y a la enseñanza. Pues dice la Escritura: No le pondrás bozal al
buey que trilla 911;
y digno es el obrero de su jornal 912.
No admitas acusación contra un presbítero si no viene avalada por dos o tres
testigos 913.
A quienes pecan, corrígelos delante de todos para que los demás conciban temor.
Te conjuro ante Dios, ante Cristo Jesús y ante sus ángeles elegidos que
practiques estas normas sin prejuicio alguno, sin hacer nada por simpatía hacia
alguna de las partes. No te precipites en la imposición de manos a nadie, no
vaya a ser que compartas los pecados ajenos. Consérvate puro. No bebas agua
sola, sino mezclada con un poquito de vino, en beneficio de tu estómago y de tus
frecuentes enfermedades. Los delitos de algunos hombres se ponen de manifiesto
antes de ser juzgados; otros, en cambio, después del juicio. Del mismo modo, las
buenas obras, unas se manifiestan antes; y las que no lo han sido, no podrán a
la postre permanecer ocultas 914.
"Quienes se hallan bajo el yugo de la servidumbre
consideren a sus amos dignos de todo honor, para que no sea ultrajado el nombre
del Señor y su doctrina. Quienes tengan amos cristianos, no los desprecien, pues
son hermanos; al contrario, sírvanles con mayor celo, porque son también fieles
y amados que participan del beneficio. Esto es lo que tienes que enseñar y
aconsejar. Si alguien enseña otra cosa y no se acomoda a las saludables palabras
de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que conviene a la piedad, es un
engreído que nada sabe, sino que se consume en disputas y controversias verbales
de las que nacen envidias, enfrentamientos, blasfemias, malignas suspicacias,
porfías de personas de mente corrompida y probados de la vedad, que consideran
la piedad como un lucro. Ahora bien, la piedad es un gran negocio cuando uno se
da por satisfecho con lo que posee. Nada hemos traído a este mundo, y no cabe
duda de que nada podemos llevamos de él. Con tal de tener con qué alimentamos y
con qué cubrimos, démonos con ello por satisfechos. Pues quienes desean hacerse
ricos caen en la tentación y lazo que les tiende el diablo, en muchos deseos
inútiles y nocivos que sumergen a los hombres en la ruina y en la perdición.
Porque la avaricia es la raíz de todos los males. Algunos, arrastrados por ella,
se desviaron de la fe y se vieron atormentados por muchos dolores. Tú, hombre de
Dios, huye de estos vicios; marcha en pos de la justicia, de la piedad, de la
fe, de la caridad, de la paciencia, de la mansedumbre. Pelea la buena pelea de
la fe, aprópiate de la vida eterna, a la cual has sido llamado y de la que diste
un hermoso testimonio ante numerosos testigos. Te encarezco ante Dios, que todo
lo vivifica, y ante Cristo Jesús, que prestó su testimonio ante Poncio Pilato
-buen testimonio el suyo-, que conserves sin mancha el mandato, de manera
irreprochable, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo" 915.
Unos versículos después: "A los ricos de este mundo
recomiéndales que no se comporten soberbiamente ni pongan sus esperanzas en la
incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que nos lo proporciona todo en
abundancia para que disfrutemos de ello; que practiquen el bien, haciéndose
ricos en buenas obras; que repartan con liberalidad y compartan sus riquezas,
atesorando una buena base para el futuro, para conseguir la verdadera vida. ¡Oh,
Timoteo! Guarda lo que se te ha confiado, evitando las vanidades profanas de la
palabrería y las contradicciones de la falsamente llamada ciencia que algunos
profesan apartándose de la fe. Que la gracia sea contigo. Amén" 916.
XL. De la segunda
epístola a Timoteo
"No nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de
valor, de amor y de sobriedad. Así que no te avergüences del testimonio de
nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; al contrario, pon tu colaboración en el
Evangelio según el poder de Dios" 917.
Unos poquitos versículos después: "Conserva la forma de los saludables discursos
que de mí has oído, inspirados en la fe y el amor en Cristo Jesús. Guarda ese
buen acopio mediante el Espíritu Santo, que habita en nosotros" 918.
"Por tanto, tú, hijo mío, busca robustecerte en la
gracia que hay en Cristo Jesús. Y las enseñanzas que de mí recibiste ante muchos
testigos, transmíteselas a hombres fieles que sean idóneos a su vez para enseñar
a otros. Esfuérzate como buen soldado de Cristo Jesús. Nadie que combata por
Dios se deja envolver por preocupaciones terrenales, para complacer a Aquel que
lo alistó. Y cualquiera que compite en un certamen no es coronado si no ha
competido ateniéndose a las reglas. Es lógico que el campesino trabaje antes de
recoger los frutos. Comprende bien lo que te digo, pues el Señor te dará la
inteligencia en todo. Recuerda por Jesucristo, del linaje de David, resucitó de
entre los muertos, según mi Evangelio, por el que sufro hasta el punto de verme
encadenado como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Ahora
bien, todas mis adversidades las sobrellevo por amor de los elegidos, para que
también ellos alcancen la salvación que hay en Cristo Jesús, junto con la gloria
celestial. Palabra verdadera es ésta: que si hemos muerto, viviremos; si
resistimos, reinaremos con Él; si le negamos, también Él nos negará; aunque no
confiemos en Él, El se mantendrá fiel, pues no puede negarse a sí mismo.
Recuérdales estas verdades dando testimonio ante Dios. No te entregues a
discusiones verbales, para nada útiles más que para trastorno de los oyentes.
Procura con todo empeño presentarte ante Dios como persona probada, como
trabajador irreprensible, que maneja rectamente la palabra en verdad. Evita, sin
embargo, las palabrerías profanas y hueras, pues arrastran sobremanera a la
impiedad, y su conversación se extiende como la gangrena" 919.
Cinco versículos después: "El Señor conoce a quienes
son suyos; y apártese de la iniquidad todo el que invoca el nombre del Señor. En
una casa importante no hay sólo vasos de oro y de plata, sino también de madera
y de barro; aquéllos, para circunstancias señaladas; éstos, para usos viles.
Quien se mantuviera limpio de estos vicios, será un vaso consagrado para usos
honorables y apto para el Señor, dispuesto para toda buena obra. Aléjate también
de las pasiones propias de la juventud; vete, en cambio, en pos de la justicia,
de la fe, de la caridad, de la paz junto a quienes invocan al Señor con corazón
puro. Evita las discusiones estúpidas y necias convencido de que engendran
litigios. No resulta conveniente que un siervo del Señor ande metido en pleitos,
sino que sea apacible con todos, dispuesto a enseñar, paciente y presto a
corregir con mesura a quienes se le enfrentan, por si en algún momento Dios les
concede el arrepentimiento preciso para conocer la verdad y recobrar el seso,
escapando de los lazos del diablo, que los tenía cautivos, atados a su
voluntad" 920.
"Sabrás que en los días postreros sobrevendrán
tiempos difíciles y aparecerán hombres pagados de sí mismos, avaros, engreídos,
soberbios, blasfemos, indóciles a sus padres, ingratos, criminales, sin afecto,
sin tranquilidad, facinerosos, disolutos, insensibles, sin compasión,
traicioneros, protervos, hinchados, más amantes de los placeres que de Dios, que
muestran una apariencia de piedad, pero que niegan su eficacia. Evita también a
ésos. Pues a su número pertenecen los que entran en las casas y se llevan
cautivas a las mujerzuelas cargadas de pecados, esas que se dejan arrastrar por
las más variadas pasiones; siempre intentando aprender, pero sin llegar nunca al
conocimiento de la verdad" 921.
Ocho versículos después: "Sin embargo, tú has
seguido de cerca mis enseñanzas, mi instrucción, mis planes, mi fe, mi entereza
de ánimo, mi caridad, mi paciencia, las persecuciones y padecimientos que tuve
que soportar en Antioquía, en Icono, en Listra; todas esas persecuciones las
soporté y de todas ellas me libró Dios. Todos cuantos desean piadosamente vivir
en Cristo Jesús padecerán persecuciones. Los hombres malvados y seductores
terminarán en lo peor, engañando y arrastrando al engaño. Tú mantente fiel a las
enseñanzas que has aprendido y que se te han confiado, teniendo presente de
quién lo has aprendido, y que desde la infancia conociste las Sagradas
Escrituras, que pueden instruirte para alcanzar la salvación mediante la fe que
se basa en Cristo Jesús. Toda la Escritura, inspirada por Dios, es útil para
enseñar, para argumentar, para corregir, para educar en la justicia, para que el
hombre de Dios sea perfecto, instruido para toda buena obra" 922.
"Te conjuro ante Dios y ante Cristo Jesús, que
juzgará a vivos y muertos, por su llegada y por su reino: predica la palabra,
insiste tempestiva e intempestivamente; arguye, suplica, reprende con toda
paciencia y doctrina. Pues vendrá una época en que no soportarán la saludable
doctrina. Al contrario, siguiendo sus pasiones, y ansiosos de oír, se buscarán
montones de maestros y apartarán sus oídos de la verdad para prestar atención a
fábulas. Tú mantente vigilante, esfuérzate en todo, lleva a cabo tu labor de
evangelista cumple tu ministerio. Yo estoy a punto ya de ser ofrendado, y el
tiempo de mi partida se acerca. He combatido un buen combate, he concluido mi
carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está preparada la corona de la
justicia que aquel día me otorgará el Señor, justo juez; y no sólo a mí, sino
también a aquellos que ansían su llegada" 923.
XLI. De la epístola a
Tito
"Te dejé en Creta con el fin de que revises lo que
falta y establezcas presbíteros en las ciudades, tal como te ordené: quien sea
irreprochable, marido de una sola esposa, que tenga unos hijos respetuosos, no
se le acuse de lujuria o de sedición. Pues resulta necesario que el obispo esté
libre de vicios, como administrador de Dios; que no sea soberbio, ni iracundo,
ni bebedor, ni camorrista, ni ambicioso de ganancias ilegales, sino
hospitalario, benigno, sobrio, justo, santo, honesto, cumplidor de la palabra
que es fiel según la doctrina, de manera que pueda exhortar en la saludable
doctrina y argüir a quienes la contradicen" 924.
Y unos pocos versículos después: "Por eso, repréndelos duramente, para que se
mantengan íntegros en la fe, sin prestar atención a las patrañas judaicas y a
las normas que dictan los hombres que se han apartado de la verdad. Para los
limpios todo es limpio; en cambio, nada hay limpio para los inmundos e infieles,
sino que su mente y su conciencia son inmundas. Proclaman que conocen a Dios,
pero con sus actos lo niegan, ya que son abominables, incrédulos e incapaces
para toda buena obra" 925.
"Por tu parte, predica lo que conviene a la sana
doctrina: que los ancianos sean sobrios, moderados, prudentes, íntegros en la
fe, en la caridad, en la paciencia. Y otro tanto las ancianas: muéstrense con un
atuendo recatado; no sean calumniadoras, ni inclinadas al mucho vino; buenas
maestras, para que enseñen la prudencia a las jovencitas, de forma que amen a
sus maridos, quieran entrañablemente a sus hijos, sean prudentes, honestas,
preocupadas por su casa, bondadosas, sumisas a sus maridos, para que no se
mancille la palabra de Dios. Exhorta igualmente a los jóvenes a que sean
sobrios. Muéstrate a ti mismo en todo como ejemplo de buenas acciones: en la
doctrina, con tu integridad y gravedad; palabra sana, irreprensible, de forma
que cualquier adversario se avergüence de no encontrar ningún defecto que decir
de nosotros. Que los siervos sean obedientes a sus señores, complaciéndolos en
todo, no contradiciéndolos ni defraudándolos, sino mostrando en todo una buena
fidelidad para que honren en todo la doctrina del Salvador, nuestro Dios. Pues
la gracia de Dios Salvador se ha manifestado a todos los hombres enseñándonos a
renunciar a la impiedad y deseos mundanos, para vivir con justicia y piedad en
este mundo, aguardando la esperanza bienaventurada y la venida del gran Dios y
de nuestro Salvador Jesucristo, que se entregó a sí mismo por nosotros, para
redimimos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo digno y seguidor de
las buenas obras. Predica estas ideas, exhorta y reprende con toda autoridad.
Que nadie te desprecie" 926.
"Adviérteles que sean sumisos a sus príncipes y
autoridades; que obedezcan sus ordenanzas; que estén dispuestos a toda buena
obra; que no mancillen a nadie, ni sean pendencieros, sino moderados y
presentando ante todos los hombres una perfecta mansedumbre" 927.
Unos cuantos versículos después: "Doctrina auténtica
es ésta. Quiero que tú des testimonio de estas creencias, para que quienes creen
en Dios procuren progresar en sus buenas obras. Creencias son éstas buenas y
provechosas para los hombres. Evita las discusiones estúpidas, las genealogías,
los debates y controversias sobre la ley, pues son inútiles y vanas. Al
herético, evítalo después de haberlo amonestado dos veces, convencido de que
está echado a perder quien es tal: peca, y su propio juicio lo condena" 928.
XLII. De la epístola a
Filemón
"He recibido una gran alegría y consuelo por tu
caridad, hermano, porque los corazones de los fieles han encontrado alivio
gracias a ti" 929.
Y un poco después: "Hubiera querido yo retenerlo conmigo para que, por ti, me
ayudara en mi prisión por el Evangelio; pero no he querido hacer nada sin tu
consentimiento, a fin de que este servicio tuyo no pareciese proceder de una
obligación, sino que resultase voluntario" 930.
LXIII. De la epístola
a los Hebreos
"Mirad, hermanos, no sea que en algunos de vosotros
exista un corazón enfermo de incredulidad que lo aleje de Dios vivo; exhortaos
unos a otros a diario, mientras aún se hable del "hoy", para que ninguno de
vosotros se embote con los engaños del pecado. Porque hemos sido hechos
partícipes de Cristo, con tal de que mantengamos firme hasta el final la
confianza que en Él pusimos al principio. Entre tanto, se dice: Si hoy oyerais
su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en un arrebato de cólera" 931.
Unos pocos versículos después: "Sintamos, pues,
temor, no vaya a ser que alguno de vosotros crea haber llegado tarde, cuando lo
cierto es que aún se mantiene en pie la promesa de entrar en su reposo. Porque
también a nosotros se nos hizo el mismo anuncio que a ellos, si bien no les
sirvió de nada el haber oído el mensaje, por cuanto quienes lo escucharon
carecían de fe" 932.
Y en otro pasaje: "Por tanto, dado que tenemos un gran Pontífice que entró en
los cielos -Jesús, hijo de Dios-, mantengamos la fe" 933.
Cuatro versículos después: "Acerquémonos, pues, con confianza hasta el trono de
la gracia para alcanzar la misericordia y encontrar gracia para e momento en que
precisemos auxilio" 934.
Un poco más adelante: "Pues no es Dios injusto como
para olvidarse de nuestro esfuerzo y del amor que habéis mostrado en su nombre,
en los servicios que habéis prestado -y estáis prestando- a los fieles. Ansiamos
que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin en la
realización efectiva de su esperanza; que no os mostréis perezosos, sino
imitadores de aquellos que, por su fe y su paciencia, heredarán las promesas" 935.
Y siete versículos después: "Pues los hombres suelen jurar por algo superior a
ellos, y el juramento que les sirve de garantía pone fin a toda controversia" 936.
"Mantengamos inquebrantable la profesión de nuestra
esperanza -pues fiel es quien nos ha hecho la promesa-, y animémonos unos a
otros en la práctica de la caridad y de las buenas obras, no abandonando nuestra
congregación -como algunos acostumbran a hacer-, sino exhortándonos, y tanto más
cuanto que veis que el día está cerca. Pues si pecamos voluntariamente después
de haber recibido el mensaje de la verdad, entonces ya no hay lugar para el
sacrificio de nuestros pecados, sino sólo una terrible expectativa de juicio y
el fuego devorador que consumirá a los adversarios. Si uno quebranta la ley de
Moisés, es condenado sin piedad alguna a la muerte con el testimonio de dos o
tres testigos 937;
¿de cuántos más terribles suplicios consideráis que se hace merecedor quien
pisotea al Hijo de Dios, estima como impía la sangre de la alianza en la que fue
santificado, y ultraja al Espíritu de la gracia? Sabemos quién dijo: Mía es la
venganza; yo estableceré la revancha 938.
Y luego: Que el Señor juzgará a su pueblo 939.
Terrible es caer en manos del Dios vivo" 940.
"Acordaos, empero, de los primeros días en los que,
recién recibida la luz de la revelación, tuvisteis que soportar una amplia
ofensiva de padecimientos. Por un lado, se os convirtió en espectáculo de
oprobios y tribulaciones; por otro, acabasteis siendo partícipes de los que
tales ignominias padecían. Y es que os compadecisteis de los encarcelados y
soportasteis con alegría el despojo de vuestros bienes, persuadidos de que
teníais una riqueza mayor y perdurable. No perdáis, pues, vuestra esperanza, que
entraña una enorme recompensa. Necesitáis paciencia, para que, cumpliendo la
voluntad de Dios, os hagáis acreedores de la promesa. Pues un momentito aún, y
el que ha de venir vendrá, y no tardará mucho. Mi justo vivirá de la fe; porque
si se apartara de mí, no agradará a mi alma" 941.
Un poco después: "Teniendo, pues, sobre nosotros una
nube tan grande de testigos, dejando a un lado todo este enorme peso del pecado
que nos asedia, llenos de paciencia corramos al combate que se nos plantea con
la mirada puesta en el promotor y consumador de la fe, Jesús. Él, a pesar de que
era gozo lo que se le ofrecía, prefirió soportar la cruz, sin tener en cuenta la
vergüenza que ello suponía; y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Meditad, pues, en Aquel que soportó semejante contradicción por parte de los
pecadores contra ellos mismos, para que no os desfondéis porque vuestros ánimos
flaqueen. En vuestro enfrentamiento contra el pecado no habéis resistido hasta
el derramamiento de sangre, y os habéis olvidado de la exhortación que os hizo
hablándoos como a hijos en estos términos: Hijo mío, no menosprecies la doctrina
del Señor, y no te desanimes cuando Él te corrija; pues el Señor castiga a quien
ama, y fustiga a todo el que acepta como hijo 942.
Perseverad cuando os corrija: Dios os trata como a hijos. ¿Hay algún hijo a
quien no corrija su padre? Porque si aún no habéis experimentado la corrección
de la que ha hecho partícipes a todos, es señal de que sois bastardos y no hijos
legítimos. Además, hemos tenido a nuestros padres carnales como correctores
nuestros, y los hemos respetado. ¿No vamos a obedecer mucho más al padre de los
espíritus, y así viviremos eternamente? La verdad es que aquéllos nos corregían,
según su dictado, para una vida de escasa duración; éste, en cambio, con vistas
a lo que es provechoso para alcanzar su santificación. Ninguna corrección
parece, de momento, ser motivo de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a quienes
se ejercitan en ella les proporciona a la postre un apacible fruto de justicia
Por eso, levantad vuestras manos caídas y vuestras rodillas flojas, y haced que
vuestros pies caminen rectos, para que el que cojea no equivoque su camino, sino
más bien se cure. Procurad con todos la paz y la santidad, sin la cual nadie
verá a Dios. Mirad que a nadie le falta la gracia de Dios, que ninguna raíz de
amargura, al brotar, sirva de impedimento, y por ella se contaminen muchos; que
no haya ningún fornicador o profano como Esaú, que vendió su primogenitura por
un plato de comida" 943.
Y en otro pasaje: "Manténgase entre vosotros el amor
fraternal. Y no os olvidéis de la fraternidad. Por ella, algunos ignoraron que
eran ángeles a quienes habían acogido 944.
Acordaos de los presos como si también presos estuvierais vosotros; y de
aquellos que padecen, como si también estuvierais en su cuerpo. Respétese entre
todos vosotros el matrimonio, y que no se mancille el lecho conyugal, pues Dios
juzgará a los fornicadores y a los adúlteros. Que vuestras costumbres estén al
margen de la avaricia, dándoos por satisfechos con lo que tenéis; pues Él mismo
ha dicho: No te abandonaré, ni te dejaré desamparado 945,
de manera que con toda confianza podamos decir: El Señor es mi valedor; no
temeré. ¿Qué pueden hacerme los hombres? 946.
Acordaos de quienes están al frente de vosotros, que os predicaron la palabra de
Dios; y teniendo en cuenta cuál es el devenir de su conducta, imitad su fe.
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos. No os dejéis
arrastrar por doctrinas diversas y extrañas. Mejor es afirmar el corazón con la
gracia, que no con los alimentos, que en nada aprovecharon a quienes en ellos
anduvieron. Tenemos un altar del que no tienen posibilidad de comer quienes
sirven al tabernáculo. La sangre de aquellos animales es introducida en el
santuario por el pontífice como ofrenda por los pecados, mientras que los
cuerpos son incinerados fuera del campamento. Por eso también Jesús, para
santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad.
Salgamos, pues, al encuentro suyo fuera del campamento, cargando con su
vituperio. Pues no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que vamos en busca
de la futura. Por ello, mediante Él, ofrezcamos en todo momento a Dios el
sacrificio de la alabanza, es decir, el fruto de los labios que ensalzan su
nombre. No os olvidéis de la beneficencia y de la coparticipación de bienes,
pues con tales sacrificios se agrada a Dios. Obedeced a vuestras autoridades y
acatadlas, pues ellas se mantienen también en vela como quienes han de dar
cuenta por vuestras almas, para que lo hagan con gozo y no con lágrimas: esto no
os aprovecharía. Rogad por nosotros. Pues confiamos en que la conciencia que
tenemos es buena, pretendiendo comportamos bien en todo momento 947.
XLIV. De la epístola
de Pedro.
"Aunque ahora sea necesario que os afecten un poco
diferentes tentaciones, para que sirva de prueba a vuestra fe, que es, con
mucho, más preciosa que el oro que se destruye con el fuego" 948.
Y en otro pasaje: "Por ello, teniendo bien fijados los redaños de vuestro
entendimiento, con absoluta templanza, poned vuestra esperanza en la gracia que
se os ofrece en la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no es
amoldéis a las pasiones que antes teníais, propias de vuestra ignorancia, sino
que, del mismo modo que santo es Aquel que nos ha llamado, así también sed
vosotros santos en todo vuestro comportamiento. Porque escrito está: Seréis
santos porque también santo soy Yo 949.
Y si llamáis Padre a Aquel que, sin tener en cuenta el rango de las personas,
juzga a cada cual según sus obras, comportaos con temor todo el tiempo que dure
vuestra peregrinación terrena" 950.
Y algunos versículos después: "Purificando vuestras almas en las exigencias de
la caridad, en la sencillez del amor fraterno, amaos unos a otros profundamente
de todo corazón: renacidos..." 951.
Unos cuantos versículos después: "Por lo tanto,
dejando a un lado toda malicia, todo engaño, la hipocresía, las envidias y las
maledicencias todas, anhelad -como niños recién nacidos- la leche espiritual no
adulterada" 952.
Y unos versículos más adelante: "Os ruego, queridísimos míos, que, como
extranjeros y peregrinos, os abstengáis de las concupiscencias carnales que
combaten contra el alma. Seguid entre los gentiles un buen comportamiento, de
manera que, en aquello mismo que os echan en cara como malhechores, puedan,
considerando vuestras buenas obras, glorificar a nuestro Dios el día de su
venida. Acatad, por respeto a Dios, toda autoridad humana, ya sea el rey -como
soberano-, ya sean los gobernadores -como delegados suyos designados para
castigo de los malhechores y encomio de los buenos- Porque tal es la voluntad de
Dios: que, practicando el bien, hagáis enmudecer la ignorancia de las personas
insensatas. Como hombres libres, y no como quien emplea la libertad como careta
de su malicia, sino como siervos de Dios. Respetad a todos, amad la fraternidad,
temed a Dios, honrad al rey. Los que sois siervos, acatad con todo temor a
vuestro amo, no sólo a los buenos y benévolos, sino también a los severos. Pues
es agradable a Dios el que, por amor a Él, uno sufra ofensas, padeciéndolas
injustamente. Pues ¿qué gloria podéis tener si sois castigados por haber
delinquido y lo aguantáis? En cambio, si sufrís aunque practicáis el bien, eso
sí que resulta grato a los ojos de Dios. Pues para esto fuisteis llamados, ya
que también Cristo padeció por nosotros dejándoos el ejemplo para que sigáis sus
pasos" 953.
Y en otro pasaje: "Igualmente, que las mujeres sean
sumisas a sus maridos, de forma que si alguno no da crédito a la palabra,
alcance la fe gracias al comportamiento de la esposa, sin necesidad de palabras,
al fijarse en vuestro honrado comportamiento basado en el respeto. Su apariencia
externa no presente rizados los cabellos o atavíos de oro o una preocupación
desmedida por el vestido; al contrario, cual persona de corazón, que es
recatada, en la incorruptibilidad de un espíritu pacífico y moderado, que es
rico a los ojos de Dios. Así es como se adornaban antaño las santas mujeres que
tenían puesta en Dios su confianza y eran sumisas a sus propios maridos. Igual
que Sara obedecía a Abraham llamándolo "señor"; hijas de ella habéis venido a
ser vosotras, que hacéis el bien sin sentir temor hacia amenaza alguna.
Asimismo, vosotros, maridos, convivid con ellas con sensatez, tratándolas como a
un vaso delicado, honrando a la esposa como a coheredera de la gracia de la
vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo. En fin, que todos
tengáis un mismo sentimiento, experimentéis el mismo espíritu de fraternidad,
seáis amables, misericordiosos, moderados, humildes; no devolváis mal por mal,
ni maldición por maldición; al contrario: bendecid, porque para eso habéis sido
llamados, para que poseáis en herencia la bendición. Porque quien quiere amar la
vida y ver días felices, refrene su lengua apartándola del mal y sus labios no
hablen el mal. Aléjese del mal y practique el bien; busque la paz y vaya tras
ella; porque los ojos del Señor se posan sobre los justos y sus oídos atienden a
sus súplicas. Pero el rostro del Señor se levanta sobre quienes obran el mal 954.
Y ¿quién es el que puede haceros daños si fuerais celosos practicantes del bien?
No obstante, si sufrís por ajustaros a la justicia, felices de vosotros. No os
causen temor las amenazas, ni os sintáis turbados. Al contrario, ensalzad al
Señor Jesucristo en vuestros corazones, dispuestos en todo momento a dar
satisfacción a todo el que os pida testimonio de la esperanza que hay en
vosotros. Pero hacedlo con modestia y con respeto, teniendo buena conciencia,
para que, en aquello mismo que os echan en cara, queden confundidos quienes
difaman vuestra conducta en Cristo. Pues mejor es sufrir (si tal es la voluntad
de Dios) haciendo el bien que haciendo el mal" 955.
"Puesto que Cristo padeció en la carne, estad
vosotros pertrechados también de idéntico pensamiento: que el que padeció en la
carne se apartó de los pecados, de manera que el resto de su vida viva en la
carne, ero no sujeto ya a las pasiones humanas, sino a la voluntad de Dios.
Séanos suficiente el tiempo pasado que hemos perdido atendiendo a la voluntad de
los gentiles, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las
comilonas, a las embriagueces y a abominables cultos idolátricos" 956.
"Sed, pues, prudentes, y manteneos vigilantes en
oración. Sobre todo practicad entre vosotros una constante caridad mutua, porque
la caridad borra multitud de pecados. Sed hospitalarios unos con otros, sin
murmuraciones. Según el don que cada uno haya recibido, póngalo al servicio de
los demás, empleándolo como buenos administradores de la gracia de Dios, que se
manifiesta de múltiples formas. Si uno tiene el don de la palabra, hable
conforme a la palabra de Dios; si ejerce algún ministerio, ejérzalo con el poder
que Dios le otorga, de manera que en todo sea Dios glorificado mediante
Jesucristo, que posee la gloria y el poder por los siglos de los siglos" 957.
"Queridísimos míos, no os admiréis de que se os
someta ahora al fuego, porque ello se hace para prueba vuestra. No os asustéis
como si os sucediese cosa extraña; al contrario, alegraos de participar de los
sufrimientos de Cristo, para que el día de su venida os regocijéis saltando de
gozo. Felices de vosotros si sois ultrajados en nombre de Cristo, porque el
espíritu de la gloria y de poder de Dios reposa sobre vosotros. Él es afrentado
por ellos, pero glorificado, en cambio, por vosotros. Ninguno de vosotros
padezca como homicida, o ladrón, o detractor, o entremetido en negocios ajenos;
ahora bien, si padeciera como cristiano, que no se avergüence, sino que
glorifique a Dios en este nombre. Porque tiempo es ya de que se inicie el juicio
sobre la casa de Dios. Y si se inicia en vosotros, ¿cuál será el fin de quienes
no creen en el Evangelio de Dios? Si a duras penas se salvará el justo, ¿adónde
irán a parar el impío y el pecador? De modo que quienes padecen según la
voluntad de Dios están poniendo en manos del Creador fiel sus almas en la
práctica del bien" 958.
"A los ancianos que hay entre vosotros, yo -anciano
también y testigo de los sufrimientos de Cristo, así como participante de su
gloria que habrá de revelarse en el futuro- les formulo esta petición: apacentad
la grey de Dios que se ha puesto en vuestras manos, cuidando de ella no
obligados, sino espontáneamente; no como dueños del patrimonio, sino
convirtiéndoos, de todo corazón, en el ejemplo de la grey. Y cuando se presente
el mayoral de los pastores recibiréis la inmarchitable corona de gloria. También
vosotros, jóvenes, mostraos sumisos a los ancianos. Inspiraos todos sencillez
unos a otros, porque Dios no soporta a los soberbios, mientras que a los
humildes les otorga su gracia. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios
para que os exalte del día de su venida, depositando en Él todas vuestras
preocupaciones, porque Él se preocupa de vosotros. Sed mesurados, manteneos
alerta, porque el diablo, vuestro adversario como león rugiente anda rondando en
busca de a quién devorar. Hacedle frente afianzados en la fe, conscientes de que
esos mismos sufrimientos los están padeciendo vuestras congregaciones hermanas
existentes en el mundo. Sin embargo, el Dios de toda la gracia, que nos ha
llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, después de que padezcamos un poco,
nos hará perfectos, nos afirmará y consolidará. Suyo es el poder por los siglos
de los siglos. Amén" 959.
XLV. De la segunda
epístola del mismo (Pedro)
"Por ellas nos ha otorgado las promesas mayores y
más preciosas, para que, mediante ellas, os convirtáis en partícipes de la
naturaleza divina, huyendo de la corrupción de la concupiscencia existente en el
mundo. Vosotros, por vuestra parte, poniendo todo vuestro celo, mostrad virtud
en vuestra fe, ciencia en la virtud, templanza en la ciencia, paciencia en la
templanza, piedad en la paciencia, amor fraterno en la piedad, caridad en el
amor fraterno. Si estas virtudes están en vosotros -y lo están en abundancia-,
no os dejarán vacíos ni sin fruto en el reconocimiento del Señor nuestro,
Jesucristo. Quien carece de ellas es ciego y camina a tientas, olvidado de
purgar sus antiguos pecados. Por eso, hermanos, poned todo vuestro empeño en
hacer firme vuestra vocación y vuestra elección mediante las buenas obras; pues
practicándolas, no pecaréis nunca" 960.
Un poquito más adelante: "También del mismo modo
habrá entre vosotros falsos maestros que promoverán herejías de perdición que
niegan al Señor que los rescató, desencadenando sobre sus cabezas una fulminante
ruina. Y muchos seguirán sus seducciones, y por ellos será ultrajado el camino
de la verdad: en su avaricia, con sus mentirosas palabras os convertirán a
vosotros en objeto de negocio. Desde hace tiempo pende sobre ellos el juicio, y
su castigo no está adormecido" 961.
Y en otro pasaje: "El Señor sabe librar de la tentación a los piadosos, y
reservar a los malvados para su perdición el día del juicio. Sobre todo, a
aquellos que siguen los dictados de la carne sumidos en las pasiones de la
lujuria y desprecian su potestad. Atrevidos, engreídos, no respetan las normas
de conducta, mostrándose despectivos; a pesar de que los ángeles son superiores
en poder e influencia, no manifiestan ante el Señor una opinión que les resulte
perniciosa. En cambio, éstos, como bestias irracionales, destinadas por la
naturaleza para presa y exterminio, ultrajando lo que ignoran, se precipitarán
en su propia ruina, recibiendo la recompensa de su iniquidad: consideran que la
felicidad consiste en los placeres de cada día; suciedades y corrupciones manan
en abundancia de esos placeres; en sus banquetes, junto a vosotros, se entregan
a los excesos; tienen sus ojos llenos de adulterio y son insaciables de pecado;
seducen a las almas inseguras; poseen un corazón perito en la avaricia; son
hijos de maldición: abandonando el camino recto, se han extraviado" 962.
Unos cuantos versículos después: "Poniendo de
manifiesto la soberbia de su vanidad, seducen, arrastrándolos a las pasiones del
placer carnal, a quienes poco antes habían logrado apartarse de lo que vivían en
el error, prometiéndoles la libertad, cuando precisamente ellos son esclavos de
la corrupción: quien es vencido por otro se convierte en esclavo suyo. Pues si
después de huir de la impudicia del mundo gracias al conocimiento de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo, se ven de nuevo derrotados, enredados por esos
mismos vicios; sus pecados últimos se convierten en peores que los primeros. Más
les hubiese valido no conocer el camino de la justicia que apartarse de él
después de conocerlo, abandonando el santo mandamiento que les fue dado. En
ellos se constata aquello de este verdadero proverbio: Retorna el perro a su
vómito y la cerda recién lavada vuelve a revolcarse en el lodo" 963.
Algo más adelante: "Dado que todo ha de aniquilarse,
¿cómo debéis ser vosotros en vuestras devotas conversaciones y en vuestra
piedad, aguardando y adelantándoos al advenimiento del día de Dios?" 964.
Y un poco después: "Queridos míos, a la espera de estos acontecimientos, portaos
diligentemente, de forma que podáis ser hallados puros e inmaculados, en paz" 965.
Y en otro pasaje: "Por lo tanto, vosotros, que estáis sobre aviso, manteneos
alerta no vaya a ser que, arrastrados por el yerro de los insensatos, decaigáis
de vuestra propia firmeza. Al contrario, creced en la gracia y el conocimiento
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Para Él la gloria, ahora y en el día de
la eternidad. Amén" 966.
XLVI. De la epístola
de Santiago
"Hermanos míos, consideraos plenamente dichosos
cuando os sobrevienen diferentes tentaciones, sabedores de que la prueba de
vuestra fe desarrolla vuestra perseverancia. Pero esa perseverancia debe tener
una realización perfecta, para que perfectos e íntegros seáis vosotros, sin
falta alguna. Si alguno de vosotros precisa sabiduría, pídasela a Dios, que a
todos da con largueza y no hace reproches, y se la concederá. Pero pídala con
fe, sin vacilación alguna, pues quien vacila se parece a las olas del mar, que
el viento mueve y arrastra de un lado a otro. El hombre que sea así no espere
recibir nada del Señor: es varón voluble del espíritu, inconstante en su
comportamiento. El hermano pobre gloríese en su exaltación y el rico en su
humillación, porque pasará como la flor del heno 967.
Salió el sol con todos sus ardores, se secó el heno, se marchitó la flor y
desapareció la belleza de su aspecto: así también se marchitará el rico en sus
empresas. Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque después de
probado recibirá la corona de la vida que Dios prometió a quienes lo aman" 968.
Y un poco después: "No os equivoquéis, queridísimos hermanos: toda dádiva
intachable y todo don perfecto de arriba proviene, procedente del Padre de las
luces" 969.
Y unos versículos después: "Ya lo sabéis, hermanos
míos queridos: que todo hombre esté presto para escuchar, pero tardo para hablar
y tardo para la iracundia pues la ira no produce justicia de Dios. Por ello,
rechazando toda impudicia y toda reliquia de maldad, acoged con sencillez la
palabra sembrada en vosotros y que puede salvar almas. Poned en práctica esa
palabra, y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. Porque si
uno se limita a escuchar la palabra y no la practica, será comparable a un
hombre que contempla en un espejo su rostro natural, y tras contemplarlo se
marcha y olvida al punto cómo era. En cambio, quien dirige su mirada hacia la
ley perfecta, la de la libertad, y persevera en ella (no como oyente olvidadizo,
sino como practicante de la misma), ése será bienaventurado por sus obras. Si
alguno se considera religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su
corazón, vana es su religión. Una religión pura e inmaculada ante Dios Padre es
ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación, y guardarse sin
mancha de este mundo" 970.
"Hermanos míos, no practiquéis la fe de la gloria de
nuestro Señor Jesucristo teniendo en cuenta la categoría de las personas" 971.
Y algunos versículos después: "Escuchad, hermanos míos queridísimos: ¿no eligió
Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del
reino que prometió Dios a quienes lo aman? Y, sin embargo, vosotros
deshonrasteis al pobre. ¿No son los ricos quienes os oprimen con su prepotencia
y quienes os arrastran ante los tribunales? ¿No son ellos los que ultrajan el
buen nombre invocado sobre vosotros? No obstante, si estáis cumpliendo el
soberano precepto acorde con las Escrituras que dice: Amarás al prójimo como a
ti mismo 972,
estáis obrando bien; pero si actuáis teniendo en cuenta la categoría de las
personas, cometéis pecado y la ley os señalará como a transgresores" 973.
Y unos versículos después: "Sin misericordia se juzgará a quien no practica la
misericordia. La misericordia supera en gloria al juicio" 974.
No mucho más adelante: "Hermanos míos, no pretendáis
muchos ser maestros, sabedores de que os exponéis a un juicio más riguroso.
Todos nos equivocamos en muchas cosas. Si uno no yerra en sus palabras, ése es
un hombre perfecto, y puede también dominar con freno todo su cuerpo" 975.
Y en otro pasaje: "Sin embargo, ninguna persona puede domar la lengua: es un mal
incansable y está llena de mortal veneno. Con ella bendecimos al Dios y Padre
nuestro, y con ella maldecimos a los hombres que han sido creados a semejanza de
Dios. De la misma boca brotan la bendición y la maldición. Y esto, hermanos
míos, no es oportuno" 976.
Y unos versículos después: "¿Quién es entre vosotros sabio e instruido? Que con
su buena conducta muestre su forma de obrar en la sencillez de su sabiduría.
Pero, si en vuestros corazones albergáis amarga envidia y rivalidades, no os
ufanéis ni seáis mentirosos contra la verdad; que no es ésta la sabiduría que
procede de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Pues donde hay envidia y
rivalidad, allí hay volubilidad y todo tipo de depravación. En cambio, la
sabiduría que procede de lo alto es, ante todo, recatada; y luego pacífica,
moderada, persuasiva, simpatizante con los buenos, llena de misericordia y de
buenas obras, nada dada a prejuzgar, libre de hipocresía: el fruto de la
justicia se cultiva en la paz para quienes practican la paz" 977.
"¿De dónde proceden entre vosotros las guerras y los
litigios? ¿No lo es, acaso, de vuestras pasiones, esas que porfían en vuestros
miembros?" 978.
Asimismo, unos versículos más adelante: "Pedís, y no recibís, precisamente
porque pedís mal, para dar pábulo a vuestras pasiones. Adúlteros, ¿no sabéis que
la amistad hacia el mundo es enemistad hacia Dios? Pues cualquiera que prefiera
ser amigo de este mundo, se convierte en enemigo de Dios" 979.
Y un poco después: "Por eso se dice: Dios resiste a los soberbios; en cambio, a
los humildes les concede la gracia 980.
Así que mostraos sumisos a Dios, y resistid al diablo, que huirá de vosotros.
Aproximaos a Dios, y El se aproximará a vosotros. Lavad vuestras manos,
pecadores; purificad vuestros corazones, hipócritas. Sentíos abatidos e
implorad. Llorad: que vuestra risa se trueque en llanto y vuestro gozo en
tristeza. Humillaos ante el Señor, y Él os ensalzará. No os desacreditéis unos a
otros, hermanos" 981.
Unos versículos después: "Uno solo es el legislador y el juez, el que puede
condenar o dejar libre. En cambio, ¿quién eres tú para juzgar a tu prójimo? Ahí
tenéis ahora; decís: Hoyo mañana iremos a tal ciudad, permaneceremos en ella un
año, comerciaremos y obtendremos ganancias, sin saber qué pasará mañana; porque
¿qué es vuestra vida? Es simplemente humo que se ve un momento, y luego se
disipa. En vez de eso, decid: Si Dios quisiera, y si viviéramos, haremos esto o
aquello. Sin embargo, ahora os fundáis en vuestras jactancias: semejante
fatuidad es siempre perniciosa. Quien sabe practicar el bien y no lo practica
comete pecado" 982.
"¡Ea, ricos! Llorad ahora aullando por las
desgracias que os sobrevendrán. Vuestras riquezas están putrefactas, y vuestros
vestidos han sido devorados por la polilla. Vuestro oro y vuestra plata están
oxidados, y esa herrumbre servirá de testimonio contra vosotros, y devorará
vuestras carnes como el fuego. Estáis amontonando tesoros para los últimos días.
Los salarios de los jornaleros que segaron vuestros campos, y que fueron
estafados por vosotros, dejan oír su protesta, y esa protesta ha llegado a oídos
del Señor de los ejércitos. Habéis banqueteado en la tierra y habéis cebado en
los placeres vuestros corazones para el día de la destrucción. Apresasteis y
matasteis al justo, y no os opuso resistencia. Por eso, hermanos, tened
paciencia hasta la llegada del Señor" 983.
Un poco después: "Mostrad paciencia también vosotros; templad vuestros
corazones, porque la llegada del Señor será muy pronto. No os quejéis unos de
otros, hermanos, para que no se os juzgue" 984.
Y en otro pasaje: "Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis por el cielo, ni
por la tierra, ni por cualquier otro juramento. Que vuestro "esto es así" sea
"esto es así", y vuestro "no" sea "no", para que no incurráis en juicio. ¿Alguno
de vosotros está triste? Que haga oración con ecuanimidad y entone salmos. ¿Hay
algún enfermo entre vosotros? Haga venir a los ancianos de la Iglesia y que oren
por él, ungiéndolo con el óleo en nombre del Señor, y la oración de la fe sanará
al enfermo. Y el Señor lo levantará y se le perdonarán los pecados que haya
cometido. Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los
otros, para que alcancéis la salvación. De mucho vale la asidua súplica del
justo" 985.
Unos versículos después: "Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la
verdad, y algún otro lo hace retornar al recto camino, cabe saber que quien
convierte a un pecador de su error salvará su alma de la muerte y borrará
multitud de pecados" 986.
XLVII. De la epístola
de Juan
"Si dijéramos que tenemos comunión con Él, pero
andamos en tinieblas, estamos mintiendo y no nos ajustamos a la verdad. En
cambio, si andamos en la luz -igual que también Él está en la luz- es cuando
realmente estamos en comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo, su
Hijo, nos limpia de todo pecado. Si afirmáramos que estamos libres de pecado,
nos engañaríamos a nosotros mismos y la verdad no estaría en nosotros. Si
confesáramos nuestros pecados, fiel es Él para perdonamos nuestras culpas y
dejamos limpios de toda iniquidad. Si afirmáramos que no hemos pecado, lo
estaríamos calificando de mentiroso y su palabra no estaría en nosotros" 987.
"Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis.
Pero si alguno de vosotros peca, como defensor ante el Padre tenemos a
Jesucristo, el justo. Él es la propiciación por nuestros pecados; y no sólo por
los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y sabemos que lo conocemos
en esto: en que guardamos su mandamientos. Pues quien dice que lo conoce, pero
no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y en él no hay verdad. En cambio,
quien practica sus enseñanzas, en ése la caridad de Dios es verdaderamente
perfecta. En eso sabemos que estamos en Él. Quien dice que permanece en Él, debe
comportarse como Él se comportó" 988.
Y unos versículos después: "Quien afirma que vive en la luz, pero odia a su
hermano, vive todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la
luz, y no hay en él motivo de escándalo. En cambio, quien odia a su hermano,
vive en tinieblas, en tinieblas camina, y no sabe adónde va, porque las
tinieblas le han cegado los ojos" 989.
Un poco después: "No améis al mundo ni a lo que en el mundo existe, porque todo
cuanto en el mundo hay es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos
y soberbia de la vida: no procede del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y
con él su concupiscencia; en cambio, quien cumple la voluntad de Dios, vive
eternamente" 990.
Y en otro pasaje: "De la verdad no emana ninguna mentira" 991.
Un poco después: "Queridísimos míos, ahora somos
hijos de Dios y todavía no se ha hecho patente lo que seremos. Sabemos que
cuando ello tenga lugar seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tenga esta esperanza en Él, se santifica, como santo es Él. Todo el
que comete pecado realiza una injusticia, porque injusticia es el pecado. Y
sabemos que Él se presentó para borrar el pecado. Todo el que en Él permanece no
peca; en cambio, el que peca es que ni lo ha visto ni lo ha conocido. Hijitos
míos, que nadie os engañe. Quien practica la justicia es justo, como también
justo es Él. Quien comete pecado, del diablo procede, porque el diablo comete
pecado desde el principio. Para esto se presentó el Hijo de Dios, para aniquilar
las obras del diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su
semilla permanece en él; y no puede cometer pecado porque ha nacido de Dios. En
esto se reconocen los que son hijos de Dios o hijos del diablo. Todo el que no
es justo no procede de Dios, como tampoco el que no ama a su hermano. Porque
éste es el mensaje que estáis recibiendo desde el comienzo: que nos amemos los
unos a los otros" 992.
Unos cuantos versículos después: "No os extrañéis,
hermanos, si os odia el mundo. Sabemos que hemos sido pasados de la muerte a la
vida porque amamos a nuestros hermanos; quien no los ama, permanece en la
muerte. Todo el que odia a su hermano es un homicida, y sabéis que ningún
homicida poseerá la vida eterna. Hemos conocido la caridad en que E entregó su
vida por nosotros; también nosotros debemos entregar la vida por los hermanos.
Si uno tuviera riquezas terrenales y viera a su hermano pasar necesidades y le
cerrara sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijitos
míos, no hablemos de palabra ni de boquilla, sino de obra y de verdad. En esto
reconoceremos que procedemos de la verdad y que tenemos seguros nuestros
corazones en su presencia. Porque si nuestro corazón nos reprendiera, mayor que
nuestro corazón es Dios, y Ello sabe todo. Queridísimos míos, si el corazón no
nos reprendiera, podemos presentamos con confianza ante Dios; de Él recibiremos
cuanto le pidamos, porque observamos sus mandamientos y realizamos lo que le
resulta grato a sus ojos. Y su mandamiento es éste: que creamos en el nombre de
su Hijo Jesucristo y nos amemos los unos a los otros, de acuerdo con el
mandamiento que nos hizo. Quien observa sus preceptos permanece en Dios y Dios
en él. Y sabemos que permanece en nosotros gracias al Espíritu Santo que nos ha
dado" 993.
"Queridísimos míos, no deis crédito a cualquier
espíritu, sino examinad primero si son espíritus procedentes de Dios. Porque
muchos falsos profetas han hecho su aparición en el mundo. En esto reconoceréis
a un espíritu de Dios: todo aquel espíritu que confiese que Jesucristo ha venido
en carne, de Dios procede; en cambio, todo aquel otro espíritu que rechaza a
Jesús, no procede de Dios: ése es el Anticristo que habéis oído que está
llegando y que ahora se encuentra en el mundo. Vosotros procedéis de Dios,
hijitos, y los habéis derrotado, porque mayor es el que está en vosotros que el
que está en e mundo. Ellos son del mundo, y por eso del mundo hablan y el mundo
los escucha. Nosotros venimos de Dios: quien a Dios conoce, nos presta oídos;
quien no viene de Dios, no nos escucha. En eso reconocemos el espíritu de la
verdad y el espíritu del error. Queridísimos, amémonos los unos a los otros,
porque el amor procede de Dios, y todo el que ama, de Dios ha nacido y conoce a
Dios. Quien no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor" 994.
Algo después: "Queridísimos míos, si Dios nos amó así, también nosotros debemos
amamos los unos a los otros. Nadie vio jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros, y su amor alcanzará en nosotros su realización" 995.
Asimismo, un poco más adelante: "El que confesare
que Jesús es Hijo de Dios, Dios permanecerá en él y él en Dios. Y nosotros hemos
conocido y creído en el amor que Dios nos profesa. Dios es amor, y quien
permanece en el amor, en Dios permanece y Dios en él. La plasmación de su amor
hacia nosotros se manifiesta en que mantengamos la confianza el día del juicio;
porque como Él es, así también somos nosotros en este mundo. En el amor no hay
recelo: el amor auténtico echa fuera todo temor. Dado que el temor entraña
pesadumbre, aquel que teme no es perfecto en su amor. Amemos, pues, a Dios,
puesto que Dios nos amó primero. Si alguien dijera: Yo amo a Dios, pero odia a
su hermano, es un mentiroso. Pues quien no ama a su hermano -al que sí ve-,
¿cómo puede amar a Dios -al que no ve-? Y tal es el precepto que de Él hemos
recibido: que quien ama a Dios, ame también a su hermano" 996.
"Todo el que crea que Jesús es el Cristo, de Dios ha
nacido; y todo el que ama a Aquel que ha engendrado, ama también a aquel que de
Él ha nacido. Conocemos que amamos a los hijos de Dios cuando amamos a Dios y
cumplimos sus mandamientos. Pues el amor de Dios consiste en que cumplamos sus
mandamientos; y sus mandamientos no son pesados. Porque todo cuanto procede de
Dios vence al mundo" 997.
Y algo después: "Pues ésta es la confianza que tenemos depositada en Él: que
cualquier cosa que pidamos conforme a su voluntad, Él nos atiende. Y sabemos que
nos atiende..." 998.
Tres versículos después: "Quien sepa que su hermano comete un pecado que no
conduce a la muerte, suplique por él, y se le concederá la vida para quienes no
pecan haciéndose dignos de la muerte. Pues hay un pecado digno de muerte, y no
es a ese al que me refiero cuando digo que se suplique. Toda la iniquidad es
pecado, pero hay pecados que no son mortales. Sabemos que todo el que ha nacido
de Dios no comete pecado; al contrario, Dios protege a su descendencia, y el
maligno no los toca" 999.
Y en otro pasaje: "Hijitos, guardaos de los ídolos" 1000.
XLVIII. De la segunda
epístola del mismo (Juan)
"No estoy como escribiéndote un mandato nuevo, sino
el que tenemos desde el principio: que nos amemos los unos a los otros. Y en
esto consiste el amor: en que nos comportemos de acuerdo con sus mandamientos.
Este es el mandamiento: que actuéis de acuerdo con él como habéis escuchado
desde el principio" 1001.
Unos versículos después: "Todo el que se descarría y no permanece en la doctrina
de Cristo, no posee a Dios. Quien permanece en la doctrina, ése es el que posee
al Hijo y al Padre. Si uno llega hasta vosotros y no aporta esa doctrina, no la
acojáis en vuestra casa ni le dirijáis el saludo. Pues quien le saluda se hace
partícipe de sus malas obras" 1002.
XLIX. De la tercera
epístola del mismo (Juan)
"Querido mío, en práctica pones la fe cuando te
comportas así con los hermanos, así como con los peregrinos. Ellos han dado
testimonio de tu caridad delante de la asamblea. Bien harás ayudándolos como
Dios merece, pues en su nombre emprendieron el viaje sin recibir nada de los
gentiles. Por eso debemos hacemos cargo de ellos, para convertimos en
cooperadores de la verdad" 1003.
Y un poco después: "Querido mío, no imites lo malo, sino lo bueno. El que
practica el bien, de Dios procede; quien obra el mal, no ve a Dios" 1004.
L. De la epístola de
Judas
"Pues se han infiltrado algunas personas, ya desde
hace tiempo designadas para esa tarea; impíos que intentan convertir la gracia
de nuestro Dios en lujuria, y que niegan que Jesús sea el único dueño y señor
nuestro" 1005.
Un poco después: "En vuestros ágapes, ésos son motivo de desprestigio al
banquetear sin mesura alguna, cebándose a sí mismos" 1006.
Y en otro pasaje: "Esos son murmuradores, querellosos, que se comportan según
sus caprichos, y cuya boca habla blasfemia. En cambio, vosotros, queridísimos
míos, tened presentes las palabras que os han comunicado los apóstoles de
nuestro Señor Jesucristo. Ellos os decían que al final de los tiempos aparecerán
burladores que se comportarán según las pasiones de su impiedad. Esos son los
que forman banderías; animales carentes de espíritu. Sin embargo, vosotros,
queridísimos míos, dándoos mutuamente ejemplo de vuestra santísima fe y orando
en el Espíritu Santo, manteneos firmes en el amor de Dios. A unos, convencedlos
de su culpa después de juzgados; salvad a otros, arrancándolos del fuego;
compadeceos de aquellos otros con temor, odiando incluso la túnica contaminada
por sus carnes" 1007.
LI. Del libro titulado
"Apocalipsis" de Juan
Si los hombres... o, mejor, porque se entiende que
se aconseja a los hombres cuando los ángeles se ponen en actividad, en todos
aquellos preceptos aprendemos a soportar a los falsos hermanos, sirviéndonos de
la paciencia por amor al nombre de Dios; a retornar, mediante la penitencia, a
la práctica de las antiguas buenas obras; a sufrir hasta la muerte las
persecuciones por la fe; a ser fervientes en la caridad. Casi al final del
libro, cuando se habla de la Ciudad Santa, se dice: "En ella no entrará nada
impuro, ni que cometa abominación o mentira" 1008.
Yen otro pasaje: "Bienaventurados quienes lavan sus vestidos para hacerse
acreedores al árbol de la vida y poder entrar en la ciudad a través de sus
puertas. Fuera se quedarán los perros, los envenenadores, los impúdicos, los
homicidas, los idólatras, y todo el que ama o practica la mentira. Yo, Jesús, he
enviado a mi ángel a comunicároslo" 1009.
Aquí concluye el libro -titulado "Speculum"- del
bienaventurado obispo Agustín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.