La adoración del becerro de oro (1633-34), cuadro de Nicolás Pussin, París, Museo del Louvre.
En el
capítulo 32 del Éxodo se relata cómo, tras sacar de Egipto a su pueblo,
Moisés subió al monte Sinaí a hablar con Dios. Como tardaba, los judíos
se impacientaron y construyeron un becerro de oro fundiendo las joyas
de oro que tenían, para adorarlo. Cuando lo terminaron, hicieron una
gran fiesta con danzas y cantos, y en ese momento apareció Moisés y
desató un terrible castigo sobre ellos.
El
episodio del becerro de oro ha quedado como símbolo de la ignorancia y
del error de quienes se dejan engañar por falsas creencias. Para los
judíos y los cristianos es una denuncia de la idolatría, es decir, el
culto a falsos dioses, engañosos. También se emplea el símil del becerro
de oro para hablar del dinero, dando a entender que sería también un
falso dios al que los seres humanos adoran por encima de todo, de un
modo erróneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.