Se llama «canon» al conjunto de libros tenidos por
sagrados, y «apócrifos» a los libros que no han sido aceptados en el
canon, a pesar de tratar de asuntos parecidos a los canónicos.
Jerusalén celestial, miniatura del Beato de San Severo (Siglo XI). París, Biblioteca Nacional. Existen varios Apocalipsis apócrifos, mientras que los "beatos" eran copias manuscritas y bellamente decoradas de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana, monje que vivió en el siglo VIII.
Jerusalén celestial, miniatura del Beato de San Severo (Siglo XI). París, Biblioteca Nacional. Existen varios Apocalipsis apócrifos, mientras que los "beatos" eran copias manuscritas y bellamente decoradas de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana, monje que vivió en el siglo VIII.
Lo canónico y lo apócrifo
Los
libros canónicos bíblicos son el resultado de un proceso por el cual las
autoridades religiosas judías o cristianas decidieron que ciertos
libros fueran aceptados como inspirados por Dios. El procedimiento no
fue idéntico en el caso del Nuevo Testamento y en el caso de la Tanak.
Pero ambos ilustran la diversidad de maneras de entender tanto el
judaísmo como el cristianismo que ha existido a lo largo de la historia.
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