A
partir de tres grandes obras de arte, es posible revisar y profundizar
en el tema del pecado original. La figura de Eva aparece en todos ellos
como culpable, desobediente y única responsable de la pérdida del
paraíso.
Adán y Eva, cuadro de Tiziano. Madrid. Museo del Prado.
Pecado Original y Expulsión del Paraíso terrenal, fresco de Miguel Ángel. Roma. Capilla Sixtina.
A lo
largo de la historia de la humanidad la creencia en este relato se ha
utilizado para justificar las desigualdades y la falta de crédito de las
mujeres, culpabilizadas y estigmatizadas por esta narración.
En la obra de Durero se observa cómo la serpiente está al lado de Eva, enroscada en el árbol.
En el segundo cuadro, Adán se muestra reacio y en tensión frente al ofrecimiento de Eva.
Finalmente,
Miguel Ángel representa simultáneamente el Pecado original y la
expulsión de Adán y Eva del Paraíso, destacando que la serpiente posee
cabeza humana: la de una mujer.
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